Alerta para los turistas en Japón: el país lleva hasta el límite la ley de consumo de marihuana
El país ha endurecido sus leyes y criminalizado el consumo de cannabis y desde marzo ya se han producido las primeras detenciones, incluida la de un joven extranjero, sin que las autoridades muestren indulgencia con los visitantes
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Japón no se anda con rodeos cuando se trata de drogas, y ahora menos que nunca. Lo que antes era un vacío legal en Japón se ha convertido desde diciembre en un delito penal: fumar marihuana ya es motivo de detención. La Policía Metropolitana de Tokio efectuó a finales de marzo las primeras detenciones por consumo de cannabis bajo la nueva legislación, arrestando a un hombre de 44 años y a una mujer, ambos tras dar positivo en un test de orina.
Lo que para muchos españoles puede parecer una experiencia recreativa o una práctica cultural importada de otros países, en Japón puede traducirse en detención inmediata, juicio, cárcel y expulsión del país, incluso si el consumo tuvo lugar días antes de pisar suelo nipón. El sistema judicial japonés permite la detención sin cargos durante hasta 23 días, sin acceso garantizado a un abogado y con limitaciones en las comunicaciones externas. Además, un arresto por drogas puede implicar prohibición de entrada futura al país, notificación a empresas o instituciones educativas y afectación al visado, si el detenido es residente.
Los agentes encontraron restos de marihuana en el coche en el que viajaban y, tras realizar las pruebas de orina, los dos confesaron haber consumido esta sustancia. El caso, ocurrido el 31 de marzo, marca un antes y un después: es la primera vez que la policía actúa contra alguien por fumar, gracias a una revisión de la ley que entró en vigor el 12 de diciembre de 2024. Hasta diciembre de 2024, la legislación japonesa castigaba con severidad la posesión, cultivo o tráfico de marihuana, pero no contemplaba penas específicas por el consumo. Esta laguna legal, heredada de la posguerra, estaba diseñada para proteger a los agricultores de cáñamo industrial que podrían inhalar accidentalmente sus componentes psicoactivos.
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Sin embargo, ante el aumento de casos entre jóvenes y la creciente presencia de turistas con visiones más relajadas sobre esta droga, el gobierno ha endurecido su postura. Para los turistas extranjeros, y especialmente los españoles y europeos acostumbrados a leyes más laxas, el cambio puede resultar chocante: las penas por fumar marihuana en Japón pueden alcanzar diversos años de prisión. Una simple prueba de orina positiva —que las autoridades pueden realizar tras una detención o un control policial— puede ser suficiente para iniciar un proceso judicial. Las penas pueden llegar hasta siete años de prisión, una cifra que contrasta con la tendencia liberalizadora en muchos países europeos.
Consumo en el extranjero, cárcel en Japón
Fuentes policiales consultadas por El Confidencial reconocen que desde hace unas pocas semanas se han intensificado los controles, especialmente en barrios frecuentados por extranjeros como Shibuya, Roppongi o Shinjuku. Aunque la ley es igual para todos, los visitantes de países donde el cannabis está despenalizado están en el punto de mira. "No importa si el consumo ha sido en España, Estados Unidos o Canadá. Si das positivo en Japón, has cometido un delito", explica un policía del Departamento Metropolitano de Tokio que prefiere mantener el anonimato.
Lo que muchos turistas desconocen es que en Japón, ahora también es delito haber consumido cannabis en el extranjero si el test de orina da positivo una vez en suelo japonés. No importa si fue en un viaje anterior a Amsterdam o en casa antes de embarcar: si das positivo, has infringido la ley japonesa. "No importa dónde lo hayas consumido: si está en tu organismo, es delito", asegura el miembro de las fuerzas y cuerpos de seguridad.
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"Vemos más casos en barrios turísticos, en festivales o cerca de locales nocturnos: algunos jóvenes extranjeros creen que pueden fumar como en su país y no es así", asegura este agente. Los turistas deben saber que "aquí el cannabis no es cultura ni tradición ni moda, sino una droga ilegal; y las consecuencias son muy serias". Esta vigilancia se extiende también a aeropuertos, estaciones de tren y alojamientos turísticos. El uso de perros detectores, análisis aleatorios y controles de calle ha aumentado en las últimas semanas, como sucedió con el arresto del famoso corredor de maratones australiano y youtuber Matt Fox, fundador del canal Sweat Elite, con más de 144.000 suscriptores.
Fox fue detenido en Osaka el pasado 9 de abril, acusado de intentar introducir en Japón tabletas que contenían THC, el componente psicoactivo del cannabis, mediante un servicio de mensajería internacional procedente de Estados Unidos. Según la policía, el intento de importación se produjo en febrero, pero no fue hasta su llegada a Japón para participar en la maratón de Osaka 2025 cuando fue arrestado. Fox había hablado en varias ocasiones de su uso de gominolas con THC para tratar la ansiedad y conciliar el sueño, y reconocía en uno de sus podcasts de febrero que "viaja siempre con ellas" y que en la mayoría de países no tiene problemas. "Japón es diferente: tienden a registrarte siempre que llegas", decía, asegurando que esta vez no las había llevado consigo.
No es la primera vez que Fox tiene problemas en Japón: en 2023 ya había sido vetado de por vida de la media maratón de la ciudad de Ageo por un caso, muy distinto pero igualmente revelador, de bib cheating: correr con el dorsal de otro corredor para ayudarle a mejorar su marca de forma fraudulenta. Actualmente, a pesar de negar las acusaciones, si Fox es finalmente acusado y condenado por delito de importación de drogas, se enfrenta a varios años de cárcel y una expulsión definitiva del país, lo que podría suponer una prohibición de por vida para volver a entrar en Japón.
Confesión bajo presión
La mayoría de los más de 8.000 arrestos que se produjeron en 2023 relacionados con el tráfico o posesión de marihuana fueron hechos a ciudadanos japoneses o extranjeros residentes en el país, aunque ya se percibe una ligera tendencia tanto de aumento de casos como del hecho que sean cometidos por turistas, según los datos publicados por el ministerio de Justicia nipón en enero. "La mayoría de los turistas no son conscientes de la severidad del sistema penal japonés", explica a El Confidencial un funcionario de una embajada europea que no ha querido revelar su identidad.
"Los detenidos suelen quedarse muy impactados por la falta de contacto con el exterior, la rigidez del interrogatorio y el hecho de no contar con intérprete constante, ya que el periodo de detención preventiva puede durar hasta 23 días sin cargos formales, lo cual sería impensable en muchos países europeos", relata el funcionario. "A menudo nos contactan familias desesperadas cuando su hijo o hija ha desaparecido y resulta que ha sido arrestado. Aquí pueden estar detenidos durante días o semanas sin contacto con el exterior, sin móvil, sin visitas y con interrogatorios diarios y algunos terminan firmando confesiones bajo presión que luego no pueden revertir. Y, cuando nos llaman a nosotros, el daño ya está hecho".
"Un simple porro que hayas consumido incluso mucho antes de viajar puede llevarte a prisión o a ser deportado y vetado de por vida. Japón no actúa con lógica de proporcionalidad, sino con lógica de disuasión total y aquí el mensaje es claro: tolerancia cero", asegura el trabajador consular. El mejor consejo que daría a los que deseen viajar al país del sol naciente y sean consumidores eventuales o habituales de marihuana es que ni lo intenten: "No traigas contigo marihuana, ni en aceites, ni en gominolas, ni en cremas: nada. Aunque sea legal en tu país o te parezca inocuo porque aquí, incluso una mínima cantidad, te puede costar meses de detención, miles de euros en abogados y años de prohibición de entrada", advierte el funcionario.
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A pesar de ello, la web del Ministerio de Asuntos Exteriores español aún no ha actualizado sus recomendaciones de viaje, aunque se advierte que "en Japón no está permitida la posesión de drogas, ni siquiera para consumo propio. Incluso en cantidades mínimas (por ejemplo, menos de un gramo de marihuana) la policía detiene a los infractores y el proceso judicial se puede prolongar durante varios meses". Añade que "el intento de introducción de sustancias psicotrópicas y estupefacientes (incluida la recepción de paquetes o cartas con dichas sustancias desde el extranjero) es un delito extremadamente grave en Japón, con penas de prisión de varios años, según la cantidad transportada, más la multa correspondiente, cuyo pago puede incrementar el tiempo de prisión. Los aeropuertos internacionales están especialmente preparados para evitar la introducción de drogas en los equipajes de los pasajeros".
Japón no se anda con rodeos cuando se trata de drogas, y ahora menos que nunca. Lo que antes era un vacío legal en Japón se ha convertido desde diciembre en un delito penal: fumar marihuana ya es motivo de detención. La Policía Metropolitana de Tokio efectuó a finales de marzo las primeras detenciones por consumo de cannabis bajo la nueva legislación, arrestando a un hombre de 44 años y a una mujer, ambos tras dar positivo en un test de orina.