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¿La "guerra de los 12 días"? Israel e Irán aceptan un alto al fuego que se tambalea
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Freno súbito y vuelta a arrancar

¿La "guerra de los 12 días"? Israel e Irán aceptan un alto al fuego que se tambalea

Tras la respuesta iraní al ataque de EEUU, Trump anuncia una tregua entre Irán e Israel, un presunto paso previo para el "fin de la guerra de los 12 días", que ni siquiera aguantó hasta el mediodía

Foto: Momento en el que la defensa antiaérea intercepta los misiles de Irán (Reuters)
Momento en el que la defensa antiaérea intercepta los misiles de Irán (Reuters)
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De todos los giros frenéticos que ha dado la guerra entre Israel e Irán —con Estados Unidos metido de lleno—, las últimas 48 horas pueden llevarse el premio gordo. La madrugada del domingo, el ejército estadounidense bombardeaba las instalaciones nucleares iraníes; el lunes por la tarde, misiles iraníes surcaban el cielo rumbo a bases de EEUU en Oriente Medio; unas horas después, Donald Trump anunciaba un alto el fuego; esta misma mañana, tanto el régimen de los ayatolás como el Gobierno de Benjamín Netanyahu confirmaban que lo aceptaban y antes de que llegara el mediodía, los israelíes acusaban a sus rivales de romper la tregua con nuevos ataques y prometían responder inmediatamente. Vuelta a la casilla de salida.

"¡FELICITACIONES A TODOS! Israel e Irán han acordado plenamente que habrá un ALTO AL FUEGO total durante 12 horas, momento en el cual se considerará que la guerra ha TERMINADO. Oficialmente, Irán iniciará el ALTO AL FUEGO y, a las 12 horas, Israel lo iniciará y, a las 24 horas, el mundo anunciará oficialmente el FIN DE LA GUERRA DE LOS 12 DÍAS", publicó Trump en su red Truth Social durante la madrugada, dejando claro cómo quería bautizar al conflicto. "Suponiendo que todo funcione como debería, que así será, felicito a ambos países, Israel e Irán, por su resistencia, coraje e inteligencia para poner fin a lo que debería llamarse 'LA GUERRA DE LOS 12 DÍAS'. Esta es una guerra que podría haber durado años y destruido todo Oriente Medio, pero no lo hizo, ¡y nunca lo hará!", agregó.

La tregua ya nació con problemas. Cuando el alto el fuego aún no había entrado en vigor, pero Trump ya lo había anunciado a bombo y platillo, continuaron los ataques. Irán lanzó al menos seis oleadas de misiles en dirección a Israel, una de ellas alcanzó de lleno un edificio residencial en Beersheba, donde murieron cuatro personas y varias más resultaron heridas. Al mismo tiempo, cazas israelíes seguían atacando instalaciones en territorio iraní, especialmente en el oeste del país, donde destruyeron plataformas de lanzamiento de misiles. La confusión reinó durante horas, con israelíes saliendo y entrando de sus refugios por los mensajes contradictorios y las alertas intermitentes en sus teléfonos. “Muy confuso. ¿Tiene Israel 12 horas más para atacar según el primer anuncio? ¿O se supone que ya están en alto el fuego? ¿Incluso después de las muertes en Beersheba y la andanada iraní tras la hora límite? Nadie lo sabe", publicó el exembajador estadounidense en Israel, Dan Shapiro, en X.

Por si fuera poco, en la mañana de este martes, el Ejército israelí aseguraba haber detectado el lanzamiento de dos misiles desde Irán dos horas y media después de que Donald Trump proclamara que la tregua ya estaba en vigor, algo que las autoridades iraníes niegan. El ministro de Defensa, Israel Katz, ordenó una represalia inmediata. “A la luz de la flagrante violación del alto el fuego declarado por el presidente de Estados Unidos, y de acuerdo con la política del Gobierno israelí de responder con contundencia a cualquier incumplimiento, he ordenado a las Fuerzas de Defensa de Israel que continúen con operaciones de alta intensidad contra activos del régimen e infraestructura terrorista en Teherán”, declaró.

Si el alto el fuego se rompe del todo o se reanuda está aún por verse. Lo que sí está claro que Irán se esforzó este lunes por coreografiar cuidadosamente el mensaje de que no quiere más guerra. Al menos, no con Estados Unidos.

"Quienquiera que te ataque, atácalo de la misma manera que él te atacó". Así comienza el comunicado del Consejo Superior de Seguridad Nacional iraní con el que se anunció, la noche del lunes, la esperada reacción de la república islámica al bombardeo estadounidense contra tres de sus sitios nucleares: una andanada de misiles contra bases militares estadounidenses en la región del Golfo. "Mismo número de misiles" por el "mismo número de bombazos" que dejaron caer los bombarderos B-2 de Donald Trump sobre Fordow, Isfahán y Natanz, insistió Teherán. Una represalia medida, casi simbólica. Una salida calculada. Una invitación al principio del fin.

En la difícil coreografía al filo de la navaja que es siempre cualquier acción-reacción en Oriente Medio, Irán ha vuelto a responder agitando la bandera de lo mínimo y buscado una desescalada, al menos con Estados Unidos. La tarde del lunes, Teherán lanzó una salva de misiles (no más de catorce, según reportan fuentes israelíes al portal estadounidense Axios) contra la base militar de Al Udeid, en Qatar, donde Estados Unidos concentra el grueso de sus tropas en Oriente Medio.

Las imágenes eran impactantes: cuando todo el mundo esperaba la reacción del país de los ayatolás, la brillante estela de los misiles balísticos contra la capital de uno de los países más ricos del Golfo aparentaba un nuevo escalafón en la escalada permanente de la guerra en Oriente Medio. Pero los misiles fueron interceptados, y el ataque no dejó víctimas, según Estados Unidos y Qatar. En imágenes recogidas en vídeo, las defensas antiaéreas destruyen a medio camino los misiles sin ninguna dificultad. Estaban pre avisadas, se supo poco después.

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Nuevamente, igual que pasó en 2020 tras la muerte a manos de un dron estadounidense del poderoso Qasem Soleimaini, o más recientemente en la guerra con Israel tras el 7 de octubre, la respuesta iraní a un ataque directo está perfectamente medida para no ser considerada una escalada desmedida que merezca nuevos ataques por parte de Estados Unidos y el imprevisible Trump. Según han confirmado fuentes del gobierno iraní al New York Times, Irán informó con antelación a Qatar del ataque, con la intención de "minimizar bajas" y, más que previsiblemente dada la relación entre Doha y Washington, avisara a su aliado occidental.

Es por eso que Qatar cerró su espacio aéreo a vuelos civiles algo más de una hora antes de que se acercaran los misiles iraníes, mientras que Estados Unidos tuvo también amplio margen para preparar a sus tropas en Al Udeid. Se mandó un código rojo ("ataque inminente, vayan a los refugios") a las tropas desplegadas en la base, entre 8.000 y 10.000, e incluso se lanzó una alerta de viaje pública a los residentes estadounidenses y británicos en el país árabe.

El mensaje iraní tenía una clara intención para la que no hacía falta leer entre líneas. Simbólicamente, Irán tenía que responder ante un ataque como el de EEUU del pasado fin de semana. Después de todo, Al Udeid no es cualquier base: la mayor para tropas estadounidenses en Oriente Medio, "es crucial por su ubicación privilegiada en el Golfo Pérsico, que le permite a EEUU proyectar poder militar en toda la región, coordinar operaciones aéreas, terrestres y marítimas en tiempo real, y mantener una infraestructura logística muy avanzada", explica Alberto Bueno, experto en geopolítica y defensa de la Universidad de Granada. "Sin Al Udeid no se pueden entender ninguna actuación contemporánea de EEUU en la región, de Irak a Afganistán".

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Pero, al mismo tiempo, la manera en la que se ha ejecutado el ataque ofrecía una "salida" a Washington (y a sí mismo) para evitar un nuevo ciclo de bombardeos.

Y así lo leyó el presidente estadounidense Donald Trump, de manera casi transparente. "Irán ha respondido de manera oficial a nuestra destrucción de sus instalaciones nucleares con una respuesta muy débil, algo que esperábamos y que hemos contrarrestado con gran eficacia. (...) Lo más importante es que 'se han desfogado' [Irán] y, con suerte, no habrá más odio. Quiero agradecer a Irán por avisarnos con antelación, lo que permitió que no se perdieran vidas ni que nadie resultara herido".

Mucho más afectado de lo que le gustaría admitir al gobierno de los ayatolás por los bombardeos primero israelíes y luego por los estadounidenses, parece que Irán podría estar dispuesto a tomar esa mano que le tiende Trump y que no implica nada más que limitar sus misiles sobre Israel. No promete negociaciones sobre el acuerdo nuclear (congeladas desde que Tel Aviv se lanzó a bombardear Irán hace dos semanas) ni ningún otro compromiso. Es más complicado calcular qué planea hacer Israel con el alto al fuego, pese a que ya ha dado señales de que quería "acabar" esta guerra pronto.

Según afirmaban fuentes cercanas al gobierno en Tel Aviv al Washington Post, Israel ya habría mandado un mensaje a Trump de que estaba buscando una salida al incesante intercambio "toma y daca" de misiles y drones entre Israel e Irán que está paralizando el país. Se han cancelado vuelos, aumenta el pánico social y la economía, renqueante todavía tras el shock del 7 de octubre, la invasión de Gaza y del Líbano, necesita mayor estabilidad para volver a su curso.

Analistas militares incidieron también en la cada vez menor tasa de interceptación de la 'Cúpula de Hierro': bajo los continuos ataques iraníes, los misiles que el sistema de defensa antiaérea israelí utiliza para destruirlos en el aire iban agotándose en las reservas. Estarían todavía lejos de una situación como la del propio Irán, donde pareciera que los israelíes han obtenido casi superioridad aérea, pero Israel se precia de una tasa de interceptación siempre por encima del 90% y, con menos reservas, en algún momento tendrían que verse en la tesitura de decidir qué interceptar y qué no.

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Las fuentes del gobierno israelí aseguran que la operación lanzada por Benjamín Netanyahu está "cerca de obtener sus objetivos" y que estarían dispuestos a finalizarla "siempre que Irán no responda". No se detallan cuáles serían los objetivos: los iniciales eran evitar que Irán alcanzara la bomba nuclear (algo de lo que todavía no tenemos la seguridad de que se haya conseguido), pero ante el éxito de los primeros ataques quedó claro que Tel Aviv apuntó a un cambio de régimen en el país. Tampoco se ha conseguido este segundo.

Irán, mientras tanto, mantendría el tipo y el gobierno de los ayatolás, lamiéndose las heridas del duro golpe infligido contra su cúpula militar y, quizá, su programa nuclear.

De todos los giros frenéticos que ha dado la guerra entre Israel e Irán —con Estados Unidos metido de lleno—, las últimas 48 horas pueden llevarse el premio gordo. La madrugada del domingo, el ejército estadounidense bombardeaba las instalaciones nucleares iraníes; el lunes por la tarde, misiles iraníes surcaban el cielo rumbo a bases de EEUU en Oriente Medio; unas horas después, Donald Trump anunciaba un alto el fuego; esta misma mañana, tanto el régimen de los ayatolás como el Gobierno de Benjamín Netanyahu confirmaban que lo aceptaban y antes de que llegara el mediodía, los israelíes acusaban a sus rivales de romper la tregua con nuevos ataques y prometían responder inmediatamente. Vuelta a la casilla de salida.

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