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Fiesta en el barrio judío, funeral en el árabe: Irán expone el doble rasero antiaéreo de Israel
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Sin refugios públicos

Fiesta en el barrio judío, funeral en el árabe: Irán expone el doble rasero antiaéreo de Israel

En mitad del fuego cruzado, muchos palestinos ven la contienda entre Teherán y Tel Aviv como una oportunidad para que acabe la masacre en Gaza. Les guste Irán o no

Foto: Daños en un edificio residencial por los ataques en Tel Aviv. (EFE/Abir Sultan)
Daños en un edificio residencial por los ataques en Tel Aviv. (EFE/Abir Sultan)
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La nueva guerra entre Irán e Israel no solo ha traído penas. También hurras y ojalás. En Mitzpé Aviv, una aldea de mil personas no muy lejos de Haifa, los primeros misiles del fin de semana llenaron de esperanza, al menos, una casa.

"¡Que arda vuestro pueblo!", coreaba entre risas y aplausos una familia asomada a su balcón desde el que se veía Tamra, una ciudad mucho más grande que, aun siendo parte de Israel, mantiene una población árabe palestina.

Sobre el cielo de Tamra y Mitzpé Aviv, dos vecinas que no se suelen saludar, los misiles iraníes se decantaban ya por caer sobre el lado árabe de la parcela. Y allí se estrellaron, y mientras que en aquel balcón del pueblo judío vitoreaban y daban gracias a la suerte, en el árabe morían la maestra Manar Jatib, sus dos hijas y su cuñada.

A la mañana siguiente, Tamra se llenó de políticos de todos los colores que habían llegado de Jerusalén para darle el pésame a su gente. Pero ni el alcalde supo recibirlos con el protocolo que se gasta en estas ocasiones. El pueblo, enfadado, convocó una protesta. Se preguntaban por qué las mil personas de Mitzpé Aviv tenían 13 refugios públicos cuando en Tamra, de 37.000 habitantes, no había ni uno solo.

Foto:  Misiles lanzados desde Irán sobre Jerusalén. (EFE/ATEF SAFADI)

Los vecinos del pueblo están convencidos de que la muerte de estas cuatro mujeres se podría haber evitado si el Estado tratara por igual a sus ciudadanos árabes y judíos. Según un estudio hecho en noviembre por el periódico Haaretz, solo el 40% de las comunidades palestinas dentro de Israel tiene acceso a un refugio antiaéreo. Los que sí pueden se arriesgan a que el resto de usuarios les niegue la entrada, como ha pasado este martes en Yafa, una ciudad palestina que ahora es barrio de Tel Aviv.

Según la ley israelí, toda vivienda nueva debe incluir un refugio seguro. Pero eso no alcanza en ciudades como Tamra, donde la mayoría de edificios son anteriores a los años 90. Un informe del Instituto de Democracia de Israel señala que la brecha en protección civil entre comunidades judías y árabes no es casual ni reciente, sino estructural. La Asociación por los Derechos Civiles en Israel también lo ha denunciado: la mayoría de pueblos árabes del norte carecen de zonas protegidas ante bombardeos.

A los palestinos —dentro o fuera de Israel— esta nueva guerra les ha pillado en medio del fuego cruzado. A algunos literalmente, como a las cuatro mujeres de Tamra, o a los heridos por 80 restos de misiles caídos en Cisjordania después de que la cúpula de hierro israelí los interceptara.

A otros, este nuevo frente les afecta políticamente. En Gaza y Cisjordania, muchos temen que los ataques de Teherán, que han matado a 24 personas en Israel, vuelvan a las autoridades contra ellos. Desde que estalló la guerra la madrugada del viernes, el ejército israelí ha sellado pueblos y ciudades de Cisjordania con puertas de hierro y barreras de hormigón, y en Gaza la masacre continúa. Este martes, los tanques dispararon contra una multitud que intentaba sacar comida de un camión en Jan Yunis. Murieron 59 personas.

"El enemigo de mi enemigo es mi amigo"

"No nos vamos a engañar, esto por ahora no nos está ayudando. Lo que más miedo me da es que los israelíes nos hagan pagar a nosotros por lo que está haciendo Irán. Más de un soldado que pierda a alguien estos días querrá vengarse matando a un palestino", dice Ibrahim Isbitah, un periodista de la ciudad de Gaza que lleva 20 meses viviendo la guerra en sus carnes.

Foto: Palestinos llevan los cuerpos de varias víctimas de los ataques aéreos israelíes durante un funeral en el Hospital Bautista Árabe de la ciudad de Gaza. (Europa Press)

Pero, igual que en Mitzpé Aviv la muerte de palestinos es una fiesta, entre los escombros de Gaza se celebra que alguien le esté dando a Israel "de su propia medicina".

Ibrahim lo reconoce. "Entiéndeme, nos emociona pensar que la gente que nos está matando vaya a saber qué es volver a tu casa y encontrártela en ruinas con tu familia dentro", cuenta el periodista, que perdió a su madre en un ataque israelí hace pocos meses. "Los que están sufriendo son los mismos que cuando queman nuestras casas se lo dedican a sus amigos. Se han burlado de nosotros, y es normal que estemos contentos", justifica.

En Jerusalén Oriental, la policía israelí ha detenido a un palestino que se había alegrado de los ataques iraníes, y las autoridades han llegado a allanar las celdas de al menos una cárcel en la que había presos palestinos enardecidos por la respuesta de la república islámica a Israel. "¡Cualquiera que celebre con el enemigo será castigado!", ha amenazado el ministro de Seguridad Nacional, Itamar ben Gvir.

"No estamos con Irán, igual que Irán no está con Palestina. Sabemos que Irán ha respondido ahora a Israel por sus propios intereses. Si les importáramos tanto, habrían mandado sus cohetes cuando empezó el genocidio", dice Ibrahim. "Pero, como decimos los árabes: 'el enemigo de mi enemigo es mi amigo'. Y ahora mi mayor esperanza es que la presión pueda con el gobierno de [Benjamín] Netanyahu y las acciones de Irán ayuden a detener el genocidio. La mía y la de la mayoría de la gente de Gaza.

Foto: El canciller de Alemania, Friedrich Merz (DPA/Kay Nietfeld)

La realidad de este nuevo frente apunta más bien a lo contrario de lo que desea Ibrahim. El ministro de Exteriores de Qatar, mediador en las negociaciones entre Israel y Hamás, ha advertido este martes que la guerra con Irán solo retrasa un acuerdo de alto el fuego en Gaza. Mientras, el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos coquetea con sumarse a la cruzada israelí, que por ahora promete continuar hasta derrocar al ayatolá Jomeini.

Según Daniel Gerlach, editor de la revista especializada Zenith, entrar en guerra con Irán "fue una decisión estratégica de Netanyahu para que [el nuevo conflicto] eclipsara la guerra en Gaza y la campaña en Cisjordania, donde estos días los colonos han aprovechado para asaltar pueblos palestinos".

Desde su casa en el campamento de refugiados de Yenín, Rawand Arqawi reclama su derecho a estar feliz. Esta directora de teatro vive en uno de los pueblos asediados del norte de Palestina, probablemente en el lugar más hostigado de Cisjordania.

"Estamos felices, no porque esté muriendo la gente. Conocemos a muchos israelíes, hemos trabajado con ellos y hemos llegado a tener buenas relaciones", asegura Rawand. "Estamos felices porque alguien está poniendo al gobierno en su sitio. Porque tal vez esto sea lo que hacía falta para parar el genocidio de una vez por todas. Por eso estamos felices", agrega.

La nueva guerra entre Irán e Israel no solo ha traído penas. También hurras y ojalás. En Mitzpé Aviv, una aldea de mil personas no muy lejos de Haifa, los primeros misiles del fin de semana llenaron de esperanza, al menos, una casa.

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