Es noticia
A Kiev le faltan hombres para seguir luchando: ¿por qué muchos ucranianos no quieren alistarse?
  1. Mundo
Deserciones, extranjeros y el tabú mujer

A Kiev le faltan hombres para seguir luchando: ¿por qué muchos ucranianos no quieren alistarse?

Pese a las nuevas negociaciones de paz, Kiev quiere seguir luchando. Pero ¿cuántos ucranianos están dispuestos a alistarse?

Foto: Soldados de la 68º Brigada ucraniana buscan refugio en la región de Donetsk durante una alerta por drones. (Fermín Torrano)
Soldados de la 68º Brigada ucraniana buscan refugio en la región de Donetsk durante una alerta por drones. (Fermín Torrano)
EC EXCLUSIVO

El primer brindis de Oleksandr es por el bienestar de su familia y amigos. El segundo, para que la guerra acabe pronto. Y el tercero, sin chocar los vasos, por los miles de soldados que han muerto defendiendo a Ucrania frente a las tropas de Moscú.

"Por los caídos no se celebra", murmulla en voz baja, empuñando el pequeño vaso con horilka en su interior.

Podría ser una mesa cualquiera, de una casa cualquiera, de una ciudad ucraniana cualquiera. Pero tiene una particularidad: hace año y medio que uno de sus inquilinos no coge el ascensor. A sus 36 años, Oleksandr tiene miedo de bajar a la calle. Teme ser reclutado y morir en una trinchera con un fusil entre las manos que, ni siquiera, sabe empuñar.

Foto: el-verdadero-coste-de-un-misil
TE PUEDE INTERESAR
El verdadero coste de un misil: así rompen el cuerpo humano las armas de la guerra de Ucrania
Fermín Torrano Alicia Alamillos Daniel Mingione Diseño e infografía: Emma Esser Luis Rodríguez María Mateo

"Me siento culpable de no ir al ejército", reconoce Oleksandr. "Pero no me avergüenza decir que tengo miedo de que me manden a infantería. La falta de personal es enorme, y muchos nuevos movilizados terminan allí".

El suyo no es un caso aislado. Como él, cerca de 800.000 de hombres han pasado a la clandestinidad, cambiando de dirección o trabajando fuera de la ley, según reveló Dmytro Natalukha, presidente del Comité Económico del Parlamento ucraniano. La cifra es del verano pasado y no incluye a muchos miles más que se amparan en exenciones legales, trabajan en sectores "críticos" para el Estado, o que juegan con la ley alargando estudios universitarios o sometiéndose a operaciones médicas, para ganar tiempo, esperando que la guerra termine. Otros, como Oleksandr, confían en que el timbre de su apartamento no vuelva a sonar.

"Siempre he podido irme, mi familia tiene contactos, pero me niego a hacerlo. Tengo principios", defiende. "No espero que los soldados lo entiendan. Para mí es una manera de compartir el dolor con los demás. Lo hago por mí mismo, aunque estoy seguro de que mi esposa lo ve como una especie de egoísmo masoquista".

placeholder Militares ucranianos aprenden técnicas de evacuación de heridos en el frente de Donetsk. (Fermín Torrano)
Militares ucranianos aprenden técnicas de evacuación de heridos en el frente de Donetsk. (Fermín Torrano)

Contradicciones de un hombre y un país que se juegan su supervivencia en el campo de batalla y los despachos. La visita de Volodímir Zelenski a Washington y la reunión entre Trump y Putin en Alaska confirmaron que las posturas entre Moscú y Kiev siguen lejos de encontrarse. Rusia quiere el Donbás; Ucrania garantías reales de seguridad. Pero si Zelenski quiere sostener el frente, necesita más hombres.

¿Y qué está haciendo Kiev para resolver esta crisis de personal?

Ampliar la base de reclutas y proteger la ya existente, mejor. En el cuarto año de invasión, Ucrania ha encontrado estas cinco estrategias.

placeholder Los avances tecnológicos y la brutalidad del combate obligan a los soldados a seguir formándose cada vez que regresan de misión. (Fermín Torrano)
Los avances tecnológicos y la brutalidad del combate obligan a los soldados a seguir formándose cada vez que regresan de misión. (Fermín Torrano)

Un barril con fondo limitado

Con las gafas puestas y una silla de playa, Viejo y Google cazan rusos en un agujero del frente de Lyman. Son hermanos y pilotos de drones FPV, los primeros de una de las unidades más exitosas, el 20.º regimiento de sistemas no tripulados K-2.

Entre vuelo y vuelo, sonríen al recordar sus últimas "vacaciones". Una broma entre los suyos, porque son conocidos por haber regresado de una deserción.

Como ellos, casi 30.000 desertores han vuelto a las filas del ejército ucraniano entre diciembre de 2024 y agosto de 2025, según las cifras oficiales. Una medida trabajada desde la política. El parlamento ucraniano aprobó una ley de ‘amnistía’ el noviembre pasado para no castigar a aquellos desertores que regresaran voluntariamente tras su primera huida.

Y aunque la gran mayoría de los prófugos no planea volver —se calcula que hay más de 150.000 casos en el último año y medio—, parece un nicho propicio para repescar personal y reponer unidades mermadas: saben hacer el trabajo, conocen los problemas y no necesitan formación.

placeholder Militares ucranianos aprenden técnicas de evacuación de heridos en Donetsk. (Fermín Torrano)
Militares ucranianos aprenden técnicas de evacuación de heridos en Donetsk. (Fermín Torrano)

Los dos hermanos recalaron a principios de 2025 en K-2, un regimiento que ha ganado fama entre la tropa por escuchar a sus soldados y darles los mejores medios técnicos. Quizás por eso, la mitad de las primeras 7.000 solicitudes de alistamiento tras convertirse en una unidad independiente llegaron de antiguos desertores.

Un éxito se replica en otras brigadas por dos elementos comunes: la protección del soldado y la innovación tecnológica. El minado, la entrega de alimentos y munición, o la evacuación de soldados heridos ya se realizan con vehículos terrestres o aéreos en muchas partes del frente. Los robots reducen el hambre de personal en Ucrania y provocan, al mismo tiempo, el interés de los nuevos reclutas en unidades punteras.

Khartiia, la 13.ª brigada de la Guardia Nacional, es una de ellas. Y también es pionera en la adopción de otras tres soluciones que ha encontrado Ucrania para sus crisis de personal: combatientes extranjeros, jóvenes menores de 25 años y mujeres.

"Aquí hay muy buen entrenamiento. Y se paga bien", dice Astro, en un bosque de Járkiv. "Pero, a veces, los ucranianos cometen errores. Tienen muchos civiles en el ejército. Nosotros, en cambio, tenemos experiencia, aunque sea poquita, pero tenemos".

placeholder Astro, un exsoldado colombiano, ahora lucha en el norte de Ucrania con la 13º brigada de la Guardia Nacional, Khartiia. (Fermín Torrano)
Astro, un exsoldado colombiano, ahora lucha en el norte de Ucrania con la 13º brigada de la Guardia Nacional, Khartiia. (Fermín Torrano)

Antiguo soldado colombiano, es uno de los miles que han cruzado el charco para combatir a Rusia. En 2025, cerca del 40% de los 16.000 extranjeros enrolados en el ejército ucraniano procederán de Latinoamérica. Su experiencia combatiendo guerrillas, cárteles de la droga o en otros conflictos internacionales los convierte en piezas valiosas para la infantería de Kiev. Para ellos, el incentivo tampoco es menor: un soldado raso en una trinchera ucraniana gana diez veces más que en la selva colombiana.

"Son grandes luchadores, pero comen demasiado", bromea Stanislav Yablonsky, oficial de prensa de Khartiia. Una brigada cuyo comandante recién elegido es de origen cubano-africano. La misma unidad que bautizó a uno de sus batallones "Guajiro", en honor a un capitán latino del mismo nombre caído en combate. Sus integrantes hablan español.

Foto: motivos-impiden-ucrania-retirarse-territorio-donbas

Pero ni con desertores retornados ni extranjeros es suficiente para cubrir los más de 1.000 kilómetros de frente activo, mientras se planifican futuras ofensivas. De ahí que en Ucrania —y también en el extranjero, con Washington a la cabeza— se multipliquen las voces que reclaman bajar la edad de reclutamiento.

Actualmente fijada en 25 —tras tres años en 27—, nadie en Kiev parece dispuesto a tomar una decisión "controvertida" y "politizada". Una anomalía histórica, ya que, en las guerras europeas del siglo XX, incluida la Guerra Civil española, la leva se situó en los 18 años, e incluso menos, en momentos de extrema necesidad.

placeholder Con una edad media de 45 años, los jóvenes son cada vez piezas más cotizadas en el ejército ucraniano. Guerra Ucrania. Soldados. (Fermín Torrano)
Con una edad media de 45 años, los jóvenes son cada vez piezas más cotizadas en el ejército ucraniano. Guerra Ucrania. Soldados. (Fermín Torrano)

Para muchos, es la prueba de que la situación en Ucrania no es crítica todavía. Para otros representa el último bote salvavidas de un Estado al que la economía y la demografía provocan tantos quebraderos de cabeza como el propio Kremlin.

Aun así, el alto mando militar sabe que necesita piernas frescas y sangre joven en un ejército cuya edad media ronda los 45 años. Así que el pasado febrero, Ucrania lanzó una campaña para captar jóvenes entre 18 y 24 años para reponer su infantería. Las condiciones: un año de servicio, entrenamiento de 80 días, bono de 4.200 euros, hipoteca al 0%, sanidad gratuita, permiso para viajar al extranjero y la garantía de no volver a ser movilizados durante los siguientes doce meses posteriores a la finalización del contrato.

En los primeros dos meses, 500 firmaron y otros 1.500 estaban en proceso. Desde entonces no ha habido más cifras oficiales, pero el programa se ha ampliado: ahora incluye a pilotos de drones –obligados a servir dos años, en lugar de uno— y ha multiplicado el número de brigadas disponibles, pasando de las seis iniciales a 46.

¿Y las mujeres?

Mala tiene tres hijos, dos pendientes con el escudo de Ucrania y las uñas rojas. También, como bromea su hijo mayor, "un par de huevos", porque hace cosas que muchos hombres no se atreven.

Piloto de drones de la 39º brigada, es una de las más de 70.000 mujeres alistadas en el Ejército de Kiev. Una presencia femenina todavía limitada en combate, aunque la guerra de drones está abriendo sus puertas más allá de los roles tradicionales en medicina, puestos administrativos y comunicación.

placeholder Mala, piloto de drones aéreos y terrestres de la 39.ª brigada ucraniana, desplegada en la región de Jersón. (Fermín Torrano)
Mala, piloto de drones aéreos y terrestres de la 39.ª brigada ucraniana, desplegada en la región de Jersón. (Fermín Torrano)

"Nuestros hombres no quieren alistarse y algunos dicen que las mujeres no somos útiles, pero nosotras somos más fuertes que muchos de ellos", dice Mala, no pudiendo evitar reírse al escuchar que "Ucrania siempre ha sido un matriarcado".

Ella se alistó al inicio de la invasión, pero reconoce que el debate aún no está en la agenda de una sociedad ucraniana, pese a que cada vez más mujeres se plantean ingresar al ejército. Alona, de 36 años, es una de ellas. Y lleva meses dándole vueltas.

Foto: ucrania-sufre-movilizar-nuevos-reclutas-por-que-deja-fuera-mitad-poblacion

Su mayor duda es si podrá regresar a su vida tras un tiempo de servicio. La ley marcial lo impide, en teoría, ya que la mayoría de los contratos duran hasta el final de la guerra. ¿Cuándo será eso? Nadie lo sabe. La incertidumbre y renuncia de libertad que conlleva frena a muchos hombres y mujeres de dar el paso.

De ahí que decenas de miles de soldados que se alistaron en febrero de 2022 y siguen en el frente exijan, desde hace años, un régimen de rotaciones que permita conciliar la vida militar y familiar. El problema es que, para implementar este sistema, Kiev necesita resolver antes su escasez de tropas. Un círculo vicioso: sin suficientes hombres y mujeres, no pueden darles libertad, y sin libertad, pocos ucranianos están dispuestos a alistarse.

El primer brindis de Oleksandr es por el bienestar de su familia y amigos. El segundo, para que la guerra acabe pronto. Y el tercero, sin chocar los vasos, por los miles de soldados que han muerto defendiendo a Ucrania frente a las tropas de Moscú.

Ejército Ucrania Conflicto de Ucrania
El redactor recomienda