Vuelve el 'Trump checo': todo lo que implica el regreso de Babis (sobre todo para la UE)

Babis salió ante los periodistas en la sala de su partido ANO (Sí, en checo) y empezó su discurso solo con dos palabras. "Estoy feliz". El político populista y ex primer ministro de República Checa salió ante una multitud que le aplaudía después de los primeros resultados de las elecciones de este viernes y sábado, que le dieron la victoria con el 35.2% de los votos. En segundo lugar, la coalición Juntos, del actual premier Petr Fiala, con el 23% de los apoyos.

Para Babis, descrito como el Donald Trump checo por su imperio empresarial, el resultado de este sábado ha sido "histórico" y lo ha considerado "la cima absoluta" de su carrera política.

Este es el escenario que se esperaba este sábado. Muy pocos analistas creían que la coalición de centroderecha fuera a sobrevivir, y casi todos coincidían en que Babis regresaría al poder. Tampoco dudaron en que era poco probable que tuviera los suficientes escaños para gobernar en solitario y que necesitaría el apoyo de otros partidos para poder gobernar. Se han cumplido todas las predicciones, y han sido unas elecciones con pocas sorpresas, pero con muchas preguntas. La más importante es: ¿qué va a pasar ahora en el país?

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El político iniciará conversaciones con otras formaciones en los próximos días, seguramente a partir del lunes, cuando se prevé que se anuncien los resultados finales contando los votos desde el extranjero. Los dos partidos con los que negociará son euroescépticos y de derecha. El primero, la formación Libertad y Democracia Directa (SPD), liderado por el empresario checo-japonés Tomio Okamura. El otro, Automovilistas, que comparte con Babis una posición contraria a las políticas verdes de la UE.

Los dos forman parte del grupo en el Parlamento Europeo Patriotas por Europa, fundado por Babis junto con el húngaro Viktor Orbán y el ultraderechista austríaco Herbert Kickl el año pasado. Babis ha declarado que preferiría gobernar en solitario en lugar de crear una alianza pero tanto ese escenario como un Gobierno liderado por ANO es un motivo de preocupación para la Unión Europea.

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En estos últimos días han aumentado los temores de que si Babis —investigado por desvío de millones de fondos europeos— recupera el poder, pueda convertirse en otro país que se desvía de la línea política de Bruselas, junto con Viktor Orbán de Hungría y Robert Fico de Eslovaquia.

La reticencia a continuar con el apoyo a Ucrania y a sancionar a Rusia por la invasión a gran escala es uno de los puntos que Babis comparte con los otros dos líderes europeos. Incluso ha declarado que, si se convierte en nuevo primer ministro, abandonaría un programa multimillonario para suministrar munición a Ucrania. El líder de ANO ha explotado también el hastío de los votantes por la inflación y lo ha relacionado con la guerra de Ucrania para insistir en que el apoyo se desvíe hacia la economía checa.

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En los últimos días de la campaña, Babis criticó al Gobierno de centroderecha por no darles "nada a las madres checas y todo a los ucranianos". Pero, a diferencia de ellos, el checo no se identifica con una postura tan abiertamente prorrusa. "Critica el apoyo a Kiev y utiliza esta carta para ganarse el apoyo de los votantes insatisfechos, pero no es tan duro ni extremista como Fico u Orbán", explicó Lubomir Kopecek, politólogo de la Universidad de Masaryk en la ciudad checa de Brno, en una entrevista anterior con El Confidencial.

Sin embargo, Jan Lipavský, ministro de Asuntos Exteriores checo, sostuvo que si se analizan las declaraciones de Babis y la de sus aliados en Europa, el magnate y populista empezará a alejar el país de Bruselas. "No quiero que la República Checa quede al margen de Europa, como ocurrió con Hungría o Eslovaquia", dijo Lipavský, a POLITICO.

Ante todo, un empresario

Durante su primer mandato, hasta 2021, Babis fue comparado con el italiano Silvio Berlusconi por ser propietario de grandes conglomerados de medios de comunicación y por sus investigaciones por desvío de fondos. Pero las mayores comparaciones han sido con el presidente estadounidense. El político ha mantenido un enfoque centrado en "los checos primero" y, durante la campaña, repartió gorras rojas de béisbol con el lema Chequia Fuerte, en alusión al movimiento MAGA del presidente estadounidense.

Pero, a pesar de las preocupaciones en Bruselas, algunos analistas no temen un gran cambio en la política exterior de República Checa bajo el liderazgo de Babis, que mantiene intereses comerciales con la UE. "Babis es un empresario pragmático y lo único que le importa es ser primer ministro", afirmó Josef Mlejnek, analista de la Universidad Carolina, a la agencia AFP.

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Lubomir Kopecek coincide con el analista y sostiene que Babis necesita al bloque porque su holding tiene fábricas en varios países. "Pero tendrá un conflicto de intereses, como ya lo tuvo durante su primer mandato. Un primer ministro oligarca tendrá dificultades para justificar por qué sus empresas reciben subvenciones europeas", aclaraba a este periódico.

Petr Just, politólogo de la Universidad Metropolitana de Praga, añadió que quizá no haya un cambio radical con un gobierno liderado por Babis, pero sí que asume que se empleará una retórica más dura hacia Bruselas. "Ciertamente, no descarto que seamos testigos de algún cuestionamiento retórico de ciertas medidas o acciones que Occidente adopte", añadió.

El temor a un cambio de rumbo del país ha sido también un motivo de preocupación por parte del presidente checo, Petr Pavel, que se reunirá con Andrej Babis en los próximos días para hablar sobre la formación de Gobierno. Pero no se descarta que haya tensión en el encuentro, después de que el mandatario planteara la posibilidad de bloquear la toma de posesión de Babis, una de las potestades que la Constitución checa otorga a este cargo.

Según POLITICO, Pavel había estado consultando con abogados del estado acerca de esta opción, no ha anunciado una posición clara al respecto. Pero, ante todo, Pavel prometió que usará su poder para mantener el país firmemente anclado a la OTAN y la UE. "Cualquiera que insista en que la República Checa abandone la OTAN o la UE perjudica a nuestro país, en mi opinión. Y ese es uno de los criterios que tendré en cuenta al recibir una propuesta para la composición del nuevo gobierno", declaró recientemente a los medios.

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El presidente checo, en cualquier caso, no considera que Babis esté abiertamente en contra de ambos bloques. "Él entiende que la única forma en la que podemos garantizar nuestra seguridad y prosperidad es dentro de estas organizaciones", declaró, asegurando que el verdadero peligro reside en las posibles alianzas electorales de ANO.

Dos grandes incógnitas

Esta es ahora una de las grandes incógnitas para República Checa. La primera de ellas ya existía antes de las elecciones de esta semana y se resume en el veredicto sobre un presunto fraude de dos millones de dólares en fondos europeos que pende sobre Babis.

Según la acusación, su gran conglomerado empresarial Agrofert habría sido dividido de forma artificial para poder recibir subvenciones destinadas a negocios pequeños o medianos. En junio, el Alto Tribunal de Praga revocó una sentencia anterior que había absuelto a Babis por estos hechos.

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Pavel fue entonces preguntado si confirmaría a Babis en el cargo, a lo que respondió que esperaba que habría que "esperar a ver cómo termina el caso en los tribunales", y que esperaba que para las elecciones las cuestiones legales ya estuviesen resueltas. Finalmente, no ha sido así. La segunda incógnita, sobre quién gobernará República Checa, no se solventará hasta los próximos días.

Pero este sábado ha llegado a su fin un proceso electoral marcado por el papel de la propaganda rusa. El Centro Checo de Investigación de Riesgos en Línea afirmó la semana pasada que las cuentas en checo de TikTok "difunden sistemáticamente propaganda prorrusa y apoyan a partidos antisistema mediante interacciones manipuladas". La Comisión Europea celebró este jueves una "reunión de emergencia" con TikTok, y la plataforma eliminó posteriormente "varios bots", dijo su portavoz Thomas Regnier, a Le Monde.