Se ha cruzado una línea: Israel mira más allá del programa nuclear iraní y busca la caída del régimen
Irán padeció su mayor ataque desde que hace 37 años acabó la guerra con Irak. El golpe que le asestó Israel se centra en el programa nuclear, pero va más allá. Netanyahu sabotea la negociación nuclear entre Teherán y Washington
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Irán ha sufrido este viernes su peor ataque militar desde los años 80, cuando estaba en guerra con Irak. El golpe se lo ha propinado Israel y es de mucha mayor envergadura que los que le asestó en abril y en octubre del año pasado. Los bombardeos estaban dirigidos contra el corazón del programa nuclear, las plantas de enriquecimiento de uranio de Natanz y Fordow, y media docena de científicos encargados de su desarrollo, que fueron asesinados. Entre sus objetivos figuraban además bases de misiles y defensas antiaéreas. Irán ha respondido con más de 100 misiles contra Israel, y aunque alguno ha logrado burlar la proverbial defensa antiaérea israelí y ha impactado en Tel Aviv, la contestación iraní no puede medirse con el alcance del ataque israelí.
La amplitud y el poderío del golpe no tienen precedente, como tampoco lo tiene que el Ejército israelí haya eliminado, quizás en sus mismos domicilios y junto con sus familias, a algunos de los principales responsables militares iraníes como el general Hossein Salami, jefe de los Guardianes de la Revolución, y el general Mohamad Bagheri, jefe de Estado Mayor. "Los que obran a la destrucción de Israel serán eliminados", sentenció Israel Katz, el ministro de Defensa.
Estos asesinatos selectivos son una humillación para la cúpula militar iraní, a la que Israel intenta así desmoralizar. Los Guardianes de la Revolución y, en general, el aparato de seguridad son la columna vertebral de un sistema político encabezado por el ayatolá Ali Jamenei, de 86 años. Hasta el momento, había habido cierta contención, por así decirlo, en los ataques contra nombres tan reconocidos. Se ha acabado con miembros importantísimos del estamento político-militar de la república islámica, pero fuera de Irán, como Qasem Soleimaini, muerto en 2020 en un ataque con drones estadounidenses en Irak, o, más recientemente, el general de brigada Mohammad Reza Zahedi, un alto comandante de la Fuerza Quds de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) en el consulado iraní en Siria en abril del año pasado.
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No es la primera vez que Israel demuestra con ataques su obsesión con el programa nuclear iraní. A lo largo de los años, agentes israelíes han ejecutado varios asesinatos selectivos de científicos nucleares, y la mano de Tel Aviv ha estado detrás de distintas operaciones de guerra cibernética contra centrales nucleares o de enriquecimiento de uranio. En el escenario público, Israel ha puesto el grito en el cielo con cada proceso de negociación abierto con Irán, y en los pasillos de Washington desplegó su poderoso poder de lobby.
Pero en esta ocasión, aunque ha logrado al menos "dañar" la central de Natanz, la muerte de decenas de altos oficiales iraníes apunta a un objetivo más alto.
Provocar el abatimiento en los pilares que sustentan al régimen es quizás abrir la vía a su caída o a su transformación, algo que anhela el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. "Cuando Irán sea finalmente libre, y ese momento llegará mucho antes de lo que la gente piensa, todo será diferente", declaró, por ejemplo, el pasado septiembre el primer ministro israelí. "Nuestros dos países, Israel e Irán, estarán entonces en paz", añadió, para concluir que el país "merece un liderazgo mejor". Y repitió esa idea, pero con más fuerza, en su discurso de este viernes en el que anunciaba la operación "León que se levanta" (Rising Lion, en inglés, idioma en el que ha dado el discurso): "Tengo un mensaje para [el valiente pueblo iraní]. No luchamos contra ustedes. Luchamos contra la brutal dictadura que los oprime desde hace 46 años. Creo que el día de su liberación está cerca".
Lo dijo, después, con un segundo mensaje directamente en farsi: "Mientras conseguimos nuestros objetivos [militares], allanamos el camino para que vosotros consigáis vuestra libertad. (...) Este régimen nunca ha sido tan débil. Esta es vuestra oportunidad de alzaros".
Con esta estrategia, Israel busca así "estimular el malestar interno en Irán", escribió Sanam Vakil, directora del programa de Oriente Próximo en el think-tank británico Chatham House.
Destacadas figuras de la oposición iraní instaron a sus compatriotas a derrocar a los ayatolás. Reza Pahlavi, el príncipe heredero en el exilio, fue uno de los primeros, declarando que la única solución para hacer frente a la crisis tras el ataque israelí era "el apoyo a la nación iraní para derrocar al régimen que ha tomado como rehén tanto a nuestro Irán como al mundo". Fue secundado desde Países Bajos por el refugiado político iraní Ahshin Ellian, que escribió en X: "Los comandantes de la Guardia Revolucionaria Iraní, que se fueron al infierno anoche, fueron los asesinos de iraníes, incluidas estas valientes mujeres durante las protestas de Mujeres, Vida y Libertad". "No hay piedad para los comandantes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán", concluyó.
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La fecha elegida para la gran embestida contra Irán demuestra que Netanyahu no ha tenido en cuenta las preocupaciones de la Administración del presidente Donald Trump, aunque sí que lo ha informado con antelación de sus intenciones bélicas. Prueba de ello es que las fuerzas militares de EEUU en Oriente Próximo estaban en alerta desde hace días y su personal diplomático no indispensable destinado en la región ha sido repatriado.
"Es evidente que el momento y la magnitud de los ataques pretendían hacer descarrilar por completo las conversaciones" entre EEUU e Irán con vistas a alcanzar un acuerdo sobre el programa nuclear iraní, afirma Ellie Geranmayeh, directora adjunta del think-tank Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. "Busca sabotear cualquier vía diplomática hacia un acuerdo nuclear (...)", escribe Sanam Vakil, en el Chatham. Entre los investigadores hay una cuasi unanimidad sobre el empeño israelí de torpedear ese acuerdo.
La sexta ronda de negociaciones entre Steve Witkoff, el enviado presidencial estadounidense, y Abbas Araghchi, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, se iba a celebrar este fin de semana en Omán, pero hay muchas dudas sobre la participación de Irán tras el ataque. Trump presionó a Teherán para que se siente en la mesa recordándole que le "dio una oportunidad para llegar a un acuerdo", pero que "la situación solo empeorará" si no logran alcanzarlo.
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EEUU ha sido cortocircuitado por Netanyahu, pero aun así, se verá obligado a tomar parte en la defensa de Israel si las represalias de Irán son de gran envergadura. En el momento de escribir estas líneas, todavía se desconoce una participación directa estadounidense ya sea en la primera fase de la respuesta iraní, en la interceptación del centenar de drones fletados la mañana del viernes, pero ya se confirmó en la segunda, cuando Irán ha lanzado cerca de un centenar de misiles, algunos de ellos, balísticos, contra el país, incluyendo zonas civiles como Tel Aviv. Por el momento, el ataque ha dejado al menos 40 heridos.
Esto podría dar una pista de lo que sucederá en los próximos días. Un alto funcionario de seguridad israelí afirmó al Canal 12 que "Israel habría advertido a Irán de que si su respuesta con misiles balísticos afectaba a centros de población, Israel atacará como objetivos (...) a líderes del régimen e infraestructura como refinerías de petróleo". Algunas fuentes israelíes, recogidas por el Wall Street Journal, apuntaban ya a al menos dos semanas de guerra: "La operación israelí contra el programa nuclear iraní, la cúpula militar y el arsenal de misiles está lejos de acabar, con Israel habiendo planeado 14 días de operaciones".
El año pasado, Netanyahu fue más obediente ante EEUU. Atendió la petición de la Administración Joe Biden y se abstuvo, en su réplica, de bombardear infraestructuras energéticas y nucleares de Irán.
Está por ver si Irán puede sostener más ataques de los que ya ha lanzado este viernes con el centenar de misiles, pese a que el ayatolá Jamenei haya anunciado un "castigo severo". Es difícil imaginar que Irán pueda militarmente ir mucho más allá ante la superioridad demostrada por Israel. A esa desventaja se añade la pérdida de aliados en la región, como el régimen de Bashar al-Asad en Siria, o su debilitamiento, como el de la milicia chií libanesa Hezbolá. Sólo siguen en pie los hutíes, que controlan gran parte de Yemen.
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La afrenta israelí es de tal calibre que las autoridades de Teherán barajan quizás otras opciones de revancha. Podrían, por ejemplo, acelerar su programa nuclear exponiéndose a nuevos azotes de la fuerza aérea israelí. Para desbaratarlo de verdad durante años, Israel necesitaría el apoyo de los bombarderos estratégicos de EEUU, los únicos capaces de destrozar los búnkeres subterráneos en los que desarrolla. De hecho, según el último informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la central nuclear de Natanz, la más atacada este viernes por Israel, habría resultado "dañada" y varias de las turbinas destruidas, pero no habría afectado radicalmente a la sección subterránea de enriquecimiento de uranio.
Otras opciones al alcance de Irán preocuparían más a los occidentales que al propio Israel. Es cada vez más probable que Teherán suspenda cualquier cooperación con la OIEA, que le amonestó el jueves pasado por sus incumplimientos, o incluso podría retirarse del Tratado de No Proliferación Nuclear.
En última instancia, podría atacar las infraestructuras energéticas de algunos de sus vecinos árabes del Golfo o dificultar y hasta impedir la navegación en el Estrecho de Ormuz y en el Mar Rojo. Provocaría así el caos en la región y una fuerte subida del petróleo, afectando por ende a los planes de Donald Trump, que necesita un precio bajo para evitar un enorme aumento del costo de vida en casa, ya acelerado por su masiva campaña de aranceles. El precio del barril de Brent subió ya el viernes por la mañana más de un 13% con relación al jueves aunque, a última hora, el incremento solo era del 5%. La baza es, quizá, que así EEUU frene a su protegido israelí, antes de que la región se termine de encaminar hacia un choque que se convertirá en guerra.
Irán ha sufrido este viernes su peor ataque militar desde los años 80, cuando estaba en guerra con Irak. El golpe se lo ha propinado Israel y es de mucha mayor envergadura que los que le asestó en abril y en octubre del año pasado. Los bombardeos estaban dirigidos contra el corazón del programa nuclear, las plantas de enriquecimiento de uranio de Natanz y Fordow, y media docena de científicos encargados de su desarrollo, que fueron asesinados. Entre sus objetivos figuraban además bases de misiles y defensas antiaéreas. Irán ha respondido con más de 100 misiles contra Israel, y aunque alguno ha logrado burlar la proverbial defensa antiaérea israelí y ha impactado en Tel Aviv, la contestación iraní no puede medirse con el alcance del ataque israelí.