Putin le quiere enseñar a Occidente que Rusia no está aislada. Xi Jinping es su manera de hacerlo

Estuvieron juntos en todo momento, intercambiando miradas cómplices y comentarios. Vladímir Putin estaba en el centro del escenario durante el desfile del Día de la Victoria que se celebró este viernes en Moscú. A su lado, el líder chino Xi Jinping. La cita ha conmemorado el 80 aniversario del triunfo de las tropas soviéticas sobre la Alemania nazi, pero este año también ha sido la manera de Rusia de mostrar a Occidente que está lejos de estar aislada.

A la cita acudieron los mandatarios de otros países como Nicolás Maduro, de Venezuela, Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, o el presidente egipcio, Abdel Fattah el-Sisi. Desde Europa llegó también Robert Fico, primer ministro de Eslovaquia, y conocido por su postura contra el envío de ayudas militares a Ucrania por parte de la UE.

Pero la presencia de Xi fue sin duda uno de los grandes titulares. El líder del gigante asiático manifestó su apoyo a Putin tanto en acciones, como sentarse a su lado durante el desfile, como con palabras. Este jueves, en una rueda de prensa conjunta, el mandatario chino afirmó que trabajará codo con codo con Moscú contra la "intimidación hegemónica", en una crítica directa a la avalancha arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump y a las severas sanciones impuestas a Rusia por su invasión de Ucrania."La confianza mutua entre China y Rusia se hace cada vez más profunda y la cooperación pragmática forja un vínculo inquebrantable", afirmó Xi.

Durante el desfile del Día de la Victoria, el líder del Kremlin no se separó ni un solo momento de su homólogo chino, y mantuvieron conversaciones sobre los equipos militares que desfilaban por el empadrado de la Plaza Roja. También sobre los soldados chinos que han participado también en el evento, una hazaña simbólica sobre la alianza de los dos países. "Mantienen una relación personal y Xi dedica más tiempo a su interacción con Putin que prácticamente cualquier otro líder internacional", opinó Björn Alexander Düben, experto en las relaciones entre Rusia y China, a Deutsche Welle.

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Este viernes se ha demostrado que la alianza entre los dos países está lejos de pasar por un mal momento. Para Europa, ha sido también un recordatorio de las posiciones de Pekín después de un breve acercamiento con Bruselas. Las políticas de Donald Trump, desde la imposición de los aranceles hasta el "divorcio" en cuestión de defensa con la UE, lanzó la pregunta de si era el momento de acercarse a China. La visita de Pedro Sánchez a China, así como un discurso más asertivo por parte de los líderes en Bruselas, parecía abrir esta puerta. Ahora, Xi ha recordado que una mejora en las relaciones con sus socios europeos no afectará en su alianza con Putin.

Las relaciones entre Rusia y China han evolucionado durante los últimos años y, después del inicio de la invasión rusa a gran escala en Ucrania en febrero de 2022, el Gobierno de Xi actuó con cautela. "Se ha abstenido en lugar de votar en contra de las resoluciones de la ONU que condenaban la guerra; nunca ha reconocido la anexión de territorio ucraniano por parte de Moscú; hasta la fecha se ha negado a enviar sistemas de armas completos a Rusia; y ha eludido con cautela las sanciones occidentales", recuerda Michael McFaul, profesor de Ciencias Políticas, miembro sénior de la Institución Hoover y exembajador de Estados Unidos en Rusia, a Foreign Affairs.

Estas posturas decepcionaron al Kremlin, continúa McFaul, "pero no han provocado una ruptura importante. En definitiva, lo que une a Putin y a Xi supera con creces lo que los divide". Esta teoría también tiene cabida en medio de la escalada de tensiones entre India y Pakistán. Pekín es un aliado tradicional de Islamabad, mientras que Moscú apoya a Nueva Delhi. A pesar de los últimos capítulos de violencia entre las dos potencias nucleares, ni Putin ni Xi se han manifestado al respecto durante su reunión con motivo del Día de la Victoria. Y en el balcón frente a la Plaza Roja, lo que se traducía de sus interacciones estaba muy lejos de una situación marcada por la tensión.

Una 'cruzada' personal contra el nazismo

Además de los vínculos políticos, China se ha convertido en el principal socio económico de Rusia, con un comercio bilateral que se disparó hasta los 244 000 millones de dólares el año pasado. En febrero de 2022, ambos países firmaron una alianza económica, militar y diplomática sin límites para contrarrestar la influencia occidental.

Desde el inicio de la guerra, las exportaciones de Rusia a China se han disparado un 63% hasta 129.300 millones de dólares, mientras que las importaciones chinas han ayudado a reforzar la economía de Moscú en tiempos de guerra.

Este 9 de mayo, Vladímir Putin ha querido mostrar al mundo que su aliado más poderoso está lejos de abandonarle. Además de contar con más invitados que el año pasado, Rusia ha aumentado también el armamento y el número de tropas que se ha exhibido durante el desfile. En los últimos dos años, el evento estuvo marcado por el legendario tanque T-34-85 de la Segunda Guerra Mundial, apodado el "tanque de la victoria". El único carro de combate que desfiló por las calles de Moscú.

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Este año, ha desfilado uma selección de tanques, tanto modernos como históricos, y los medios estatales rusos informaron de la participación de unos 11.500 soldados. Por primera vez, también se exhibieron drones rusos, incluyendo la versión rusa del dron Shahed, de diseño iraní, conocido como Geranium-2.

En su discurso, Putin prometió seguir combatiendo el nazismo, incluido en Ucrania. "Rusia fue y será una barrera infranqueable para el nazismo, la rusofobia y el antisemitismo, luchará contra las brutalidades de los promotores de esas ideas agresivas y destructivas", dijo durante su intervención.

Además, el líder del Kremlin aseguró que su país nunca olvidará las lecciones de la contienda mundial, en la que la URSS, que no combatió hasta que Alemania invadió territorio soviético en 1941, perdió 26 millones de personas, ocho millones de ellos soldados. Aunque Kiev no se sumó oficialmente a la tregua unilateral de tres días declarada por Putin, los drones ucranianos no aguaron la fiesta del Kremlin y desde la víspera no sobrevolaron territorio ruso.