La draconiana 'oferta final' de Trump para Ucrania: el plan que (no) acabará con la guerra
El desdén de EEUU y la 'última oferta' del mandatario estadounidense hacen descarrilar la cumbre de Londres sobre Ucrania
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Los augurios no eran demasiado buenos. Tanto el secretario de Estado, Marco Rubio, como el enviado especial Steve Witkoff, el hombre de confianza de Donald Trump que habla directamente con Rusia, habían anunciado que no asistirían personalmente a Londres para la siguiente ronda de negociaciones sobre Ucrania. Pero el desdén estadounidense hacia este proceso, en el que Washington se ha limitado a presentar una propuesta de paz que exige numerosas concesiones a Kiev y casi ninguna a Moscú y para cuya negociación ni siquiera dejó claro que ni siquiera enviaría a ningún alto representante a la capital británica, ha acabado por hacer descarrilar la cita.
A media mañana del miércoles, cuando la delegación ucraniana y otras ya se encontraban en Londres, el Ministerio de Exteriores de Reino Unido anunciaba que no se celebrará ninguna reunión de ministros de los países implicados para llevar a cabo conversaciones de paz. En lugar de eso, el encuentro se limitaría a una reunión de más bajo nivel en formato cerrado.
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Como señalando su postura ante este fracaso, Rusia ha lanzado esta madrugada un nuevo bombardeo con misiles y drones contra Kiev, en el que al menos 10 personas han muerto después de que varios edificios residenciales resultasen alcanzados. Jarkív y otras localidades también han sido atacadas.
Rubio ya había señalado en días previos que EEUU abandonará sus esfuerzos por poner fin a la guerra de Ucrania si no logra un acuerdo sólido en estas jornadas. "Si no es posible acabar con la guerra en Ucrania, tenemos que seguir adelante", dijo el secretario de Estado estadounidense en una rueda de prensa tras su encuentro con el presidente francés Emmanuel Macron en París. Añadió que la Administración Trump decidiría "en cuestión de días si esto puede lograrse o no en las próximas semanas".
El ‘ultimátum’ de Trump
La respuesta de la Casa Blanca ha sido una propuesta draconiana para la parte ucraniana, descrita por funcionarios estadounidenses como "la oferta final de Trump", parte de cuyo contenido se ha filtrado a la prensa. Medios como Axios reportaron que uno de los principales puntos del plan de Washington pasa por reconocer la presencia rusa en la península de Crimea, anexionada ilegalmente en 2014, de iure, por derecho. Los territorios ocupados en las regiones de Luhansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia se reconocerían de facto como parte de Rusia.
Por otro lado, Ucrania debería comprometerse a no unirse a la OTAN, pero el texto señala que podría formar parte de la Unión Europea. A cambio, obtendría "una sólida garantía de seguridad", aunque el texto no da detalles sobre las operaciones de mantenimiento de paz y no menciona tampoco la participación de Estados Unidos en las mismas.
En la teoría, el texto presentado por Washington asegura que Ucrania volvería a tener control de la región de Járkov que fue ocupada por Rusia, así como la libre circulación por el río Dniéper, que pasa a lo largo de la línea del frente en algunas partes del sur del país. Además, el plan incluye una compensación y asistencia para la reconstrucción del país, pero no se especifica tampoco de dónde vendrá la financiación.
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El acuerdo presentado el jueves pasado en París y divulgado esta semana ha sido interpretado como un "favor" para Rusia. Además del reconocimiento de los territorios ocupados, incluye el levantamiento de las sanciones impuestas a Moscú desde el inicio del conflicto en 2014. Esta condición puede ser un problema para el bloque europeo aliado de Kiev porque la descongelación de los activos requiere el respaldo de todos los Estados miembros. Por ahora, no hay señales de que Bruselas esté dispuesta a ceder en este aspecto.
Todavía hay muchos cabos sueltos en la propuesta estadounidense para la paz en Ucrania, pero el texto promete una mayor cooperación económica entre Rusia y Estados Unidos, especialmente en los sectores energético e industrial. También se hace referencia al acuerdo de minerales entre Washington y Kiev, que Donald Trump espera firmar este jueves.
El pacto preliminar marco que ambas partes debían haber firmado en la visita fallida del presidente Volodímir Zelenski a la Casa Blanca del 28 de febrero preveía la creación de un fondo de inversión conjunto dominado por EEUU en el que se depositaría el 50% de los beneficios que genere la explotación futura de los recursos naturales ucranianos.
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Otros elementos de la 'oferta final' de Trump para Ucrania incluyen la planta nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa y actualmente bajo control de las fuerzas de Moscú. Según el documento, la instalación formaría parte dentro del territorio de Kiev, pero estaría operada por Estados Unidos y suministraría electricidad tanto a Ucrania como a Rusia.
Una filtración calculada
Según el editor de defensa y seguridad del diario británico The Guardian, Dan Sabbagh, estas filtraciones parecen "diseñadas para hacer descarrilar las conversaciones y promover la idea que las discusiones más importantes son las que están teniendo lugar directamente entre Washington y Moscú". De acuerdo con Sabbagh, "las señales del Kremlin están cuidadosamente calibradas y diseñadas casi con certeza para ponérselo difícil al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski".
De hecho, el mandatario ucraniano ha reaccionado con firmeza ante el texto de Washington, especialmente ante la posibilidad de que Crimea sea reconocida como parte de Rusia. "No hay nada de que hablar. Esto viola nuestra Constitución. Es nuestro territorio, el territorio del pueblo de Ucrania", declaró Zelenski el martes por la tarde, tras la filtración de la propuesta estadounidense.
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Horas después de las palabras del mandatario ucraniano, Donald Trump escribió en su red social Truth Social que esta declaración "es muy perjudicial para las negociaciones de paz con Rusia". El presidente estadounidense afirmó que nadie le pide a Zelenski que reconozca Crimea como territorio ruso, "pero si la quiere, ¿por qué no luchó por ella hace once años cuando fue entregada a Rusia sin un solo disparo?".
Trump sostiuvo que la situación en Ucrania es desesperada y que el líder ucraniano puede "lograr la paz" o "luchar durante otros tres años antes de perder todo el país". El republicano aifrma no tener nada que ver con Rusia, peron sí con el deseo de salvar a los soldados rusos y ucranianos que mueren cada semana; según él, "sin motivo alguno". "La declaración de Zelenski hoy no hará más que prolongar el 'campo de la muerte', ¡y nadie quiere eso! Estamos muy cerca de un acuerdo, pero el hombre sin "cartas que jugar" debería, por fin, LOGRARLO", continuó en su publicación. Trump concluyó que espera poder a Kiev y Moscú a salir de este "desastre" que, sostuvo, jamás habría comenzado si fuera presidente, unas afirmaciones que ha hecho en anteriores ocasiones a pesar de no haber propuesto una salida al conflicto que no incluya la cesión de los territorios ocupados por las tropas rusas.
Este jueves, después de un ataque masivo contra Kiev en el que han muerto nueve personas, escribió: "¡Vladímir, PARA!". "No estoy contento con los ataques rusos contra Kiev. No es necesario, y es muy mal momento", afirmó.
Paralelamente, la vicepresidenta ucraniana Yulia Svyrydenko se ha pronunciado en el mismo sentido: "Ucrania está lista para negociar, pero no para rendirse", ha dicho en su cuenta oficial. "Nuestra gente no aceptará un conflicto congelado disfrazado de paz. Nunca reconoceremos la ocupación de Crimea. Y si la pertenencia a la OTAN no se nos otorga, Ucrania requerirá garantías de seguridad vinculantes, lo suficientemente fuertes como para disuadir contra futuras agresiones, y lo suficientemente claras como para asegurar una paz duradera", ha añadido.
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Por su parte, Shahsank Joshi, el editor de defensa de The Economist, apunta que la propuesta estadounidense "dista mucho del peor paquete que Trump podría haber presentado". "Si no incluye garantías de la continuidad de la ayuda estadounidense, el incentivo para que Ucrania la acepte (y ceda Crimea a perpetuidad) sigue siendo limitado", escribió en redes sociales.
El sabotaje de este encuentro en Europa supone el enésimo gesto favorable por parte de la Administración Trump hacia Rusia, que se suma a toda una serie de acciones previas, como el desmantelamiento de un programa dedicado a incautar los activos de oligarcas rusos sometidos a sanciones, la negativa a condenar los recientes bombardeos contra objetivos civiles en las localidades de Sumi y Odesa, o el voto en la Asamblea General de la ONU en contra de una resolución que condenaba la agresión rusa contra Ucrania. Durante la discusión de la medida en esta institución internacional, el embajador estadounidense ante la ONU, Jonathan Shrier, aseguró que la resolución "repite frases sobre la guerra Rusia-Ucrania que Estados Unidos considera que no ayudan a promover la causa de la paz".
Mantener el favor de Rusia
Además, el Gobierno de Trump está dando pasos para cancelar todos los esfuerzos previos, tanto internacionales como domésticos, por documentar y castigar los crímenes de guerra rusos en Ucrania, como la reducción de las actividades del llamado Equipo de Responsabilidad Penal por Crímenes de Guerra dentro del Departamento de Justicia. También, tal y como reportó el pasado martes el diario The Washington Post, ha eliminado un puesto de coordinación de recopilación de inteligencia de todas las instituciones gubernamentales sobre atrocidades rusas en Ucrania. Altos funcionarios estadounidenses han dejado claro que todas estas decisiones tienen como objetivo no contrariar a Rusia, en un intento de mantener las negociaciones de paz en marcha.
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Por su parte, la Federación Rusa está dejando claras sus preferencias para que las negociaciones sigan siendo exclusivamente entre Moscú y Washington. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha dicho este miércoles que "Rusia sigue manteniendo un diálogo sobre un posible acuerdo con EEUU, pero no está en contacto con Europa o Ucrania".
Una posición que supone un rechazo claro de la anterior ronda de conversaciones mantenida en París entre negociadores estadounidenses y europeos (en concreto, británicos, franceses y alemanes), ampliamente percibida como un triunfo de Bruselas, que había conseguido asegurarse una plaza para el bloque —e indirectamente, también para Ucrania— en todo este proceso.
Ahora, Rusia busca de nuevo un enfoque exclusivamente bilateral, en el que las dos superpotencias decidan el destino de Ucrania y se lo impongan al resto de actores. Pero la estrategia no carece de riesgos para Moscú: si EEUU, como ya está señalando, acaba por retirarse de la mesa, el Kremlin tendrá que negociar directamente con Kiev y Bruselas si realmente tiene intención de buscar un acuerdo de paz, incluso si el formato final incluye a otros países no europeos como mediadores. La alternativa, en caso contrario, es la prolongación de la guerra.
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Una hipotética 'espantada' de Estados Unidos de las negociaciones pareció estar más cerca después de las declaraciones del vicepresidente de EEUU, JD Vance, quien dijo que Washington había presentado una propuesta "explícita" a Rusia y Ucrania sobre el camino a seguir para un acuerdo de paz. "Es hora de que digan que sí o que Estados Unidos se retire de este proceso", alertó.
El vicepresidente añadió que para llegar a un acuerdo, "tendrá que haber algunos intercambios territoriales", a pesar del gran sacrificio que supondría para Ucrania después de las intensas batallas por recuperar las zonas ocupadas por Moscú desde 2014 y después de la invasión rusa a gran escala en febrero de 2022.
En caso de que se materializara esa 'salida' —y el posible cese de la ayuda estadounidense a Ucrania— serviría para cumplir otro de los objetivos estratégicos de Rusia: la ampliación de la brecha transatlántica y el consiguiente debilitamiento del bloque occidental. Para Moscú, seguir insistiendo en sus posturas maximalistas ofrece más ventajas que inconvenientes.
Los augurios no eran demasiado buenos. Tanto el secretario de Estado, Marco Rubio, como el enviado especial Steve Witkoff, el hombre de confianza de Donald Trump que habla directamente con Rusia, habían anunciado que no asistirían personalmente a Londres para la siguiente ronda de negociaciones sobre Ucrania. Pero el desdén estadounidense hacia este proceso, en el que Washington se ha limitado a presentar una propuesta de paz que exige numerosas concesiones a Kiev y casi ninguna a Moscú y para cuya negociación ni siquiera dejó claro que ni siquiera enviaría a ningún alto representante a la capital británica, ha acabado por hacer descarrilar la cita.