"Sin Dios no hay EEUU": Trump agita la bandera de la religión en el adiós MAGA al 'mártir' Kirk
Decenas de miles de simpatizantes acudieron a un servicio en el que varias figuras del movimiento, incluido el propio presidente, hablaron de "odio" y de la "furia" despertada por los enemigos
Una política incendiaria y una incipiente forma de fervor religioso se dieron la mano este domingo en la despedida del movimiento MAGA al activista conservador Charlie Kirk, muerto de un disparo el pasado 10 de septiembre en un acto con estudiantes universitarios en Utah. Decenas de miles de personas de simpatizantes se congregaron en el estadio State Farm de Phoenix, Arizona, en lo que debía ser un servicio para despedirlo en el que participaron el presidente, Donald Trump, todo su gobierno y prácticamente todas las personalidades destacadas de la América trumpista.
Fue todo un despliegue de propaganda y mercadotecnia MAGA que sirvió para mostrar cómo el cristianismo más conservador que Kirk representaba ha infiltrado la política del Partido Republicano en la era Trump y que tuvo como colofón un discurso de 45 minutos del propio presidente, que describió a Kirk como un “héroe” y un “mártir de la libertad americana”. Kirk había contribuido a difundir el discurso radical de Trump entre el electorado más joven, reivindicando el liderazgo masculino y la familia tradicional, el rechazo a la inmigración y las políticas pro diversidad.
Antes que Trump habló la viuda de Kirk, Erika, que ha prometido continuar difundiendo el mensaje de su marido. La señora Kirk citó compungida el Evangelio para anunciar que perdonaba al presunto asesino, un joven al que las autoridades han atribuido una ideología de extrema izquierda. “Le perdono porque es lo que Cristo hizo. La respuesta al odio no es odio”, dijo Kirk, ovacionada por la multitud.
Cuando Trump tomó la palabra mostró otro tono. “Yo odio a mi oponente”, dijo Trump, que añadió “lo siento, Erika”, dando argumentos a los detractores que le acusan de alimentar la violencia y la polarización que están envenenando el debate público estadounidense.
Mucha religión, mucha política
Trump se dirigió a sus seguidores tras recibir en el escenario a la viuda, a la que confortó, besó y abrazó. Su discurso fue el momento culminante de un evento que duró horas y que se llevó a cabo en medio de extraordinarias medidas de seguridad. Y demostró que la reunión era mucho más política que religiosa y que el presidente no está por la labor de tender la mano a “la izquierda radical” a la que culpa de la muerte de Kirk.
Entre la multitud reunida abundaron más las gorras rojas del movimiento trumpista y las fotografías del presidente que las del propio Kirk. También quedó claro que Trump ha logrado construir un liderazgo carismático dentro del movimiento MAGA que lo ha convertido para sus integrantes en una figura venerada e incuestionable. Algunos viajaron desde diferentes partes del país para escucharlo despedir a uno de sus colaboradores jóvenes más estimados.
El evento reveló hasta qué punto el fanatismo religioso se ha instalado en la Casa Blanca. Si durante horas sus seguidores escucharon y aplaudieron a diferentes predicadores que leyeron diferentes extractos de la Biblia, Trump prometió devolver la religión a Estados Unidos y dijo que “sin ley y sin Dios, no hay Estados Unidos”. Antes que él, hablaron otros miembros de su gobierno, que también mezclaron religión y política. El vicepresidente JD Vance dijo que Kirk será recordado como “un mártir de la fe cristiana”. “He hablado más de Jesucristo en las últimas dos semanas que en toda mi vida pública”, indicó Vance, que le agradeció a Kirk que hubiera llevado el mensaje del dios de los cristianos al centro de la arena política. Vance elogió que Kirk ha enseñado que “solo Cristo es el rey”.
Pero en un contexto en que aumentan las denuncias de que los republicanos están aprovechando el asesinato de Kirk para silenciar a las voces críticas, como la del cómico Jimmy Kimmel, que se quedó sin programa de TV después de varias amenazas del presidente de la agencia que gestiona las licencias televisivas, la intervención más estremecedora para los rivales de Trump y sus seguidores quizá fue la de Stephen Miller, consejero del presidente y considerado por muchos el cerebro en la sombra detrás de las políticas extremas que está llevando a cabo en su segundo mandato. La muerte de Kirk, dijo, ha provocado “una furia que nuestros enemigos no pueden entender”. “No se pueden imaginar lo que han despertado, no pueden concebir el ejército que han levantado”, remató Miller.
Una política incendiaria y una incipiente forma de fervor religioso se dieron la mano este domingo en la despedida del movimiento MAGA al activista conservador Charlie Kirk, muerto de un disparo el pasado 10 de septiembre en un acto con estudiantes universitarios en Utah. Decenas de miles de personas de simpatizantes se congregaron en el estadio State Farm de Phoenix, Arizona, en lo que debía ser un servicio para despedirlo en el que participaron el presidente, Donald Trump, todo su gobierno y prácticamente todas las personalidades destacadas de la América trumpista.