Trump exige cesiones para sus 'big tech': Canadá ha cedido, ¿lo hará la UE?
Se acerca la fecha límite de negociación entre EEUU y la Unión Europea para evitar una guerra comercial total. Trump quiere cesiones en el ámbito de los gigantes digitales
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Canadá ha acabado cediendo. La presión de la Casa Blanca ha hecho que el Gobierno canadiense anunciara que no empezaría a recaudar una ‘tasa digital’ por la que aplicaría un nuevo impuesto a las ‘big tech’, para así facilitar la negociación comercial entre Washington y Ottawa. Es el tipo de cesión que la administración americana pide a los socios a cambio de no aplicar los aranceles generales que Donald Trump anunció en el bautizado como "Día de la Liberación" y que quedaron suspendidos durante 90 días. La Casa Blanca espera que la UE ceda también en el ámbito de las grandes empresas digitales, como ya ha hecho Canadá.
La administración Trump ha puesto en su diana la Ley de Servicios Digitales (DSA), uno de los instrumentos centrales que ha creado la Unión Europea para hacer a las plataformas online más responsables respecto a los contenidos que diseminan, así como la Acta de Mercados Digitales (DMA), que aplica nuevas normas de competencia a las grandes plataformas digitales, no solamente a las americanas, también a otras como la china TikTok.
Hasta ahora el mensaje de la Comisión Europea, que es la que negocia este tipo de acuerdos comerciales, ha sido claro: esa es una ley europea y es una cuestión de soberanía. Trump, sin embargo, considera que es un punto de la negociación que vienen manteniendo Washington y Bruselas. Tras el anuncio de Canadá de la retirada de su tasa digital, el presidente de EEUU escribió en su red social que Ottawa la iba a aplicar "copiando evidentemente a la Unión Europea, que ha hecho lo mismo, y actualmente está en conversaciones con nosotros" sobre dicho punto.
La realidad es que la UE no aplica ninguna tasa digital común a los gigantes digitales y el presidente de EEUU estaba confundiendo ese gravamen con la DSA y la DMA, que incluyen, en caso de incumplimientos, multas punitivas que la Casa Blanca considera equivalentes a impuestos.
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"Hemos sido muy claros sobre la soberanía de nuestro proceso de toma de decisiones, incluidas nuestras leyes digitales, son intocables", ha señalado el Ejecutivo comunitario. Sin embargo, el Wall Street Journal asegura que la oficina del representante comercial de EEUU (USTR), Jamieson Greer, ha circulado un documento con el estado de las negociaciones, según el cual el Ejecutivo comunitario se abriría a mantener un diálogo con las autoridades americanas respecto a cómo aplicar estas dos legislaciones europeas. Henna Virkkunen, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea a cargo de Soberanía Digital, ha asegurado en una entrevista con el portal de noticias europeas Politico que "esto no forma parte de las negociaciones comerciales por nuestra parte".
Aunque la Comisión Europea ha negado que vayan a ceder a la presión de la Casa Blanca, lo cierto es que los últimos meses muestran que Bruselas no puede librarse fácilmente de ella. En abril, el Ejecutivo comunitario aplicó por primera vez dos multas por incumplimiento de la DMA, una a Apple y otra a Meta, la compañía matriz de Facebook. La cara es que la Comisión seguía aplicando las normas a pesar de las permanentes amenazas de Trump y de su equipo, la cruz es que los críticos consideran que las multas, de 500 y 200 millones respectivamente, mostraban que la institución quería evitar una confrontación a toda costa, aplica sanciones mínimas.
Maros Sefcovic, comisario de Comercio, ha viajado a Washington y se encuentra en días de reuniones claves de cara a la fecha límite del 9 de julio. En Bruselas hay dudas respecto hasta qué punto el Ejecutivo comunitario está dispuesto a ceder. Hay países, como Alemania e Italia, muy expuestos comercialmente a EEUU, que creen que hay que hacer las cesiones que sean necesarias para evitar un escenario sin acuerdo que, según las amenazas de Trump, podría llevar a la aplicación de aranceles generales de hasta el 50%. Otros Estados miembros, menos expuestos, creen que hay que mantenerse firmes.
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Hasta ahora parece haber dos corrientes dentro de la Comisión Europea. Cuando más se sube hacia las plantas nobles, más flexibilidad parece haber en las negociaciones. Ursula von der Leyen, presidenta del Ejecutivo comunitario, que en el pasado se ha mostrado más contundente, ha empezado a ser más evasiva respecto a lo que está sobre la mesa de negociación. Sin embargo, en la dirección general de Comercio, donde se encuentra el músculo negociador del Ejecutivo comunitario, se señala que la DMA y la DSA son "líneas rojas". El Parlamento Europeo, que acumula ya muchas cuentas pendientes con Von der Leyen y donde incluso se ha promovido una moción de censura contra la alemana, consideran que cualquier cesión en ese sentido sería completamente inaceptable.
El riesgo es que puedan hacerse cesiones sin que sean explícitas. Ya en los últimos meses hubo críticas respecto a la debilidad de la aplicación de las normas digitales, con acusaciones a Von der Leyen de interferencia en las investigaciones. Las normas para las ‘big tech’ no dependen de ningún órgano propiamente técnico, sino que se realizan en el mismo seno de la Comisión Europea, que aunque es una estructura técnica no deja de ser una institución con un liderazgo político, lo que hace muy difícil la independencia de los técnicos a la hora de aplicar normas.
Para la Comisión Europea y Bruselas como capital política de la UE, esta cuestión va mucho más allá de las negociaciones comerciales con EEUU. La Unión ha sido durante décadas un gigante regulatorio, que ha aprovechado el sistema multilateral para establecer altos estándares y proyectar así su poder. Con un enorme mercado interior, la UE obligaba a las empresas de todo el mundo a cumplir con su regulación si querían vender sus productos a los europeos. Si el Ejecutivo comunitario se ve obligado a hacer cesiones en este sentido se estaría certificando que en el nuevo mundo de gigantes continentales, con EEUU y China en plena carrera tecnológica y comercial, la Unión está perdiendo el que era su principal poder hasta el momento.
Canadá ha acabado cediendo. La presión de la Casa Blanca ha hecho que el Gobierno canadiense anunciara que no empezaría a recaudar una ‘tasa digital’ por la que aplicaría un nuevo impuesto a las ‘big tech’, para así facilitar la negociación comercial entre Washington y Ottawa. Es el tipo de cesión que la administración americana pide a los socios a cambio de no aplicar los aranceles generales que Donald Trump anunció en el bautizado como "Día de la Liberación" y que quedaron suspendidos durante 90 días. La Casa Blanca espera que la UE ceda también en el ámbito de las grandes empresas digitales, como ya ha hecho Canadá.