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Paciencia y pragmatismo: la visión de Moscú sobre la guerra entre Israel, Irán y EEUU
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Paciencia y pragmatismo: la visión de Moscú sobre la guerra entre Israel, Irán y EEUU

Es probable que Rusia intente mantener al régimen iraní débil y fuera del alcance occidental, con la esperanza de explotar cualquier acuerdo para sus propios beneficios

Foto: Vladímir Putin, el 23 de junio de 2025. (EFE / Alezander Kazakov)
Vladímir Putin, el 23 de junio de 2025. (EFE / Alezander Kazakov)

Los ataques estadounidenses contra las instalaciones nucleares de Irán el 22 de junio asestaron un duro golpe a la posición de Rusia en Oriente Medio, debilitando a un aliado clave. Sin embargo, a corto plazo, el país tiene mucho que ganar. Desde el desvío de la atención estadounidense de Ucrania, junto con el desvío de armas y municiones, hasta el posible aumento de los precios del petróleo, serán bien recibidos por Moscú.

En última instancia, la decisión del presidente Donald Trump de involucrar a Estados Unidos en el conflicto entre Israel e Irán reforzó la arraigada creencia de Rusia de que es imposible lograr un acuerdo duradero con Washington. Moscú seguirá apegado a una estrategia a largo plazo, ejerciendo la paciencia y buscando maneras de aprovechar la crisis. Para los líderes rusos, no importa a quién elijan los votantes estadounidenses, porque Rusia siempre acabará tratando con alguien tan intransigente como el difunto senador John McCain.

Desde el 13 de junio, los ataques sin precedentes de Israel contra Irán han causado la muerte de 606 personas —incluyendo altas figuras militares y nucleares— y herido a más de 5.000, además de paralizar las defensas aéreas y los sistemas de misiles iraníes. Irán contraatacó bases militares e infraestructura energética israelíes, dejando 28 muertos.

Tras la intervención estadounidense, Irán atacó una base estadounidense en Qatar, aunque la advertencia permitió la evacuación de las tropas estadounidenses, sin que se registraran bajas. El 23 de junio, Trump declaró un alto el fuego, pero luego insinuó que ambas partes lo habían violado. La situación se está desarrollando rápidamente.

¿Defenderá Rusia a Irán?

Probablemente no. La alianza entre Teherán y Moscú nunca se convirtió en una alianza formal, y Moscú no tiene ninguna obligación de hacerlo en virtud de un tratado. El enfoque ruso hacia Irán es sumamente pragmático, priorizando los logros tangibles a cambio de una participación cautelosa. Recientemente, funcionarios iraníes incluso criticaron esta postura egoísta, afirmando que Moscú se aprovecha del apoyo iraní sin ofrecer una reciprocidad significativa.

Sin embargo, a los líderes rusos ciertamente no les agrada ver a Israel y Estados Unidos reconfigurando la geopolítica de Oriente Medio a su antojo. Un cambio de régimen en Irán sería un revés importante para Moscú, ya que amenazaría sus intereses en el Cáucaso Sur y Asia Central, en un momento en que Moscú ya se encuentra bajo presión por la guerra en Ucrania.

La estrategia óptima para Rusia ahora es preservar un régimen iraní debilitado, manteniéndolo lo más alejado posible de la influencia occidental. Para lograrlo, el Kremlin podría intentar capitalizar cualquier posible acuerdo entre Irán, Israel y Estados Unidos. Si el alto el fuego no se mantiene, Rusia podría ofrecerse de nuevo a mediar (Trump lo rechazó la primera vez) y proponer beneficios indirectos a Irán, como tecnología militar y experiencia nuclear civil, para mantener al país de su lado.

Con estos esfuerzos por insertarse —ya sea genuinamente o mediante una diplomacia fingida y performativa—, Moscú buscará satisfacer los caprichos de Trump. Esta estrategia podría ayudar a consolidar a Rusia como socio de Estados Unidos en los asuntos internacionales, a la vez que minimiza la importancia de Ucrania en su relación.

Independientemente de eso, con el ayatolá Alí Jamenei, según informes, escondido en el búnker y eligiendo sucesores en caso de su muerte, Rusia no puede ofrecer nada que otorgue a Irán una ventaja decisiva contra Israel o Estados Unidos. Teherán se ha acorralado al depender excesivamente de aliados regionales y misiles de mediano alcance, ambos prácticamente desmantelados por Israel. Los observadores militares rusos y los blogueros a favor de la guerra han reaccionado con inquietante asombro ante la precisión y la escala de la campaña israelí. El Kremlin es muy consciente de que solo puede soñar con alcanzar niveles de guerra tan avanzados.

Efectos en Ucrania

Moscú se beneficiará sin duda de que la atención mundial se aleje de Ucrania, así como de cualquier desvío de equipo militar occidental y recursos de inteligencia de señales estadounidenses hacia Oriente Medio. La reducción del suministro de misiles de defensa aérea a Ucrania aumentará considerablemente la letalidad de los ataques rusos de largo alcance.

Si bien los drones iraníes desempeñaron un papel importante en la guerra de Ucrania, Moscú ahora puede producirlos en el país con mayor velocidad, letalidad y capacidad de evasión de radar. Los misiles balísticos iraníes de corto alcance, aun sin utilizar, que se supone se entregarán en 2024, son similares a los sistemas rusos Tornado-S e Iskander-M, ambos actualmente escasos, pero en producción activa.

Moscú también acogerá con satisfacción la normalización de la escalada de conflictos y los esfuerzos de cambio de régimen en todo el mundo, ya que dejará de ser el único Estado acusado de crímenes de guerra y violaciones del derecho internacional. Cuanto más persista el conflicto en Oriente Medio, especialmente con la continua intervención estadounidense, más eficaz se percibirá la estrategia de paciencia de Rusia.

*Análisis publicado originalmente en inglés en el European Council on Foreign Relations por Pawel Zerka titulado 'Patience and pragmatism: Moscow’s view on the Israel-Iran-US war'

Los ataques estadounidenses contra las instalaciones nucleares de Irán el 22 de junio asestaron un duro golpe a la posición de Rusia en Oriente Medio, debilitando a un aliado clave. Sin embargo, a corto plazo, el país tiene mucho que ganar. Desde el desvío de la atención estadounidense de Ucrania, junto con el desvío de armas y municiones, hasta el posible aumento de los precios del petróleo, serán bien recibidos por Moscú.

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