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'Superdomingo' electoral europeo: Trump se ha metido en las papeletas (para bien o para mal)
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alimenta a la ultraderecha en la UE

'Superdomingo' electoral europeo: Trump se ha metido en las papeletas (para bien o para mal)

Después de las elecciones de Canadá y Australia, tres países europeos acudirán a unas urnas marcadas por las últimas políticas del presidente Donald Trump

Foto: Cartel de las elecciones de Rumanía. (Reuters/Louisa Gouliamaki)
Cartel de las elecciones de Rumanía. (Reuters/Louisa Gouliamaki)

Entre finales de abril y principios de mayo, un total de 65 millones de personas de dos países distintos salieron a votar bajo la sombra de un hombre que ni siquiera estaba en las papeletas. Tampoco vive en su mismo país. Pero sus políticas han sido un factor suficientemente decisivo como para que esos comicios se interpretaran como una forma de reafirmarse como nación. Canadá es uno de esos países, Australia el otro. Y Donald Trump el presidente que ha volcado sus amenazas contra esos dos gobiernos. Este domingo, casi el mismo número de votantes acudirán a las urnas este domingo en tres países europeos: Portugal, Polonia y Rumanía. Y una parte de sus campañas han estado marcadas por el mismo hombre.

En el caso de Australia y Canadá, la llegada del republicano a la Casa Blanca fue uno de los motivos que provocó el aumento de los votos de los partidos gobernantes de centroizquierda que se encontraban en crisis meses antes. En las últimas elecciones, los líderes situados en el espectro de la derecha no solo estuvieron lejos de una mayoría de los votos, también perdieron sus escaños en el Parlamento.

"El factor Trump ha sido muy importante. Ha impulsado a los gobiernos en el poder. Ha impulsado a la centroizquierda y a quienes se perciben como resistentes a la presión estadounidense, lo que ha producido resultados tanto en Canadá como también en Australia. Muy diferentes de lo que prácticamente todos esperaban hace un par de meses", apunta Carl Bildt, exprimer ministro de Suecia y presidente del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

Canadá ha sido un ejemplo especialmente significativo para entender el 'factor Trump' en las elecciones. Además de la imposición de aranceles a su país vecino (y tradicional aliado), el mandatario ha dicho en varias ocasiones sobre que Canadá es el estado número 51 de Estados Unidos. Una broma que no ha despertado risas al otro lado de la frontera y que ha fomentado un sentimiento de unidad que ha llevado a Mark Carney —sucesor de Justin Trudeau— al poder. En Australia, el laborista Anthony Albanese no ha tenido que hacer frente a las ocurrencias territoriales del líder republicano, pero la política arancelaria de Washington ha avivado los temores de una inestabilidad política que le ha llevado a convertirse en la mejor opción para hacer frente al Gobierno de Trump.

Foto: Mark Carney en la jornada electoral. (Reuters / Carlos Osorio)

Mientras Carney y Albanese celebraban sus victorias electorales, en Rumanía el fenómeno parecía totalmente contrario. El pasado 4 de mayo, George Simion, aliado del mandatario estadounidense, ultranacionalista y contrario a las ayudas militares a Ucrania, obtuvo la mayor parte de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Rumanía. Este domingo, se decidirá el futuro del país en la segunda vuelta de los comicios.

La primera victoria de Simion fue una buena noticia para Washington y especialmente para el vicepresidente JD Vance, quien durante la Conferencia de Seguridad de Múnich en febrero pasado apuntó directamente a las elecciones del pasado diciembre en Rumanía. Después de una intensa campaña capitaneada por el candidato independiente y de extrema derecha Călin Georgescu, el máximo tribunal del país anuló los comicios por indicios de injerencia rusa. Vance desestimó las preocupaciones sobre la desinformación y las calificó como "feas palabras de la era soviética". Estas palabras resonaron con fuerza meses después, cuando Simion, aliado de Georgescu, se convertía en el siguiente candidato electoral para retomar los esfuerzos por desviarse del tradicional camino europeo de Rumanía.

Foto: Una seguidora de Anthony Albanese. (Reuters/Hollie Adams)

Pocos días después de los primeros 100 días de Donald Trump como presidente estadounidense, es pronto para analizar todos los efectos de sus políticas. Pero algunos analistas han empezado a ver las primeras consecuencias de las imposiciones de aranceles y las rupturas de alianzas históricas. Mientras que los procesos electorales al otro lado del charco han estado marcados por un profundo sentimiento contra el republicano, en Europa parecen establecerse los partidos más extremistas ya fines a las medidas más polémicas de Washington. "El caso de países de ese lado del charco como Canadá y los de la UE es distinto porque en muchas partes de Europa los movimientos de extrema derecha vienen de lejos y también una reivindicación de los valores conservadores que se ha visto favorecido con la llegada de Trump", explica Elena García Guitián, catedrática de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, en entrevista con El Confidencial.

Sin embargo, en países como Canadá, los movimientos de extrema derecha no han tenido un resurgimiento tan fuerte como en Europa y, continúa García Guitián, las dinámicas relacionadas con la izquierda. "Allí lo que han parado es la subida al poder de los conservadores, pero no tienen un partido extremista acechando el poder", sostiene.

"Trump me dijo: 'ganarás'"

Carl Bildt coincide en que el caso de Europa es diferente y apunta a poner el foco en Polonia, que celebrará la primera ronda de las elecciones presidenciales el próximo 18 de mayo. "Es muy importante para las futuras posibilidades del gobierno de Donald Tusk de continuar con las reformas en ese país", apuntó Bildt. Para el primer ministro polaco, estos comicios serán clave porque, hasta ahora, ha tenido que convivir políticamente con el presidente Andrzej Duda, cercano al partido opositor y de extrema derecha Ley y Justicia (PiS), de extrema derecha. Sus esperanzas están puestas en el candidato Rafał Trzaskowski, alcalde de Varsovia, frente al nacionalista Karol Nawrocki.

Foto: Un partidario de Georgescu, vestido con un antiguo traje dacio, en una protesta en Bucarest. (EFE/Robert Ghement)
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Lola García-Ajofrín. Bucarest Laurențiu Ungureanu Alexandra Nistoroiu (Hotnews. Rumanía) Sebastian Pricop

Estados Unidos ha mostrado su interés en el resultado de las elecciones polacas y, la primera semana de mayo, Nawrocki fue recibido en la Casa Blanca por el presidente Donald Trump en una clara señal de apoyo al candidato partidario de las políticas de Washington. "El presidente Trump dijo 'ganarás. Lo interpreté como un deseo de éxito en las próximas elecciones, y también como una muestra de ello, y después de todo este día puedo decir que el gobierno estadounidense está al tanto de lo que ocurre en Polonia'", dijo Nawrocki.

Bartlomiej Sienkiewicz, miembro del Parlamento Europeo por Coalición Cívica (KO), el partido de Tusk, restó importancia a la reunión. "El presidente de Polonia será elegido por los polacos, no por Trump ni por los estadounidenses", declaró a medios locales. Sin embargo, una parte de la población del país siente que la política exterior estadounidense puede tener consecuencias negativas. Una encuesta de Opinia24 para la emisora local RMF arrojó en marzo que el 49% de los encuestados creía que las acciones de Trump eran malas para Polonia, frente al 29% que las veía de forma positiva.

El vínculo entre los comicios de Polonia y de Rumanía está unido por un hilo que va más allá de Donald Trump. Después del triunfo de George Simion en la primera vuelta de las elecciones, Karol Nawrocki le felicitó por redes sociales, en un claro guiño a sus coincidencias ideológicas. En Bruselas todavía hay esperanza de que en la segunda vuelta de las elecciones rumanas se imponga el candidato proeuropeo y más alejado de las posturas de Washington. Sin embargo, tanto las encuestas como los analistas locales vaticinan un escenario sombrío. En los dos países europeos existe un sistema parlamentario en el que la figura del primer ministro lleva la batuta política, pero el presidente tiene una influencia significativa en temas clave como el gasto militar o la política exterior.

Foto: Carteles electorales de los candidatos a presidir Rumanía. (EFE)

Si llegan al poder los ultranacionalistas en Polonia y Rumanía, una de las preocupaciones de la Unión Europea es cómo puede afectar el resultado a las ayudas a Ucrania. El rumano Simion ha expresado en varias ocasiones su oposición a enviar equipos militares a las fuerzas de Kiev. El año pasado, el Gobierno de Volodímir Zelenski le prohibió la entrada al país. El polaco Nawrocki, por su parte, ha acusado al presidente ucraniano de comportarse de forma "indecente" con sus aliados. Las declaraciones van en sintonía con las de JD Vance, que ha criticado que Zelenski no está suficientemente "agradecido" por el apoyo militar que ha recibido el país desde el inicio de la invasión rusa a gran escala en febrero de 2022.

Además del fenómeno de la ultraderecha en Europa al que apuntaba Elena García Guitián, la politóloga añade que hay un sector de la población que está muy preocupado por una presunta pérdida de valores en el continente. "Ese cambio se identifica con la UE en muchos casos y va unido al aumento de la llegada de migrantes, la evolución de algunas costumbres…", explica.

El auge extremista

Este escenario se repite en Portugal, donde se celebrarán este domingo las elecciones después del primer ministro Luís Montenegro perdiera la moción de confianza en el Parlamento por un presunto caso de conflicto de intereses relacionado con una de sus empresas. En el país luso, el partido de extrema derecha Chega! ha ido ganando terreno poco a poco y, a pesar de tener muy pocas posibilidades de ganar los comicios, puede perpetuarse como tercera fuerza política.

A diferencia de Portugal, en las cuatro mayores democracias europeas, los partidos nacionalistas o de extrema derecha encabezan las encuestas. Es el caso de Alemania, donde Alternativa para Alemania (AfD) quedó en segunda posición en las elecciones de febrero. Algunas encuestas lo posicionan ahora como el partido más popular del país. En Francia, el Frente Nacional de Marine Le Pen cuenta con el 33% del apoyo de la población, mientras que en Italia, los Fratelli d’Italia (FdI) se harían con el 30% de los votos, según los sondeos.

En Reino Unido, el partido Reform tiene una gran parte de los apoyos de los británicos, aunque el país es una de las grandes excepciones en el continente. A diferencia de otros líderes internacionales, el primer ministro de centroizquierda, Keir Starmer, ha evitado criticar a Trump y se ha posicionado como uno de los principales interlocutores en la crisis entre Washington y Bruselas.

Los resultados de las encuestas en Europa son uno de los síntomas de esa percepción de una parte de la población sobre la pérdida de valores. "Algunos partidos responden directamente a eso, y aunque los votantes no compren todo lo que proponen esas formaciones, tienen miedo de lo que pueda pasar y de perderlo todo. Y les acaban votando", concluye Elena García Guitián.

Entre finales de abril y principios de mayo, un total de 65 millones de personas de dos países distintos salieron a votar bajo la sombra de un hombre que ni siquiera estaba en las papeletas. Tampoco vive en su mismo país. Pero sus políticas han sido un factor suficientemente decisivo como para que esos comicios se interpretaran como una forma de reafirmarse como nación. Canadá es uno de esos países, Australia el otro. Y Donald Trump el presidente que ha volcado sus amenazas contra esos dos gobiernos. Este domingo, casi el mismo número de votantes acudirán a las urnas este domingo en tres países europeos: Portugal, Polonia y Rumanía. Y una parte de sus campañas han estado marcadas por el mismo hombre.

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