Una relación ¿solo? basada en drones: el 'si te he visto no me acuerdo' de Rusia a Irán
Irán le proporcionó a Rusia los drones kamikaze en el primer año de la invasión en Ucrania y ha sido su principal aliado, pero Putin ha rechazado cualquier apoyo militar a Teherán
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Después de que cayeran los primeros misiles de Israel sobre Irán, morían asesinados varios altos cargos militares y algunos de los principales científicos nucleares del país. Fue una acción militar calculada al milímetro por parte de los servicios de inteligencia de Tel Aviv. En Rusia, todo lo que sucedió la madrugada del 13 de junio les recordó lo que habían sufrido ellos unos días antes, cuando cientos de drones impactaron en bases aéreas de diferentes partes del país. La operación León que se levanta de Israel fue el recuerdo más vivo de la Spider Web ucraniana.
Israel logró infiltrarse en Irán para saber dónde vivía su cúpula militar y sorprenderla en sus hogares. Por su parte, la inteligencia de Kiev consiguió entrar dentro del territorio ruso los contenedores de carga que transportaban los drones utilizados en los ataques. Los medios de comunicación de Rusia no tardaron en evidenciar las similitudes entre las dos acciones militares y en sentirse identificados con el sentimiento de que sus fronteras de seguridad fueron vulneradas.
Dada la buena relación entre los dos países, se podría pensar que la respuesta iría más allá de la empatía. Al fin y al cabo, Irán ayudó al Kremlin con sus drones Shahed en el primer año de la invasión a gran escala en Ucrania. Los vehículos no tripulados se convirtieron en una de las armas más importantes de Rusia en sus ataques contra ciudades e infraestructura y, posteriormente, Teherán volvió a ayudar a Vladímir Putin a construir la fábrica rusa que les permitiría tener sus propios drones.
Además, este año, los líderes de los dos países firmaron un nuevo acuerdo de comercio y defensa para profundizar sus lazos. Pocos meses después, caían los misiles israelíes sobre Irán, pero Rusia no ha acudido al rescate de uno sus aliados más acérrimos. El presidente ruso se ha limitado, por ahora, a condenar la ofensiva de Israel y a presentarse como una alternativa para mediar en el conflicto. Una oferta que fue posteriormente rechazada por Donald Trump, quien dijo que Putin debería centrarse primero en su guerra antes de intentar solucionar otras. Hasta ahí ha llegado la aportación del Kremlin.
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La decisión de Rusia de evitar la intervención militar en el conflicto entre Israel e Irán refleja su cálculo estratégico más amplio, asegura Ruslan Trad, analista política del think tank Atlantic Council. "Inmersa en el conflicto de Ucrania, Rusia se muestra reticente a extenderse demasiado en otra región volátil, como Oriente Medio. Al condenar la escalada, pero sin comprometer recursos, Putin mantiene la imagen de Rusia como potencia mundial, a la vez que preserva la flexibilidad en sus relaciones con otros actores regionales, como Israel y los Estados del Golfo", afirma a El Confidencial. Esto sugiere, continúa Trad, que Rusia prioriza sus propios intereses —evitar conflictos y conservar recursos— sobre una alianza militar más profunda con Irán, a pesar del apoyo de Teherán en Ucrania.
Los medios rusos han descrito las acciones militares de Israel en Irán como "alarmante" y "muy peligrosa", pero algunos de ellos también hicieron referencia a los posibles aspectos positivos que puede tener esta guerra para Moscú. Uno de ellos es que podría sacar provecho del aumento de los precios del petróleo por el conflicto entre Tel Aviv y Teherán. "Eso beneficiaría a la economía rusa y sería una ventaja para contrarrestar la presión de las sanciones occidentales", aclara Ruslan Trad a este periódico. Sin embargo, aunque Putin puede sacar rédito económico, el analista añade que es poco probable que lo explote abiertamente porque preferiría mantener la imagen de Rusia "como potencia global estabilizadora en lugar de oportunista".
Por otro lado, la escalada del conflicto también puede ser un factor que distraiga la atención de la guerra de Ucrania, justo después del fracaso en las negociaciones de un acuerdo de alto al fuego capitaneadas por Donald Trump. Además, Estados Unidos podría desviar sistemas de defensa antimisiles a sus bases en Oriente Medio y frenar el envío de estos sistemas a Ucrania.
El riesgo de perder influencia
Precisamente después de las conversaciones con Washington, el presidente ruso quiere mantener las buenas relaciones con su homólogo estadounidense, y una intervención militar en Irán podría poner en peligro las relaciones con el republicano. Además, otras fuentes consultadas por The New York Times apuntan a que el líder del Kremlin está apostando por la cautela por el temor de distanciarse de los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, dos socios cada vez más importantes para Moscú que no verían con buenos ojos un Irán más poderoso.
Otros analistas como Hanna Notte, directora del programa de Eurasia en el Centro James Martin para Estudios de No Proliferación en Monterey, California, subrayan que Vladímir Putin tampoco está interesado en la proliferación de armas nucleares de Teherán. "Rusia quizá ya no tenga mucho interés en cooperar con los países occidentales para frenar la proliferación de armas nucleares, pero nunca ha querido que Irán cruce el umbral nuclear", explica Notte en un artículo publicado en The Atlantic. "El Kremlin se toma en serio las advertencias estadounidenses al respecto y ha procurado evitar cualquier acción militar estadounidense contra Irán. Y nunca ha deseado que Irán adquiera el estatus global que le otorgarían las armas nucleares, entre otras razones, porque Moscú sabe que perdería influencia sobre un Irán nuclear", agrega.
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Pero para Rusia, el conflicto en Oriente Medio es también una gran amenaza, especialmente porque amenaza su posición en la región. En el caso de que cayera el régimen de los ayatolás en Irán, es muy probable que el nuevo Gobierno (independientemente de si es laico, militar o conservador) no mantenga las buenas relaciones con Vladímir Putin como el actual. Y eso supondría la pérdida de otro gran aliado para Rusia después de la caída de Bashar al Asad en noviembre del año pasado. Perder a Irán, sin embargo, sería más duro. "Irán es más grande y un país vecino, y existe una relación histórica aún más duradera", sostiene Konstantin Zatulin, jefe del Instituto CIS en Moscú y cercano a las fuerzas de seguridad rusas, a The Washington Post.
Vladímir Putin afirmó recientemente que sus homólogos iraníes no le habían pedido ningún tipo de ayuda militar en este punto del conflicto. Sin embargo, Nikita Smagin, experta en relaciones entre Rusia e Irán, afirma que Teherán le ha pedido armas a Moscú en varias ocasiones durante los últimos años. "Ha estado pidiendo aviones, ha estado pidiendo sistemas de defensa aérea. Rusia no ha dado prácticamente nada. Esto, por supuesto, conduce al debilitamiento de la posición de Rusia en Oriente Medio", dijo a The New York Times.
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Sin embargo, otros expertos están convencidos de que Putin no dejará pasar la oportunidad de presentarse como un mediador frente a Estados Unidos. Uno de sus objetivos ahora es subrayar su línea directa con Teherán y hacer ver a Donald Trump que tiene una posición privilegiada como mediador. "En una reciente llamada a la Casa Blanca, Putin recordó al presidente Donald Trump que Rusia ha sido un aliado de Estados Unidos durante mucho tiempo en lo que respecta a la cuestión nuclear iraní, una clara señal de que está abierto a volver a serlo", recuerda el analista Matthew Chance en un artículo para CNN.
A pesar de que el presidente estadounidense parece haber descartado la idea, a Putin le interesa estrechar sus relaciones con Washington más allá de Ucrania. "El destino de Irán y sus ambiciones nucleares han resurgido inesperadamente, junto con el Ártico, la cooperación económica y la exploración espacial, como otra área de posible interés común", continúa Chance. Para el Kremlin, y quizás también para Trump, esto puede representar una gran ventaja.
Una postura de Rusia en la que se limitaría a una solución diplomática y no a un apoyo militar a su aliado podría ser criticada por algunas facciones nacionalistas dentro del país después del crucial apoyo de Teherán en el marco de la guerra de Ucrania. Pero a Vladímir Putin todavía le queda un as en la manga para responderles. "Históricamente, ha contrarrestado dicha disidencia enfatizando los intereses nacionales de Rusia —probablemente argumentando que la intervención militar agotaría recursos que serían mejor utilizados en otras áreas, como Ucrania— y su control sobre los medios estatales debería ayudarle a gestionar la narrativa", concluye Ruslan Trad a El Confidencial.
Después de que cayeran los primeros misiles de Israel sobre Irán, morían asesinados varios altos cargos militares y algunos de los principales científicos nucleares del país. Fue una acción militar calculada al milímetro por parte de los servicios de inteligencia de Tel Aviv. En Rusia, todo lo que sucedió la madrugada del 13 de junio les recordó lo que habían sufrido ellos unos días antes, cuando cientos de drones impactaron en bases aéreas de diferentes partes del país. La operación León que se levanta de Israel fue el recuerdo más vivo de la Spider Web ucraniana.