AfD se frota las manos: por qué una jueza progresista puede romper la baraja del Gobierno alemán
La votación de la candidata a jueza Frauke Brosius-Gersdorf se ha convertido en el centro de una campaña orquestada por la extrema derecha para debilitar a la coalición de Merz
El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) tiene un plan desde hace tiempo. Una parte de ese plan se materializó en las elecciones de febrero de este año, cuando consiguió posicionarse como la segunda fuerza política en Alemania. La otra parte quedó clara en un documento presentado recientemente por Beatrix von Storch, vicepresidenta parlamentaria de la formación, y en el que se muestra una estrategia para debilitar la coalición entre los conservadores de la CDU y socialdemócratas del SPD.
El primer paso para conseguir este objetivo es intentar que AfD salga del aislacionismo al que ha sido arrastrado por el cordón sanitario impuesto por las formaciones políticas. Por ahora, siguen sin posibilidades de gobernar junto con otra formación pero, por ahora, han conseguido dominar una parte del discurso público para aumentar la polarización. La historiadora Katja Hoyer escribía en un artículo publicado en Bloomberg que uno de los grandes objetivos actuales del partido ultraderechista es "impulsar al SPD hacia la izquierda" para que una parte de los conservadores se alejen de su socio de coalición y no tengan más remedio que buscar otro aliado en el espectro de la derecha.
Parece que lo están consiguiendo. La semana pasada, la opinión pública alemana estuvo dominada por una votación que normalmente hubiera pasado desapercibida. El pasado 11 de julio, tres jueces de Tribunal Constitucional iban a ser elegidos en el Bundestag, en un proceso hasta ahora ajeno a la polémica porque son fruto de acuerdos entre los grandes partido. Este caso no iba a salirse de la norma y los diputados de la CDU y SPD habían acordado que los tres nombres serían aprobados. Pero, ese mismo día, la votación fue cancelada después de una intensa campaña de desprestigio contra uno de los jueces. Específicamente, la candidata propuesta por los socialdemócratas, Frauke Brosius-Gersdorf.
Una de las primeras personas en lanzar acusaciones contra la abogada fue Julian Reichelt, exdirector del periódico Bild y ahora redactor del medio Nius, conocido por su acercamiento a las ideas de extrema derecha. Según el periodista, Brosius-Gersdorf estaba a favor de apoyar el aborto en cualquier escenario. "¡Hay que detenerla!", exigió Reichelt en uno de los muchos artículos que publicó el medio sobre la candidata al Constitucional.
Poco después, Beatrix von Storch, afirmó en X que Brosius-Gersdorf era una "activista radical de izquierda que, en esencia, defiende el aborto hasta el noveno mes". En realidad, la postura de la abogada no va en contra de la ley actual en Alemania, donde el aborto es ilegal, pero están exento de sanción durante los tres primeros meses si la mujer embarazada recibe asesoramiento previo. La propuesta de es legalizar los abortos durante los tres primeros meses.
Sin embargo, la campaña en su contra ya estaba lo suficientemente avanzada como para permitir aclaraciones. Además de la polémica relacionada con el aborto, otros políticos y medios de comunicación alemanes criticaron que estaba a favor de la vacunación obligatoria. Ahí fue cuando quedó claro que muchos diputados de la CDU iban a dar marcha atrás y a rechazar su candidatura como jueza al Tribunal Constitucional. La conservadora Saskia Ludwig afirmó que Brosius-Gersdorf era "inelegible" por su presunta defensa de la vacunación obligatoria. Varios diputados de la CDU en el Bundestag se unieron a esta postura y manifestaron anónimamente su oposición a la candidata en el Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Un día antes de la votación prevista en el Bundestag, Stefan Weber, conocido en Alemania como el "cazador de plagios", lanzó una acusación contra la abogada. Anteriormente, Weber había incriminado a otros destacados políticos verdes como Annalena Baerbock, exministra de Asuntos Exteriores, y Robert Habeck, exministro de Economía.
En este caso, Weber argumentó que la tesis de Brosius-Gersdorf compartía similitudes con una otra publicada por su esposo el mismo año, aunque el investigador dijo que no podía estar seguro de quién pudo haber plagiado a quién. "Aún no lo sabemos", dijo al periódico Bild. "Ese es el punto de fricción. Ambas obras se completaron casi simultáneamente en 1997".
La (efectiva) guerra cultural de AfD
Aun sin pruebas, en pocos días, Frauke Brosius-Gersdorf estaba en el ojo del huracán. La empresa de asesoramiento político Polisphere analizó 40.000 mensajes contra la candidata y descubrió que otro de los grandes puntos de la polémica estaba centrado en la postura de la abogada a favor de prohibir a AfD. La candidata también recibió correos sospechosos y amenazas, incluidas aquellas dirigidas a su familia y personal, a quienes aconsejó que dejaran de trabajar en sus despachos docentes, según un reportaje publicado en World Socialist Web Site.
El caso de la candidata al Constitucional ha sido el primer varapalo político de Friedrich Merz desde que se convirtió en canciller del Gobierno de coalición. No es, sin embargo, la primera vez que una parte de su partido le tiende una emboscada política. La votación de su investidura en el Bundestag pasó de parecer un mero trámite a una jornada frenética en la que necesitó dos votaciones para conseguir la mayoría, después de que una parte de sus presuntos aliados políticos parecieran echarse atrás.
Ahora, ha sido su propio partido el que ha hecho temblar el suelo político después que muchos conservadores decidieran no apoyar la candidatura de la abogada Brosius-Gersdorf. En una conferencia de prensa, que estaba destinada a ser una oportunidad para que Merz hablara de los primeros logros del Gobierno, acabó centrándose prácticamente en la polémica candidata. El canciller calificó las críticas a Brosius-Gersdorf de "inaceptables, irrelevantes" y, en algunos casos, "insultantes y despectivas".
Das Kruzifix in Schulklassen sei verfassungswidrig, das Kopftuch bei Lehrerinnen dagegen „Ausdruck persönlicher Religionsausübung": Frauke Brosius-Gersdorf bestätigt bei Lanz offen und frei, dass sie eher nichts gegen Kopftücher im Staatsdienst hat. Tja pic.twitter.com/qwqG8uDxya
— alexander moehnle (@AMoehnle) July 15, 2025
La votación se repetirá y todavía no se ha decidido si se seguirá apostando por la abogada o por otro candidato. Pero una parte del daño ya está hecho. El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, dijo que tenía miedo de que esta situación hubiera "perjudicado" a la coalición. Un logro que la historiadora Katja Hoyer relaciona con las "guerra culturales" de Alternativa para Alemania.
"Están obligando a los conservadores a adoptar posturas más claras en temas como la familia, la inmigración y la política económica”, afirma. El objetivo es debilitar a los políticos más de centro y asegurarse de que los socios de coalición de Merz, los socialdemócratas de la SPD, "se desplacen tanto a la izquierda que resulte imposible para un partido conservador con una visión cristiana del mundo cooperar con ellos", continúa.
Este conflicto ha puesto de relieve las divisiones dentro de una coalición que no ha cumplido ni sus primeros 100 días de gobierno, y también su fragilidad por su débil mayoría parlamentaria. La popularidad de AfD, afianzada tras las elecciones de febrero de este año, ha provocado que la coalición de Merz tenga un 52% de los escaños, lo que le hace vulnerable a las polémicas o deserciones.
Los jueces son elegidos por una mayoría de dos tercios, y se crea una comisión electoral de doce miembros, que incluye representantes de todos los grupos parlamentarios. Si la candidatura se presenta al Bundestag, generalmente se garantizan las mayorías necesarias. Hasta este julio, el Tribunal Constitucional era muy ajeno a realidades como la de Estados Unidos, donde el Tribunal Supremo tiene influencias de los gobiernos como el del actual, capitaneado por Donald Trump. Sin embargo, la polémica de Frauke Brosius-Gersdorf ha demostrado que este período de estabilidad podría haber llegado a su fin en Alemania.
Para muchos analistas, la esperanza está en que todavía hay muy pocas posibilidades de que AfD llegue al poder. Más allá del cordón sanitario, los expertos afirman que el partido fundado en 2013 está centrado en “"perturbar", más que en gobernar. Incluso el cofundador y exlíder de la AfD, Alexander Gauland, describió a su partido como una "chusma ingobernable".
Pero es importante ser cauteloso. "Esto marca una nueva etapa en la evolución de un partido que, según las encuestas, podría alcanzar hasta un tercio del electorado. Las contradicciones que la AfD ha identificado en la coalición gobernante son vulnerables a ser explotadas. Merz y sus socios deben pensar en estrategias para defender su frágil alianza. Una cosa es segura: será atacada por una nueva AfD, armada con un plan y llena de ambición", concluye la historiadora Katja Hoyer a Bloomberg.
El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) tiene un plan desde hace tiempo. Una parte de ese plan se materializó en las elecciones de febrero de este año, cuando consiguió posicionarse como la segunda fuerza política en Alemania. La otra parte quedó clara en un documento presentado recientemente por Beatrix von Storch, vicepresidenta parlamentaria de la formación, y en el que se muestra una estrategia para debilitar la coalición entre los conservadores de la CDU y socialdemócratas del SPD.