¿Una reunión a tres bandas? Putin propone Moscú como sede para una cumbre con Zelenski
La reunión de aliados occidentales en Washington ofrece a Ucrania garantías de seguridad, pero sin entrar en la OTAN, y abre la puerta a una reunión que sería histórica
El presidente estadounidense Trump se reúne con el presidente de Ucrania y los líderes europeos en la Casa Blanca (EFE / Aaron Schwartz)
Todo lo que tiene que ver con Donald Trump, especialmente en los grandes momentos de su carrera política, tiene algo de teatral. Este lunes, en su reunión en la Casa Blanca con líderes europeos y Volodímir Zelenski, el presidente estadounidense volvió a manejar la política como un show, aunque eso no implique que todo sea una ficción. La cumbre, al menos en apariencia, concluyó con una presunta satisfacción por parte de todos y con varios avances importantes.
El primero, que se abra la puerta a ceder algunos territorios a Rusia a cambio de una especie de no de ingreso en la OTAN, pero sí de otorgar un carnet provisional a Ucrania para beneficiarse de su cobertura. La entrega de prisioneros y de todos los niños ucranianos secuestrados por los rusos. El pago de indemnizaciones y la reconstrucción del país. Y, por último, la posibilidad de una reunión a tres bandas entre Zelenski, Trump, y el líder ruso Vladímir Putin. Horas después de la cumbre en la Casa Blanca, el líder ruso habría sugerido Moscú como posible lugar del encuentro, según fuentes cercanas a las conversaciones citadas por la agencia de noticias AFP.
Pero la satisfacción con la que parecía acabar la reunión en Washington dejaba la pregunta más importante en el aire: ¿Ha puesto Trump realmente los cimientos para acabar con la guerra en Ucrania?
El republicano, después de la cumbre de Alaska con Putin que acabó sin acuerdo, ha abierto un periodo de negociación al más alto nivel que puede poner fin a la guerra. Y esto, hasta no hace mucho, parecía un casi imposible. La cuestión es creer si sucederá y a dónde llevaría esa negociación. El acuerdo de Múnich de 1938 entre el alemán Adolf Hitler y el británico Neville Chamberlain no evitó la segunda Guerra Mundial, la desató, recuerdan los analistas. Y el miedo es que una mala paz haga de nuevo provocar la tercera.
Tras escenificar su cita del viernes pasado con el líder del Kremlin, Trump escenificó este lunes, con menos pompa pero más luces y micros, un encuentro en el que él era el actor principal rodeado de relumbrantes secundarios. El presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Friedrich Merz; el primer ministro británico, Keir Starmer; la primera ministra italiana, Giorgia Meloni; y el presidente finlandés, Alexander Stubb, así como el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.Y junto a todos ellos, el presidente ucraniano.
Finalmente, como special guest star, el ruso Vladímir Putin, a quien llamó el estadounidense, interrumpiendo su cumbre con los líderes europeos y Zelenski para informarle de los avances. Al otro lado del teléfono rojo, como en los viejos tiempos de la Guerra Fría.
Acto 1: el despacho
Recibió en la puerta al coprotagonista. Le pasó la mano por el hombro. Trump fue amigable con Zelenski en la bienvenida. La última vez que se vieron allí, 28 de febrero, el ucraniano salió por esa misma puerta con un portazo tras ser humillado frente a todo el planeta. Ahí se congeló el show que se retomó el lunes 18 de agosto. Se continuó tal cual se dejó entonces, pero ahora todos parecían haber aprendido mejor sus papeles.
El ucraniano se sabía el telonero de su propio drama. El otrora cómico había tenido tiempo para ensayar su papel. Sabía que los gestos condicionan los acuerdos en esta Casa Blanca. Una chaqueta, que llevaba ahora puesta, adquirió la categoría de declaración diplomática. Todos, incluido el periodista que le afeó no llevarla hace unos meses, le aplaudieron por ese crucial gesto. "Tú llevas el mismo traje", le replicó el ucraniano que escuchaba una conversación que incluía la muerte de niños en Ucrania con los vagabundos y drogadictos que Trump presume haber sacado de las calles de Washington. La política exterior e interior se mezclaban entre preguntas de una platea de periodistas amigable con la causa MAGA (Make America Great Again).
Es posible que un momento incómodo para Zelenski fuera escuchar que la invasión a gran escala en su país es la "guerra de Biden". Así la llamó el estadounidense y así lo aseguró el presidente ruso el viernes pasado tras el encuentro de Alaska. El "enemigo" Biden, no Putin, inició la guerra, y Trump dijo que ahora él intenta acabarla. Eso escuchó a su lado el presidente del país asolado por bombas rusas. Zelenski no pestañeó. "He parado ya seis guerras", presumió su anfitrión.
Así empezó en la Casa Blanca el encuentro donde se debía decidir el futuro de Ucrania. Trump estaba contento. Zelenski se esforzaba en parecer agradecido, muy agradecido, cada vez que hablaba. Hasta diez veces soltó durante sus intervenciones públicas en la Casa Blanca la palabra "gracias". El vicepresidente, J.D. Vance, y el secretario de estado, Marco Rubio, esta vez eran sólo figurantes sentados en sus sillones. Zelenski llevaba una chaqueta y daba las gracias. Todo iba bien, no necesitaban intervenir. Se cerró el telón.
Acto segundo: la mesa
Cuando se abrió de nuevo, apareció Trump en una mesa rodeado de todos los líderes europeos y Zelenski. Antes, en un flash back, la Casa Blanca publicó en redes sociales una foto en la que el estadounidense y el ucraniano hablaban junto a un mapa grande de Ucrania desplegado en el despacho oval. La parte conquistada por Rusia estaba pintada. Las imágenes que se filtran a los medios no son casuales, y se puede interpretar que en esa conversación se estaba hablando de territorios, una línea roja para Ucrania y sus aliados europeos. O quizá son todo conjeturas.
En la mesa principal de una gran sala, Donald Trump tomó la palabra ante todos los medios de comunicación. Presentó uno a uno a todos sus interlocutores con grandes halagos. Todos son muy buenos amigos suyos, dijo, entre bromas y confidencias.
Trump aseguró que "habrá resultados muy positivos pronto". Apuntó entonces ya a "una reunión trilateral", y señaló que "sé que hay 11.000 prisioneros en Rusia y sé que posiblemente se liberarán rápido". ¿Fue ese alguno de los acuerdos a los que llegó el viernes con Putin?
El estadounidense puso la mano en el fuego por su amigo Vladímir: "Conozco a Putin desde hace mucho tiempo y siempre he tenido una gran relación con él. Creo que él quiere también encontrar una solución", aseguró. Y entonces dijo, delante de todos esos líderes que entienden que esa es una concesión inadmisible, que "creo que Putin estará de acuerdo en que Ucrania debe tener garantías de seguridad. Encontraremos la manera de hacerlo, Europa asumirá gran parte de ello. Tendremos que discutir un posible intercambio de territorios, dada la situación actual del frente".
No hubo réplica en la mesa, especialmente desde el lado de Zelenski que siempre había mantenido que la opción de ceder territorios, prohibida en la propia constitución ucraniana, no será barajada por ellos. El ucraniano, según algunos medios internacionales, fuertemente instruido por KeirStarmer, evitó esta vez confrontaciones con Trump y tragó sapos con una mueca. Tomó entonces la palabra, parecía nervioso, y señaló que habían tenido una "muy buena conversación".
El ucraniano apuntó al completo intercambio de prisioneros, incluida la devolución de todos los niños secuestrados por los rusos, y a las garantías de seguridad como esenciales para llegar a un acuerdo. En política cuenta tanto lo que se dice como lo que no se dice, y Zelenski no dijo esta vez que ceder territorios era un imposible. Trump asentía con la cabeza.
El resto de líderes también tomó la palabra. Más o menos todos se ajustaron al guión, pero el canciller alemán, Merz, levantó algo la voz. "No puedo imaginar un próximo encuentro sin un alto el fuego. Así que trabajemos en ello y tratemos de presionar a Rusia, porque la credibilidad de estos esfuerzos depende de que haya al menos un alto el fuego desde el inicio de las negociaciones".
Esa es una piedra en el zapato de Trump, que antes de Alaska hablaba de imponer esa condición a Rusia o habría sanciones. Pero el estadounidense tiene esa capacidad de negarse así mismo como si se afirmara, y sacó de nuevo a relucir sus éxitos como pacificador. "Le daremos a Zelenski la oportunidad de hablar con Putin. Pero en las seis guerras que yo terminé, no hubo tregua", respondió al alemán.
La italiana Meloni, por su parte, tras agradecer a Trump su trabajo, exactamente igual que hicieron todos, dejó claro que su país está del lado de Ucrania, y habló de esa especie de artículo 5 que podría garantizar la seguridad ucraniana. "Estoy contenta de que esté sobre la mesa una idea italiana", dijo la mandataria para enfatizar la autoría de una propuesta en el origen transalpina.
Ahí parece estar el quid de la cuestión de las garantías de seguridad dadas a Zelenski. Todos los líderes europeos y Trump apuntaron a aplicar esa especie de garantía de seguridad que tienen todos los países integrantes de la OTAN. Si un estado miembro es atacado, la organización tiene la obligación de defenderlo bajo el paraguas del artículo 5 de la Organización. A Ucrania se le aplicaría ese beneficio sin ser parte de la OTAN. Y esa es una línea roja marcada por Moscú, que se apresuró a asegurar ayer mismo en un comunicado que la entrada de tropas occidentales a Ucrania agravaría seriamente el conflicto.
Al igual que Ucrania con ceder territorios, Rusia debería tragar con ver tropas americanas o europeas instaladas en suelo vecino. ¿No dice el Kremlin que inició por eso la invasión bautizada como operación especial? Cada lado tiene ya su propia concesión inasumible que asumir. Lo que pasa es que la de Ucrania es ceder una importante tajada de su territorio. Y la de Rusia permitir un cuerpo de seguridad internacional que garantice que Moscú no vuelve a por otra porción mayor. Se cierra el telón.
Acto 3. Bambalinas
Lo importante parece que pasó a puerta cerrada, en ese último acto vetado al público. Las conversaciones entre todos los aliados se interrumpieron para que Trump llamara a Putin. Tras ello, acabó la reunión sin declaración oficial ni declaraciones conjuntas.
El presidente de EEUU publicó en sus redes sociales su conclusión de su larga jornada diplomática. "Tuve una reunión muy positiva con distinguidos invitados (…) Durante la reunión, debatimos las garantías de seguridad para Ucrania, que serían proporcionadas por los distintos países europeos, en coordinación con los Estados Unidos. Todos están muy contentos con la posibilidad de PAZ para Rusia/Ucrania. Al término de las reuniones, llamé al presidente Putin y comencé los preparativos para una reunión, en un lugar aún por determinar, entre el presidente Putin y el presidente Zelenski. Después de esa reunión, tendremos una reunión trilateral, en la que participaremos los dos presidentes y yo mismo. Una vez más, este ha sido un primer paso muy positivo para una guerra que lleva casi cuatro años".
El Kremlin, por su parte, confirmó la llamada, pero como sucedió en Alaska, rebajó algo el entusiasmo del estadounidense. Moscú se limitó a afirmar en un comunicado que "Putin y Trump mantuvieron una conversación franca y constructiva", y habló de nuevas reuniones entre Rusia y Ucrania, pero sin especificar si en ellas participaría Putin o sencillamente políticos de mayor nivel de los que participaron en reuniones anteriores.
El presidente ucraniano, por su parte, admitió que "hay posibilidades de que se produzca mi encuentro con Putin sin condiciones previas". Es decir, ya no exige que haya un alto el fuego anterior como defiende ahora Washington.
Además, calificó el encuentro con Trump como "el mejor hasta ahora". Y finalmente, abrió una puerta hasta ahora cerrada a cal y canto al decir "las cuestiones delicadas, incluidas las territoriales, se debatirán a nivel de líderes durante una reunión trilateral", asegura la Agencia de Noticias de Ucrania (UNN). Esa parece la piedra angular en la que giran ahora las conversaciones, y el ucraniano por primera vez parece aceptar sentarse a hablar de ello si hay garantías de seguridad y se le dan los 300.000 millones de dólares que pide a Rusia para reconstruir el país.
Los aliados europeos, mientras salieron de la reunión con enfoques parecidos. Macron apostaba por "adicionales sanciones a Rusia si no hay acuerdo", y Merz hablaba de "no imponer cesión de territorio a Ucrania".
Todos, mientras, preparan esa posible coalición militar y garantía de seguridad que deben dar a Ucrania y debe aceptar Rusia. ¿OTAN, coalición militar, involucración directa de EEUU…? Todas las opciones están sobre la mesa.
Este lunes, parecía que la gran obra de la paz de Trump ha echado a andar. La pelota parece ahora en el tejado de Moscú. En los gestos, Ucrania ha hecho ya algunas importantes concesiones. Rusia por ahora no ha cedido nada y advierte que no aceptará tropas de la OTAN como pacificadores.
Y, mientras todo eso ocurría en Washington, en Ucrania, en el verdadero escenario de esta obra, drones y misiles rusos seguían destrozando el país. Trump asegura que está cerca de poner fin a la "terrible guerra de Biden". Y Putin sigue sin enseñar sus cartas.
Todo lo que tiene que ver con Donald Trump, especialmente en los grandes momentos de su carrera política, tiene algo de teatral. Este lunes, en su reunión en la Casa Blanca con líderes europeos y Volodímir Zelenski, el presidente estadounidense volvió a manejar la política como un show, aunque eso no implique que todo sea una ficción. La cumbre, al menos en apariencia, concluyó con una presunta satisfacción por parte de todos y con varios avances importantes.