India y Pakistán intercambian misiles: cómo evitar una guerra que nadie quiere entre potencias nucleares
Las tensiones entre India y Pakistán aumentan tras un ataque indio en Cachemira, mientras China y otros países intentan mediar para evitar una escalada militar en la región
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fb03%2F65f%2F6fc%2Fb0365f6fc03b51e296b6c91124890ce5.jpg)
Nadie sabe mejor que la propia India y Pakistán lo destructiva que podría llegar a ser una guerra abierta entre ambos países. Sus ejércitos están considerados respectivamente el cuarto y duodécimo más potentes del mundo según el ranking de Global Firepower, y los dos estados son potencias nucleares. Por eso, pese a la retórica incendiaria de muchos de sus líderes y altos cargos, tanto Nueva Delhi como Islamabad han lanzado algunas señales de que, pese a todo, no desean que la situación se les vaya de las manos.
Inmediatamente después del ataque contra presuntos objetivos terroristas en Pakistán y la franja de Cachemira bajo administración paquistaní, el gobierno indio ha dejado claro que la operación era de carácter limitado. Portavoces del ejército indio han calificado el ataque de "enfocado, mesurado y no-escalatorio por naturaleza", dejando claro que "no se han atacado instalaciones militares" paquistaníes. "India ha demostrado una contención considerable en la selección de objetivos y el método de ejecución". En un tuit, han declarado: "La justicia está servida", dejando claro que, para la India, la necesidad de respuesta ante el atentado del pasado 22 de abril ha sido colmada.
Por su parte, el director general del organismo de relaciones públicas de las fuerzas armadas paquistaníes, el general Ahmed Chaudhry, ha asegurado que las defensas antiaéreas del país lograron interceptar todos los cazas indios antes de que penetrasen en su territorio. "En ningún momento se permitió que su aviación entrase en el espacio aéreo de Pakistán, y en ningún momento las aeronaves de Pakistán entraron en el espacio aéreo indio", ha afirmado en una rueda de prensa. Y aunque en esta afirmación hay mucho de propaganda, también contiene un elemento clave: la idea de que Pakistán ya ha hecho sangrar a la India, y que puede ser conveniente dejarlo así.
Hay otros gestos menos alentadores. El primer ministro indio Narendra Modi ha cancelado el viaje a Europa que tenía agendado para los próximos días, para poder gestionar la crisis sobre el terreno. Su homólogo paquistaní Shehbaz Sharif ha declarado que su país "tiene todo el derecho de dar una respuesta apropiada a este acto de guerra", y que el ejército de Pakistán ha sido autorizado a adoptar las "acciones correspondientes" ante el ataque indio. Los organismos de la defensa civil india están llevando a cabo ejercicios de respuesta ante catástrofes y emergencias por todo el país.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fda2%2Fba9%2Fbd6%2Fda2ba9bd69a360e2408b4133b0a2fcea.jpg)
Ahora todos los ojos están puestos en cuál será el siguiente paso de Pakistán, de cuya respuesta dependerá en gran medida la evolución de la crisis. Al mismo tiempo, la diplomacia de varios países se está movilizando ahora para tratar de persuadir a ambos países para que inicien una desescalada.
La voz de China pesa en Pakistán
La primera potencia en pronunciarse ha sido China, poco después de que saltase la noticia del ataque indio contra posiciones paquistaníes. Pekín no solo ha pedido contención a ambas partes, sino que se ha ofrecido indirectamente como mediador. "Estamos dispuestos a trabajar de forma conjunta con la comunidad internacional y seguir jugando un papel constructivo para aliviar las tensiones actuales", ha dicho el portavoz del Ministerio de Exteriores chino Lin Jian. El gobierno chino también ha pedido a sus ciudadanos que eviten viajar a la región de Cachemira.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F9f8%2F812%2F63c%2F9f881263c86c11745a44ddb9ef8248ec.jpg)
China puede ser un actor clave en esta fase. No solo es el mayor socio comercial de Pakistán, sino que es también su principal aliado internacional y el gran inversor en infraestructuras y otros sectores paquistaníes, lo cual le ha convertido a su vez en objetivo de múltiples grupos armados en esta región. Pero en cualquier caso este país, a través del llamado Corredor Económico China-Pakistán, cuya pieza esencial es el puerto de Gwadar, juega un papel fundamental en la estrategia de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China. En ese sentido, la opinión de Pekín tiene peso en Islamabad, y mucho.
El problema es que, por ese mismo motivo, la India podría no considerar a China como un interlocutor válido. Las dos naciones mantienen un contencioso territorial en el Himalaya y rivalizan por el control del Índico, y desconfían abiertamente de la expansión del poder del otro. La posición china, en cualquier caso, no condicionará las acciones de Nueva Delhi.
La posición de Rusia e Irán
El caso de Rusia es el opuesto: es uno de los principales proveedores de energía y armamento de la India, a quien le proporciona más de la mitad de sus equipos militares. Esta misma semana, Moscú culminó el envío de misiles portátiles antiaéreos IGLA-S al ejército indio, en un claro gesto de respaldo a Nueva Delhi. El Kremlin no tiene el mismo nivel de influencia en el ejecutivo indio que China sobre su vecino, pero las relaciones entre Rusia e India son lo suficientemente importantes como para que las opiniones del Kremlin sean tenidas en cuenta.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fa6f%2F486%2F724%2Fa6f4867248337924816323d89a552511.jpg)
Pero por ahora el gobierno ruso se ha limitado a hacer una declaración pública pidiendo evitar un enfrentamiento aún mayor. "Rusia está profundamente preocupada por la escalada en la confrontación militar entre India y Pakistán. Rusia pide a las partes en el conflicto indo-paquistaní que ejerzan la contención para prevenir un mayor deterioro de la situación en la región", ha pedido el Ministerio de Exteriores ruso en un comunicado.
Más significativo es el rol que está tratando de jugar Irán, cuyo ministro de Exteriores Abbas Araghchi ha pasado los últimos días en Pakistán, tratando de posicionarse como intermediario. Islamabad ha saludado esta iniciativa, aunque Nueva Delhi rechaza tajantemente la mediación de terceras partes. Aun así, hoy estaba prevista la llegada de Araghchi a la capital india, presuntamente para trasladar los mensajes que el gobierno paquistaní desea hacer llegar a las autoridades indias. Por ahora no está claro si el ataque indio ha dado al traste con sus intenciones.
Escasa respuesta europea
Aunque la UE lleva días pidiendo contención, diálogo y "una solución pacífica" a la crisis, no hay todavía una respuesta oficial de Bruselas al bombardeo e intercambio de fuego entre ambas potencias. Por ahora, las únicas reacciones han venido de las cancillerías de algunos países específicos. "Comprendemos el deseo de la India de protegerse contra la lacra del terrorismo, pero obviamente llamamos tanto a la India como a Pakistán a ejercer la contención para evitar la escalada y, por supuesto, a proteger a los civiles", ha dicho por ejemplo el ministro de exteriores Jean-Noël Barrot en una entrevista.
El ministerio de Exteriores español se ha pronunciado solicitando "contención" a ambos lados para "evitar cualquier tipo de escalada militar", además de ofrecer la mediación de España para "favorecer un diálogo bilateralmente o en el marco de Naciones Unidas".
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F688%2F68a%2F942%2F68868a9429f0d08643faff833c2b8362.jpg)
Por su parte, Reino Unido se ha ofrecido también a ejercer de mediador para reducir las tensiones. "Nuestro mensaje es que somos un amigo, un socio de ambos países. Estamos listos para apoyar a ambos países. Ambos tienen un gran interés en la estabilidad regional, en el diálogo, en la desescalada, y para cualquier cosa que podamos hacer para apoyar esto, aquí estamos dispuestos a hacerlo", ha dicho el Secretario de Comercio británico Jonathan Reynolds en BBC Radio.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha instado este miércoles a "parar" el cruce de ataques y se ha ofrecido a colaborar de alguna manera para terminar con esta escalada del conflicto, ya que la situación es "terrible" y tiene "buenas relaciones" con las dos partes. "Conozco a los dos muy bien y quiero que lo resuelvan", ha dicho Trump en declaraciones a los medios en el Despacho Oval. "Espero que puedan parar ya", ha añadido el mandatario norteamericano, un día después de que su secretario de Estado, Marco Rubio, hablase con los ministros de Exteriores de India y Pakistán.
Con decenas de muertos en los dos bandos, una población enardecida en ambos países, y con la diplomacia de gran parte del planeta distraída por otras crisis, parece que nadie está en condiciones de imponer un freno desde fuera. Los únicos actores con el poder real de hacerlo son los dos gobiernos implicados, ambos abiertamente nacionalistas y necesitados de salvar la cara, y cuyas declaraciones públicas continúan avivando el fuego. Algo que no es precisamente tranquilizador, salvo por el hecho de que, en realidad, esta es una guerra que nadie quiere.
Nadie sabe mejor que la propia India y Pakistán lo destructiva que podría llegar a ser una guerra abierta entre ambos países. Sus ejércitos están considerados respectivamente el cuarto y duodécimo más potentes del mundo según el ranking de Global Firepower, y los dos estados son potencias nucleares. Por eso, pese a la retórica incendiaria de muchos de sus líderes y altos cargos, tanto Nueva Delhi como Islamabad han lanzado algunas señales de que, pese a todo, no desean que la situación se les vaya de las manos.