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Un apretón de manos y un elefante en la habitación: Sánchez acelera justo en el tema que Alemania no puede cruzar
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En su visita a la Moncloa

Un apretón de manos y un elefante en la habitación: Sánchez acelera justo en el tema que Alemania no puede cruzar

Más allá de la sintonía entre España y Alemania y de los anuncios sobre nuevos acuerdos comerciales, la seguridad internacional se erigió como uno de los temas centrales del encuentro, con Gaza en un lugar destacado de la agenda

Foto: El canciller alemán Friedrich Merz (izquierda) y el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez ofrecen una rueda de prensa tras una reunión conjunta. (Europa Press/Kay Nietfeld)
El canciller alemán Friedrich Merz (izquierda) y el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez ofrecen una rueda de prensa tras una reunión conjunta. (Europa Press/Kay Nietfeld)

España y Alemania mantienen "una extraordinaria relación en todos los sentidos". Así lo quiso dejar claro el presidente de España, Pedro Sánchez, después de recibir al primer ministro alemán, Friedrich Merz, en la Moncloa. Tras una reunión bilateral de aproximadamente una hora, ambos líderes reiteraron en una rueda de prensa posterior la buena sintonía que existe entre Madrid y Berlín. Merz, incluso, dedicó unas palabras de afecto a España por ser su lugar donde han transcurrido sus memorias de los veranos de la infancia.

Más allá de la buena sintonía y de los anuncios sobre futuros acuerdos comerciales y económicos, la seguridad internacional se convirtió en uno de los ejes centrales del encuentro, con Gaza ocupando un lugar destacado en la intervención. Y en este sentido, España y Alemania coinciden en objetivos, pero no en la forma de ejecutarlos. Sánchez, por un lado, ha convertido esa respuesta es una de sus banderas políticas. Fue uno de los primeros países en reconocer a Palestina como Estado tras el inicio de las masacres, junto a Irlanda y Noruega, y ha iniciado el proceso para aprobar el fin de la compraventa de armamento a Tel Aviv.

Además, el presidente del Gobierno español ha estado en el centro de la polémica después de la cancelación de la etapa final de la Vuelta Ciclista a España por las protestas propalestinas. Este jueves, el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, autorizó que se abriera una investigación para que se determine si los actos de Israel en Gaza podrían ser "graves violaciones del Derecho Internacional, de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario". Pero Alemania sigue mostrando cautela.

Ambos líderes hablaron de que en Gaza, la actual masacre que está viviendo su población debe terminarse y creen que la ocupación terrestre a la que las tropas israelíes están sometiendo a la Ciudad de Gaza es un paso más para perpetuar la guerra. Han defendido la paz y los pasos a seguir para lograr la solución de los dos estados en un contexto en el que ahora es muy difícil atisbarlo. Y no solo eso. El primer ministro alemán aseguró que Berlín es consciente del "grandísimo sufrimiento de la población civil" gazatí y añadió que la actual guerra "no es proporcional con respecto a los objetivos que espera alcanzar Israel". Un conflicto que, en su opinión, "cesará cuando Hamás libere a todos los rehenes y deje las armas".

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Merz fue incluso más allá. Señaló a Cisjordania —territorio palestino situado a unos 45 kilómetros de Gaza— y calificó el plan de 3.000 asentamientos aprobado por el Gobierno de Benjamin Netanyahu como una operación que acelera su "anexión" a Israel.

Sin embargo, las palabras y sus connotaciones tienen un peso decisivo. Mientras que España habla abiertamente de genocidio —algo que dictaminó la ONU esta misma semana—, Alemania no se siente cómoda empleando este término. Así recalcó Merz, quien afirmó que "comparte la crítica" con España, pero no el concepto de "genocidio". Además, aseguró que en la hoja de ruta alemana no hay un plan para reconocer el Estado de Palestina y que esto ocurriría como "último paso" en el hipotético caso de un reconocimiento de los dos Estados.

Así, Friedrich Merz se ha convertido en la mayor resistencia a una respuesta integral europea para la masacre en la Franja. El problema principal es la carga del pasado alemán.

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El último ejemplo tuvo lugar este pasado lunes, en un discurso en una sinagoga de Múnich, en el que Merz no pudo contener las lágrimas. Emocionado, denunciaba una nueva ola de antisemitismo y afirmaba sentir vergüenza como canciller. "Pero también como alemán, como hijo de la generación de la posguerra, como niño que creció con el 'nunca más' como misión, como deber, como promesa", dijo. El mandatario alertaba que se ha hecho la vista gorda ante el hecho de que muchas personas que llegaron a Alemania en las últimas décadas venían de países donde "el antisemitismo es prácticamente una doctrina de Estado, donde el odio a Israel se enseña incluso a los niños".

Semanas antes de estas palabras, a principios de agosto, Merz anunciaba un embargo parcial de armas a Israel que "pudieran usarse en la Franja de Gaza". Alemania ha sido durante mucho tiempo uno de los grandes aliados de Israel, un legado del Holocausto. Pero, desde hace meses, el canciller afronta la difícil misión de responder a la masacre en Gaza perpetrada por las fuerzas de Tel Aviv.

Un embargo con alto precio político

Ante la presión de una parte de la opinión pública alemana y sus socios europeos, el mandatario empezó poco a poco a criticar la brutal ofensiva del Ejército israelí en la Franja. En mayo, después de un ataque contra una escuela que estaba siendo utilizada como refugio, Merz subrayó que las bajas civiles no podían justificarse con la lucha contra Hamás. Y advirtió a Israel que no cruzara una línea que provocara que sus amigos tuvieran que dejar de serlo.

Meses después, los bombardeos constantes y las imágenes de la hambruna fueron esa línea a la que se refería el canciller alemán, que decidió imponer el embargo de armas. Pero Merz está pagando un alto precio por tomar esa decisión. Desde agosto, enfrenta una rebelión de los miembros de su partido que no están de acuerdo con esa medida.

"Condeno en los términos más enérgicos la decisión de la administración de detener los envíos de armas a Israel", escribió el viernes por la noche en X Carsten Müller, miembro del parlamento de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merz, y la calificó de un "error de juicio significativo".

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La formación hermana en Baviera, la CSU, protagonizó algunas de las críticas más duras, como la de Horst Seehofer, exlíder del partido y ministro del Interior durante la era de Angela Merkel: "Este error en política exterior tendrá repercusiones a largo plazo". Otros miembros del partido criticaron que Friedrich Merz no había consultado la medida con los líderes de la formación y que, si continuaba actuando por libre, "la administración estaría acabada para Navidad".

Claudia Major, experta en seguridad internacional del German Marshall Fund en Berlín, afirmaba a The Washington Post que la controversia muestra "la complejidad de las políticas alemanas hacia Israel". "No es fácil", sostuvo.

Por su parte, la académica Katja Hoyer, autora del libro “Más allá del muro”, añadía a POLITICO que las posturas de la CDU podrían tener una gran influencia en los próximos pasos de Merz para responder a Israel. En este sentido, Hoyer explicó que muchos alemanes, sobre todo los más jóvenes, están de acuerdo en tomar medidas como un embargo de armas a Tel Aviv y que están más alejados del sentimiento de culpa por el Holocausto. "Las encuestas sugieren que Merz cuenta con el apoyo de la mayoría del público alemán en cuanto a una postura más dura respecto a Israel, pero su problema es la reacción negativa que recibiría de su propio partido", afirmó.

Más allá de Tel Aviv, el canciller está sometido a presiones internas dentro de su Gobierno de coalición entre la CDU y los socialistas del SPD. Ya en su investidura como mandatario, se enfrentó a la "rebelión" de sus presuntos socios e hicieron falta dos votaciones para que se convalidara su cargo en el Parlamento alemán. Posteriormente, el canciller levantó el techo de deuda para aprobar un nuevo presupuesto en defensa e infraestructura. La medida fue aprobada, pero algunos políticos conservadores y socialistas se mostraron reticentes al plan.

Ahora, la respuesta a una masacre en Gaza puede ser el próximo punto de quiebre en su Gobierno.

La 'liebre' española

Además de las críticas de políticos por el embargo parcial de armas a Israel, el Consejo Central de Judíos en Alemania, considerado como representante política de la comunidad en el país, pidió al Gobierno que siga prestando su apoyo a Israel "incondicionalmente". "Alemania debe ponerse claramente de su lado", afirmó el presidente del Consejo, Josef Schuster. Además, pidió específicamente a Merz que no se deje disuadir de este "camino", ni por otros países europeos, ni por "legisladores individuales".

Un editorial de POLITICO apuntaba que toda la presión que está recibiendo Merz en su país tendrá un impacto a nivel europeo. La Comisión Europea propuso este miércoles formalmente que la Unión Europea suspenda los elementos comerciales del acuerdo de asociación entre el club comunitario e Israel, en respuesta a la masacre en Gaza. Es poco probable que Alemania apoye estos planes, aunque algunas voces europeas creen que sí apoyarían más sanciones contra los colonos israelíes.

Sin embargo, sin el 'sí' de Berlín, la suspensión de los acuerdos comerciales entre la UE e Israel no contará con el apoyo suficiente para aprobarse porque necesita de una mayoría cualificada de los Estados miembros en el Consejo.

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En los últimos meses, ha aumentado la presión sobre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por los continuos bombardeos y la nueva invasión terrestre en la Ciudad de Gaza. Más allá de las medidas comunitarias, Reino Unido, Francia, Australia, Bélgica y Canadá planean formalizar el reconocimiento de Palestina como Estado en las próximas semanas.

Mientras, Países Bajos sufrió su primera crisis de gobierno en Europa por la dimisión de cinco ministros por no tomar medidas más duras contra Tel Aviv. Finalmente, el Ejecutivo neerlandés anunció que estaba preparando la prohibición de las importaciones de productos producidos en los asentamientos israelíes.

Ámsterdam ha tomado una postura que ha sido interpretada como una estrategia para convencer a los más reticentes de la necesidad de tomar medidas contra Israel, pero otros gobiernos como el de Moncloa apuesta por jugar un papel de liebre con posturas rápidas e impulsivas. Después de meses de crisis por escándalos de corrupción, Pedro Sánchez ha convertido la condena a Israel por la masacre en Gaza en uno de sus adalides políticos.

Con Ucrania, en cambio, no ha habido diferencias en los términos y en la forma de condenar la invasión a gran escala que Rusia ejecutó hace ya tres años. Rusia es "un desafío", coincidieron tanto Sánchez como Merz y defendieron que en Ucrania debe cumplirse el respeto al derecho internacional, la legalidad, la integridad del territorio y que sea Kiev quien decida sobre su futuro y su anexión a la Unión Europea. Una Unión que, ambos recordaron, es "un proyecto de éxito" cuyo legado debe ser protegido.

España y Alemania mantienen "una extraordinaria relación en todos los sentidos". Así lo quiso dejar claro el presidente de España, Pedro Sánchez, después de recibir al primer ministro alemán, Friedrich Merz, en la Moncloa. Tras una reunión bilateral de aproximadamente una hora, ambos líderes reiteraron en una rueda de prensa posterior la buena sintonía que existe entre Madrid y Berlín. Merz, incluso, dedicó unas palabras de afecto a España por ser su lugar donde han transcurrido sus memorias de los veranos de la infancia.

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