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El regreso del Eurovisión ruso: el brillo del "éxito diplomático" de Putin que tapa una certeza más lóbrega
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El festival de Intervision

El regreso del Eurovisión ruso: el brillo del "éxito diplomático" de Putin que tapa una certeza más lóbrega

Más de 20 países aliados de Moscú participan en el relanzamiento de Intervision, un festival que busca proyectar poder cultural ruso y rivalizar con Eurovisión bajo estricta supervisión estatal

Foto: El concurso musical Intervision, en Moscú (EFE/Maxim Shipenkov)
El concurso musical Intervision, en Moscú (EFE/Maxim Shipenkov)
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Con pantalones de lentejuelas y a pecho descubierto, uno de los cantantes de Boney M daba saltos por el escenario a ritmo de la famosa canción "Rasputín". El famoso grupo alemán fue una de las sensaciones de la edición de 1979 de un concurso musical abanderado por Rusia y cuyo regreso ha sido planeado al dedillo por Vladímir Putin.

Tres años después de ser expulsado de Eurovisión por la invasión a gran escala en Ucrania, el Kremlin celebra este sábado el renacimiento de Intervision, un concurso musical de la era soviética que se creó como contrapartida de la versión europea.

Pero, a diferencia de 1979, las lentejuelas y los pechos descubiertos no serán bien recibidos en el festival. En cambio, la versión del Kremlin promete un espectáculo basado en "valores tradicionales", con baladas patrióticas y con la nostalgia soviética como hilo conductor. Los supervisores de que todo salga como está previsto son, precisamente, altos cargos del Gobierno de Putin: el viceprimer ministro Dmitry Chernyshenko, designado como presidente del comité organizador; y el jefe de política interna, Sergei Kiriyenko, como presidente del consejo de supervisión de los resultados.

En total, más de 20 países participarán en Intervision este sábado, todos ellos aliados del Kremlin como China, India, Brasil y Sudáfrica. Además, estarán presentes también amigos históricos como Bielorrusia y varios países de Asia Central. Los presentadores del concurso serán la cantante china Meng Lei y la actriz india Stefy Patel. "La calidad es alta. Lo principal para nosotros es que traigan consigo su cultura, su sentido de la vida y sus tradiciones espirituales. Lo hemos logrado", declaró el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov.

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Tres años y medio después del inicio de la invasión a gran escala de Ucrania, Rusia puede darse una buena palmadita en la espalda. La travesía en el desierto de ser considerado un paria mundial (expulsado de los foros deportivos, culturales y muchos económicos del mundo) se hace más llevadera de la mano de Donald Trump, empeñado desde su regreso a la Casa Blanca en traer de nuevo a Rusia al escenario internacional. Y esta edición de Intervision se dibuja no solo como el intento de resucitar esa herramienta geopolítica de poder blando, sino también el último intento de derribar el muro del aislamiento político y cultural ruso.

El gran éxito realmente hubiera sido la asistencia de un representante de Estados Unidos, como de hecho estuvo a punto de suceder. Era el caso de Brandon Howard, músico y productor de R&B, pop y hip hop. A pesar de que Washington no dio detalles sobre esta participación, el Kremlin lo anunció a bombo y platillo con una intensa campaña publicitaria. Pero, días antes de Intervision, Howard anunció que no podría asistir por motivos familiares.

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En su lugar, acudirá la australiana Vasiliki Karagiorgos, conocida como "Vassy". "Este cambio nos dice mucho sobre Intervision y la participación estadounidense. Es evidente que no hay ninguna agencia gubernamental estadounidense ni ninguna organización pública detrás de la participación de Estados Unidos en Intervision", afirma el historiador de Eurovisión Dean Vuletic a la cadena BBC.

La fuerte carga política del festival no puede negarse ya desde la elección del cantante que representará a Moscú. Se trata del celebérrimo Shaman, uno de los más conocidos en el país por su canción "Soy ruso", que se ha convertido en un himno nacionalista que abandera la invasión a gran escala de Ucrania. En una celebración coincidente con la anexión ilegal de las cuatro regiones ucranianas sobre las que Rusia tiene pretensiones, Shaman subió al escenario junto a Putin como maestro de ceremonias y cantó sus letras. Así selló su portagonismo como uno de los rostros culturales más destacados de la propaganda del Kremlin.

"Es un fenómeno social brutal, pero sobre todo es un reflejo de la eficacia de la propaganda rusa, no hay más que ver las letras nacionalistas y a favor de la guerra de Ucrania de Shaman", explicó Yuri Felshtinsky, historiador experto en Rusia, en una entrevista anterior con El Confidencial. Este sábado, Shaman cantará en Intervision su balada "Directo al corazón".

Foto: Yuval Raphael, representante de Israel en Eurovisión 2025. (EFE/GEORGIOS KEFALAS)

Detrás de la organización, los cantantes y los llamados a la cultura popular, los analistas apuntan a que la estrategia más amplia de Putin con este concurso es demostrar que el país puede prosperar sin depender de las instituciones occidentales. "La lógica geopolítica de Intervision parece clara", apuntaba Andrei Litvinov, bloguero musical nacido en Kazajistán y residente en EEUU. Litvinov sostiene que en un momento de tensión entre Rusia y Occidente, el concurso como instrumento de poder blando "permite a Moscú posicionarse como líder cultural de un bloque alternativo, que representa a algunas ex repúblicas soviéticas y a los países del Sur Global", dijo a Radio Free Liberty.

Por su parte, el crítico cultural ruso Artemy Troitsky, que vive actualmente en Estonia, añadió que Intervision es el recordatorio de que la Rusia de Putin ha vuelto a caer en el ‘Sovok’, la mentalidad soviética. Troitsky señaló también al mismo medio que, en un país dominado por la corrupción, el festival podría ayudar al uso indebido de millones de dólares en fondos gubernamentales asignados para el evento.

El latón detrás del brillo

Pero precisamente si nos remontamos a esa "mentalidad soviética" es donde el "éxito" diplomático de esta edición de Intervision pierde su brillo. La metáfora la hace el periodista y escritor ucraniano Pavlo Kazarin, ahora alistado en el Ejército ucraniano, en su libro "The Wild West of Eastern Europe", publicado antes de la invasión a gran escala.

Kazarin utiliza el ejemplo de otro de la miríada de certámenes que se crearon en la época postsoviética, KVN (lanzado en 1961, Intervision lo hizo en 1965). En los primeros años, este show cómico "podía llamarse internacional sin ningún tipo de exageración". "Cada edición, equipos de varios países se juntaban, gente joven de Ucrania, el Cáucaso, Asia Central, los países bálticos competían por premios. KVN reflejó una realidad (...) en la que los participantes tenían más experiencias compartidas que diferencias", escribe Kazarin.

En la actualidad, las nuevas ediciones de KVN todavía sirven como espejo social: "El Club [alrededor de Rusia] gradualmente se fue encogiendo hasta que prácticamente encajó en las fronteras de la propia Rusia. (...) Ahora es un programa donde los rusos compiten contra otros rusos: hay todavía algunos extranjeros 'simbólicos', pero su antiguo internacionalismo se ha descolorido hasta el olvido".

Foto: una-relacion-solo-basada-en-drones-el-si-te-he-visto-no-me-acuerdo-de-rusia-a-iran

Al igual que Rusia ha alienado a los ucranianos (algunos, especialmente en el este, donde más prorrusos había, matándolos físicamente con su brutal invasión) hasta el punto de que el país está cultural y socialmente ya perdido para Moscú; Rusia ha perdido la opción de volver a recuperar ese internacionalismo común. Sin imposición física, Intervision nunca volverá a ser ese escenario de "experiencias compartidas" que fue en el pasado. Ahora mira a otros equipos, otros países, con los que esa experiencia compartida es menor. Porque incluso si desde el Sur Global cuentan con la experiencia compartida de la humillación de la supremacía hegemónica de Occidente, personificada por EEUU y Europa, el verdadero hilo compartido de la historia del siglo XX es la descolonización, como escribe Pankaj Mishra en su libro "El mundo después de Gaza". Y Rusia, embarcada en una guerra de expansionismo colonial, no puede responder totalmente a eso.

Es decir: un éxito y un cambio frente al estatus de paria tras 2022, pero con un brillo que tapa el verdadero drama de lo que Rusia ha ya perdido definitivamente en su tradicional esfera de influencia.

A pocas horas del evento, algunos medios han señalado irregularidades como que los organizadores, preocupados por la escasa asistencia, habían buscado a extras para que se vistan y posen como "invitados extranjeros". Por otro lado, algunos críticos del concurso han condenado que no se acepten votos de los telespectadores o del público, como es el caso de Eurovision, y que sea un jurado, presuntamente independiente, el que decida quién es el ganador de Intervision.

Con pantalones de lentejuelas y a pecho descubierto, uno de los cantantes de Boney M daba saltos por el escenario a ritmo de la famosa canción "Rasputín". El famoso grupo alemán fue una de las sensaciones de la edición de 1979 de un concurso musical abanderado por Rusia y cuyo regreso ha sido planeado al dedillo por Vladímir Putin.

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