El día que Portugal "cambió para siempre": gana la derecha de Montenegro y Chega! da la campanada
Luís Montenegro ha conseguido la mayoría de los votos en las elecciones de este domingo, pero la victoria más representativa ha sido el aumento de los votos de la ultraderecha
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Luís Montenegro es el "menor de los males" para Portugal. Así lo define Luis Montes, de 46 años, después de votar en un centro cercano al barrio de Alfama de Lisboa. Sus palabras sobre el primer ministro del país parecen un sentir general después de la victoria de su coalición conservadora Alianza Democrática en las elecciones de este domingo, en las que ha conseguido el 32,1% de los votos. Se refiere, por supuesto, al ascenso de los ultraderechistas de Chega!, que han dado la campanada con su mejor resultado histórico, empatando al Partido Socialista en escaños a falta solo del recuento de votos de los residentes en el extranjero.
Con los resultados en la mano, en estas elecciones, el país se ha inclinado sin duda a la derecha, en un reflejo de batallas ideológicas que se repiten en otros países europeos: derecha, sí, pero, ¿clásica, o radical-trumpista? Esa es la cuestión.
En las elecciones del año pasado, Portugal confió en la centroderecha de Montenegro para tomar las riendas del país después de años de gobernanza del socialismo de Antonio Costa. Lograron una victoria, pero sin mayorías, en un país que había sido conocido tradicionalmente por su estabilidad y que ha acabado celebrando sus terceros comicios en tres años. En esta ocasión, la victoria de Montenegro ha sido algo mayor, sin ser todavía suficiente para una mayoría estable, pero confirmando una tendencia. "Portugal se ha sumado a la ola de derechización que se vive en todos los países europeos", afirma Riccardo Marchi, politólogo del Instituto Universitário de Lisboa.
Así, estas elecciones también han dejado atrás el tradicional bipartidismo por el auge de la extrema derecha con Chega!, liderada por André Ventura, que han conseguido una victoria histórica con más del 22,56% de los votos. Se han mantenido como tercera fuerza política, pero han acercado muchas posiciones con el Partido Socialista de Pedro Nuno Santos, con el 23,38%. Cuatro puntos porcentuales menos que el año pasado, pero descalabro total en escaños. Chega! y el PS protagonizan prácticamente un empate técnico en porcentaje de votos y empate a escaños, a la espera de repartir los últimos.
Poco después de que salieran a la luz los resultados definitivos, Nuno Santos anunciaba su dimisión al frente del partido. "Estoy muy orgulloso del partido que dirigí", dijo, y anunció que solicitará elecciones internas y no se presentará a la reelección. Su salida es un terremoto para la izquierda portuguesa, que ha conseguido uno de los peores resultados de su historia.
"Se ha roto definitivamente el bipartidismo en Portugal y se asume como la gran alternativa de gobierno", afirmó Pedro Pinto, presidente del grupo parlamentario de la formación. "Es un día que marcará la historia. El 18 de mayo de 2025 pasará a la historia de Portugal", añadió.
André Ventura, el líder del partido, aseveró que "el sistema está temblando" y reivindicó el nuevo papel de su partido en su escalada electoral más representativa. Es un escenario que parecía muy poco probable en 2019, cuando nació Chega!, pero que ahora parece una realidad sobre todo en el sur del país, donde ha conseguido la mayoría de los votos, incluido en la capital portuguesa.
Sin embargo, la formación tiene, por ahora, pocas oportunidades de gobernar por el "cordón sanitario" al que se han comprometido los partidos para no formar una coalición con la formación de Ventura. Luís Montenegro fue el principal defensor de esta medida y lo convirtió en su lema de "no es no".
El primer ministro, no obstante, no tiene fácil conseguir una mayoría absoluta en la Asamblea de la República. Su intención, y la más favorable políticamente, era formar un pacto de gobierno con Iniciativa Liberal, pero el partido no ha conseguido el apoyo suficiente en las urnas para conseguir esa mayoría. A falta de conocer los resultados del voto exterior, que se anunciarán en los próximos días, Montenegro puede volver a asumir un escenario de difícil gobernanza por la fragmentación parlamentaria.
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Es el mismo que llevaba enfrentando desde las elecciones del año pasado y cuando la oposición presentó dos mociones de censura en su contra —ambas fracasaron— por el caso de su consultora Spinumviva, ahora gestionada por su familia y cuyos clientes incluían varias empresas con contratos gubernamentales. Montenegro ha negado cualquier irregularidad pero acabó perdiendo una moción de confianza el pasado marzo. Los portugueses fueron llamados a votar, una vez más.
Al contrario de lo que podría haberse vaticinado, este caso acabó perdiendo fuelle durante la campaña electoral. "Había esa expectativa, de que tuviera un fuerte impacto, pero finalmente las encuestas mostraron todo lo contrario. Quizá porque no es un caso judicializado y porque los partidos se han acabado centrando en otra estrategia como fomentar el voto útil", comenta David Veloso, investigador y politólogo de la Universidad de Lisboa, en entrevista con El Confidencial.
"No quiero volver a votar"
Los temas que acabaron marcando la campaña electoral acabaron siendo los mismos que el año pasado. La crisis de la vivienda, la inmigración y el empeoramiento de servicios públicos como la sanidad siguieron marcando el debate. Y Chega!, al igual que otras formaciones de extrema derecha como Alternativa para Alemania, puso el foco en la cuestión migratoria. Montenegro fue acusado de favorecer a la extrema derecha semanas antes de las elecciones, tras anunciar la expulsión de 18.000 migrantes en situación irregular.
Para algunos expertos como Pedro Gois, director del Observatorio de Migraciones de Portugal, no hay duda de que el número de migrantes ha subido exponencialmente en el país en los últimos años, pero sostiene que los problemas derivados de este aumento se han convertido en un arma política para Chega! más que en un problema con efectos drásticos para la sociedad. "Hemos visto lo mismo en otros países. Ha cambiado el número de migrantes pero también ha cambiado que antes no teníamos partidos de extrema derecha y ahora sí. Y que se ha creado este estereotipo de la persona extraña que lo ha cambiado todo, y eso ha cambiado la percepción de las personas sobre los migrantes", explica.
Para Rubin, portugués nacido en Lisboa de 24 años, la migración no es el principal problema que afronta su país. Después de emitir su voto en un centro de votación de la capital, afirma que su problema principal, y el de muchos jóvenes como él, es poder pagarse un alquiler en su propia ciudad. "No podemos vivir aquí y además tenemos impuestos altos. Por eso muchos jóvenes están votando también a la extrema derecha, aunque en algunas ocasiones ni siquiera están bien informados sobre lo que pasa en el país", dice a este periódico.
El portugués explica que proviene de una familia de tradición socialista, pero que ahora las cosas son muy distintas. "Estuvieron gobernando durante décadas y la gente se cansó", asevera. Rubin ahora solo busca estabilidad y no descarta encontrarla con Luis Montenegro. "Hay cosas que ha hecho que no están mal, y otras que no me gustan, pero lo que yo no quiero es tener que volver a votar dentro de un año".
Este es el escenario que más temen algunos analistas, que apuntan a que las legislaturas incompletas pueden provocar una pérdida de confianza de los votantes. "Y eso allana el camino a instituciones populistas", advierte Pedro Fonseca, profesor del Instituto Superior de Ciencias Sociales y Políticas. El politólogo destacó para el medio local Publico que existen riesgos asociados a mandatos más cortos, entre ellos, que la gente sienta "que no vale la pena votar porque los gobiernos no aseguran condiciones de gobernabilidad y estabilidad para implementar políticas".
A pesar de los temores de que la fatiga electoral pudiera aumentar la abstención, los portugueses han votado más que el año pasado. Este domingo, votó el 61,79% de la población, más que el 59,84% de 2024.
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Luis, desde el centro de votación cercano al barrio de Alfama, afirma que nunca se ha planteado no votar, pero que entiende perfectamente el hastío de una parte de la población. "Aquí estoy, y me he traído a mi hija de 6 años. Para que vea que esto es lo que hacer. Lo hago también por ella. Porque si queremos estabilidad, tenemos que hacer todo lo posible para que suceda".
Luís Montenegro es el "menor de los males" para Portugal. Así lo define Luis Montes, de 46 años, después de votar en un centro cercano al barrio de Alfama de Lisboa. Sus palabras sobre el primer ministro del país parecen un sentir general después de la victoria de su coalición conservadora Alianza Democrática en las elecciones de este domingo, en las que ha conseguido el 32,1% de los votos. Se refiere, por supuesto, al ascenso de los ultraderechistas de Chega!, que han dado la campanada con su mejor resultado histórico, empatando al Partido Socialista en escaños a falta solo del recuento de votos de los residentes en el extranjero.