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El padre Prevost 'Bob': un papa estadounidense 'en español', misionero y continuista con Francisco
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Nuevo papa León XIV

El padre Prevost 'Bob': un papa estadounidense 'en español', misionero y continuista con Francisco

Con raíces multiculturales y experiencia global, el nuevo papa, exmisionero en Perú, enfrenta desafíos internos y externos mientras promueve una Iglesia más cercana a los marginados y los pobres. También es un mensaje a Trump

Foto: El nuevo papa, León XIV, en el momento de su mensaje a los fieles. (Reuters/Yara Nardi)
El nuevo papa, León XIV, en el momento de su mensaje a los fieles. (Reuters/Yara Nardi)
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Francisco ha sido el primer pontífice de la Iglesia llegado de América. Y su sucesor, el pontífice número 267º, procede del mismo continente. Pero aunque nacido en Estados Unidos, en Chicago en 1955, Prevost encarna en realidad la globalización, la universalidad de la Iglesia. Su padre era un educador y catequista de origen italo-francés; su madre, Mildred Martínez, una librera de ascendencia española.

Aunque nacido en Chicago, Prevost ha pasado el grueso de su carrera (y de su vida) fuera de Estados Unidos: dos tercios de su existencia han tenido como escenario Europa o América Latina. De hecho, en 2015 le fue concedida la nacionalidad peruana tras vivir dos décadas en ese país, al que llegó con 30 años como misionero. Es políglota: además del inglés, domina el español, el italiano, el francés y el portugués; y lee en latín y en alemán. Y de hecho, ha hablado en español desde el balcón nada más ser anunciado. "Gracias, Francisco", ha dicho.

El padre Bob, como le llaman muchos, está claramente alineado con Francisco, con sus reformas y con su concepto de la Iglesia. Tiene la edad perfecta para ser papa, 69 años. Ni muy anciano ni muy joven. Como Francisco, Prevost tiene una amplia experiencia pastoral, está convencido de que la Iglesia debe de estar al servicio de los pobres, de los migrantes y de todos aquellos que sufren y que es necesario salir a buscarlos allá donde estén, a las periferias geográficas o existenciales. "Con frecuencia nos preocupamos por enseñar la doctrina, pero corremos el riesgo de olvidarnos de que nuestra primera obligación es comunicar la belleza y la alegría de conocer a Jesús", aseguraba en 2023 en una de las contadas entrevistas que ha dado, dejando claro que la Iglesia debe revisar sus prioridades y que en este momento se necesitan más pastores que teólogos. "Yo me sigo considerando un misionero", subrayaba.

Pero el nuevo Papa también tiene experiencia como gestor y sabe moverse en las intrincadas aguas de la curia vaticana. También, por qué no, en la difícil relación desde EEUU con el presidente estadounidense Donald Trump. Lo ha demostrado durante el tiempo que ha estado al frente Dicasterio para los Obispos y como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, cargos para los que Francisco le nombró en enero de 2023. Prevost no era el candidato de Trump: el poderoso grupo de cardenales latinoamericanos (24 entre los 135 electores) lo tenía como propio, porque conoce a la perfección las dos sensibilidades de América, la rica y la que arrastra los pies en los índices de desarrollo humano de la ONU.

Foto: Encuentro entre el Papa, Donald Trump y Melania Trump. (Reuters)

Criado en una familia católica, Prevost fue a un colegio católico y desde muy joven empezó a participar en la vida de su parroquia, asistiendo al sacerdote en las misas como monaguillo. Ingresó en el seminario de los agustinos y cursó estudios en la Universidad Villanova de Pennsylvania, en la Unión Teológica Católica de Chicago y en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino en Roma.

Cuando, tras completar sus estudios, fue invitado a prestar servicio en Chulucanas, una zona del norte de Perú con fuertes conexiones con los agustinos estadounidenses. No se lo pensó: hizo la maleta y se plantó allí en 1985, en una de las diócesis más pobres y problemáticas del país, compartiendo la vida cotidiana de esa comunidad local y desarrollando una sensibilidad especial hacia los marginados, los migrantes y los que sufren.

Prevost fue elegido en 1999 prior provincial de los Agustinos en Chicago. Y, en 2001, se convirtió en prior general de la orden en todo el mundo. Aunque su sede se encontraba en Roma, viajó a unos 50 países para ver con sus propios ojos la situación de la orden en distintos lugares.

Pero en 2014 Prevost regresó a Perú, al ser nombrado por Bergoglio obispo de Chiclayo. Discreto y de carácter reservado, estuvo en Perú hasta 2023, cuando se trasladó a Roma por deseo del papa Francisco, que le encomendó una misión clave: hacerse cargo del Dicasterio para los Obispos, un puesto importante dentro del organigrama de la Iglesia en que Prevost tuvo que gestionar cientos de nombramientos episcopales, ayudando a formar una nueva generación de pastores ‘bergoglianos’ más abiertos, más progresistas y cercanos a la gente que sufre. "Un obispo tiene que ser un pastor cercano a la gente, no un mánager", ha asegurado al respecto.

Dada su fidelidad a Francisco, no es de extrañar que en 2023 el Papa le encomendara una delicada misión: hacer de mediador entre el Vaticano y la Iglesia alemana, que pretendía crear un comité sinodal autónomo al que la Santa Sede se oponía por considerarlo excesivamente radical, y que amenazaba con crear un cisma. Prevost, junto al cardenal Parolin, supo gestionar una situación potencialmente explosiva con prudencia y firmeza, demostrando capacidad política y visión eclesial.

Pero contra el nuevo Papa también pesan acusaciones vertidas desde grupos ultraconservadores. Estos le acusan de haber encubierto casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes colaboradores suyos, tanto en Perú como en Estados Unidos. En concreto, las críticas se ciñen a su actuación con dos sacerdotes agustinos, condenados por abusar de menores de edad durante los años 80 y 90, y que, sin embargo, han seguido durante años ejerciendo el ministerio sin recibir ninguna sanción por parte de la orden. La diócesis de Chicago acabó admitiendo su responsabilidad, pidiendo perdón y aceptando pagar indemnizaciones millonarias.

Foto: El papa Francisco saluda a su llegada al aeropuerto Silvio Pettirossi en Asunción. (EFE/Archivo/Andrés Cristaldo) Opinión
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En Perú, Prevost fue acusado por tres monjas de haber encubierto sus denuncias de haber sufrido abusos sexuales por parte de dos sacerdotes cuando era obispo de Chiclayo. La diócesis de Chiclayo declaró que Prevest lo que hizo fue aconsejar a las religiosas que presentaran su denuncia ante las autoridades civiles y que éstas archivaron el caso por haber prescrito, lo que también llevó a cerrar el proceso canónico. Ahora, el padre Bob tiene ocasión de demostrar su compromiso en la lucha contra la pederastia y abusos.

Francisco ha sido el primer pontífice de la Iglesia llegado de América. Y su sucesor, el pontífice número 267º, procede del mismo continente. Pero aunque nacido en Estados Unidos, en Chicago en 1955, Prevost encarna en realidad la globalización, la universalidad de la Iglesia. Su padre era un educador y catequista de origen italo-francés; su madre, Mildred Martínez, una librera de ascendencia española.

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