Por qué el 'trumpista' Simion arrasa entre los rumanos en España: "Solo él puede cambiar algo"
El controvertido candidato antisistema no termina de despertar un auténtico entusiasmo entre el electorado, pero cientos de miles de rumanos en nuestro país le votarán buscando provocar un vuelco que, aseguran, ningún otro puede producir
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En varias localidades madrileñas se está dando un fenómeno interesante: muros, postes, superficies aparecen empapeladas con carteles pidiendo el voto para el candidato rumano George Simion, mientras que los de su rival, Nicusor Dan, son escasos o directamente inexistentes. Lo que eso indica es que el primero cuenta con una red logística y de apoyo en estos lugares y el segundo no. Pero también es un signo de algo más profundo: Simion es, sin lugar a dudas, el favorito de los votantes rumanos en España de cara a la segunda vuelta de las elecciones este domingo.
Los ciudadanos rumanos en nuestro país optaron de forma masiva por este candidato en la primera ronda electoral: fue el país de la UE donde recibió un mayor porcentaje de votos -más de un 74%-, en comparación con el alrededor de un 41% de rumanos que le dieron su apoyo en la propia Rumanía. En esta segunda vuelta, donde el número de opciones se limita a dos y se produce una concentración del voto, la proporción podría ser aún mayor. Especialmente tras recibir el apoyo de candidatos ultraderechistas de media Europa, incluida España, donde Vox ha pedido el voto para Simion en lo que califica de una "oportunidad histórica para recuperar la soberanía y la libertad".
Mensaje de @Santi_ABASCAL al pueblo rumano que vive y trabaja en España:
— VOX 🇪🇸 (@vox_es) May 16, 2025
"Este domingo tenéis una oportunidad HISTÓRICA para recuperar la SOBERANÍA y la LIBERTAD.
Se presenta a las elecciones @georgesimion, un patriota que defenderá con firmeza los intereses de vuestra… pic.twitter.com/w0n5jlLCmP
Hay cierto pudor entre los miembros de la comunidad a la hora de admitir que van a apoyar a Simion este fin de semana. El candidato es extremadamente controvertido por sus posturas acerca de temas como la UE, la OTAN, las vacunas o el movimiento trumpista global, con el que simpatiza abiertamente, tal y como él mismo dijo a El Confidencial durante la primera vuelta. Muchos de los consultados para este reportaje, de hecho, prefieren no dar sus nombres reales, y casi ninguno se deja fotografiar. De hecho, algunos solo han aceptado hablar si se cambiaba su nombre, para evitar que otros compatriotas puedan identificarles, lo cual da una idea de lo polarizado de estos comicios.
Es lo que sucede con Ioana y Elena, que trabajan en un establecimiento de productos rumanos en la Sierra, propiedad de una franquicia con una decena de locales similares en toda la Comunidad de Madrid. “Los dos candidatos son terribles. Hay demasiada corrupción en el sistema, todos son unos ladrones. Pero tenemos que votar a ver si cambia algo”, dice Ioana cuando le preguntamos su opinión. “No tenemos ni idea de política. Yo no he votado ni lo voy a hacer”, añade su compañera. La primera lleva cuatro años viviendo en España, la segunda dieciséis. Ambas hablan un español perfecto.
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Pero a medida que avanza la conversación, se van abriendo a expresar su verdadera opinión. “Es cierto que Simion ayudó mucho con las inundaciones”, dice Elena de repente, refiriéndose a un tour que el candidato hizo el pasado noviembre por zonas muy afectadas por la crecida de las aguas en el este del país. “Solo él puede cambiar algo. Aunque bueno, a mí me da igual, yo a Rumanía ya solo voy de vacaciones”, añade. Al escucharla, Ioana se anima: “Yo le voté en la primera vuelta y le voy a volver a votar. Hay que hacerlo, aunque solo sea por nuestros jóvenes y nuestros abuelos”, comenta.
Ioana apunta además uno de los elementos clave de este apoyo: la anulación de la elección tras los resultados en primera vuelta del anterior candidato Calin Georgescu. “Mucha gente va a votar por Simion solo por lo que pasó con Georgescu”, asegura. Es una idea que oiremos una y otra vez.
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Pocas simpatías para Dan
“¡Todo lo que tengo que decir sobre Nicusor Dan es que se vaya a la mierda!”, suelta un hombre de mediana edad cuando ve que estamos preguntando a otros compatriotas. “Los políticos como él son los que me han echado de casa”, afirma. Sin embargo, se niega a seguir hablando cuando intentamos preguntarle más cosas, y sale del local sin decir su nombre.
Con algo más de 620.000 personas, la comunidad rumana es la segunda población extranjera más numerosa de nuestro país, solo por detrás de la marroquí, según el último censo del Instituto Nacional de Estadística. Madrid es la provincia española que más ciudadanos rumanos acoge, seguida de Castellón y Barcelona. En Collado Villalba, una pequeña ciudad de más de 63.800 habitantes, la comunidad rumana no es particularmente extensa, comparada con otros lugares como Alcalá de Henares, Coslada, Arganda del Rey, Torrejón de Ardoz y por supuesto Madrid. Aún así, suponen casi el 2% del censo total de la localidad. Por eso, la Embajada de Rumanía ha habilitado aquí un centro de votación en un hotel del centro, para que sus compatriotas de toda la Sierra puedan votar durante tres días, de viernes a domingo.
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Silvia Balan, profesora en el centro de enseñanza de inglés Canterbury de esta ciudad, tiene las ideas muy claras cuando le preguntamos al salir del centro. “Nicusor Dan es parte del mismo sistema corrupto que se arrodilla delante de Bruselas y nos desconsidera como país, porque necesitan a los rumanos como mano de obra barata para otras economías de la UE”, afirma. “Simion, en cambio es un antisistema, soberanista y nacionalista, que va a recuperar la UE”, añade.
“La UE no nos respeta a los rumanos”, asegura Balan, y pone como ejemplo la dificultad para convalidar los estudios académicos realizados en Rumanía. “Hay leyes que dicen que sí, que se convalidan, pero solo sobre el papel”, comenta. “Llevo 23 años en España, esperando que esto cambie, pero no lo hace. Porque lo que quieren de Rumanía es tenernos callados y humillados. Rumanía tiene muchos recursos que se van para otros lugares, como Austria. El pez grande se aprovecha del pequeño”, afirma.
A su lado, su marido, Adrian Alexandru, asiente. Adrian es licenciado en historia, y aquí trabaja como vigilante de seguridad. “Tiene que haber un cambio. El otro candidato, Dan, está respaldado por el sistema actual”, sostiene.
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"Somos la vergüenza de Europa"
No todo el mundo comparte la misma opinión. “Se ve que Simion es un ignorante sin estudios, que se aprovecha del pueblo utilizando el nombre de Dios. Como es un pueblo muy devoto y muy creyente, están ganando por ahí, y parece que en Italia le van a votar mucho por ese motivo”, nos dice Ileana, una auxiliar administrativa de profundas convicciones religiosas, y a quien le molesta la explotación que el candidato hace de la fe. “Pero si luego escuchas sus discursos… No se presenta a ningún debate porque el hombre carece de conocimientos políticos básicos. Dan al menos ha estudiado, tiene una carrera y ha estado en el Ayuntamiento de Bucarest, y tiene más nociones”, dice.
Ella, sin embargo, no irá a votar este fin de semana. “Mi madre me insiste en que hay que ir, que están las cosas muy revueltas, y ella sí que irá, porque no lo hizo en la primera vuelta. Pero creo que todavía no sabe a quién votar”, añade.
Silvia y Adrian muestran su malestar por la anulación de las elecciones del pasado noviembre, las que ganó Georgescu. “Nos dejó boquiabiertos a todos, enfadados. Nos pareció un atentado contra la democracia”, dice ella. “Georgescu sigue libre, ¿acaso han encontrado algo contra él? No encuentran nada, pero sí cancelan las elecciones”, asegura en perfecto castellano. “Somos la vergüenza de Europa y del mundo”.
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Adrian explica que tanto a Georgescu como a Simion les acusan de ser prorrusos. “Pero ningún candidato va a ser prorruso. Los rumanos sufrimos mucho a manos de los rusos, en la Primera y Segunda Guerras Mundiales. Es una excusa”, afirma. “Les ponen el apellido de ‘prorrusos’ para descalificar a los nacionalistas”, añade Silvia. “Dicen que Simion quiere la salida de la UE y la OTAN, pero lo que el dice es: no, queremos seguir en la UE pero siendo respetados. Que miren la corrupción: la UE ha enviado muchos millones a Rumanía, pero todo ha ido a parar a los bolsillos de los corruptos”, zanja.
La sensación al hablar con muchos electores es que no hay un verdadero entusiasmo por Simion, sino que se trata en gran medida de un voto de protesta. “No hay ningún candidato bueno. De verdad que ni uno. Son lo mismo”, dice Constantin Vasile a la salida del centro de votación. “Es un país muy retrasado, y ya no sé si se puede hacer algo. Da igual quién salga, el país está muy mal. No hemos invertido, en educación, en hospitales”, apunta su mujer, Cristina Andronescu. “Durante 20 años hemos tenido el antiguo sistema del PSD [el Partido Socialdemócrata], y esa generación no ha hecho nada. Los que vienen ahora igual pueden hacer algo, pero creo que es muy tarde. No va a cambiar nada”, añade.
Ambos se encuentran a la búsqueda de empleo en estos momentos, y mientras tanto ejercen de voluntarios para grupos de beneficencia locales. Al poco, dejan entrever sus preferencias, aunque sea la elección de lo que consideran un mal menor. “El país ya no es nuestro, se ha vendido todo. A ver si Simion puede hacer algo”, comenta Constantin. “Mira, en España ha habido un cambio drástico, un empeoramiento del nivel de vida, el trabajo cada vez peor pagado. Pues en Rumanía arrastramos eso desde hace más de treinta años”, explica su esposa. “Yo estoy aquí en España por la pobreza y por la corrupción de allí, ahorrando para enviar dinero. En Rumanía estaría en la cárcel, porque allí te meten por nada”, asegura el hombre.
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El impacto de la guerra
Constantin no oculta su indignación ante la anulación de las elecciones anteriores, que le pilló justamente votando en este mismo centro. “Delante de mí había tres chicas, y salió una persona y nos dijo que no podíamos votar porque las elecciones se habían anulado. Yo le dije: ¿entonces por qué estás aquí? Se encogió de hombros y se fue”, relata.
En la conversación también aparece otro elemento que puede estar jugando a favor de Simion: la guerra de Ucrania. “Estamos al borde de una guerra. Yo soy de Isaccea, donde hay un paso de frontera con Ucrania. Y allí vemos el paso de armas, drogas…”, asegura Constantin. Muestra varios vídeos en su teléfono móvil filmados por conocidos suyos, en los que al otro lado de la valla fronteriza se ven ráfagas trazadoras. Después, explosiones y bolas de fuego que iluminan la noche. “Putin sabe que esos camiones llevan armas y los bombardean. Pero mi familia vive allí. Mi madre está aterrorizada”, cuenta.
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“Estamos ayudando muchísimo a los ucranianos. El gobierno les da mil euros a los que vienen, y yo entiendo que está la guerra y hay que hacerlo, pero es que son intocables”, dice, y pone como ejemplo el hecho de que muchos circulan sin carnet y provocan accidentes, a pesar de lo cual, asegura, hay órdenes de Bucarest de no tocarles un pelo, según le habría dicho un amigo suyo policía.
La suma de todos esos factores hace que, a pesar de su escepticismo, se hayan decantado por el candidato más disruptor, el que más opciones de cambio ofrece. “Ojalá un día Rumanía pueda ser como España”, asegura, enumerando las cosas buenas que encuentra en nuestro país: la seguridad, los hospitales, las escuelas, la gente… “Yo he pasado por Turquía, por Francia, por Italia, por otros sitios… Y te lo digo: España es el mejor país del mundo”, sentencia.
“Igual para nuestros nietos sí se puede hacer algo”, dice Cristina, mientras Constantin saca de su cartera la foto de una preciosa niña de tres años. “Lo hacemos por ella, que está en Rumanía”.
En varias localidades madrileñas se está dando un fenómeno interesante: muros, postes, superficies aparecen empapeladas con carteles pidiendo el voto para el candidato rumano George Simion, mientras que los de su rival, Nicusor Dan, son escasos o directamente inexistentes. Lo que eso indica es que el primero cuenta con una red logística y de apoyo en estos lugares y el segundo no. Pero también es un signo de algo más profundo: Simion es, sin lugar a dudas, el favorito de los votantes rumanos en España de cara a la segunda vuelta de las elecciones este domingo.