Por qué es tan difícil desvincularse de Israel (aunque quisiéramos)
La hegemonía israelí en campos como la tecnología de seguridad, las exportaciones de armamento o la cooperación en inteligencia han creado una dependencia difícil de romper para Europa, incluida España
Desde hace alrededor de un año, Israel acumula una serie de reveses diplomáticos que se han acelerado en las últimas jornadas, como el reconocimiento del estado de Palestina por parte de socios tradicionales como Reino Unido, Francia, Australia y Portugal, la acusación de genocidio por parte de la ONU o las protestas contra la ofensiva en Gaza que han paralizado parte de Italia. Incluso algunos de los estados europeos que más apoyo político y diplomático han prestado históricamente a Israel rechazan ahora la campaña en la Franja y han adoptado algunas medidas restrictivas, como Alemania, que ha bloqueado el envío de armas al país. Aún así, hasta los países más críticos con las acciones israelíes encuentran enormes dificultades a la hora de desvincularse de quien durante décadas ha sido un aliado clave en el bloque occidental.
El caso de España es paradigmático. Ayer, el Consejo de Ministros aprobó finalmente un decreto ley para prohibir la importación y exportación de armas y equipos militares con Israel, así como material de doble uso, y revoca todos los contratos vigentes. También prohíbe el comercio con las instituciones israelíes en los territorios palestinos ocupados, como los asentamientos de colonos, y el tránsito por territorio español del combustible que usa el ejército israelí. Aún así, el decreto introduce una excepción: esta restricción podrá levantarse en circunstancias "excepcionales" relacionadas con la "política exterior" o la "seguridad nacional", una cláusula que no ha gustado a los socios de gobierno de Sumar. La medida, además, aún tiene que ser ratificada en el Congreso. Y muchas voces prevén que a la hora de la verdad, será muy difícil sustituir los productos israelíes por otros.
Opinión “En lo material, es mucho más fácil para la Unión Europea prescindir de Israel que al revés, aunque solo sea por tamaño. Pero es cierto que hay unos sectores específicos donde la relevancia de Israel no reside en su volumen sino en su carácter crítico, porque de ellos se descuelgan muchísimas más cosas”, explica Eduard Soler, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Autónoma de Barcelona. Dichos sectores están relacionados con la posición de Israel como proveedor de equipamiento tecnológico altamente especializado.
Una de las claves de esta dependencia es la cooperación con Israel en materia de inteligencia, un campo en el que los servicios israelíes se cuentan entre los más destacados del mundo. España e Israel, por ejemplo, tienen un acuerdo oficial desde 2011 sobre protección de información clasificada, y el CNI mantiene excelentes relaciones tanto con el Mossad como con el servicio de inteligencia interior, el Shin Bet.
“Dentro del escenario de inteligencia mundial, Israel es uno de los países más importantes”, explica Jorge Gómez, veterano de la sección de contrainteligencia del CNI y director de la consultoría de seguridad High Strategies Intelligence. “Ellos son de los nuestros, son una democracia en medio de dictaduras, teocracias y demás. Por tanto, dentro de nuestro sistema todos los servicios occidentales comparten información, sobre todo en el ámbito del terrorismo islamista y yihadista, y ellos son una parte fundamental en esto”, indica a El Confidencial.
Tecnología omnipresente
Israel, señala Gómez, es uno de los productores más significativos del mundo en este campo “de todo tipo: tecnología para aplicación defensiva en el ámbito ciber, para la inteligencia militar, de observación, de monitorización, para la interceptación de comunicaciones…”. Las empresas israelíes “aportan mucho, tanto a la inteligencia del estado como a la inteligencia privada. Muchas empresas de inteligencia privada que suministran apoyo o dan servicios a empresas estratégicas españolas compran tecnología en Israel. Es complejo ahora, de un día para otro, prescindir de su apoyo o enfrentarte a ellos”, señala.
En el mismo sentido se expresa el analista militar Jesús Manuel Pérez Triana: “Hay todo un ecosistema, alrededor de la Unidad 8200 [la unidad de ciberespionaje y ciberguerra del ejército israelí], el capital riesgo y universidades invirtiendo en investigación y desarrollo, etcétera”, dice este experto, que recuerda el caso del software Pegasus. “En ciberseguridad vas a encontrarte empresas israelíes sí o sí. Luego, en inteligencia electrónica, hay una probabilidad muy alta de que si sales al mercado te vas a encontrar tecnología israelí”, comenta.
“Israel, siendo un país relativamente pequeño, es el estado que más invierte en investigación y desarrollo, lo que supone que sea un país puntero en toda una serie de campos militares”, indica Pérez Triana. “Además, Israel es un país con décadas de conflictos armados a la espalda en el que su supervivencia estaba en juego, por lo que su industria militar ha tenido poderosos incentivos para innovar y producir sistemas que sean realmente efectivos”, añade.
Aun así, para Soler, “el elemento emocional y político es tan importante o más que lo material”. Lo desarrolla así: “Cuando uno ve a los actores no que muestran una mayor resistencia a romper con Israel o a tener una posición más dura, suelen ser aquellos que, por un tema generacional o nacional, albergan lo que podríamos llamar el complejo de Auschwitz o el trauma del Holocausto, en el que sea por acción o por omisión, porque también puede haber los dos elementos, hay un sentimiento de culpabilidad respecto al Estado o al pueblo judío que personifica Israel”, señala este experto.
“También hay un tema ideológico, y es que no es que no se puedan desvincular de Israel, es que quizás no quieren. Lo estamos viendo en un sector quizás minoritario en su conjunto, pero en ascenso dentro de lo que es la ‘polity’ europea, que son todos aquellos movimientos de extrema derecha que han desarrollado una afinidad hacia Israel, independientemente de lo que sus tradiciones políticas hubieran hecho respecto al pueblo judío en el pasado, por una hostilidad común hacia lo musulmán. Y eso lo estamos viendo desde Hungría hasta algunos sectores en Alemania, o también aquí en España. Y eso tiene que ver con la visión del mundo, del nosotros y el ellos, y desde esta forma de entender quiénes somos nosotros, qué es Europa o quiénes son las amenazas a Europa, Israel es vista como un actor afín”.
Campeón en defensa
El predominio tecnológico es extensible al ámbito de la defensa en general, un ámbito en el que Israel ocupa el segundo puesto global en cuanto a inversión. Entre otras cosas, esto le coloca en una posición destacada en el mercado mundial de armamento, donde es el octavo exportador mundial, tan solo por detrás del Reino Unido y bastante delante de otros actores destacados como Turquía o Corea del Sur. La mitad de estas exportaciones van a Europa.
En 2024, Israel exportó armas por un valor combinado de 14.800 millones de dólares, casi un tercio de los cuales pertenecían a un contrato para proporcionar baterías de interceptación Arrow 3 al ejército alemán, que permiten derribar misiles balísticos mientras están todavía fuera de la atmósfera, como ocurrió durante la breve guerra con Irán del pasado verano. En mayo de este año, Alemania anunció la futura adquisición de sistemas Arrow 4, todavía más avanzados. Israel también le ha vendido drones, misiles y sistemas computerizados de defensa aérea al Reino Unido, y mecanismos de guiado para cazas a múltiples países europeos, España incluida. Unas ventas que “ayudan a blindar [a Israel] contra embargos de armas u otros castigos sobre su forma de llevar a cabo la guerra en Gaza”, según el semanario The Economist.
Una gran parte del armamento israelí es, sencillamente, muy complicado de reemplazar. Sistemas como el Iron Dome son únicos, o los misiles Spike de largo alcance que llevan los helicópteros Apache de EEUU o los blindados Tigre españoles, apenas tienen competidores. Lo mismo sucede con radares embarcados, torretas con cañón de 30 mm para montar en blindados... Estaba previsto que los cazas Eurofighter españoles fuesen equipados por un sistema láser de guiado para bombas y misiles, mediante un contrato firmado en 2024 que ahora será cancelado.
Pero las operaciones israelíes del último año en todo Oriente Medio, lejos de haber afectado a estas ventas, las han potenciado: las ventas de armamento israelí crecieron un 13% en 2024 respecto al año anterior. Aún así, algunas acciones de boicot empiezan a cobrar forma. En mayo, el gobierno español vetó la presencia de la firma Rafael durante la Feria Internacional de Defensa y Seguridad (Feindef) en Madrid. Las autoridades británicas prohibieron que miembros del ejecutivo israelí asistieran a la Feria de Armamento de Londres, y Emiratos Árabes Unidos también ha prohibido la presencia de empresas y funcionarios israelíes en la Feria Aérea de Dubai del próximo noviembre. Este verano, Francia clausuró los puestos de varias firmas israelíes, incluida la mencionada Rafael y otras como Elbit Systems, durante la Feria Aérea de París por negarse a retirar el armamento de ataque que exhibían al público.
Las acciones de España, en todo caso, van mucho más allá de lo que han hecho otros estados europeos, como Reino Unido o Francia, que hacen malabarismos para conjugar dos políticas totalmente contradictorias, condenando la ofensiva israelí a la vez que suprimen las protestas propalestinas. “Un elemento que es común a estos dos países es la existencia de una numerosísima comunidad de franceses y británicos de religión y de cultura musulmana, y también de una comunidad numerosa e influyente judía, de franceses y británicos judíos. Con lo cual en ambos países, a lo mejor más que en otros, esto también es un tema de cohesión social interna”, dice Soler. “En esa lógica de ‘sí, pero no’, una de cal y otra de arena, hay un elemento que a las elites británicas y francesas, y a lo mejor a la población en general, les preocupa, que es el mantenimiento de esa cohesión, de esa coexistencia. Con todo lo que está pasando e incluso desde antes, pero evidentemente reforzado a partir del 7 de octubre y de la represalia israelí sobre Gaza y los gazatíes, que está enconando mucho estos sentimientos, dentro de ambas comunidades, y seguramente con relatos muy distintos, con un sentimiento de victimización”, opina este experto.
Llevarse bien con EEUU
“Otro factor son las relaciones con Estados Unidos. Tanto Francia como el Reino Unido, y la Italia de Meloni, por motivos distintos y con narrativas distintas, intentan presentarse ante EEUU como el gran socio europeo”, apunta Soler. “Para entender las posiciones y de alguna forma las lentitudes, o en el caso italiano las obstrucciones, en cuanto a endurecer posiciones respecto a Israel, está el de ser visto por aquellos que deciden en Washington como un país o un socio que no es hostil a las posiciones que en este momento se mantienen desde la Casa Blanca”, dice este especialista. Soler también menciona a la Hungría de Orbán, “a la que hemos visto muchas veces endurecer el discurso de apoyo a Israel, porque sabe que es algo que entra muy bien en los oídos de sus afines ideológicos en el Despacho Oval”.
En último término, la decisión sobre qué tipo de relación mantener con Israel es eminentemente política. Gómez considera que existe un doble rasero al respecto, en el que muchos de quienes condenan las acciones israelíes en Gaza no derraman una lágrima por los cristianos asesinados en Níger o los niños ucranianos secuestrados por Rusia en Ucrania, ni tampoco se cuestionan si Hamás hace algo para impedir las bajas civiles.
“En mi opinión, Hamás le ganó a las Fuerzas de Defensa Israelíes la batalla de la sorpresa, matando a más de 1.200 judíos. Pero también les ha ganado la batalla mediática, en la que cada muerto civil es una munición más de la propaganda. Y en ese contexto, prolongar las acciones militares durante mucho tiempo es un error, y ellos lo están cometiendo. En consecuencia, están recibiendo un posicionamiento hostil por parte de muchos países”, señala Gómez.
Mientras tanto, las bajas palestinas en Gaza siguen aumentando sin que la campaña israelí lleve visos de detenerse. Pero para cualquier gobierno, la postura moral de enfrentarse a Israel tiene costes. “Los problemas que van a atravesar las fuerzas armadas españolas por querer cortar las relaciones con la industria de defensa israelí deberían servir de lección antes de lanzarse en brazos de la industria de defensa de la Turquía de Erdoğan. Esto puede tener consecuencias ulteriores, por ejemplo si se produce una crisis de derechos humanos que implique al gobierno turco”, apunta Pérez Triana. “Casarte tecnológica, empresarial o industrialmente con países de Oriente Medio es muy complicado”, asegura. El divorcio, podemos añadir, lo es todavía más.
Desde hace alrededor de un año, Israel acumula una serie de reveses diplomáticos que se han acelerado en las últimas jornadas, como el reconocimiento del estado de Palestina por parte de socios tradicionales como Reino Unido, Francia, Australia y Portugal, la acusación de genocidio por parte de la ONU o las protestas contra la ofensiva en Gaza que han paralizado parte de Italia. Incluso algunos de los estados europeos que más apoyo político y diplomático han prestado históricamente a Israel rechazan ahora la campaña en la Franja y han adoptado algunas medidas restrictivas, como Alemania, que ha bloqueado el envío de armas al país. Aún así, hasta los países más críticos con las acciones israelíes encuentran enormes dificultades a la hora de desvincularse de quien durante décadas ha sido un aliado clave en el bloque occidental.