Luz verde a Bulgaria para adoptar el euro a partir de 2026
Unos temen la inflación, otros creen que es una manera de anclarse en la UE. "Este es un momento histórico", ha celebrado Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea para la Economía
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“Este es un momento histórico para Bulgaria, la Unión Europea y la zona euro”, afirmó Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea para la Economía, este miércoles, 4 de junio. Se refería a que la Comisión Europea y el Banco Central Europeo han dado luz verde para que Bulgaria se convierta en el 21.º miembro de la eurozona a partir del 1 de enero de 2026. Dombrovskis enfatizó que el euro es más que una moneda común: es un símbolo de unidad de la UE. Sin embargo, a la mayoría de búlgaros les preocupa que la adopción del euro desencadene una nueva ola de aumentos en los precios al consumidor.
Ahora, se espera que los ministros de Finanzas de los países de la eurozona den su visto bueno final el 8 de julio. Esto supondrá el inició de la cuenta atráspara la sustitución de la leva búlgara (la moneda oficial del país hasta la fecha) por la moneda única europea.
Temor a la inflación o ancla geopolítica
Durante los últimos años, las encuestas de opinión han mostrado consistentemente que entre el 55 % y el 60 % de los búlgaros se oponían a la adopción del euro o al menos, no deseaban una rápida implementación, principalmente por temor a la inflación, pero también por sentimientos prorusos de parte de la población búlgara.
Para otro 35–40 %, en su mayoría residentes de Sofía y otras grandes ciudades, unirse a la eurozona se percibe menos como un hito económico para el Estado miembro más pobre de la UE, y más como un ancla geopolítica que asegura el lugar de Bulgaria en el núcleo de la UE frente al constante temor a Rusia.
Los expertos creen que el ingreso a la eurozona no cambiará significativamente los fundamentos de la economía búlgara, salvo por la reducción de los costos de transacción en su economía orientada a la exportación. Casi el 70 % de las exportaciones de Bulgaria tienen como destino la UE, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas de Bulgaria, y el país ha operado bajo un régimen de caja de conversión durante 28 años.
La leva búlgara ha estado vinculada al euro a una tasa de cambio fija de 1,9558 desde 2001. En la práctica, los búlgaros han utilizado el euro durante décadas sin tener una voz igualitaria en la configuración del futuro de la moneda común. Eso está a punto de cambiar.
“La adopción del euro fortalecerá la economía búlgara y traerá beneficios tanto a los ciudadanos como a las empresas”, afirmó la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, el miércoles, aunque muchos búlgaros siguen sin estar convencidos.
Cinco años en la sala de espera del euro
Bulgaria ingresó a la 'sala de espera' de la eurozona —el Mecanismo de Tipos de Cambio II (MTC II)— hace cinco años. Sin embargo, las instituciones en Sofía no aprovecharon la oportunidad de llevar a cabo una campaña de información a gran escala para convencer a los ciudadanos escépticos de los beneficios de la moneda única.
Esto creó espacio político para que el mayor partido populista prorruso, “Vazrazhdane” (Renacimiento), ganara impulso mediante una serie de protestas contra el euro, algunas de ellas violentas. En febrero de 2025, diputados del partido participaron en una exaltada protesta contra la representación de la UE en Sofía, que desembocó en el incendio de un edificio.
El presidente de Bulgaria, Rumen Radev, un exmilitar que ocupa el cargo desde 2017, del que se sospecha que prepara el terreno para un futuro partido político, intentó aprovechar el malestar convocando un referéndum para retrasar la adopción del euro. El Parlamento bloqueó la iniciativa, pero las tensiones aumentaron, aún más.
El 4 de junio, una protesta organizada por “Vazrazhdane” interrumpió el tráfico en el centro de Sofía. Diputados del partido, que recientemente firmó un pacto de cooperación con el partido gobernante ruso Rusia Unida, intentaron ocupar la tribuna parlamentaria para detener los procedimientos. Además, se produjeron enfrentamientos en el Parlamento entre diputados de “Vazrazhdane” y miembros de la alianza liberal proeuropea “Bulgaria Democrática”.
“Primero se llevarán nuestro dinero, luego se llevarán a la propia Bulgaria, pero subestiman al pueblo búlgaro. Ya despertamos y queremos nuestra leva”, dijo el líder de “Vazrazhdane”, Kostadin Kostadinov. “Las protestas son un derecho democrático”, respondió Boyko Borissov, líder del partido gobernante GERB, quien calificó de “humillante” la actual situación de Bulgaria en Bruselas. Borissov recordó que cuando terminan las reuniones del Consejo de la UE en Bruselas, el presidente dice: 'Solo los países de la eurozona pueden quedarse’. "Ahí es donde se toman las decisiones, así que cuando (Vazrazhdane) protesta lo que hace es dejar fuera [de la habitación] a Bulgaria. Yo quiero llevarlos allí”, añadió Borissov.
Escepticismo desde la crisis de Grecia
A su vez, los búlgaros están preocupados por el aumento de los precios. "Ese es el temor principal respecto al euro”, afirma el analista político Dimitar Ganev, director de la agencia de encuestas búlgara Trend. Ganev señala que el escepticismo ciudadano sobre la eurozona comenzó con la crisis financiera de Grecia entre 2009 y 2011. Fue entonces cuando el euro empezó a enviar señales negativas a la población. Los datos de encuestas de 2007 y posteriores muestran que el apoyo a la adopción del euro en Bulgaria era prácticamente igual al nivel de confianza que existe en el resto de la UE, más del 60 %. En ese momento, el euro se veía como parte integral de formar parte de la UE. "Luego vino la crisis griega y el discurso constante sobre la deuda de la eurozona”, explica Ganev. Para este analista búlgaro, "los gobiernos de la última década han hecho poco por producir una comunicación significativa sobre los beneficios, riesgos y desafíos del euro”, añade.
Bulgaria tiene la mayor proporción de economía sumergida de la UE pero también uno de los niveles de deuda pública más bajos del mundo.
Además, los búlgaros tradicionalmente han sido escépticos respecto al pago de impuestos y a la acumulación de deuda pública. El resultado: Bulgaria tiene la mayor proporción de economía sumergida de la UE—se estima que oscila entre el 31 % y el 34 % del PIB—pero también uno de los niveles de deuda pública más bajos del mundo, con un 24 % del PIB.
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En los últimos años, los ingresos de los búlgaros se acerca lentamente a la media de la UE, alcanzando ahora aproximadamente el 66 % del nivel del bloque. El salario bruto mensual medio ronda los 1.250 euros. Sin embargo, la gran economía sumergida sugiere que los ingresos reales son significativamente más altos de lo que indican las estadísticas oficiales, mientras el Estado no logra hacer cumplir el cumplimiento tributario.
Una sociedad envejecida y cautelosa
Parvan Simeonov, analista político de la agencia de sondeos Myara, ofrece otra explicación sobre la resistencia de los búlgaros a renunciar a la leva: “Vivimos en una sociedad envejecida que naturalmente es escéptica ante el cambio". Simeonov explica que las personas mayores tienden a ser menos optimistas. Además, "Bulgaria se encuentra en una encrucijada de culturas, con una tradición de equilibrio entre Oriente y Occidente”, afirma. Dice que, racionalmente, los búlgaros son progermanos. "Emocionalmente, se inclinan hacia Rusia. La confianza en la UE sigue siendo alta, y la confianza en Alemania es particularmente fuerte.”
“Hay algo de propaganda tóxica, pero muchos se equivocan al interpretar cada forma de disidencia respecto al discurso dominante de la UE como influencia rusa”
Sin embargo, la oposición al euro no siempre está impulsada por lealtades geopolíticas, según Simeonov. “Hay algo de propaganda tóxica, sí, pero muchos se equivocan al interpretar cada forma de disidencia respecto al discurso dominante de la UE como influencia rusa,” continúa Simeonov. El analista de la agencia Myara añade que la leva todavía tiene una carga emocional. “Es uno de nuestros símbolos nacionales, otro emblema de soberanía que se nos pide entregar". Y recuerda que estamos presenciando "un regreso a los valores conservadores en Occidente, y Bulgaria no es la excepción.”
Una web mostrará los precio de referencia
En el plano financiero, la inflación, que había sido el mayor obstáculo de Bulgaria para su incoporación, ahora cumple con los criterios de convergencia de la UE, según el Banco Central Europeo. El valor de referencia se fijó en 2,8 %, y la inflación media de Bulgaria durante el período evaluado fue de 2,7 %.
El gobierno y los reguladores aseguran estar preparados para contrarrestar aumentos especulativos de precios vinculados a la introducción del euro. Un nuevo sitio web público mostrará precios de referencia para productos esenciales, apoyado por una campaña informativa en 300 ciudades y una mayor vigilancia de posibles comportamientos de cártel. Además, las empresas responsables de fijación de precios pueden enfrentarse a multas de hasta el 10 % de su facturación del año anterior si especulan por el cambio, según la Ley de Protección de la Competencia de Bulgaria.
“Este es un momento histórico para Bulgaria, la Unión Europea y la zona euro”, afirmó Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea para la Economía, este miércoles, 4 de junio. Se refería a que la Comisión Europea y el Banco Central Europeo han dado luz verde para que Bulgaria se convierta en el 21.º miembro de la eurozona a partir del 1 de enero de 2026. Dombrovskis enfatizó que el euro es más que una moneda común: es un símbolo de unidad de la UE. Sin embargo, a la mayoría de búlgaros les preocupa que la adopción del euro desencadene una nueva ola de aumentos en los precios al consumidor.