Netanyahu, solo frente al púlpito: "Así es como verá el mundo a Israel; a la defensiva y aislado"
En cuanto terminó su discurso en el enorme salón de sesiones de la ONU casi vacío, con los aplausos enfervorecidos de la delegación israelí, varios analistas israelíes se lamentaron
El primer ministro israelí, en el púlpito de Naciones Unidas (Reuters/Jeenah Moon)
Cuando el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se subió al podio de la Asamblea General de las Naciones Unidas con algo de retraso, decenas de representantes de muchos países que lo habían esperado con paciencia para abuchearlo, se levantaron y abandonaron la sala. La delegación española no estuvo presente.
Pero Netanyahu pretendía que su discurso llegara también a un público muy diferente. A 9.200 kilómetros, en la invadida Gaza, el Ejército distribuyó altavoces en camiones y grúas en los puestos militares israelíes dentro de la Franja, incluyendo la ciudad de Gaza, el corredor Netzartim y el sur del territorio. Según un reservista israelí, citado por el canal i24, despertaron a los soldados desplegados en la Franja por la mañana sin informarles del motivo por el que se les pedía escoltar camiones con altavoces. "Pidieron que fuera lo más cerca posible de los civiles", afirmó. Al parecer, la "operación altavoces" se desarrolló por orden del jefe del Estado desde el lunes, misma fecha en la que Francia y otro puñado de países anunciaban el reconocimiento del Estado palestino.
El objetivo, según informó la portavocía del primer ministro, era que los gazatíes (y los secuestrados israelíes) escucharan el "histórico discurso".
Cuando algunas de las familias de los secuestrados y padres y madres de soldados se enteraron de lo de los altavoces, calificaron a Netanyahu de megalómano y se opusieron a este ardid publicitario. No sabían entonces que no sería el primero, y que su discurso desde el púlpito de Naciones Unidas estaría plagado de ellos.
La alocución del primer ministro, de casi 50 minutos, fue pronunciada en su inglés impecable, menos los tres minutos que dedicó a los rehenes, que fueron en hebreo y, seguidamente, repetidos en inglés. "No os hemos olvidado ni por un segundo. El pueblo de Israel está con vosotros. No flaquearemos, no descansaremos hasta traeros a todos a casa". Con el abucheo de un padre de rehén presente en la sala incluido.
"No queda claro por qué tuvo que irse a Nueva York para hablar a los rehenes, cuando los tiene a 70 y pocos kilómetros de distancia de su residencia en Jerusalén", criticó Carmela Menashe, analista militar veterana del canal estatal Kan 11. Tampoco se entendía tan bien por qué altavoces gigantes para un discurso a los gazatíes. "No se oía y, además, no entiendo inglés", cuenta Marwan (nombre ficticio) desde la ciudad de Gaza a El Confidencial. En los móviles del enclave hackeados por los servicios de inteligencia, el discurso fue transmitido con traducción simultánea al árabe, según medios israelíes. Las dos personas consultadas por EC aseguraron que no podían escucharlo en sus aparatos.
Siguiendo con el espectáculo, Netanyahu, después de anunciar que había dispuesto que su micrófono (tocando el del podio de la Asamblea General) fuera "conectado a altavoces masivos" que ordenó "colocar en toda Gaza", propuso un concurso con preguntas a los presentes, como "¿cuál de estos elementos exige la muerte de Estados Unidos? Irán, Hezbolá, Hamás, hutíes o todos ellos", e invitó a los espectadores a que hicieran zoom en el código QR que llevaba en la solapa para entender por qué Israel no olvida el 7 de octubre y por qué lucha. El código llevaba a vídeos filmados por los atacantes de Hamás durante su masacre de hace casi dos años.
Dijo que la idea de un Estado palestino es una "pura locura", y que el reconocimiento del mismo es como "darle a Al-Qaeda un Estado a una milla de la ciudad de Nueva York después del 11 de septiembre". Aseguró que la Autoridad Nacional Palestina (ANP), a pesar de sus promesas de reforma, es corrupta y antisemita. La ANP paga estipendios a los palestinos según el número de israelíes que matan, afirmó.
"Israel no permitirá que nos impongan un Estado terrorista", dijo, y se dirigió a los líderes occidentales al defender las acciones israelíes en Oriente Medio diciendo que, "a puerta cerrada, muchos de los líderes que nos condenan públicamente nos agradecen en privado" y que estos líderes "valoran los excelentes servicios de inteligencia de Israel, que han evitado ataques terroristas en sus capitales".
Dirigiéndose a estas naciones, Netanyahu afirmó que "nuestros enemigos son sus enemigos" y que "Israel está librando su batalla". Y culpó a los medios de comunicación sesgados y al sentimiento antiisraelí global al que han sucumbido muchos líderes occidentales.
Se dirigió también a los civiles de Gaza, dijo: "Depongan las armas. Dejen ir a mi pueblo", y añadió: "Si lo hacen, vivirán. Si no, Israel los perseguirá".
Netanyahu explicó que un compromiso de paz entre Israel y Gaza sería posible si la Franja se desmilitariza y se establece una "autoridad civil pacífica". Negó las acusaciones de genocidio y la política de hambruna en Gaza. La tasa de muertes entre combatientes y no combatientes es de dos a uno, afirmó nuevamente, y señaló que es un número "especialmente bajo", teniendo en cuenta otras guerras como la de Afganistán e Irak. Continuó: "Para Israel, cada muerte de un civil es una tragedia. Para Hamás, es una estrategia".
Para quienes esperaban alguna mención sobre el nuevo plan que parece que perfila la administración estadounidense de Donald Trump, un documento no desvelado del que se sabe que consta de 21 puntos para finalizar la guerra en Gaza, con la propuesta de un gobierno internacional temporal liderado por Tony Blair y otros puntos vagamente transmitidos, Netanyahu ni lo mencionó. Sí dijo: "Israel debe terminar la tarea".
Clásico Netanyahu
En cuanto terminó su discurso en el enorme salón de sesiones de la ONU casi vacío, con los aplausos enfervorecidos de la delegación israelí y un poco menos de la estadounidense, varios analistas israelíes de los canales 11, 12 y 13 lamentaron: "Así es como el mundo ve a Israel, a la defensiva y aislado".
La mayoría de los medios de comunicación israelíes son conscientes y señalan a menudo cómo el mundo ve al país, ofreciendo collages de noticias del mundo. Muestran las críticas mundiales al daño de la guerra en Gaza, a la muerte, el sufrimiento y la hambruna, pero no muestran la muerte, el sufrimiento y la hambruna. Y el análisis posterior de por qué el mundo observa a Israel desde el horror y la crítica también está ausente, exceptuando a los medios minoritarios Haaretz y +972.
Los analistas no alineados con el gobierno señalaron de diferentes maneras que el discurso de Netanyahu había sido previsible, elogiaron sus dotes de orador, y concluyeron que su discurso en la ONU había sido de defensa y explicación de Israel, no conciliador y nada optimista con respecto a un posible final de la guerra.
Una experta en lenguaje corporal entrevistada en un programa de la tarde del canal 11 señaló que Netanyahu, a pesar de estar superversado en cómo hablar en público, mostró en ocasiones dónde no se creía mucho lo que decía, por ejemplo, al entrelazar los dedos y acercarlos al pecho cuando hablaba del nuevo Oriente Medio que se había creado bajo su liderazgo, como la nueva Siria y el Líbano sin Hezbolá, o cuando juntaba las manos como en un gesto de súplica, según la experta, para pedir, de modo inconsciente, atención del público a sus palabras.
"No me gusta nada el hombre, pero es un buen actor y hace de todo para llamar la atención de modo constante", dice Sarah Von Schwartz, dramaturga y actriz. "Los israelíes estamos pagando carísimo que fuera el hijo no favorito de su familia, así como muchas otras personas en otros lugares del mundo han pagado o pagan por la triste infancia de muchos dictadores".
Pero los miedos van más allá del espectáculo de Netanyahu y sus trucos publicitarios hacia el exterior. El exjefe del Estado Mayor y político centrista Gadi Eisenkot, quien perdió a un hijo y a dos sobrinos en esta guerra, quiere presentar una oposición a Netanyahu en las elecciones generales que deberían convocarse en octubre de 2026 y que tanto él como otros dentro del país empiezan a no estar seguros del todo de que vayan a tener lugar.
Así como hay consenso en Israel sobre la mala idea que es reconocer el Estado palestino, también hay consenso de que esta guerra continúa, entre otros, por motivos personales de Netanyahu, el primer ministro más longevo de Israel y que, con cada mes que continúa la invasión de Gaza gana otro mes más manteniéndose en el poder.
Eisenkot defendió la semana pasada en una entrevista a la televisión pública que el poder legislativo había sido absorbido por el Ejecutivo, que el Parlamento lucha por cumplir con su función “mientras que Netanyahu y sus ministros se dedican a aplastar el sistema judicial”. "Están desmantelando la estructura básica de la democracia. Por eso debemos garantizar que haya elecciones, puntuales y bajo supervisión, y enviarle a Netanyahu el mensaje de que, si intenta manipularlas, se enfrentará a un frente poderoso que no lo permitirá", añadió.
Al ser preguntado si de verdad creía que eso podía pasar, Eisenkot, quien también formó parte del gabinete de gobierno, dijo que el Netanyahu que conocía gestionaba riesgos, era atento y tomaba decisiones razonables. “El Netanyahu que he visto estos dos últimos años se comporta como alguien aquejado del síndrome del jugador”.
Cuando el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se subió al podio de la Asamblea General de las Naciones Unidas con algo de retraso, decenas de representantes de muchos países que lo habían esperado con paciencia para abuchearlo, se levantaron y abandonaron la sala. La delegación española no estuvo presente.