En Israel y Palestina, un segundo pasaporte te puede salvar la vida: así funciona la jugosa industria

"Siempre quise tener un pasaporte europeo, es tan importante como el carné de conducir", dice Tzvi Vaknin, experto en marketing digital de 37 años, nacido en la ciudad de Ashdod, a 20 kilómetros de Gaza en línea recta. "Cuando mi padre murió, nos sentamos en la shivá (los siete días que siguen al fallecimiento, donde los familiares se reúnen y reciben consuelo y comida) y me dije que había llegado la hora. Una amiga tenía un negocio para ayudar a la gente a sacar pasaporte portugués y contraté sus servicios. Primero te miran si tienes derechos, si desciendes de judíos expulsados de la península ibérica, los españoles cerraron el grifo con las nacionalidades y entonces lo abrieron los portugueses. Aunque ahora es mucho más difícil también con ellos. Yo lo conseguí porque mi padre nació en Marruecos".

Vaknin vive ahora en Pafos, Chipre. "La guerra fue la espoleta. Teníamos una bebé de 9 meses, y aunque desde 2008 nos tiraban misiles a la casa, eso no era lo grave, eran solo misiles, pero en el momento en el que pasó lo que pasó (el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023) y el gobierno es el que es, le dije a mi mujer que si le apetecía comprar un billete solo de ida. Y aquí estamos, en Pafos".

Adi Radai dice que un pasaporte extranjero para ella era una seguridad para poder irse de Israel en caso de necesidad. "Elegí el pasaporte rumano porque mi padre ya lo tiene y eso aligera el proceso. Lo hice con una abogada israelí, me costó 7.000 shekels (1.790 euros) y al año y medio lo recibí, ¡ya lo tengo en casa!, ah, y Rumanía me convenció porque está en la Unión Europea".

Gila Alon viajó a Portugal en medio de la guerra con sus dos hijos, de 15 y 9 años, para recoger sus pasaportes portugueses solicitados un año antes. "Soy viuda y quería dejarles a mis hijos algo útil, su educación, en la que invierto esfuerzo, depende mucho de ellos, pero el pasaporte europeo no, es un regalo que necesitaba hacerles y ya lo tienen. Ahora puedo pensar en irnos".

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En Israel hay hoy en día unos 60.000 portugueses y unos 9.000 españoles. Es decir, portadores de esos pasaportes que les permiten salir del país libremente.

Mientras, en Gaza

A.S., un palestino de Ciudad de Gaza, logró salir con su familia —ocho miembros en total— a mediados de noviembre de 2023 gracias a que poseen pasaporte francés. Él y los suyos formaron parte del reducido grupo de gazatíes con doble nacionalidad que pudieron abandonar la Franja en las primeras semanas de la guerra. Su país había coordinado previamente con las autoridades fronterizas palestinas y egipcias, y sus nombres figuraban en la lista enviada por el consulado en Jerusalén a los funcionarios del paso de Rafah.

Entonces, tras esperar en la terminal durante horas, consiguieron irse, "fue una agonía, creí que no íbamos a conseguirlo. Fue un milagro llegar vivos a Rafah, por los bombardeos israelíes, los francotiradores y luego la espera y la incertidumbre de si los nombres estaban en la lista o no, sentía que nada estaba en mi control", relata.

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Rafah también sirvió como salida para los que no tenían pasaporte extranjero, pero pagaron a los "agentes" con supuestas relaciones con la inteligencia egipcia que coordinaban las salidas desde el sur de Gaza, Rafah, hacia Egipto.

Otros miembros de la familia de A.S. que no tienen pasaporte extranjero pagaron alrededor de 9.000 dólares por persona para salir de Gaza.

Samira (no es su nombre verdadero), de 36 años, con pasaporte europeo que prefiere no revelar, también salió de Gaza, pero no quiere contar cómo lo logró, porque fue vía Israel. Hay casos así también, rodeados de secretismo para proteger a las personas que lo consiguieron por esa vía y porque es un estigma para muchos palestinos haber salido por este país y que se sepa. "Lo que sí, a los israelíes no hay que pagarles ningún soborno", dijo ella.

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Desde el comienzo de la guerra Gaza, sometida a bloqueo por parte de Israel y Egipto desde 2007, ha visto a algunos de sus ciudadanos salir a cuentagotas. Los cruces con Israel se cerraron para personas de inmediato y también los egipcios levantaron murallas, literalmente, y acercaron tanques para evitar cualquier flujo humano de la franja. Aun así, hay gazatíes que tratan de salir consiguiendo un pasaporte extranjero, en un lugar donde no hay embajadas, tampoco impresoras a color para imprimir los documentos que se solicitan.

Motaz Azaiza, un fotoperiodista de 25 años, protagonizó un anuncio para una empresa jordana que ayuda a obtener ciudadanía extranjera a sus clientes. "Siempre conservaré ambos pasaportes y seguiré siendo palestino de Deir al-Balah, Gaza, Palestina", declaró Azaiza en el video de MultiCitizenships, mientras sostenía su nuevo pasaporte de Dominica, la isla nación caribeña.

La empresa, dirigida por Mai Enizat, gestiona pasaportes de cinco islas de la Commonwealth británica, y cuenta que el de la isla de Dominica es el más sencillo de conseguir y menos costoso.

El video promocional intercala escenas de edificios bombardeados en Gaza y los servicios de emergencias ayudando a los heridos, mientras Azaiza explica sus razones para obtener la ciudadanía extranjera. "Me facilitará la vida y me garantizará una vida digna, así que ¿por qué no?".

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En una versión más larga de cinco minutos del video, publicado por primera vez en diciembre de 2024, Azaiza explica cómo perdió la oportunidad de mostrar su trabajo en Italia debido a la precaria conexión a internet de Gaza durante la guerra.

En redes sociales, MultiCitizenships publicó hace unos meses un anuncio de Azaiza con su nuevo pasaporte en la mano, con el texto: "Un segundo pasaporte también acaba con parte de tu sufrimiento".

Mai Enizat explica que su negocio no es único, "este tipo de empresa existe en otros lugares del mundo. La peculiaridad de la mía que tenemos cero negativas, es decir, todos nuestros clientes han recibido su pasaporte".

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La propuesta de este tipo de empresas es de dos tipos: el solicitante puede conseguir la nueva nacionalidad invirtiendo en bienes raíces en las islas o mediante un donante. La media a pagar son 200.000 dólares.

"Después de Motaz, otra mucha gente de Gaza ha aplicado y hemos dado pasaportes. En el caso de Motaz, en realidad, él no pagó, nosotros le financiamos la donación", explicó sin extenderse en el no pequeño detalle. Su trabajo fotografiando el devastado enclave y sus gentes le pareció a Enizat un caso que debía ser apoyado. Y no es el único, pero tampoco de eso ella habla mucho.

Facilitar el sistema para salvar vidas

El abogado israelí especialista en inmigración León Amiras, con oficina en Jerusalén, también recibe muchas consultas de latinoamericanos que desean ayudar a sus familiares en Gaza. "La situación es así", explica: "A los que tenían pasaporte extranjero ya los sacaron al principio de la guerra y los que están en Gaza con su pasaporte extranjero no pueden salir. El planteamiento diplomático es desesperante e imposible. Hay muchos chilenos y mexicanos en Gaza que han intentado salir y para ello deben tener un permiso de la embajada de su país y esa embajada está o en El Cairo o en Ramala, y no pueden llegar a esas oficinas a por los papeles, sé de casos que pagaron sobornos para poder llegar a las embajadas."

Amiras dice que si los países de verdad quisieran ayudar podrían aplicar sistemas simples "como entregar un pasaporte temporal o un salvoconducto para que los palestinos que quieran vivir en España, Argentina, donde fuera, puedan salir de la Franja de Gaza por Egipto, digamos, presentarse a la embajada española en El Cairo, y de ahí tomar un avión. Y eso podría tirar un granito de arena en la tragedia de gente que quiere salir de Gaza, pero no lo puede hacer si no tiene miles de dólares para pagar a las mafias".

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"Todo el mundo dice que está a favor de los palestinos de Gaza, pero a la hora de hacer, parece que todos son ciegos, sordos y mudos", añade.

Además, el abogado explica que, en parte porque la ley española y la portuguesa han detenido la expedición de pasaportes y hay nacionalidades difíciles de conseguir, como la alemana y la polaca, "hay israelíes dispuestos a pagar cifras siderales para sacar una ciudadanía cueste lo que cueste, y por eso hay muchas estafas, en particular de empresas de abogados en otros países que cobran y prometen, pero no cumplen".