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Irán busca una salida diplomática para evitar más golpes a su gobierno, pero Israel huele sangre
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Más de 220 muertos y millar de heridos

Irán busca una salida diplomática para evitar más golpes a su gobierno, pero Israel huele sangre

El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, se reunió el domingo con diplomáticos extranjeros acreditados en Teherán para decirles: "Si cesa la agresión [israelí] también cesará nuestra respuesta"

Foto: Personal de emergencia en Haifa después de que misiles iraníes impactaran en la ciudad (Reuters/Shir Torem)
Personal de emergencia en Haifa después de que misiles iraníes impactaran en la ciudad (Reuters/Shir Torem)
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Con sus instalaciones nucleares dañadas, su cúpula militar y de seguridad asesinada y sus infraestructuras energéticas en parte destrozadas por el enemigo israelí, el régimen de Irán parece estar contra las cuerdas y busca afanosamente una salida. El problema es que Israel, por así decirlo, huele sangre, y tiene pocos incentivos (tanto internos como externos, todavía) para detenerse.

En las últimas horas, los medios de comunicación iraníes ya no difunden mensajes de altos cargos del Ejército o de los Guardianes de la Revolución amenazando con propagar la guerra a toda la región o con bloquear el Estrecho de Ormuz, impidiendo las exportaciones de petróleo del Golfo a Europa.

El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, se reunió el domingo con diplomáticos extranjeros acreditados en Teherán para decirles: "Si cesa la agresión [israelí] también cesará nuestra respuesta". Recalcó que Irán no deseaba expandir el conflicto más allá de sus fronteras "a menos que se nos imponga la guerra". Desmintió así a aquellos que, la víspera, dejaban caer lo contrario.

Foto: Israelíes se protegen tras sonar las sirenas. (Reuters)
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Con discreción, la diplomacia iraní también ha movido ficha. Contactó con Qatar, Oman y Chipre para que hagan llegar mensajes al enemigo e incluso que desarrollen una labor de buenos oficios, según la prensa israelí y el Gobierno de Nicosia. Se ignora el resultado de esas gestiones, aunque Reuters reporta que Irán puso como precondición a cualquier negociación que Israel cesara sus ataques.

De cara a Estados Unidos, el ministro Aragchi mostró su disposición a seguir negociando sobre su programa nuclear, como pide el presidente Donald Trump, aunque él mismo canceló la sexta ronda de negociaciones que debía celebrarse el domingo en Omán, en medio de la ofensiva israelí. En las actuales circunstancias "no tenía justificación", recalcó. "Estamos preparados para cualquier acuerdo que garantice que Irán no busque armas nucleares", declaró a los diplomáticos extranjeros.

Como una macabra respuesta, los misiles israelíes eligieron como objetivo la tarde del domingo uno de los edificios del Ministerio de Exteriores, dejando varios heridos.

En este contexto de contactos diplomáticos irrumpió el presidente Donald Trump. En uno de sus habituales mensajes en la red social Truth Social, insistió en que él mismo conseguirá un acuerdo de paz entre ambos países. "Si Irán nos ataca de cualquier forma, con toda la fuerza y ​​el poderío de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos caerá sobre [Irán] a niveles nunca antes vistos", declaró. "Sin embargo, podemos alcanzar fácilmente un acuerdo entre Irán e Israel y poner fin a este sangriento conflicto". "Están teniendo lugar muchas llamadas y encuentros", afirmó.

La primera propuesta pública, sin embargo, no ha tenido mucho recorrido: aseguró que estaría considerando al presidente ruso Vladímir Putin como un mediador potencial entre Israel e Irán, según reportó la cadena ABC. Rusia podría tener cierto ascendente sobre Irán, pero no sobre un Israel dispuesto a acelerar todo lo posible la caída de su gran enemigo.

Trump, quien ha insistido en que EEUU no participó en el ataque israelí, aunque sí en la defensa del país de la respuesta de Teherán, ha repetido en varias ocasiones que Irán podría poner fin a la guerra aceptando duras restricciones a su programa nuclear. Un programa que, tras el inicio de esta nueva guerra y tras los ataques israelíes contra centrales nucleares, va a ser aún más difícil de controlar por los organismos internacionales de seguimiento, como el Organismo Internacional de Energía Atómica.

Foto: Resultado de uno de los ataques iraníes en Israel, en Ramat Gan, este 13 de junio. (Reuters/Itai Ron)

El ministro iraní tiene motivos para mostrarse conciliador. El tercer día de guerra irano-israelí arroja un balance funesto para el gobierno teocrático que encabeza el ayatolá Ali Jamenei. Con cazabombarderos o drones, Israel perpetró más de 80 ataques que Irán apenas pudo evitar, ya que muchas de sus defensas antiaéreas han sido ya limadas en los ataques anteriores.

"Hemos abierto los cielos de Irán, consiguiendo casi superioridad aérea", afirmó el embajador israelí ante Estados Unidos, Yechiel Leiter. Aunque Israel todavía no cuenta con libertad de operaciones sobre los cielos iraníes, y la prensa local asegura haber derribado varios drones israelíes en los últimos días, sí que es reseñable la facilidad con la que Israel sigue movilizando sus cazas y drones entre las defensas antiaéreas iraníes.

Los blancos, en 18 de las 31 provincias del país, fueron los mismos que en días anteriores con el añadido del Ministerio de Defensa, de una sede de los servicios secretos, de bases de lanzamientos de misiles y salpicados de asesinatos selectivos. La novedad fue que esta vez la aviación israelí atacó el aeropuerto de Mashad, nada menos que a 2.300 kilómetros de distancia, según informó un portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel.

Entre las víctimas del ataque en la sede de los servicios secretos está el comandante de la Organización de Inteligencia de la Guardia Revolucionaria, el general Mohammad Kazemi, así como su segundo, el general Hassan Mohakek, y otro general, Mohsen Bagheri. Estos importantes nombres en el organigrama militar de la república islámica se unen ya a la deprimente y larga lista de pérdidas para el ayatolá Jamenei y su gobierno.

Foto: El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Mohammad Bagheri. (Reuters/West Asia News Agency)

Al balance material hay que añadir el de víctimas humanas civiles. El ministro de Salud de Irán, Hossein Kermanpour, confirmó este domingo que el balance de víctimas mortales alcanza las 224 personas, además de registrar más de un millar de heridos. Activistas de Derechos Humanos, una ONG con sede en Washington, pero con una red de contactos en el país, elevó ayer los muertos al menos 406 y los heridos a 654.

Entre los muertos se incluyen 60 personas solo el sábado, la mitad de ellas niños, tras la destrucción por un misil de un edificio de apartamentos de 14 plantas en la capital iraní.

Los golpes que más preocupan a las autoridades iraníes son los que afectan a las infraestructuras energéticas. El ministro Aragchi lo puso de manifiesto cuando, ante los diplomáticos, mencionó el bombardeo del enorme yacimiento de gas de South Pars y de la refinería adyacente de Fajr Jam. Se añade un ataque contra uno de los principales sistemas de almacenamiento y distribución de combustible en Teherán, que ha dejado impactantes imágenes del masivo incendio en el corazón del país.

Atacar infraestructuras civiles constituye "una peligrosa violación del derecho internacional", les dijo. Le faltó añadir que causa un enorme perjuicio a la economía iraní que se sustenta, en buena medida, en los hidrocarburos. Quizás el mejor indicio de que Irán está en apuros es que Rusia inició el domingo la evacuación de sus residentes en el país y cerró su consulado en Teherán. Todos ellos saldrán de Irán por tierra, a través de Azerbaiyán, porque el tráfico aéreo civil está suspendido desde el viernes por la mañana.

Foto: Personas se reúnen junto a vehículos dañados tras los ataques israelíes, en Teherán, Irán. (Reuters)

Pase a las embestidas que recibe, Irán tiene aún cierta capacidad de respuesta, secundado por sus aliados hutíes. A lo largo del domingo dispararon algo más de un centenar de misiles en varias oleadas y un puñado de drones contra Israel, que dejaron el total de 13 víctimas mortales civiles y 180 heridos. Entre los misiles que lograron esquivar las defensas israelíes, varios cayeron en Tel Aviv y Haifa.

Ante la nueva guerra abierta, el Ejército israelí está reduciendo la presencia de sus tropas en Gaza para reforzar en su lugar las fronteras norte y este de Israel, ante la preocupación por posibles intento de infiltración de milicias proiraníes desde Jordania o Siria. Tampoco ignoran a los hutíes: según confirmaron en un comunicado, el domingo por la noche intentaron asesinar al jefe militar hutí, Muhammad Abd al-Karim al-Ghamari, que habría sobrevivido al ataque.

Con sus instalaciones nucleares dañadas, su cúpula militar y de seguridad asesinada y sus infraestructuras energéticas en parte destrozadas por el enemigo israelí, el régimen de Irán parece estar contra las cuerdas y busca afanosamente una salida. El problema es que Israel, por así decirlo, huele sangre, y tiene pocos incentivos (tanto internos como externos, todavía) para detenerse.

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