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Marruecos saca su batería de 'lobby' para que Trump declare terrorista al Polisario
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Marruecos saca su batería de 'lobby' para que Trump declare terrorista al Polisario

Algún que otro político anglosajón, lobbies marroquíes y una avalancha de opinadores afines a Rabat instan a Donald Trump a incluir al movimiento saharaui en la lista de organizaciones terroristas

Foto: Personas sahrawis en el 50 aniversario del Frente Polisario. (EFE)
Personas sahrawis en el 50 aniversario del Frente Polisario. (EFE)
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¿Es el Frente Polisario una organización terrorista? Desde que llegó Donald Trump a la Casa Blanca los lobbies marroquíes están empeñados en demostrar que sí lo es con la esperanza, quizás, de que EEUU lo incluya en la lista negra de movimientos terroristas y poder esgrimir así un pretexto adicional para no sentarse con él en una mesa de negociación.

A lo largo de este mes de abril se han multiplicado las publicaciones y declaraciones con análisis y datos que supuestamente avalan los vínculos del movimiento saharaui con Irán, los libaneses de Hezbolá o el yihadismo que asola el Sahel.

El detonante de esa campaña fue un artículo publicado a mediados de abril por la investigadora Zineb Riboua, de origen marroquí, en el think-tank estadounidense neoconservador Hudson Institute con el siguiente titular: "El argumento estratégico para designar al Polisario como organización terrorista extranjera".

Riboua mezcla en su artículo elementos que ponen en duda la buena gestión de los campamentos de refugiados saharauis por el Polisario, como presuntos desvíos de la ayuda humanitaria, con otros que podrían ser reveladores de sus vínculos con organizaciones radicales como Hezbolá, los Guardianes de la Revolución iraníes. También le acusa de contrabando de armas en pro de los yihadistas en el Sahel. "No estamos ante un movimiento pacífico, sino ante una organización con peligrosas ramificaciones", escribió Riboua.

Foto: El primer ministro interino de Malí, Abdoulaye Maiga. (Reuters/Eduardo Muñoz)

Al mismo tiempo, el diario The Washington Post publicó una información en la que aseguraba que Irán "entrenó a combatientes del Frente Polisario" y que "cientos de ellos están ahora detenidos por las nuevas fuerzas de seguridad de Siria". Citó como fuentes a dos funcionarios, uno sirio y otro europeo.

Ahmed Attaf, el ministro de Asuntos Exteriores argelino, había ya desmentido la participación de militares argelinos en la guerra civil en Siria. El Polisario negó a su vez que sus milicianos hubiesen sido formados por Irán o por sus secuaces como Hezbolá. Argel mantuvo, eso sí, una estrecha relación con el régimen sirio de Bachar al Assad y con Teherán. Esta última perdura.

La tesis expuesta por Riboua en el Hudson Institute dio pie a algún que otro político anglosajón animara a Trump a clasificar como terrorista al Polisario. El congresista republicano Joe Wilson fue el primero en alabar el artículo "incisivo" en X y pedir a continuación que el movimiento saharaui sea etiquetado como terrorista. "Trump lo resolverá", vaticinó. A él se sumó, entre otros, Liam Fox, exministro de Defensa del Reino Unido.

Foto:  (c), visita las instalaciones del acuartelamiento de Monte la Reina en Zamora. ( Europa Press/Archivo/Emilio Fraile) Opinión

A continuación irrumpieron en las redes sociales una cohorte de políticos latinoamericanos como el brasileño Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente Jair, o el diputado bonaerense Álvaro González, que manifestaron súbitamente su interés por el conflicto del Sáhara Occidental. A través de las redes sociales pidieron al unísono que sus gobiernos etiquetasen sin dilación al Polisario como terrorista.

Simultáneamente, surgió una avalancha de articulistas marroquíes, empezando por Lahcen Haddad, senador y exministro de Turismo, y hasta Cherkaoui Roudani, experto en geopolítica. Este sostuvo en el digital español Atalayar, afín a las autoridades marroquíes, que "reclasificar" al Polisario era nada menos que "una necesidad doctrinal para asegurar el flanco sur de la OTAN (...)".

Hubo incluso un diario, Le 360 vinculado a Mounir Majidi, secretario particular del rey Mohamed VI, que publicó supuestos documentos confidenciales de 2012 de los servicios secretos sirios sobre sus lazos con los saharauis. Para ilustrar su información subió además a su web unos dibujos animados en los que Brahim Ghali, líder del Polisario, aparece vestido con una camiseta y una gorra del Estado Islámico.

Foto: Una bandera argelina ondea en el mástil de la embajada de la República Argelina Democrática y Popular en París. (EFE/CHRISTOPHE PETIT TESSON)

Este y otros medios recuerdan que fue un saharaui, apodado Adnane Abou Walid, nacido en El Aaiún en 1973, uno de los fundadores del Estado Islámico en el Sahel. Él ordenó la emboscada en la que, en octubre de 2017, murieron cuatro soldados estadounidenses en Níger. El terrorista falleció en un bombardeo de la fuerza aérea francesa en septiembre de 2021.

Es cierto que un puñado de saharauis se han incorporado a las filas del yihadismo, pero los marroquíes que han dado ese paso son mucho más numerosos. El Polisario se construyó a imagen y semejanza de Argelia, un país que padeció en los 90 el azote del terrorismo y que ejerce una tutela sobre los campamentos saharauis para evitar cualquier desmán.

El movimiento saharaui tiene además un historial de choques con los yihadistas. Sus milicianos se volcaron, por ejemplo, en diciembre de 2011, en intentar rescatar a los tres voluntarios catalanes secuestrados por la rama magrebí de Al Qaeda. Para ello se enfrentaron a tiros a un grupo de narcotraficantes en el desierto mauritano. Aun así no lograron dar con los rehenes.

Foto: El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y su homólogo marroquí, Nasser Bourita. (Alberto Ortega/Europa Press)

Más allá de los mentises del Polisario, por ahora no han aparecido ante las cámaras saharauis capturados por las nuevas autoridades de Siria, que atestigüen que fueron enviados allí para entrenarse o luchar por Al Assad. Tampoco ningún responsable policial o de servicios secretos europeos ha señalado a los saharauis por sus vínculos con el terrorismo. En sus últimos informes desclasificados, que se remontan a los 80, la CIA le describía como una "guerrilla".

Poco antes de que empezase la guerra de Gaza, en octubre de 2023, este periodista tuvo la oportunidad que charlar largo y tendido en Madrid con un general israelí que acababa de dejar su cargo en la inteligencia militar de su país. Afirmó que nunca habían detectado relación alguna entre el Polisario e Irán o Hezbolá.

El movimiento saharaui volvió a la guerra contra Marruecos en noviembre de 2020 después de que el Ejército marroquí cruzase el muro detrás del que se parapeta para entrar en una zona restringida, violando así el acuerdo militar de alto el fuego. Equipado con la chatarra armamentística que le proporciona Argelia, su guerra es de muy baja intensidad. Pese a haber anunciado que dispondría de drones, estos nunca han surcado los cielos del Sáhara.

Foto: El representante especial de la OTAN para los Países Vecinos del Sur, Javier Colomina, posa para El Confidencial. (Pepo Herrera)

Por el lado de la UE, nadie ha pedido que el Polisario sea incluido en la lista europea de grupos terroristas. Al contrario, Josep Borrell, entonces Alto Representante para la Política Exterior, respondió en 2023 a una pregunta en la Eurocámara que la UE "no tiene información sobre una posible colaboración entre el Polisario y grupos terroristas en la región". El Tribunal de Justicia de la UE reconoció al Polisario, en sus sentencias de octubre de 2024, como representante legítimo del pueblo saharaui con capacidad jurídica para actuar ante tribunales europeos.

"Etiquetar al Frente Polisario como organización terrorista equivaldría a criminalizar a un movimiento de liberación nacional respaldado por el derecho internacional", escribió el socialista francés Selim Djellab, muy activo en redes sociales en defensa de los saharauis. "Esto constituiría un precedente peligroso en los procesos de descolonización" como el que está pendiente en el Sáhara, añadió.

Está por ver qué hará la Administración Trump ante esta aspiración marroquí de diabolizar al Polisario. En sus tres meses de recorrido, la diplomacia trumpista ha vuelto a confirmar, el 8 de abril, que "reconoce la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental y apoya la Propuesta de Autonomía" para la antigua colonia española, como ya lo hizo en diciembre de 2020.

Foto: Protesta en solidaridad con el pueblo palestina en Rabat. (EFE/Jalal Morchidi)

Washington no ha anunciado la apertura de un consulado en Dajla (antigua Villa Cisneros), como prometió Trump en 2020, y las maniobras militares americano-marroquíes que se están desarrollando en estas fechas no abarcan al Sáhara Occidental. Por último, la diplomacia de EEUU no se ha movilizado para impulsar esa gran conferencia internacional, que anhela Rabat, en la que occidentales, africanos y árabes darían, al margen de la ONU, un gran espaldarazo a la solución autonómica que propugna para resolver el conflicto del Sáhara.

¿Es el Frente Polisario una organización terrorista? Desde que llegó Donald Trump a la Casa Blanca los lobbies marroquíes están empeñados en demostrar que sí lo es con la esperanza, quizás, de que EEUU lo incluya en la lista negra de movimientos terroristas y poder esgrimir así un pretexto adicional para no sentarse con él en una mesa de negociación.

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