China amplía (aún más) su influencia en Occidente: el rival asiático del Banco Mundial busca oficina en Londres
La que siempre ha sido considerada como el principal instrumento de financiación de la 'Nueva Ruta de la Seda', el proyecto insignia del presidente Xi Ping, se consolida como herramienta geopolítica en un escenario tremendamente convulso
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Mientras toda la atención está puesta en Oriente Medio, China va ampliando -aún más- su influencia en Occidente. El Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII) -es decir, la réplica de Pekín al Banco Mundial- celebra su décimo aniversario en plena expansión. Quiere establecer su primera oficina europea en Londres antes de que finalice este año para captar fondos que apoyen los proyectos de desarrollo global de la institución. En definitiva, la que siempre ha sido considerada como el principal instrumento de financiación de la 'Nueva Ruta de la Seda', el proyecto insignia del presidente Xi Ping, se consolida como herramienta geopolítica en un escenario tremendamente convulso en el que Estados Unidos, su mayor rival, va tejiendo cada vez más enemigos.
"Estamos explorando opciones para la posible apertura de un pequeño número de oficinas adicionales en Asia y otros lugares, incluida Europa, pero aún no hemos tomado una decisión definitiva", declaró un portavoz del BAII. También se espera la apertura de nuevas oficinas en Singapur y Hong Kong.
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Según Político, el banco planea comenzar con una plantilla de entre cinco y diez empleados en la nueva oficina de la capital británica, localización europea que se habría impuesto a otros contendientes, como Fráncfort, Luxemburgo o París, por sus credenciales bancarias y de gestión de activos y una zona horaria entre Norteamérica y Asia que la convierten en un excelente puente entre inversores de Occidente y Oriente.
El Reino Unido -que fue socio fundador del BAII durante el gobierno de David Cameron- tiene ahora casi el 3% de los votos. India, Rusia, Alemania, Corea del Sur y Australia son los accionistas más importantes entre los 110 estados miembros que conforman lo que los expertos consideran la respuesta de China al Banco Mundial, dominado por Washington.
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En un foro de inversores entre el Reino Unido y China a finales del año pasado, el presidente y director del BAII, Jin Liqun, afirmó que no había indicio alguno de que la posición de la ciudad a orillas del Támesis como centro financiero global se hubiera visto erosionada a raíz del Brexit.
Jin, un anglófilo que estudió Shakespeare antes de formarse en economía en la Universidad de Boston —y cuya hija ahora enseña en la London School of Economics- , supervisa la expansión en Londres mientras se prepara para terminar su mandato. Los miembros del banco votarán para elegir a un nuevo presidente en la conferencia anual que se celebra este martes en Pekín.
China, el mayor accionista del banco, con el 27% de los derechos de voto, ha nominado a la exviceministra de Finanzas, Zou Jiayi, como su sucesora. Recientemente, se desempeñó como subsecretaria general del máximo órgano de asesoramiento político del Partido Comunista Chino, encargado de decidir las principales posiciones políticas, por lo que su nominación, ha reavivado las preocupaciones de larga data sobre la influencia del régimen en la gobernanza de la institución.
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La creación del BAII hace ahora una década generó un gran debate. China justificó que era necesario reducir la brecha en la financiación de infraestructuras en Asia. Sin embargo, en Occidente, el banco fue percibido como un posible vehículo para las agendas geoestratégicas de Pekín, lo que alimentó la sospecha de que la institución podría competir con los bancos multilaterales de desarrollo existentes, en lugar de alinearse con ellos, e imponer sus propios estándares.
El BAII rechaza firmemente las afirmaciones de que sea un vehículo para la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), el programa estatal chino de infraestructura e inversión global, inspirado en la antigua "Ruta de la Seda", como parte de un esfuerzo por establecer rutas comerciales entre Asia, Europa y África. Pero sus críticos lo ven como una herramienta para impulsar los objetivos de política exterior del régimen de Xi Jinping, entre ellos Estados Unidos, que presionó de hecho a sus aliados para que no se unieran. En la ceremonia de inauguración del banco, Australia, Indonesia y Corea del Sur brillaron por su ausencia.
En este sentido, el hecho de que ahora la institución planee abrir oficina en Londres, puede generar problemas a Downing Street. Desde que llegó al poder hace justo ahora un año, el premier, Keir Starmer, ha estrechado vínculos con el régimen de Xi Jinping a fin de descongelar las gélidas relaciones bilaterales de los últimos años para impulsar el lento crecimiento económico del Reino Unido. https://www.elconfidencial.com/mundo/2024-11-19/ordago-reino-unido-china-trump_4006137/
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Sin embargo, el acuerdo comercial alcanzado con Estados Unidos el mes pasado incluye disposiciones que podrían presionar a Londres a limitar su comercio con Pekín, en medio de la actual guerra comercial de Trump con el gigante asiático.
En 2016, la Casa Blanca – administrada entonces por Barack Obama- ya manifestó su inquietud ante la decisión del Reino Unido de convertirse en miembro fundador del BAII al plantear su preocupación sobre si el nuevo organismo cumpliría con los estándares del Banco Mundial.
Supuso una inusual ruptura pública de la 'relación especial' entre Londres y Washington, pero eso no impidió a Downing Street seguir adelante con sus planes. Gobernaba entonces el conservador David Cameron quien llegó a llevar a Xi Jinping a tomar unas pintas a un pub inglés al anunciar el inicio de una "era dorada" que ha tenido sus altos y bajos durante la última década.
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Ahora, pese a la presión que pueda ejercer Estados Unidos, las relaciones entre Londres y Pekín están en un momento álgido. Más allá de convertirse en la sede de la oficina europea del BAII, la capital británica también acogerá la nueva mega embajada que el gigante asiático quiere construir en pleno centro, a escasos metros de la Torre de Londres.
Pese a las preocupaciones de seguridad planteadas por los servicios de inteligencia británicos y el riesgo de espionaje, la Inspección de Planificación -organismo ejecutivo del Ministerio de Vivienda, Comunidades y Gobierno- ha dado luz verde, por lo que se espera que la ministra responsable, Angela Rayner, firme formalmente el proyecto antes de septiembre, desencadenando probablemente un proceso de revisión judicial.
El gigante asiático ha estado intentando reurbanizar los antiguos edificios de la Real Casa de la Moneda -un complejo de edificios del siglo XVIII- desde que adquirió el terreno en 2018. El ayuntamiento de Tower Hamlets rechazó las propuestas en diciembre de 2022, pero Pekín las volvió a presentar el verano pasado, poco después de la llegada al poder del Partido Laborista. Los datos cartográficos muestran que el sitio propuesto se encuentra justo entre los centros financieros gemelos de la City y Canary Wharf, y cerca de tres importantes centros de datos.
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A principios de este mes, la Casa Blanca advirtió a Downing Street de sus reservas. Es más, según algunos rotativos británicos, como The Times, si finalmente la embajada se construye, Trump se estaría planteando compartir algunas informaciones de inteligencia con el Reino Unido por la posibilidad de que China tenga acceso a las comunicaciones confidenciales de uno sus principales aliados.
Miembros de la Alianza Interparlamentaria sobre China en Westminster -lobby Pekín- enviaron un memorando al Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, en el que se afirmaba que el cableado oculto bajo la embajada alimentaba a la City de Londres, el corazón de los servicios financieros del Reino Unido. También se afirmaba que el equipo de amenazas del Banco de Inglaterra había advertido sobre los riesgos asociados.
Mientras toda la atención está puesta en Oriente Medio, China va ampliando -aún más- su influencia en Occidente. El Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII) -es decir, la réplica de Pekín al Banco Mundial- celebra su décimo aniversario en plena expansión. Quiere establecer su primera oficina europea en Londres antes de que finalice este año para captar fondos que apoyen los proyectos de desarrollo global de la institución. En definitiva, la que siempre ha sido considerada como el principal instrumento de financiación de la 'Nueva Ruta de la Seda', el proyecto insignia del presidente Xi Ping, se consolida como herramienta geopolítica en un escenario tremendamente convulso en el que Estados Unidos, su mayor rival, va tejiendo cada vez más enemigos.