El catolicismo cambia de eje: fotografía mundial de una Iglesia sin recetas totales
¿Deja Francisco una Iglesia católica más diversa de la que heredó en 2013? La Iglesia católica de Pedro y la de Francisco, tras 2000 años de historia, se parecen poco
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Los números cuentan. Los fieles de una iglesia son su músculo y su debilidad. La fortaleza de tener una amplia tropa de "soldados de dios" frente al riesgo de contar en realidad con una amplia tropa de "mercenarios" de cualquier credo. Según datos del Anuario Pontificio de 2025, en África creció el número de católicos de 2022 a 2023 en nueve millones de personas, un 3,3% de aumento. En Oceanía, el aumento fue del 1,9%. Mientras que en América y Asia el crecimiento fue del 0,9 y el 0,6% respectivamente. En la vieja Europa, cuna de robustas catedrales y viejas guerras santas, el catolicismo, dicen los análisis optimistas de la propia Iglesia, se estanca y alcanzó una subida del 0,2%.
La iglesia católica tenía 1.406 millones de fieles repartidos por el globo en 2023, por los 1.390 que tenía el año anterior. Dadas por buenas las cifras, ¿son todos esos verdaderos fieles o algunos son los socios de un club de bodas y comuniones?
Los papas Ratzinger y Francisco alertaron de esa diferencia. Los números cuentan, pero una religión viva es otra cosa que portar una cruz en el cuello. Bergoglio puso ahí el foco, intentó dar un contenido y unas obligaciones al hecho de ser católico. ¿Le han escuchado sus feligreses? ¿Comparten los católicos la senda de Francisco? ¿Ha sido un Papa tan político como lo fueron otros, pero cambiando de bando? ¿Cambió de bando?
El desapego de los jóvenes europeos
Valerio Ciriello es un exjesuita suizo de origen italiano. Dejó la Iglesia y la Iglesia de alguna manera le dejó a él sin que eso modificara su fe y su agradecimiento a su orden. Sigue trabajando, ya no desde dentro, en el ámbito religioso. "Entrar en los jesuitas me hizo más libre, y salirme me ha hecho más libre aún", dice a El Confidencial.
Valerio intentó cambiar cosas, abrir los temas a tratar y organizar encuentros donde tuvieran cabida todos para acercar el catolicismo a unos jóvenes europeos donde lo religioso parece perder fuerza. ¿Qué ha cambiado Francisco en la Iglesia? "Lo primero que ha cambiado es a los propios cardenales que elegirán al nuevo papa. Francisco ha nombrado más cardenales no occidentales, y por primera vez serán la mayoría de los no europeos los que elegirán al Pontífice. Eso es una apertura y universalización importante".
El exjesuita trabajó y trabaja con los jóvenes. París y Suiza han sido las sedes donde ha estudiado y se ha preparado para ser sacerdote. Ahí parece que hay una brecha generacional. "El cardenal Carlo Maria Martini dijo una vez que la Iglesia tenía un retraso de cien años. Hay un retraso en el lenguaje y los contenidos. La Iglesia hoy en Occidente se encuentra marginalizada", opina. ¿Cómo se ha llegado ahí? "La Iglesia ha tenido la actitud de ser el asado en medio de la mesa y todo el resto eran las guarniciones, pero el evangelio no nos llama a ser el asado en medio de la mesa, sino la sal del mundo. La sal es lo que no se ve, pero sin ella nada tiene sabor".
Hay un juicio negativo de una Iglesia que se ha revestido durante siglos de mármoles y palacios, que ha protagonizado una larga lista de escándalos financieros y sexuales, que ha hecho política en el fango. Y muchos creen que en esas guerras mundanas se ha olvidado de la misión que dictó Jesús, que era acercarse a los más débiles con la compasión de Dios. Otros creen que ha habido errores, pero se magnifican en aras de apoyar una nueva religión sustitutoria donde Dios es el estado o el mercado.
Los datos dicen que hay una brecha entre la fe y la juventud occidental que se ha alejado del discurso y formas del Vaticano. El CIS en España asegura que sólo el 37% de los menores de 25 años y el 31% de los menores de 35 se declara católico. En Polonia, otro bastión del catolicismo europeo y patria del venerado Juan Pablo II, una encuesta de 2020 aseguraba que sólo el 9% de los jóvenes tenía una opinión buena de la Iglesia. En Italia, la otra gran pata y la más simbólica del catolicismo occidental, el 80% de los ciudadanos se identifican como católicos, pero sólo el 19% asiste a misa semanalmente.
¿Francisco ha contribuido a mejorar eso? Las encuestas muestran una cierta polaridad. En EEUU, una encuesta de la empresa Gallup en diciembre de 2023 afirmaba que el 77% de los católicos estadounidenses valoraban favorablemente al papa, una cifra que rebajaba en tres puntos la que tenía al inicio de su mandato. Por el contrario, la opinión desfavorable pasó de un 5 a un 17%. Ese es un fenómeno común, Francisco ha mantenido en todas las comunidades católicas una enorme popularidad, superior al 80%, pero decreciente en los años. Tomando de nuevo como ejemplo a EEUU, la popularidad de Bergoglio creció entre los católicos "progresistas" y disminuyó entre los conservadores, según los sondeos.
"Este papa ha hecho tanta política como la han hecho otros, sólo que ha cambiado de lado. No ha alejado a la Iglesia de la política, la ha revestido de otras ideas", afirma Andrea, una joven católica de Boston que amanece el domingo con la noticia de la muerte del líder de su fe.
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África, Asia y Latam: fábrica de fieles y curas
El catolicismo cambia de eje. Su permanencia parece jugarse ahora lejos del centro geográfico de Roma y se va a la periferia, esa periferia que también reivindicaba y era Francisco, un papa argentino. América representa casi el 50% de los católicos del mundo. África está a punto de sobrepasar a Europa como el segundo continente con más fieles.
Ambos continentes, con la ayuda especialmente de Filipinas, son en todo caso la fábrica de curas. Las iglesias, conventos y monasterios católicos empiezan a llenarse de religiosos latinoamericanos, asiáticos y africanos. Los datos del Anuario Pontificio 2025 dicen que en la Iglesia de Francisco creció el número de obispos y ha bajado el de sacerdotes. De los 407.730 curas de 2022 se pasó a los 406.996 de 2023.
Ese descenso tiene un reparto geográfico. Occidente deja de tener vocación, y es ahora en África y en Asia donde se ordenan más curas. Un 2,7% de incremento en el primer continente y un 1,6% en el segundo. Entre las mujeres religiosas hay también un descenso general en el número de monjas. Menos en África, donde ha aumentado el número de religiosas en un 2.2%, en el resto de zonas geográficas hay un descenso significativo.
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¿Qué relación hay entre la vocación sacerdotal y el hambre? Parece evidente que la religiosidad para algunas familias ha sido y es una salida profesional. La Iglesia católica del futuro parece que va a seguir ofreciendo muchas vacantes, pero el desarrollo global pone en riesgo que lleguen a cubrirse.
Uno de esos hombres que ha decidido hacer de su vocación religiosa un oficio es Pablo Cirujeda. Lleva años ejerciendo el sacerdocio en diversas barriadas desestructuradas de Ciudad de México. Antes, aunque llegó allí como médico, ejerció su fe en el norte de Kenia, en el entorno del Lago Turkana. "Ha cambiado algo muy notorio con Francisco, al menos para los que estamos en el día a día de las parroquias. Hay toda una línea, digamos, más humanista, más de acogida, más de comprensión, de acompañamiento…, que era un poco un plan de Iglesia que estaba medio escondido y ahora se ha reconocido desde la jerarquía", señala a El Confidencial.
Pablo es el párroco de una barriada compleja. "Esta semana enterré tres personas. Un suicidio, un asesinato…", dice. Su templo es campo neutral no de la muerte sino de la vida, entendida esta como la búsqueda de un significado. "Yo estoy rodeado de religiosidad. Toda la población, 15.000 personas que hay en mi parroquia, tiene un sentimiento religioso. No sé si son católicos cristianos, porque aunque nominalmente son católicos bautizados el pueblo mexicano es muy sui géneris en su vivencia religiosa. Pero todos ellos tienen una conciencia del fenómeno de la religión en su vida. Hay una gran necesidad de significado espiritual en lo que viven", explica el párroco.
¿Dirías que el proceso era similar en África? "En África rige el animismo como creencia. El catolicismo es verdad que está creciendo mucho, pero no tengo claro que se pongan la camisa católica igual que podrían ponerse otra", replica Cirujeda.
África cuenta en todo caso con una larga estripe de veteranos misioneros que hacen una labor asombrosa. Muchas veces, cuando hay estallidos sociales ellos permanecen y se juegan la vida, en ocasiones la pierden, mientras por protocolo salen del destino muchos integrantes de ONG. Ahí, como me replicó la misionera española Carmen Acín en 2014, en Mozambique, hay una vocación que tiene que ver con el cielo. No es filosofía, es rezo. La española es una religiosa con una vida de décadas de generosidad y entrega que resultaría exagerada si se contara en un film. Hablé con ella varias veces. En una ocasión le hablé de la ética, casi comparándola con la de una ONG, y ella fue tajante: "Yo no hago esto por ética, yo lo hago porque Dios manda querer al prójimo. Yo me casé con Dios y Dios pide el amor y la dignidad por las otras personas".
La iglesia de las donaciones
La "compra de fieles" es un debate importante. Las iglesias de todo el mundo, no sólo la católica, "pescan" fieles con sus donaciones. El sentimiento religioso es en ocasiones un simple plato de sopa, un colegio, un refugio de la tormenta que es para muchos sobrevivir. Un ejemplo de eso ocurre en Asia. El catolicismo, evangelismo y protestantismo se ha abierto en ocasiones camino a través de sus ayudas sociales o de sus buenas escuelas. "Yo mando a mis hijos a una escuela católica", me explicaba Malee, en Bangkok, una madre budista. ¿Y les enseñan el catolicismo? "Son las mejores escuelas de la ciudad. Les enseñan bien", contestaba ella restando importancia al factor religioso. Sus hijos no serán cristianos, su certificado escolar sí.
El catolicismo compite en esa parte del mundo con el budismo, el hinduismo, el islamismo y otros credos menores. El futuro está en Asia, y el catolicismo, salvo el oasis filipino, influencia española, tiene mucho camino ahí por recorrer.
"Viene la Iglesia, construye una escuela, un comedor, y la gente se acerca a esa como a otra iglesia para obtener las ayudas", narraba Bijay Pant, un empresario que miraba con escepticismo el gigante desembarco cristiano en Nepal. Sirva como ejemplo de algo escuchado en otros países de la zona. Los musulmanes sauditas se dejan cientos de millones de dólares en ampliar el islamismo suní, en su rama más ortodoxa, el wahabismo, en Malasia e Indonesia.
El catolicismo llegó más tarde y no se asentó en Asia. Los lusos y españoles fueron expulsados por holandeses e ingleses, más interesados en ganar dinero con el comercio de especias u opio que en convertir fieles, y el cristianismo ha quedado como un credo residual. En India consiguió mínimamente implantarse. El cristianismo llegó con los misioneros portugueses en el siglo XVI y fue entre las castas más desfavorecidas donde triunfó. El hinduismo condenaba a los intocables, la casta más baja, a permanecer en ese escalón social de por vida. Los misioneros católicos desembarcaron y no sólo ofrecieron panes, ofrecieron a un Dios que prometía que el Reino de los Cielos sería de los pobres, y un reino en la Tierra que no les condenaba a serlo. "En India hay mucha gente que va a una Iglesia católica a comer y luego regresa a sus casas y reza a sus dioses", me contaba Misha, un indio musulmán, en Delhi.
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Pero en India hay también una devoción fuerte. Los 23 millones de católicos indios deben sobrevivir a la ola hinduista radical en la que se ha sumergido el país. Los enfrentamientos son constantes entre hindús y cristianos. Recientemente, en el norte de India, los choques acabaron con graves disturbios y muertes. Uno de esos cristianos indios es Eric D’Cunha. Trabajaba en la localidad de Mukki, en un pequeño hotel que tenía forma de iglesia católica. "El catolicismo está perseguido en India por el hinduismo radical", denunciaba cuando lo conocí en 2022.
Hoy se ha mudado a vivir a Mangalore, la ciudad que se define como la Roma de Oriente. "Todos los periódicos aquí han abierto con la noticia del fallecimiento del papa", señala. La muerte de Francisco le ha llenado de tristeza. El argentino llevó la Iglesia al lugar que Eric pensaba que le corresponde. "Los católicos indios tienen una gran opinión del papa Francisco. Para los indios este ha sido un papa del pueblo", dice sobre su figura. ¿Cómo ves el catolicismo en India? "El catolicismo en India es fuerte y está organizado. Hay un intento de la extrema derecha hindú de acabar con él en el norte de India, pero no lo consiguen. En el sur es robusto y hay mucha unión entre los creyentes", manifiesta.
Eric tiene por tanto fe en que su catolicismo seguirá sobreviviendo y fortaleciéndose como la ha hecho desde hace 2000 años. Valerio, por su parte, apuesta por una religiosidad que retorne al origen, retorne al sentimiento y fe personal. "El catolicismo del futuro o será místico o no será ninguno" dijo el teólogo alemán Karl Rahner. Las masas ya no buscan un líder político sino espiritual. El sacerdote está para servir, debe dar sin esperar nada", opina.
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¿Hay riesgo de que el camino que ha tomado la Iglesia de Francisco se revierta sin él? "No, no hay vuelta atrás. Francisco ha sancionado lo que marcaba el Concilio Vaticano II. Llevamos 60 años diciendo eso en la Iglesia, pero él lo ha implementado y ha convertido en el motor de trabajo y de actividad de procesos del estilo de evangelización, señala Pablo. ¿Qué futuro le espera a la Iglesia? "La religión cristiana ha sido y es muy maleable, aunque no lo parezca. A veces se ve muy rígida porque ha pasado por 2000 años de transiciones culturales, sociales y se ha ido reencarnando una y otra vez. A veces con más fortuna, a veces menos, y a veces le ha costado más tiempo volver a actualizarse. Pero el cristianismo creo que será capaz de seguir mudando de piel porque es lo que va haciendo para poder crecer", concluye.
Los números cuentan. Los fieles de una iglesia son su músculo y su debilidad. La fortaleza de tener una amplia tropa de "soldados de dios" frente al riesgo de contar en realidad con una amplia tropa de "mercenarios" de cualquier credo. Según datos del Anuario Pontificio de 2025, en África creció el número de católicos de 2022 a 2023 en nueve millones de personas, un 3,3% de aumento. En Oceanía, el aumento fue del 1,9%. Mientras que en América y Asia el crecimiento fue del 0,9 y el 0,6% respectivamente. En la vieja Europa, cuna de robustas catedrales y viejas guerras santas, el catolicismo, dicen los análisis optimistas de la propia Iglesia, se estanca y alcanzó una subida del 0,2%.