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Cómo la II Guerra Mundial se convirtió en 'religión civil': Putin celebra su más deseado Día de la Victoria
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80º aniversario del Día de la Victoria

Cómo la II Guerra Mundial se convirtió en 'religión civil': Putin celebra su más deseado Día de la Victoria

En la víspera del 9 de mayo, el cementerio Piskaryovskoye en San Petersburgo se llena de visitantes que honran a los caídos soviéticos, mientras los símbolos contemporáneos reflejan las tensiones actuales

Foto: El principal memorial de la Segunda Guerra Mundial en San Petersburgo. (G. P.)
El principal memorial de la Segunda Guerra Mundial en San Petersburgo. (G. P.)
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Las frías temperaturas no son un impedimento. Un flujo constante de personas se dirige al Cementerio Piskaryovskoye, el principal memorial de la Segunda Guerra Mundial en San Petersburgo, conocida anteriormente como Leningrado. Familias, parejas y maestros con alumnos se reúnen para depositar flores ante la estatua de "la Madre Patria" en la víspera del 9 de mayo, en honor a los millones de ciudadanos soviéticos muertos en lo que Rusia recuerda como la Gran Guerra Patria. Entre los claveles rojos puestos frente al monumento, son visibles los símbolos Z, ahora sinónimos de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia.

"Esta celebración genera un sentimiento de orgullo en todos los rusos, por lo que hicieron nuestros antepasados y por lo que están haciendo ahora nuestros muchachos", dice Tatyana, de 45 años, quien acudió con su hija adolescente, Anna. Sus bisabuelos murieron durante la guerra y, recientemente, un familiar suyo falleció en Ucrania. Ambas ven un claro paralelismo entre la guerra soviética contra la Alemania nazi y la actual guerra en Ucrania.

"Se trata de defender nuestra Madre Patria", añade Anna, estudiante de relaciones internacionales en la Universidad Estatal de San Petersburgo. "No solo recordamos a quienes nos protegieron durante la Gran Guerra Patria, sino que también honramos a quienes lo siguen haciendo hoy".

La comparación entre la lucha existencial de la URSS contra el nazismo y la guerra actual de Rusia en Ucrania se ha convertido en el eje central de la ideología del Kremlin. Y con la llegada del 80º aniversario del Día de la Victoria, esa narrativa alcanza un clímax simbólico y político.

Foto: Un miembro de la Guardia Nacional rusa mantiene el orden mientras un tanque avanza por una carretera junto a la señal "Z", desplegada en apoyo de las fuerzas armadas rusas. (Reuters/Yulia Morozova)

El régimen de Putin ha reutilizado la victoria de 1945 como modelo para la actual lucha geopolítica de Rusia. Según el Kremlin, así como la Unión Soviética tuvo que derrotar al fascismo para sobrevivir, la Rusia moderna debe triunfar contra el "Occidente colectivo" en Ucrania para preservar su soberanía y civilización.

"El gobierno intenta presentarse como el de la Unión Soviética de entonces, diciendo: 'ganamos entonces y ganaremos esta vez también', afirma Denis Volkov, sociólogo y director del Centro Levada, encuestadora independiente con sede en Moscú, en una entrevista con El Confidencial.

Como cada año, las celebraciones del 9 de mayo no solo funcionan como una conmemoración histórica, sino también como una declaración de relevancia global y confianza militar. Tras más de tres años de guerra en Ucrania, el Kremlin quiere demostrar que Rusia está prevaleciendo —tanto en el campo de batalla, donde su ejército avanza lentamente a un alto costo humano, como en la diplomacia global donde los intentos del Occidente colectivo por aislarla han fracasado en gran medida.

Según el asesor presidencial Yuri Ushakov, se espera la asistencia de 29 líderes mundiales al emblemático desfile militar en la Plaza Roja, entre ellos el presidente chino Xi Jinping, el venezolano Nicolás Maduro y el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Soldados de 13 países —entre ellos China, Egipto y Vietnam— marcharán junto a las tropas rusas.

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Con el expresidente estadounidense Donald Trump sugiriendo una posible reconciliación con Rusia, el frente occidental que antes apoyaba de forma unida a Ucrania muestra ahora señales de fractura, lo que brinda al Kremlin un mayor margen de maniobra en el tablero geopolítico. Este año, incluso dos líderes europeos, Robert Fico, de Eslovaquia, y Aleksandar Vučić, de Serbia, tienen previsto asistir. Esto contrasta notablemente con 2022, cuando ningún líder extranjero acudió al desfile, o con 2023 y 2024, cuando solo unos pocos mandatarios —en su mayoría de repúblicas ex soviéticas— estuvieron presentes.

Ushakov sostiene que el desfile demuestra "la creciente autoridad de Rusia en el mundo" y destaca que, incluso en medio de relaciones hostiles con Occidente, Moscú sigue "organizando eventos internacionales a gran escala con éxito".

Se espera que el desfile de este año sea el más grande desde la invasión rusa a Ucrania. A diferencia de años anteriores, se exhibirá una mayor variedad de armamento —130 unidades frente a las 75 del año pasado—, entre ellas modelos modernos como el tanque T-90 "Proryv" y el vehículo blindado mejorado "Titan".

Foto: Militares de la 32ª Brigada Mecanizada Separada de las Fuerzas Armadas de Ucrania disparan un obús D-20 contra las tropas rusas. ( Serhii Nuzhnenko/REUTERS)

"El mensaje este año es: resistimos una vez más, no estamos aislados y hemos ampliado nuestro arsenal; si no quieren llegar a un acuerdo, nos da igual", afirma el sociólogo Volkov.

A pesar de los esfuerzos continuos del presidente estadounidense, Donald Trump, por poner fin a la guerra, Putin ha rechazado hasta ahora las propuestas para una tregua de 30 días, ofreciendo en su lugar apenas una pausa simbólica de tres días en las operaciones militares con motivo de las celebraciones del 9 de mayo.

El Día de la Victoria ha sufrido una transformación a lo largo del tiempo. En la época soviética, se convirtió en fiesta nacional en 1965 bajo el mandato de Leonid Brézhnev, quien la elevó de una jornada de recuerdo modesto a una gran festividad patriótica. En los primeros años, tras la disolución de la URSS, adoptó un tono más sobrio, centrado en el luto y la memoria.

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Pero bajo el gobierno de Vladímir Putin, la fecha se ha convertido en el principal ritual de Estado: una muestra de poder militar, orgullo nacional y unidad ideológica. Más que una festividad, se ha transformado en una religión civil. En un país vasto, dividido por husos horarios, etnias e idiomas, el mito de la victoria actúa como pegamento emocional de la nación.

Esta glorificación también ha provocado una rehabilitación del dictador soviético Joseph Stalin, quien lideró la URSS durante la guerra contra la Alemania nazi. Nuevos monumentos a Stalin han sido inaugurados este año en Ulán-Udé (Buriatia) y en la región de Vólogda. El aeropuerto de Volgogrado, antes Stalingrado, fue recientemente renombrado como Aeropuerto Internacional de Stalingrado, y se debate actualmente si toda la ciudad debería recuperar su antiguo nombre.

Al inicio del mandato de Putin en 2001, menos del 30% de los rusos expresaban respeto por Stalin, según datos del Centro Levada. Hoy, esa cifra se acerca al 50%.

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Foto: G. P.

Dada la importancia de este evento en la ideología del Kremlin, el discurso público ofrece escaso margen para matices sobre el lado oscuro del papel de Rusia en la Segunda Guerra Mundial. Los debates abiertos sobre episodios controvertidos, como el Pacto de no Agresión Ribbentrop-Mólotov, que incluyó la partición de Polonia, son desincentivados, ya que podrían estar penalizados por la ley de "Rehabilitación del Nazismo" de 2014.

Memorial, una organización dedicada a preservar la memoria de la represión estalinista, fue desmantelada a finales de 2021 tras una decisión del Tribunal Supremo ruso, que alegó repetidas violaciones de la ley de "agentes extranjeros".

Todo esto responde al esfuerzo del Estado por controlar cómo se recuerda la historia. De ahí los numerosos señalamientos de funcionarios rusos contra Occidente, al que acusan de "reescribir la historia" al minimizar el papel de la URSS en la Segunda Guerra Mundial.

Foto: Soldados ucranianos en su 'madriguera' bajo tierra, a pocos kilómetros de la primera línea del frente (Fermín Torrano)

En vísperas del evento, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, subrayó la importancia de mantener la memoria de la Gran Guerra Patria "como debe ser". "Debe estar por encima de todo. Y ese es nuestro deber: el tuyo y el mío", declaró. Esta memoria histórica seleccionada se ha convertido en un arma central en la guerra de Rusia en Ucrania. Desde el inicio de la invasión, Putin la ha enmarcado como una campaña de "desnazificación", que apunta al nacionalismo ucraniano contemporáneo como un supuesto resurgimiento del Tercer Reich.

Los funcionarios rusos también han recurrido con frecuencia a las analogías bélicas para atacar a la coalición occidental que respalda a Ucrania. En vísperas del Día de la Victoria de 2022, el gobernador de San Petersburgo, Aleksandr Beglov, trazó un paralelismo directo entre el asedio nazi de Leningrado y la respuesta de Occidente a la invasión de Ucrania: "El cerco de Leningrado estuvo sostenido por tropas de 13 países europeos, los mismos que, junto con Estados Unidos, ahora intentan bloquear a todo nuestro país", declaró.

Foto: El primer ministro eslovaco, Robert Fico. (REUTERS/Antonio Bronic)

Ahora que, con la llegada de la administración Trump en Estados Unidos, la Unión Europea se ha convertido en el principal apoyo de Ucrania frente a la agresión rusa, la retórica rusa ha evolucionado hasta presentar a la UE como la reencarnación moderna del Tercer Reich.

"En medio de este clamor persistente, la OTAN y la Unión Europea han lanzado programas destinados a preparar al Occidente colectivo para un conflicto militar directo con Rusia", escribió Serguéi Shoigú, exministro de Defensa y actual jefe del Consejo de Seguridad de Rusia, en un artículo publicado en Rossiyskaya Gazeta en vísperas del 9 de mayo. Añadió que "estas acciones agresivas se justifican al mejor estilo de la propaganda goebbelsiana, basándose en invenciones antirrusas".

Mientras Moscú se prepara para celebrar, los ministros de Asuntos Exteriores de la UE se reunirán en la ciudad ucraniana occidental de Leópolis como muestra de solidaridad con Ucrania en el 9 de mayo. La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajárova, los ha acusado de "manchar el 9 de mayo" y ha señalado que "la alineación de los participantes también es bastante reveladora, casi una réplica de la coalición hitleriana del Tercer Reich, con la adición de la Ucrania banderista".

Las frías temperaturas no son un impedimento. Un flujo constante de personas se dirige al Cementerio Piskaryovskoye, el principal memorial de la Segunda Guerra Mundial en San Petersburgo, conocida anteriormente como Leningrado. Familias, parejas y maestros con alumnos se reúnen para depositar flores ante la estatua de "la Madre Patria" en la víspera del 9 de mayo, en honor a los millones de ciudadanos soviéticos muertos en lo que Rusia recuerda como la Gran Guerra Patria. Entre los claveles rojos puestos frente al monumento, son visibles los símbolos Z, ahora sinónimos de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia.

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