Un audio filtrado revela que Orbán prepara a Hungría para una guerra. Pero ¿cuál?
Desde al menos 2023, la nueva cúpula militar húngara trabaja para "romper con la mentalidad de paz" y que el ejército esté listo para un conflicto armado sin especificar. Todas las opciones con las que se especula son inquietantes
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La bomba la soltó el líder de la oposición húngara Péter Magyar: la filtración en su página de Facebook de un audio en el que el ministro de defensa Kristóf Szalay-Bobrovniczky -un político sin experiencia militar, nombrado por su cercanía al primer ministro Viktor Orbán-habla de preparar al ejército de Hungría para una guerra no especificada, que ha hecho saltar las alarmas.
En la grabación, presuntamente realizada durante una reunión interna en 2023, se escucha cómo Szalay-Bobrovniczky dice: “El quinto gobierno de Orbán ha decidido construir una fuerza armada húngara verdaderamente efectiva, lista para el combate. Esto significa romper con nuestras actividades de paz”. Posteriormente añade: “Naturalmente, el proceso que el público ha conocido como ‘rejuvenecimiento’ es simplemente la forma más fácil de cambiar esto: de romper con la mentalidad de paz y pasar a la fase cero del camino a la guerra”.
El ’rejuvenecimiento’ al que se refiere es la sustitución de numerosos altos oficiales húngaros entrenados bajo los estándares de la OTAN por una nueva hornada de soldados más jóvenes, llevada a cabo en los últimos años. Entre otras cosas, incluyó el reemplazo del anterior jefe del estado mayor, Romulusz Ruszin-Szendi, por el general Gábor Böröndi, que ocupa el cargo actualmente. Hungría también ha estado llevando a cabo importantes compras de material militar en los últimos años, como tanques Leopard alemanes, blindados turcos, vehículos de infantería ligera Lynx, lanzacohetes PzH 2000 y sistemas de defensa aérea NASAMS.
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Magyar, que según las encuestas tiene grandes opciones de vencer a Orbán en las próximas elecciones generales, ha arremetido contra el actual gobierno húngaro por lo que califica de hipocresía. “Han mentido a los húngaros sobre la paz, pero ha resultado que arrastrarían a nuestro maravilloso país a la guerra. El Ministro de Defensa de Viktor Orbán admite e incluso declara orgullosamente que lo que han estado predicando durante años no es más que una mentira flagrantes”, declaró tras la filtración, con la que esperaba erosionar aún más a su rival político.
Szalay-Bobrovniczky se defiende asegurando que la grabación no revela nada escandaloso: “¡Estoy construyendo un ejército que esté preparado y sea capaz de defender Hungría! Porque la paz requiere fortaleza”, declaró en redes sociales. Pero el audio no deja lugar a dudas: el ejecutivo húngaro tiene un futuro conflicto en mente. La pregunta es: ¿cuál?
¿África o Europa?
“Personalmente, no le doy mucha importancia a este discurso en particular. Se le puede quitar importancia fácilmente citando el discurso del nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército, quien habló sobre el mismo tema durante su audiencia pública ante el comité de defensa de la Asamblea Nacional. Es el contexto lo que lo hace más interesante”, explica Péter Buda, antiguo oficial de contrainteligencia húngaro y hoy experto en temas de seguridad nacional.
Algunos observadores han especulado acerca del lugar que podría ser el objeto de interés del gobierno de Orbán en este caso. El más obvio es tal vez el Chad, donde Hungría acordó enviar a finales de 2024 una misión militar de dos centenares de soldados que reemplazaría a las tropas francesas. La operación, que fue aprobada por el parlamento húngaro en noviembre, tendría como objetivo “llevar a cabo tareas de asesoramiento, apoyo y supervisión en el campo de batalla, y de apoyo a la lucha contra el terrorismo”. También estaría dirigida a combatir los flujos de inmigración ilegal en la región. El propio hijo del primer ministro, Gaspar Orbán, ha participado en las conversaciones con el gobierno chadiano, lo cual da una medida de la importancia que Budapest le asigna a este escenario.
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No obstante, parece difícil encajar el supuesto “cambio de mentalidad” y “camino a la guerra” mencionados por el ministro de defensa con el carácter de la misión húngara en el Chad. Otras opciones parecen mucho más probables. Una de ellas sería el estallido de una nueva guerra en los Balcanes, un escenario ni mucho menos inconcebible: cada cierto tiempo, las tensiones entre Serbia y Kosovo, y en la llamada República Srpska -la región de población serbobosnia dentro de Bosnia-Herzegovina-, hacen resurgir este temor. Y especialmente en este último caso, Hungría espera jugar un papel clave en caso de conflicto.
A finales de febrero, un contingente especial de las fuerzas antiterroristas húngaras fue desplegado en Banja Luka, la capital de la República Srpska, bajo la excusa de celebrar ejercicios conjuntos con la policía de esta región. Sin embargo, su verdadera misión era otra: llevar a cabo la extracción del presidente serbobosnio Milorak Dodik si la justicia bosnia trataba de arrestarle por sus actividades separatistas, según reveló el medio de investigación húngaro VSquare. Un Dodik fugado y al frente de una insurrección podría acabar fácilmente desembocando en el estallido de una nueva guerra en Bosnia. Pero lo que revela este plan de exfiltración -lanzado tras una reunión entre Orbán, Dodik y el primer ministro serbio Alexander Vucic en Budapest- es sobre todo con quién quiere realinearse el líder húngaro.
Transcarpatia en la mira
Otra de las opciones es que el gobierno se esté preparando para tomar la región ucraniana de Transcarpatia, hogar de 80.000 miembros de la minoría magiar y entregada a Ucrania por los ocupantes soviéticos tras la Segunda Guerra Mundial. La recuperación de este territorio, contribuyendo así al sueño de la ‘Gran Hungría’ es uno de los grandes eslóganes ultranacionalistas húngaros, promovido no solo por el partido de Orbán -quien a menudo se deja ver con bufandas con mapas de Hungría que incluyen zonas que hoy son parte de Ucrania o Rumanía- sino también por partidos ultraderechistas como Mi Hazánk (“Nuestra Patria”). Algunos incluso le han dado un nombre: “Operación Turul”.
“El primer ministro lleva mucho tiempo preparándose para el colapso de la actual arquitectura geopolítica y de seguridad de Europa (¡incluida la desaparición de Ucrania como Estado soberano!) y apuesta por una mayor influencia de Rusia a partir de entonces. De hecho, ha diseñado su gran estrategia en consecuencia”, dice Buda a El Confidencial. “Este hecho explica la evolución de la política exterior húngara en los últimos años. Y sí, esas dos regiones (Transcarpatia y los Balcanes, especialmente Bosnia y Herzegovina) son prioritarias para él. Sus acciones en estas regiones favorecen los intereses estratégicos rusos al socavar el statu quo actual, obstaculizar los esfuerzos de estos países por unirse a la OTAN y, de hecho, desestabilizarlos y hacer insostenible su estatus actual. En ambos casos, Rusia obtendrá victorias geopolíticas, y [Hungría] espera obtener algo a cambio” asegura este experto.
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“La postura de Orbán como ‘amante de la paz’ es obviamente una estratagema para ocultar esta gran estrategia, que está estrechamente alineada con la de Moscú y por tanto ansiosa por ayudar a Rusia a promover sus intereses en todas las formas imaginables”, añade Buda. Muchos expertos, de hecho, creen que la misión en Chad podría ser también una forma de respaldar a Putin, con el que Orbán mantiene una cercanía bien conocida.
¿Se dispone el gobierno húngaro a lanzar una operación para ocupar Transcarpatia? Hay algunos indicadores de que, como mínimo, pretende explotar la situación de la minoría húngara en Ucrania en beneficio propio. A menudo, Budapest exige a Kiev “el respeto de los derechos” de estos ciudadanos hungaroparlantes, una reclamación ridícula puesto que nadie oprime dichos derechos. Aún así, ambos gobiernos mantienen consultas al respecto. La última ronda estaba prevista para este 12 de mayo en la localidad húngara de Úzhgorod, pero en el último momento el ejecutivo de Orbán la canceló ante el desencuentro entre ambos países. Porque apenas unos días antes, Ucrania había reportado el desmantelamiento de una red de espías de Hungría.
Agentes húngaros en Ucrania
El 9 de mayo, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) anunció la detención de dos personas, un hombre y una mujer, ambos ucranianos y militares retirados, por trabajar para los servicios de inteligencia húngaros. “Creando una red de agentes, la inteligencia extranjera esperaba expandir el rango de la recolección de información, incluida la obtención de datos del frente y las regiones fronterizas”, afirmó el SBU en un comunicado. Según este organismo, la red estaba dirigida por “un funcionario de carrera de la inteligencia militar húngara”.
La mujer, que había dejado su unidad había un año, tenía como cometido informar a los servicios secretos húngaros sobre la presencia de aeronaves y helicópteros ucranianos en el oeste del país, entre otras informaciones clasificadas. Por su parte el hombre, un veterano de 40 años de la ciudad de Berehove, había sido reclutado en 2021 y activado en septiembre de 2024. Su tarea era recopilar datos sobre vehículos militares y oficiales ucranianos, y sobre el número de bajas.
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En un momento dado, este hombre fue detectado explorando la localización de unidades militares ucranianas y sistemas de defensa aérea S-300, después de lo cual viajó a Hungría para informar a su supervisor, recurriendo a documentos falsos. Allí se le proporcionó una gran cantidad de dinero en efectivo, tanto para retribuir sus servicios como para financiar el reclutamiento de a nuevos informantes. En marzo tuvo lugar un segundo encuentro, en el que al hombre se le proporcionó un teléfono “con un software especial para comunicaciones encubiertas”.
Pero además, entre los cometidos de estos agentes, siempre según la versión del SBU, estaba el averiguar lo siguiente: cuál sería la reacción de la población civil y militar de Transcarpatia si un contingente de mantenimiento de la paz, en particular del ejército húngaro, entrase en la región; qué equipos militares y armas pueden conseguirse en el mercado negro de Transcarpatia; cuál es la situación migratoria de la población húngara en la región; qué fuerzas militares están desplegadas en Transcarpatia, especialmente qué vehículos de combate y transporte; y cuál es el nivel de equipamiento y número de efectivos de las fuerzas de seguridad en la zona. Elementos todos ellos que otorgarían credibilidad a la tesis de un posible plan de Budapest para penetrar militarmente en esta región de Ucrania.
¿Objetivo, ley marcial?
“El término ‘ocupación militar’ podría ser engañoso, ya que sugiere un ataque militar contra Ucrania para el cual el ejército húngaro no está en absoluto preparado”, apunta Buda. “Esta preparación del campo de batalla, como reza el término técnico de estos supuestos requisitos de recopilación de inteligencia, debe interpretarse como una anticipación de un futuro cambio de régimen en Ucrania, bajo ocupación rusa parcial y, definitivamente, bajo dominio ruso de facto, para que el ejército pueda entrar en esta región bajo el pretexto de una intervención de paz o humanitaria, reconocida por Rusia y, con suerte, también percibida por Occidente como una solución de último recurso. Eso si la historia es cierta, por supuesto, cabría añadir...”, señala.
Existe una teoría alternativa, que no contradice los escenarios anteriores: la idea de que si el partido de Magyar sigue ganando tracción y una derrota electoral se vuelve casi inevitable, Orbán podría orquestar algún tipo de operación militar en el extranjero para declarar la ley marcial y mantenerse en el poder.
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De momento, la reacción del gobierno húngaro ha sido la de negar categóricamente las acusaciones del gobierno ucraniano. “La propaganda anti-húngara completamente infundada se usa a menudo en Ucrania”, declaró ese mismo día el ministro de exteriores Péter Szijjártó en una rueda de prensa. Budapest también ha expulsado a dos diplomáticos ucranianos, acusándolos de ser espías. “No toleraremos una difamación constante semejante, así que hoy hemos expulsado a dos espías que trabajaban bajo cobertura diplomática en la embajada ucraniana en Budapest”, aseguró Szijjártó. Ucrania ha correspondido a todo ello expulsando a su vez a otros dos diplomáticos húngaros.
“¿Cuánto afectará este escándalo al gobierno? Depende de cómo se gestione la guerra de comunicación que se desatará en el futuro próximo. El gobierno intenta presentar la situación como una defensa contra ataques e influencias extranjeras. Veremos hasta dónde llegan los partidos de la oposición en su contraataque. Claro que el rey está desnudo, pero la pregunta es si hay alguien lo suficientemente firme como para señalarlo”, dice Buda. Quizá la seguridad del continente europeo depende de ello.
La bomba la soltó el líder de la oposición húngara Péter Magyar: la filtración en su página de Facebook de un audio en el que el ministro de defensa Kristóf Szalay-Bobrovniczky -un político sin experiencia militar, nombrado por su cercanía al primer ministro Viktor Orbán-habla de preparar al ejército de Hungría para una guerra no especificada, que ha hecho saltar las alarmas.