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¿Vas a poder enviar a tus hijos a Harvard? Esto es lo que se sabe por ahora de la prohibición del gobierno Trump
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UN PLAZO DE 72 HORAS

¿Vas a poder enviar a tus hijos a Harvard? Esto es lo que se sabe por ahora de la prohibición del gobierno Trump

La decisión sorpresa de revocar el Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio deja a miles de alumnos en el limbo. Si la universidad no cede ante la Casa Blanca, no podrá seguir recibiendo estudiantes de otros países

Foto: Vista general de la Escuela de Negocios de Harvard en Cambridge, Massachusetts (Reuters/Faith Ninivaggi)
Vista general de la Escuela de Negocios de Harvard en Cambridge, Massachusetts (Reuters/Faith Ninivaggi)
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La decisión de la Administración Trump de revocar por sorpresa la certificación del llamado Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Harvard ha supuesto un auténtico terremoto en el seno del centro académico. Esta decisión, que en la práctica supone la imposibilidad de que esta institución acepte a nuevos estudiantes extranjeros, ha sido adoptada en el contexto del enfrentamiento entre el gobierno de Donald Trump y esta universidad: mientras el ejecutivo estadounidense acusa a Harvard de tolerar e incluso alimentar “actividades antisemitas”, el centro considera que estas presiones son un ataque a la libertad académica al que había prometido resistirse.

¿Supone esto el fin de la posibilidad de enviar a nuevos estudiantes a Harvard desde otros países? Por el momento así es, aunque resulta evidente que el propósito del gobierno estadounidense es doblegar a una universidad que, a diferencia de otras como Columbia, se había negado a acatar las exigencias de la Administración Trump, no solo acabar con los movimientos de protesta propalestinos, sino también cambiar el currículum académico para adaptarlo a la nueva corriente ideológica que emana de la Casa Blanca, ciertamente mucho más conservadora que la habitual en los centros universitarios de EEUU. Harvard, la institución de educación superior más antigua del país y la más acomodada, que cuenta con su propio fondo de inversión y con abundante músculo financiero, había decidido plantar cara a estas demandas. Y el ejemplo había empezado a cundir en otras universidades.

La razón para esta nueva medida es la persistencia de los movimientos de protesta contra la guerra en Gaza en el seno del campus, que según la directora del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) Kristi Noem están integrados por extranjeros “antiamericanos, pro-terroristas” a quienes Harvard, asegura, está permitiendo “acosar y asaltar físicamente a otros individuos […] y obstruir su entorno de aprendizaje antaño venerable”. Noem también acusa a Harvard —sin pruebas— de colaborar con el Partido Comunista Chino, acogiendo y entrenando a miembros de grupos paramilitares.

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters/Evelyn Hockstein)

“Es un privilegio, no un derecho, que las universidades puedan matricular a estudiantes extranjeros y beneficiarse de sus matrículas más elevadas para ayudar a impulsar sus fondos multibillonarios. Harvard ha tenido numerosas oportunidades para hacer lo correcto. Se ha negado. Que esto sirva como advertencia para todas las universidades e instituciones académicas en todo el país”, declara Noem en una carta enviada a esta institución, a la que ha dado un plazo de 72 horas para que entregue una lista de registros de sus estudiantes internacionales si quiere recuperar la autorización. Según recoge el diario Washington Post, el DHS ha pedido los registros disciplinarios y todo el material audiovisual recogido por la universidad sobre aquellos estudiantes implicados en “actividades ilegales, violencia, amenazas contra el personal o estudiantes, o actividades de protesta dentro o fuera del campus en los últimos cinco años”.

No habrá más matrículas por ahora

Está por ver si el gobierno estadounidense ha dado con una palanca de presión que Harvard no puede permitirse ignorar. Alrededor del 27% de los estudiantes actuales de este centro educativo son extranjeros. Este porcentaje ha ido creciendo progresivamente en la última década y media, y supone un 19,7% más que en 2010. Dado que una proporción significativa de ellos carece de becas y se costea la matrícula en su totalidad, la decisión supone un auténtico torpedo contra las arcas de la institución, que se suma al bloqueo de 2.200 de los hasta 9.000 millones de dólares en subvenciones y contratos federales ya impuesto anteriormente por la Administración Trump.

Lo cierto es que, a menos que Harvard capitule, no solo resultará legalmente imposible para este centro aceptar alumnos de otros países, sino que el gobierno insta ahora también a los estudiantes actuales a que transfieran sus matrículas a otras universidades o de lo contrario se arriesgan a ser deportados. “Harvard ya no puede matricular a estudiantes extranjeros, y los estudiantes extranjeros existentes deben transferirse [a otros centros] o perder su estatus legal”, ha dicho de forma inequívoca el Departamento de Seguridad Interior en un comunicado.

“Estamos plenamente comprometidos con que Harvard pueda acoger a nuestros estudiantes y académicos internacionales, provenientes de más de 140 países, quienes enriquecen enormemente a la universidad y a esta nación”, ha declarado Jason Newton, director de relaciones con los medios de la universidad, según recoge el diario New York Times. “Estamos trabajando con rapidez para brindar orientación y apoyo a los miembros de nuestra comunidad. Esta represalia amenaza con causar graves daños a la comunidad de Harvard y a nuestro país, y socava la misión académica y de investigación de Harvard”.

En la actualidad, alrededor de 6.800 de los estudiantes de Harvard son de origen extranjero. El porcentaje de alumnos procedentes de otros países en centros como la Escuela de Negocios de Harvard es del 35%, en la Escuela T.H. Chan de Salud Pública del 40%, y en la Escuela Kennedy de administración pública llega hasta el 59%, según datos de la propia universidad. Ahora, a no ser que el conflicto entre Harvard y el gobierno de Donald Trump se resuelva rápidamente y de forma satisfactoria, todos ellos deberán buscar otras instituciones académicas en las que proseguir sus estudios.

Está por ver si Harvard se plegará a este requerimiento, aunque incluso si volviera a recibir autorización gubernamental, tampoco existe un calendario establecido para que esto suceda, lo que deja en un limbo legal y en un estado de incertidumbre a miles de estudiantes. El escenario más probable, además, es que Harvard decida emprender acciones legales contra el gobierno, como ya ha hecho en el pasado, lo cual podría complicar todavía más la situación.

La decisión de la Administración Trump de revocar por sorpresa la certificación del llamado Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Harvard ha supuesto un auténtico terremoto en el seno del centro académico. Esta decisión, que en la práctica supone la imposibilidad de que esta institución acepte a nuevos estudiantes extranjeros, ha sido adoptada en el contexto del enfrentamiento entre el gobierno de Donald Trump y esta universidad: mientras el ejecutivo estadounidense acusa a Harvard de tolerar e incluso alimentar “actividades antisemitas”, el centro considera que estas presiones son un ataque a la libertad académica al que había prometido resistirse.

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