Trump llega a una OTAN dispuesta a dorarle cualquier píldora (y Sánchez como cabo suelto)
Casi todos los aliados de la OTAN quieren mantener a Trump lo más contento posible. Y más ahora, en un momento en el que la Alianza se juega su unidad. Tal vez esa sea una de las principales razones por las que Rutte le ha adulado descaradamente
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En el palacio de Huis ten Bosch —uno de los tres de la familia real holandesa, en La Haya— se ha producido esta noche una escena algo fuera de lo común. Son pocas las ocasiones en las que la familia real neerlandesa acoge invitados, y aun las menos aquellas en las que uno de ellos pase la noche en un sitio reservado expresamente para su uso personal. Sin embargo, todo es poco para agasajar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su asistencia a la cumbre de la OTAN.
Si Enrique IV dijo que "París bien vale una misa", conseguir que el temperamental y esquivo Trump no descarrile la cumbre bien vale un trato de lujo en el palacio real y un desayuno exclusivo con el rey Guillermo, debió pensar el secretario general de la Alianza y ex primer ministro neerlandés, Mark Rutte.
Y si es necesario subir las revoluciones a la adulación, así sería. Quizá sea esa la motivación detrás de un polémico mensaje filtrado por el propio Trump, poco después de subir finalmente al Air Force One rumbo a La Haya, en el que Rutte aprovecha el último triunfo del republicano (el débil alto el fuego entre Israel e Irán) para colocar a la cita Atlántica como "otro gran éxito" en el haber de Trump. "Vuelas hacia otro gran éxito en La Haya (...). Donald, nos has dirigido hacia un momento muy, muy importante para América y Europa, y el mundo. Vas a conseguir algo que no ha conseguido ningún presidente en décadas (...) Europa va a pagar a lo GRANDE, como debe, y eso será tu victoria".
Quizá sea esa la manera de "hablar" el idioma de Trump y mantenerlo alineado con la parte más europea de la Alianza. Aunque Rutte se empeñe en asegurar el compromiso de Estados Unidos con la OTAN, insistiendo a los socios este miércoles en que "dejen de preocuparse" y señalando elementos como la elección de un general de alto renombre y estrellas como comandante del Mando Aliado de Operaciones (SACEUR) como ejemplo, es innegable que, en lo personal, Trump tiene otros deseos e impulsos.
Así que las edulcoradas alabanzas encajan en ese intento de conseguir una cumbre sin demasiados dramas: que Trump, entusiasmado por su sensación de éxito tras el bombardeo estadounidense sobre las instalaciones nucleares en Irán y el posterior alto el fuego, se muestre conciliador con la OTAN. "Yendo a la OTAN ahora, donde, incluso en el peor escenario, será un periodo mucho más tranquilo que lo que acabo de pasar con Israel e Irán (...) Con suerte, ¡conseguiremos muchas cosas!", declaró Trump ante subirse al avión.
Tras la cena de líderes del martes, este miércoles se celebrará una cumbre reducida con una única reunión de dos horas y media donde Trump y el resto de líderes firmarán un breve comunicado de unos pocos párrafos donde se espera que se confirme la formulación exacta del compromiso sobre el 5% del gasto en Defensa. "¡No fue fácil pero hemos conseguido que todos firmen ese 5%!", le decía Rutte a Trump en ese mensaje.
Pero en esa estrategia hay un cabo suelto: Pedro Sánchez.
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Durante años, Canadá ha sido el gran 'moroso' de la Alianza, con el menor gasto en defensa. Ahora, España corre el riesgo de, como titulaba el diario Politico, convertirse en el "nuevo villano". Con la presión estadounidense al máximo pero también las nuevas amenazas de agresión rusa que han galvanizado el gasto en defensa de los países del este, resultaba inevitable pensar que aquellos en la cola iban a estar en el ojo del huracán, entre ellos, España. Trump ya ha dado varias señales al respecto: declaró que España "es un problema" y uno de sus últimos mensajes en la red social Truth incluye una imagen del ránking de gasto bajo el titular "España amenaza con descarrilar la cumbre de la OTAN" por su "resistencia" a las "demandas de Trump".
Trump: "And they're having a problem with Spain. There’s a problem with Spain. Spain is not agreeing. Which is very unfair to the rest of the people, frankly." pic.twitter.com/Rxt5ob8iaH
— Dori Toribio (@DoriToribio) June 24, 2025
La cuestión es que, por las carambolas políticas internas del país, a Sánchez sí le puede interesar en esta ocasión esa confrontación directa.
A diferencia de Rutte y sus mensajes conciliadores, en los últimos días Sánchez ha apostado por unos métodos bien notorios y públicos, con la carta enviada este fin de semana, justo a las vísperas de la cumbre, en la que se niega en rotundo a ese 5% de Trump, al menos para España. No sería descabellado pensar que Sánchez podría querer utilizar una confrontación directa con Trump, al estilo como la de Volodímir Zelenski en el Despacho Oval, como una manera de dibujarse como el único líder europeo capaz de plantarle cara a unos objetivos "inasumibles" de Trump.
Gracias al compromiso de Rutte, por el que España cumplirá con los "objetivos de capacidades" pero sin comprometerse abiertamente a una cifra concreta, Sánchez no bloqueará el acuerdo final que se está negociando, que se espera dividir en dos categorías: un nuevo conjunto más amplio de partidas "relacionadas con la defensa" que podrían representar hasta el 1,5% del PIB, y el compromiso de gastar al menos el 3,5% del PIB en partidas tradicionales de defensa, como armamento, entrenamiento y salarios de tropas. Pero quedan todavía horas del miércoles y encuentros entre líderes para que ese momento Sánchez-Trump pueda producirse...
O no. En la agenda de la cumbre, además del 5%, hay otros elementos que distraen a Trump. Como por ejemplo, Ucrania. Si la cumbre del año pasado en Washington concluyó con el compromiso de respaldar la "vía irreversible" de Ucrania hacia la OTAN, la de este año apenas se centrará en una promesa más amplia de apoyo continuo a Kiev.
Ucrania, la gran olvidada
En esta cumbre, Ucrania está pasando más desapercibida. “No se va a hablar mucho de Ucrania en la OTAN”, aseguró Kurt Volker, enviado especial para Ucrania en la primera administración de Trump, días antes de su celebración. Una idea que Jamie Shea, exportavoz de la OTAN y antiguo secretario general adjunto, recoge en declaraciones para The Guardian. Advierte, incluso, de que esta cumbre será "decepcionante para Ucrania", especialmente porque "la mayoría de los aliados habrían querido un lenguaje mucho más firme". No solo con el apoyo, sino con la adhesión de Ucrania y una "vía más clara respecto a las sanciones contra Rusia".
Tres años después de la invasión de Rusia a gran escala, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, está pisando la OTAN casi de puntillas, sin llamar mucho la atención y simplemente respaldando las exigencias de Trump sobre el gasto en defensa. En la agenda de este miércoles, se espera que Trump y Zelenski se reúnan a lo largo del día de hoy, aunque apenas se han desvelado más detalles.
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El tradicional aluvión de promesas de armamento liderado por Estados Unidos será esta vez más contenido. Al igual que el avance hacia la adhesión de Ucrania a la Alianza, ya que ni siquiera forma parte de la agenda formal, por mucho que Rutte haya recordado a un grupo pequeño de periodistas que su adhesión es "irreversible". Aun así, los aliados europeos y Canadá han aportado ya 35.000 millones de dólares en asistencia militar a Ucrania en lo que va de año, según recordó. Una cifra que supone más de la mitad del objetivo de 50.000 millones fijado para 2025.
En el palacio de Huis ten Bosch —uno de los tres de la familia real holandesa, en La Haya— se ha producido esta noche una escena algo fuera de lo común. Son pocas las ocasiones en las que la familia real neerlandesa acoge invitados, y aun las menos aquellas en las que uno de ellos pase la noche en un sitio reservado expresamente para su uso personal. Sin embargo, todo es poco para agasajar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su asistencia a la cumbre de la OTAN.