Gays, mujeres, celibato, relación con el Islam: los asuntos que pondrán a prueba a León XIV
En el frente interno, el nuevo papa tiene primero que nombrar a su propio equipo, ya que ayer viernes decidió confirmar de manera provisional a todos los máximos cargos de la curia romana, la administración central de la Iglesia católica
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F359%2Fc07%2Fe7b%2F359c07e7be0e536fb88b8cd5702304d6.jpg)
¿Vivirá en el Palacio Apostólico o preferirá hacerlo en la residencia de Santa Marta, donde habitaba el papa Francisco? ¿Se desplazará como su antecesor en utilitario o lo hará a bordo de un cochazo? ¿Seguirá recuperando algunas de las vestimentas tradicionales de los papas, como hizo en su comparecencia tras el Habemus Papam, o de ahora en adelante llevará simplemente la sotana blanca de los pontífices? Las primeras decisiones de León XIV serán de tipo práctico, pero cargadas de significado. Y observadas con gran atención tanto por conservadores como por progresistas, dado el carácter simbólico que encierran y porque serán reveladores de las intenciones del nuevo pontífice en un momento de fuerte polarización de la Iglesia.
De hecho, curar la brecha abierta entre progresistas y conservadores será uno de los grandes desafíos a los que tendrá que hacer frente León XIV. Pero su elección como pontífice ya ha tenido en ese sentido un efecto terapéutico y reparador: en el cónclave, Robert Francis Prevost logró ya en el cuarto escrutinio el apoyo de al menos dos tercios de los cardenales, el mínimo necesario para ser papa. Dicen que el estadounidense iba en cabeza desde la primera votación.
Pero la misión de reunificar la Iglesia no será el único dossier que León XIV encontrará abierto sobre su mesa de despacho después de que el próximo domingo 18 de mayo tome oficialmente posesión como el 267º pontífice de la Iglesia católica con una misa solemne en la Plaza de San Pedro. Los desafíos que le aguardan son muchos: en el frente internacional, la defensa de la paz, en particular en Ucrania y en Oriente Medio, así como la defensa de los derechos de inmigrantes y refugiados.
En el frente interno, el nuevo papa tiene primero que nombrar a su propio equipo, ya que ayer viernes decidió confirmar de manera provisional a todos los máximos cargos de la curia romana, la administración central de la Iglesia católica, como hicieron también Benedicto XVI y Francisco al día siguiente de su elección. Y después, deberá decidir si avanza en la reforma de la curia, si mantiene el C-9 (el consejo de nueve cardenales que asesoraba a Francisco) y si pone en marcha reuniones anuales con los cardenales, como le piden algunos purpurados. Lo que ya ha dejado claro el nuevo papa es su deseo de avanzar hacia una Iglesia más sinodal e inclusiva, que deje atrás la jerarquía tradicional y en la que participen todos los católicos. Un proyecto cuyos resultados aún son inciertos.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fee3%2F595%2F0d0%2Fee35950d056077224490963d6d6cf86a.jpg)
Pero, sin duda, serán las cuestiones de moral (y, en concreto, de moral sexual) las que más a prueba pongan al nuevo papa, visto que son con frecuencia las que suscitan más divisiones. El pontificado de Francisco se caracterizó en ese sentido por una clara apertura hacia las personas LGTBI. Aunque Bergoglio se mantuvo en todo momento dentro de la doctrina oficial de la Iglesia, fue mucho más inclusivo hacia el colectivo LGTBI de lo que sin duda lo ha sido nunca ningún papa. "Si alguien es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar?", aseguró Bergoglio ya en 2013, poco después de ser elegido papa.
Y a eso se suma que en 2023 autorizó que se pudieran administrar bendiciones a parejas del mismo sexo. Además, dio luz verde a que las personas transgénero puedan ser bautizadas. León XVI deberá decidir ahora si mantiene su pontificado por esa misma senda, a sabiendas de que ese fue uno de los motivos por los que Francisco recibió los más furibundos ataques por parte del ala más tradicionalista. De hecho, los ultraconservadores estadounidenses ya comenzaron ayer mismo a disparar contra el nuevo papa por boca de Steve Bannon, ex asesor de Donald Trump, y Laura Loomer, una de las consultoras más apreciadas por el presidente estadounidense. El nuevo papa parece en principio menos receptivo que Francisco respecto a los homosexuales. En 2012, señaló, por ejemplo, que el "estilo de vida homosexual" es contrario al evangelio. Pero habrá que ver qué actitud muestra ahora.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F247%2Fc3a%2F288%2F247c3a288cbcfdaf816d7935cacc3929.jpg)
El papel de las mujeres dentro de la Iglesia también pondrá contra las cuerdas a León XIV. Francisco ha permitido que haya mujeres al frente de los dicasterios vaticanos, el equivalente a los ministerios dentro de la curia. Por ahora solo hay una prefecta: Simona Brambilla, al frente del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Veremos si el papa la mantiene en el cargo y pone las riendas de otros dicasterios en manos de mujeres. Francisco también permitió, por primera vez en la historia, que las mujeres tuvieran derecho al voto en el Sínodo de los Obispos, las reuniones que reúnen a los obispos y en las que se discuten temas importantes que afectan a la Iglesia. Es probable que León XIV se incline por seguir en esa línea.
Pero, sobre todo, le tocará abordar una relevante cuestión que Francisco dejó en el aire: si se debe permitir o no que haya mujeres diáconos. En 2023, cuando Prevost era prefecto de los Obispos, dejó muy claro en una conferencia de prensa en el Vaticano que no se puede cambiar la tradición de la Iglesia por la cual solo los hombres son ordenados sacerdotes.
El papa americano también tendrá que resolver qué se debe hacer ante la cada vez más acuciante falta de vocaciones en la Iglesia, y estudiar si en algunos casos muy puntuales se podría permitir que hubiera sacerdotes hombres casados, otra patata caliente que le ha pasado francisco. Asimismo, sobre la mesa de León XIV estará el tema del avance de la secularización, especialmente en Europa, donde los fieles son cada vez menos. ¿Y qué hacer con el diálogo interreligioso, especialmente con el diálogo con el Islam? Francisco estaba absolutamente a favor, pero habrá que ver si León XIV lo defiende con el mismo ahínco.
¿Vivirá en el Palacio Apostólico o preferirá hacerlo en la residencia de Santa Marta, donde habitaba el papa Francisco? ¿Se desplazará como su antecesor en utilitario o lo hará a bordo de un cochazo? ¿Seguirá recuperando algunas de las vestimentas tradicionales de los papas, como hizo en su comparecencia tras el Habemus Papam, o de ahora en adelante llevará simplemente la sotana blanca de los pontífices? Las primeras decisiones de León XIV serán de tipo práctico, pero cargadas de significado. Y observadas con gran atención tanto por conservadores como por progresistas, dado el carácter simbólico que encierran y porque serán reveladores de las intenciones del nuevo pontífice en un momento de fuerte polarización de la Iglesia.