Negro o blanco: ¿Hace bien UK al divulgar la etnia del sospechoso?
Gavin Stephens, presidente del Consejo Nacional de Jefes de Policía (NPCC), considera que en una era en la que la información se comparte rápidamente en internet, la verdad puede ser un "antídoto" contra la desinformación
Jason Pye, investigador jefe de la Policía de Merseyside y Sarah Hammond, Fiscal Jefe de la Corona, hablan con los medios de comunicación. (EFE)
"Hombre británico blanco de 53 años del área de Liverpool". La rapidez con la que la Policía de Merseyside reveló la nacionalidad y el origen étnico del sospechoso tras el atropello masivo ocurrido en mayo en la ciudad inglesa llamó poderosamente la atención. Setenta y nueve personas, entre ellas varios menores, resultaron heridas después de que un coche se metiera en una calle cortada donde alrededor de un millón de aficionados se habían concentrado para celebrar el título de la Premier League del club.
Normalmente, las autoridades simplemente revelan la edad de la persona y el lugar donde ha sido detenido. Pero, en esta ocasión, apenas dos horas después del incidente, se mandó un comunicado urgente con datos muy concretos del sospechoso, del que luego se supo era "un tipo familiar", vecino de la zona, que estaba borracho. Esto ha marcado un antes y un después.
¿Ser sospechoso siendo negro o blanco supone alguna diferencia? ¿Es necesario cambiar las normas para ser más transparente? ¿Ofreciendo más datos del detenido se minimizan los altercados antiinmigración o se agravan? ¿Es la mejor forma de combatir la desinformación en redes?
La actuación policial tenía un claro objetivo: evitar un nuevo 'caso Southport'. Hace justo ahora un año, Reino Unido vivió la peor ola de disturbios de su historia reciente después de que tres menores fueran asesinadas —y otras resultaron heridas— tras un apuñalamiento en una escuela de verano. Entonces, la Policía de Merseyside no reveló inicialmente la identidad del sospechoso, al ser menor de edad. Le faltaba solo una semana para cumplir 18 años. Pero el vacío de información se llenó rápidamente de noticias falsas que inundaron las redes.
El asesino ni era solicitante de asilo recién llegado al país, ni tampoco era sirio ni musulmán. Axel Rudakubana había nacido en Cardiff —de padres ruandeses— y no tenía vínculos directos con el islamismo. Pero, para cuando los datos salieron a la luz, ya era demasiado tarde. El caos y violencia se había extendido por una treintena de ciudades de todo el país, con manifestantes antiinmigración, destruyendo mezquitas y todo lo que encontraban a su paso. Más de mil personas fueron arrestadas y 796 fueron imputadas.
No ha sido un caso aislado. Este mismo mes, en Irlanda del Norte, los manifestantes antiinmigración también han causado, durante varios días, daños materiales y se han enfrentado a los agentes con todo tipo de armas (desde cócteles molotov hasta hachas) tras la agresión sexual de una chica de 14 años en la localidad de Ballymena. Cuando los sospechosos, menores de edad, comparecieron ante el tribunal y fueron acusados de intento de violación, un intérprete rumano les leyó los cargos, lo que dejó claro que eran extranjeros.
Gavin Stephens, presidente del Consejo Nacional de Jefes de Policía (NPCC), considera que en una era en la que la información se comparte rápidamente en internet, la verdad puede ser un "antídoto" contra la desinformación. "Debemos operar con transparencia y apertura. Cuando sea correcto divulgar la información, debemos hacerlo", matiza. Por su parte, Mark Rowley, responsable de Scotland Yard, también se muestra a favor de divulgar datos personales de los sospechosos con mayor frecuencia. "A veces, la naturaleza de la investigación, la naturaleza del caso, lo dificulta, pero en principio, por supuesto, la transparencia es buena", añade.
No obstante, este nuevo enfoque ha generado un amplio debate en un país donde el partido de ultraderecha Reform ha triunfado en las últimas elecciones locales prometiendo apuntar a políticas de igualdad, diversidad e inclusión; y el propio premier Keir Starmer —ensombrecido por el auge del populismo— ha dicho que Reino Unido corre el riesgo de convertirse en "una isla de extraños" si no hay más controles migratorios.
¿Qué hará una fuerza policial si la información sobre el sospechoso no es clara? Aún más problemático, ¿qué hará una fuerza policial si arresta en circunstancias similares a alguien que sea un migrante recién llegado o que tenga un nombre claramente musulmán? ¿Puede esto afectar en el juicio?
Dal Babu, ex oficial superior de Scotland Yard, enfatiza que la decisión "sin precedentes" de compartir la información del sospechoso en el caso concreto de Liverpool para combatir la desinformación racista e islamófoba en redes sociales fue "correcta", aunque teme que esto pueda generar problemas a largo plazo. "No hace falta ser un genio para predecir lo que sucederá: La extrema derecha lo tergiversará y dirá: 'Bien, ya mencionaste la raza porque es una persona blanca. ¿Por qué no mencionas la raza de la siguiente persona?'. Esto presentará algunas dificultades y desafíos para la policía", afirmó.
En este sentido, considera "fundamental" que la gente no lo vea como un precedente, ya que cada "incidente será diferente". Muchos expertos legales comparten la opinión de que, en determinadas circunstancias, revelar la etnia de un sospechoso podría provocar disturbios en lugar de sofocarlos.
La aplicación de la ley de desacato
El qué puede revelar la policía, el público sobre un caso judicial en curso y cuándo se puede decir se rige por las leyes de desacato al tribunal, que abarcan una amplia gama de conductas en Reino Unido. Estas leyes impiden conductas que puedan perturbar los procedimientos judiciales, como gritar en el tribunal o causar disturbios de cualquier otra forma. También prohíben las publicaciones que creen un riesgo sustancial de que los procedimientos judiciales se vean gravemente obstaculizados o perjudicados y garantizan el cumplimiento de las órdenes judiciales.
En el caso del asesino de Southport, las leyes de desacato prohibían la divulgación de información que pudiera haber perjudicado el juicio posterior, donde fue condenado con 52 años de prisión. Las autoridades no pudieron revelar, por ejemplo, que Rudakubana tenía antecedentes penales y había sido remitido tres veces a Prevent, el programa antiterrorista.
Sin embargo, el reciente informe de la Cámara de los Comunes sobre este caso sugiere que las leyes de desacato "no son adecuadas para la era de las redes sociales". Asimismo, la Comisión Jurídica, un organismo estatutario independiente encargado de revisar la legislación de Inglaterra y Gales y proponer reformas, ha declarado que es una "pregunta abierta" si la publicación de más información podría haber prevenido o mitigado los disturbios.
A principios de mayo, la inspección policial publicó un informe sobre la respuesta de Southport en el que afirmaba que las fuerzas policiales "deben comprender mejor cómo la rapidez de los acontecimientos les obligará a contrarrestar las narrativas falsas en línea".
Sin embargo, la simple divulgación de la raza del hombre arrestado el pasado mes de mayo en Liverpool no ha llenado por completo el vacío informativo. La foto de un hombre circuló en redes sociales, identificándole erróneamente como la persona arrestada. Independientemente de lo que la policía haga público, el verdadero desafío es que cualquier persona con un teléfono móvil hoy en día puede comentar al instante sobre cualquier evento, sin saber que se está exponiendo a cometer un delito de desacato.
Desde que Elon Musk asumió el control de X (antes Twitter) se ha cambiado además la forma en que la plataforma modera el contenido falso y de odio, facilitando la difusión de desinformación, donde el debate racial tiene gran protagonismo. "Si se juntan culturas incompatibles sin asimilación, el conflicto es inevitable", escribió el propio Musk en su cuenta de X en relación con los disturbios del año pasado.
Ante el gran número de manifestantes arrestados, el controvertido magnate multimillonario (hasta hace poco mano derecha de Donald Trump) acusó al premier Keir Starmer de estar utilizando un "doble rasero", ya que, a su parecer, la policía británica trataba con menos dureza la violencia perpetrada por delincuentes no blancos.
En Inglaterra y Gales, las personas negras tenían 3,7 veces más probabilidades de ser detenidas y registradas que las personas blancas en 2023/24, según los últimos datos oficiales. Con todo, la extrema derecha considera que existe una "justicia de dos niveles" con "sesgo flagrante" contra los cristianos y hombres blancos heterosexuales.
"Las personas negras tenían 3,7 veces más probabilidades de ser detenidas"
El Consejo de Sentencias, el organismo independiente que establece las directrices para la imposición de penas en los tribunales de Inglaterra y Gales, debía haber introducido el pasado mes de marzo las nuevas normas sobre cómo los jueces deberían determinar el castigo para las personas pertenecientes a minorías étnicas. Pero su implementación se ha aplazado debido al rechazo político.
Las directrices abogaban por realizar un informe previo para criminales pertenecientes a una minoría étnica, cultural o religiosa, junto con otros grupos como los adultos jóvenes de entre 18 y 25 años, las mujeres y las mujeres embarazadas. Shabana Mahmood, secretaria de Estado de Justicia del actual gobierno laborista, declaró que la medida propuesta era "inaceptable" y equivalía a un "trato diferenciado ante la ley", e instó al consejo a revocarla.
Por su parte, Yvette Cooper, ministra de Interior, ha condenado las graves deficiencias de las autoridades para proteger a los menores de las bandas de explotación sexual, al anunciar que, por primera vez, se exigirá formalmente a la policía que recopile datos sobre etnia y nacionalidad en todos los casos de abuso y explotación sexual infantil.
La medida ha sido anunciada después de que los espeluznantes abusos de Rotherham hayan vuelto a la agenda de Westminster. Durante décadas —algunos episodios se remontan a los años 80—, miles de menores en Reino Unido fueron víctimas de abusos por parte de bandas, donde la mayoría de sus miembros eran británicos de origen paquistaní. Pero los crímenes —cuyo elemento de motivación racial y religiosa es más que incómodo para políticos y policía— no se investigaron de manera eficiente. La reciente pesquisa ha revelado que algunas autoridades se negaron a considerar la etnia de los agresores por temor a parecer racistas.
"Hombre británico blanco de 53 años del área de Liverpool". La rapidez con la que la Policía de Merseyside reveló la nacionalidad y el origen étnico del sospechoso tras el atropello masivo ocurrido en mayo en la ciudad inglesa llamó poderosamente la atención. Setenta y nueve personas, entre ellas varios menores, resultaron heridas después de que un coche se metiera en una calle cortada donde alrededor de un millón de aficionados se habían concentrado para celebrar el título de la Premier League del club.