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Alemania ya no trabaja como antes y plantea una pregunta: ¿y si se eliminara un día festivo?
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Alemania ya no trabaja como antes y plantea una pregunta: ¿y si se eliminara un día festivo?

Un grupo de economistas plantea que se elimine uno de los días festivos en Alemania, lo que impulsaría el PIB en unos 8.000 millones de euros anuales, según sus cálculos

Foto: Un trabajador de la empresa de automóviles Mercedes. (Reuters/Wolfgang Rattay)
Un trabajador de la empresa de automóviles Mercedes. (Reuters/Wolfgang Rattay)

"Lunes de Pascua, Lunes de Pentecostés y San Esteban. Mis colegas de Francia e Italia se sorprenden constantemente de que tengamos esos días libres". Bertram Brossardt, el director general de la Asociación de Empresas Bávaras, en Alemania, fue uno de los primeros economistas en dar el pistoletazo de salida al debate que ha marcado los círculos empresariales en las últimas semanas. En un artículo, Brossardt afirmaba que en su país ya no se trabaja como antes y que, después de una temporada de estancamiento económico, es necesario que los alemanes hagan alarde de su fama de trabajadores aplicados. ¿Una solución? Eliminar, por lo menos, uno de los días festivos.

El economista bávaro apuntaba recientemente que no corren buenos tiempos para la productividad alemana y hacía referencia a las cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de 2023, que apuntaban a que el país tiene una de las jornadas laborales anuales más cortas del mundo. "En 2023, un empleado alemán trabajó una media de 1.343 horas. Esto supone 92 horas menos que en Austria, 186 horas menos que en Suiza y 391 horas menos que en Italia", citó. "No somos lo suficientemente productivos. Si queremos ser competitivos, ¡tenemos que volver a trabajar más!", dijo al periódico BILD.

Su propuesta es eliminar uno de los días festivos con los que cuenta el calendario alemán y que, según otros economistas además de Brossardt, son demasiados. De media, Alemania cuenta con 9 días festivos nacionales, pero en algunos estados como Baviera la cifra aumenta a los 13 días. Aunque no es una cifra desmesurada en comparación con otros países europeos como España, donde hay 14 festivos nacionales.

Pero lo que supondría quitar uno de los días del calendario alemán es demasiado atractivo como para descartarlo. Además de Bertram Brossardt, otros economistas como Clemens Fuest, director del Instituto Ifo, un centro de estudios de Múnich, han elevado este debate en las últimas semanas. Según sus cálculos, la cancelación de un festivo en Alemania impulsaría el PIB en unos 8.000 millones de euros anuales. Una cifra especialmente importante después de que Berlín aprobara levantar su famoso techo de deuda para un plan millonario centrado en infraestructura y defensa.

"Alemania va a aumentar el gasto público, pero eso no será suficiente. El mercado laboral alemán ya está ajustado. Sin una mayor oferta laboral, un mayor gasto en infraestructura no garantizará un aumento de, por ejemplo, la construcción de viviendas. Si queremos evitarlo, necesitamos trabajar más. Abolir un día festivo es una medida entre muchas", explica Fuest a El Confidencial.

El problema que expone el economista del Ifo con los días festivos es que, en muchas ocasiones, caen en jueves y una gran parte de los trabajadores aprovechan también el viernes para tomarse un descanso. Berlín tuvo este mes de mayo tres jueves libres: el Día del Trabajo, el aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial y el Día de la Ascensión. Este 9 de junio se avecinaba otro fin de semana largo por el Lunes de Pentecostés. En momentos como ese, Fuest afirma que estos días libres pueden 'desincronizar' el país y, por ejemplo, dificultar que los camiones realicen entregas en los estados vecinos que se están tomando un descanso. Los sindicatos y la Iglesia se han opuesto firmemente a estas ideas y afirman que, finalmente, serán los empleados los que sufran las consecuencias de esta medida porque aumentará su carga de trabajo.

Foto: Edificio del Reichstag, en Berlín. (Reuters/Annegret Hilse)

Pero los economistas insisten y tienen como ejemplo a seguir el caso de Dinamarca. En 2023, el Gobierno de la primera ministra Mette Frederiksen decidió que el "Gran Día de la Oración", que se celebraba en Pascua, debía dejar de existir para ayudar a financiar el gasto en Defensa. Los sindicatos y la Iglesia protestaron, pero el Gobierno aguantó la presión hasta que la medida entró en vigor. Dos años después, pocos parecen acordarse de esa festividad religiosa.

En Alemania existen por ahora pocos indicios de que Friedrich Merz tenga la misma contundencia en este aspecto que su homóloga danesa. Sin embargo, el canciller alemán ya ha dejado caer hace pocas semanas que no está satisfecho con el desempeño de algunos trabajadores. "Necesitamos trabajar más y, sobre todo, con mayor eficiencia en este país. No podremos mantener la prosperidad de este país con una semana laboral de cuatro días y un equilibrio entre la vida laboral y personal", dijo este pasado mes de mayo. Posteriormente, matizó sus declaraciones y dijo que la gente joven trabajaba mucho, pero los sindicatos ya se le habían echado al cuello por sus palabras.

¿El adiós de la locomotora alemana?

La productividad del país también fue una preocupación para el excanciller Olaf Scholz, que llegó a plantear un plan de crecimiento en el que incluyó incentivos para que los alemanes trabajaran más horas y durante más tiempo. Su objetivo era que las horas extraordinarias estuvieran exentas de impuestos y contribuciones sociales. El Gobierno de Scholz también hizo referencia a las cifras de la OCDE que citaba el economista Bertram Brossardt, aunque estos números no reflejan del todo el sistema laboral alemán porque no incluyen los empleos a media jornada.

Foto: Foto: EC Diseño.
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Enzo Weber, jefe de investigación del Instituto de Investigación sobre el Empleo de Nuremberg, afirmó en una entrevista anterior con El Confidencial que estadísticas como las de la OCDE eran injustas. "En realidad se trabaja más porque hay una tendencia creciente en la participación de las mujeres en el mercado laboral. A nivel internacional, la participación de las mujeres en Alemania es realmente alta. Pero la mayoría tienen trabajos a media jornada. Por lo tanto, cuantas más entren en el mercado laboral, menor es el tiempo medio de trabajo. Pero eso no significa que se trabaje menos o menos horas", explicó.

Otros analistas económicos como Marcel Fratzscher, director del Instituto Alemán de Investigación Económica en Berlín, creen que la solución no pasa ni por incentivar las horas extra, como quería Scholz, ni por eliminar un día festivo, como han propuesto algunos expertos. "La escasez de mano de obra en Alemania no se solucionará eliminando los días festivos ni las exenciones fiscales para las horas extras a tiempo completo", dijo a Die Welt.

En cambio, afirmó que la clave para la escasez de mano de obra se basa en eliminar las restricciones al empleo para mujeres, refugiados y otras personas del extranjero. "Solo mediante un aumento significativo de la inmigración y la eliminación de las barreras para las mujeres se limitará la escasez de mano de obra", dijo el economista.

Foto: Empleados de la empresa Siemens, en julio de 2024. (Reuters/Angelika Warmuth)

El debate de las últimas semanas sobre la eliminación de un día festivo es una señal más de una preocupación que ronda por las cabezas de los alemanes que no entienden cómo han pasado de ser la "locomotora" de Europa a que sus niveles de productividad estén en tela de juicio. En un ensayo publicado en Süddeutsche Zeitung, los periodistas Gerhard Matzig y Vivien Timmler afirmaban que en una plataforma para estudiantes internacionales se hablaba de los clichés más famosos de Alemania. Uno de ellos revelaba que cada vez son menos puntuales ("gracias, Deutsche Bahn", bromearon) y que "los alemanes no trabajan tanto". "Y no es un cumplido", aclaraban los periodistas.

En el ensayo citaban otras declaraciones de Merz en las que afirmaba que debía cambiar la relación con el trabajo y que también podía ser divertido. Otra señal que Matzig y Timmler interpretaron, junto con iniciativas como eliminar un día festivo o fomentar las horas extra, que algo ha cambiado definitivamente en su país. "Algo huele mal en Alemania. Los viejos y rígidos modelos de horario laboral se están desmoronando, y con ellos el mito del alemán trabajador", concluyeron.

"Lunes de Pascua, Lunes de Pentecostés y San Esteban. Mis colegas de Francia e Italia se sorprenden constantemente de que tengamos esos días libres". Bertram Brossardt, el director general de la Asociación de Empresas Bávaras, en Alemania, fue uno de los primeros economistas en dar el pistoletazo de salida al debate que ha marcado los círculos empresariales en las últimas semanas. En un artículo, Brossardt afirmaba que en su país ya no se trabaja como antes y que, después de una temporada de estancamiento económico, es necesario que los alemanes hagan alarde de su fama de trabajadores aplicados. ¿Una solución? Eliminar, por lo menos, uno de los días festivos.

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