¿Crisis violenta en su país? Llame usted a este oscuro personaje
Solo en enero y febrero de este año hubo en Ecuador más de 1.500 asesinatos, un 40% más que en los mismos meses de 2023, el año más violento en su historia
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Más de 500 militares y policías ecuatorianos irrumpieron el pasado 5 de abril en Nueva Prosperina, uno de los barrios más violentos del país y epicentro del crimen en la ciudad portuaria de Guayaquil, por donde salen toneladas de cocaína rumbo a EEUU. Al menos 66 personas fueron detenidas en el dispositivo, llevado a cabo en plena madrugada.
No fue una operación cualquiera: esta iba a ser retransmitida. En uno de los vehículos militares iban los ministros de Interior y Defensa, acompañados de un ilustre invitado: Erick Prince, el multimillonario ex militar estadounidense, fundador de la polémica empresa de mercenarios Blackwater, que está intentando incrementar su influencia en la política latinoamericana y también en Washington.
Últimamente su nombre aparece en los eventos que afectan al continente. Ha tenido un papel en la crisis de Venezuela, donde muchos, incluida buena parte de la oposición, le consideran un estafador, y está también buscando medrar en los mecanismos de deportación de migrantes de EEUU aprovechando su buena relación con el presidente salvadoreño Nayib Bukele.
Prince participó en el operativo en Nueva Prosperina porque firmó una "alianza estratégica" con el presidente Daniel Noboa antes de las elecciones que supusieron su reelección este abril, ante una abrupta bajada de popularidad previa debido, en parte, al brutal recrudecimiento de la violencia en el país andino.
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Solo en enero y febrero de este año hubo en Ecuador más de 1.500 asesinatos, un 40% más que en los mismos meses de 2023, que fue el año más violento en la historia de un país que lidera desde entonces los índices de homicidios en América Latina.
La crisis es generada por la acción de las bandas locales aliadas de los cárteles internacionales de la droga. Controlan las rutas del narcotráfico en la costa del Pacífico, convertida en una autopista por la que sale la cocaína fabricada en los vecinos Colombia y Perú, los mayores productores de ese narcótico a nivel mundial, pero donde los controles son mayores y las capacidades logísticas son más reducidas.
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"Estamos aquí para ayudar, para combatir a las bandas y proporcionar herramientas y tácticas para que el Gobierno restaure la ley y el orden, la paz y la prosperidad y para proporcionar gran inteligencia en las operaciones que pongan a los narcos a correr y hagan que tengan verdadero miedo de ser atrapados", dijo Prince.
El contenido del pacto con Noboa no ha sido publicado y su naturaleza es manifiestamente opaca, pero se ha deslizado que el multimillonario podría ofrecer servicios de entrenamiento de tropas y un programa de control marítimo con el objetivo de parar la salida de la droga desde Ecuador. No se descarta que mercenarios gestionados por Prince puedan participar en operaciones de seguridad o defensa, algo que ex militares ecuatorianos han criticado como una violación de la soberanía nacional.
Sí tiene experiencia en interdicción de narcóticos porque sus mercenarios lograron, en 2009, finalizar con éxito una operación contra un envío masivo de hachís desde Afganistán que en aquel entonces fue considerado récord. El multimillonario está así intentando aumentar su influencia en América Latina, y también la de su negocio.
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"Las empresas de seguridad privada de alguna forma ya son actores que participan y están en el panorama de la violencia en la región", comenta a El Confidencial el analista Tiziano Breda, coordinador asociado de análisis del instituto Armed Conflict Location and Event Data (ACLED).
"En los últimos años ha habido episodios de alto impacto donde han tenido un rol importante mercenarios. El más importante probablemente es el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise en 2021, pero también ha habido participación en operaciones militares como la fracasada operación Gedeon en Venezuela", destaca el analista.
"En este contexto Prince quiere posicionarse como un actor clave en esta posible transición hacia un rol más relevante de las empresas de seguridad privada en las políticas de seguridad pública", considera Breda.
Lazos con Donald Trump
Mientras tanto, Prince está medrando para elevar su perfil en la Administración Trump y tener un acceso al Gobierno como el que disfrutó en anteriores Ejecutivos republicanos.
El ex militar es hijo de Edgar Prince, un multimillonario empresario que hizo fortuna en el sector automotriz de Michigan. La familia es tremendamente influyente en el Partido Republicano, hasta el punto de que la hermana del fundador de Blackwater, Betsy DeVos, fue secretaria de Educación durante el primer Gobierno de Trump.
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Prince, de 55 años, fundó Blackwater en 1997, inicialmente como un centro de entrenamiento, pero tras los ataques terroristas del 11 de septiembre logró suculentos contratos de seguridad de la Administración de George W. Bush tanto en Irak como en Afganistán.
Blackwater defendía sobre el terreno a funcionarios de EEUU e instalaciones clave, pero la polémica siempre acompañó a la empresa, acusada de violaciones de los derechos humanos.
En 2007 se produjo un incidente que cambiaría el rumbo de la compañía y afectaría profundamente a la reputación de Prince. Según una investigación, mercenarios de Blackwater que custodiaban una caravana dispararon sin mediar provocación a civiles iraquíes en la plaza Nisour de Bagdad. Diecisiete civiles perdieron la vida, incluyendo un niño de nueve años.
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Ese y otros escándalos —informes presentados al Congreso de EEUU mostraron que sus mercenarios habían estado involucrados en 195 tiroteos indiscriminados y que en cuatro de cada cinco casos ellos fueron quienes abrieron fuego primero— provocaron la salida de la empresa de Irak y sucesivos cambios de nombre, hasta que unos años después Prince vendió sus acciones a un fondo privado.
Cuatro ex mercenarios de Blackwater fueron sentenciados en EEUU por la masacre de la plaza Nisour. Uno a cadena perpetua y tres a 30 años de prisión. Trump los indultó pocas semanas antes de dejar su primer Gobierno, en aquellos momentos de complicada transición, demostrando la influencia que Prince y su familia mantenían en el Ejecutivo a pesar de que, según una investigación de la CNN, el ex militar había perdido, unos meses antes, el acceso que tenía a las principales instituciones de Defensa de los EEUU.
Prince tuvo influencia durante parte de ese Gobierno, pero, según la cadena estadounidense, en un momento de esa primera presidencia de Trump se prohibió su ingreso al Pentágono y a la sede de la CIA porque algunos funcionarios creían que su insistencia en el uso de fuerzas mercenarias suponían un escrutinio no deseado para EEUU y también que sus intentos de conseguir contratos gubernamentales para las fuerzas de seguridad privadas podrían traspasar los límites legales.
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Eso habría cambiado ahora, según la misma investigación, y el ex militar habría sido visto repetidamente en el Pentágono. Contaría con dos grandes valedores: el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y la directora de Seguridad Nacional, Tulsi Gabbard, a quien el mismo Prince avaló.
'Servicios' para atajar la inmigración
El multimillonario ex militar estaría intentando medrar en las crisis abiertas de la Administración Trump, ofreciendo sus servicios a posibles operaciones contra los grupos designados como terroristas por EEUU, incluyendo los cárteles mexicanos de la droga, a la minería en tierra extranjera, y también a la logística de la deportación de migrantes vía terceros países. Trump, de hecho, se refirió a esa última posibilidad hace unas semanas, y no descartó que pudiese ocurrir.
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En esa posible estrategia juega un papel crucial la excelente relación que Prince mantiene con Bukele. El ex militar es miembro de la junta directiva de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) y quedó prendado con el presidente salvadoreño durante su intervención el pasado año, tanto que a los pocos meses visitó al mandatario en el palacio presidencial del país centroamericano.
También recorrió la megaprisión construida por Bukele donde en marzo fueron finalmente enviados más de 280 migrantes venezolanos deportados que la Casa Blanca considera miembros de la banda Tren de Aragua.
Por ahora, eso sí, Prince no ha conseguido restituir su estatus en la Administración y no ha logrado una reunión formal para exponer sus planes.
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Quizás, eso sí, se le haya abierto, esta semana, una puerta para subir en el escalafón. "Con la salida de Mike Waltz como asesor de seguridad nacional se abre un espacio que debe ser llenado", señala el analista colombiano de seguridad Rafael Piñeros, aunque destaca igualmente que, "en ocasiones el tipo de perfil de Prince puede ser más útil para quien está en el poder desde afuera que desde adentro de la administración, porque se pueden mover de forma libre para hablar con más actores".
De momento tiene más flancos abiertos en América Latina y uno de sus focos es Venezuela. Ya habría propuesto a la primera Administración Trump una operación militar para destronar a Nicolás Maduro, que según reportes habría sido desechada, pero su rostro se convirtió en familiar para los venezolanos durante la crisis por las elecciones del pasado año.
Prince se alió con el ex comisario opositor Iván Simonovis para presentar una página web con el nombre ‘Ya Casi, Venezuela’ en la que se deslizaba la posibilidad de algún tipo de operación contra el chavismo.
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Llegaron a crear una página web con una cuenta atrás, con límite 16 de septiembre de 2024. Algunos llegaron a creer que algo inminente estaba a punto de suceder, pero cuando acabó el límite apareció un vídeo en el que Prince iniciaba un crowdfunding de 10 millones de dólares sin dar objetivos específicos sobre en qué será utilizado el dinero, como es habitual en ese tipo de iniciativas.
Aun así, muchos apoyaron la recaudación de fondos en su página web, donde la única explicación era un mensaje que anunciaba " iniciativas clave que buscan devolver la libertad y el futuro que Venezuela merece" y que los aportes serían "dirigidos a acciones estratégicas orientadas a restaurar las instituciones y representantes electos de forma legítima, devolver la justicia y garantizar un cambio trascendental".
La organización logró recaudar más de 1,4 millones de dólares de 15.000 donantes anónimos pero nada más se ha vuelto a saber sobre la iniciativa.
"Prince es un mercenario, con un pasado bastante controvertido"
"Ni siquiera se sabe con certeza si los que montaron el esquema tenían la intención de llevar a cabo alguna acción militar o si todo fue simplemente un fraude desde el principio", comenta Philip Gunson, analista senior para la región de los Andes de Crisis Group. "Dentro del país, aunque sí hubo gente que se entusiasmó con el proyecto y contribuyó con dinero, creo que para la mayoría es objeto de burla", cree el experto.
"Prince es un mercenario, con un pasado bastante controvertido, y su negocio es vender supuestos talentos en materia de seguridad y defensa. Seguramente vio en Venezuela una oportunidad, al igual que en la crisis de seguridad que vive actualmente Ecuador. Sus declaraciones con su compromiso con la restauración de la democracia en Venezuela son poco creíbles", considera Gunson.
Prince está encontrando una oportunidad para ampliar su influencia en las crisis de América Latina, pero busca también influir en otras partes del mundo. Ya habría ofrecido, sin éxito, según la prensa estadounidense, emplear soldados en acciones contra los hutíes en Yemén y los medios israelíes lo relacionaron el año pasado con una propuesta para inundar los túneles de Hamás en Gaza.
Sus recientes apariciones han vuelto a abrir el debate sobre la ética o la legalidad de emplear mercenarios para realizar actividades propias de los estados, ante las múltiples denuncias de organismos internacionales contra empresas de ese sector.
Más de 500 militares y policías ecuatorianos irrumpieron el pasado 5 de abril en Nueva Prosperina, uno de los barrios más violentos del país y epicentro del crimen en la ciudad portuaria de Guayaquil, por donde salen toneladas de cocaína rumbo a EEUU. Al menos 66 personas fueron detenidas en el dispositivo, llevado a cabo en plena madrugada.