La entrevista al papa Francisco en la que contó anécdotas de cómo fue por dentro su cónclave de 2013: "La cosa se cocinaba"

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Jorge Mario Bergoglio arrancó su narración en esta entrevista de 2019 reconociendo que no se veía como favorito. “Los periodistas decían que, a lo más, yo era un gran elector, que indicaría uno”, recordó con naturalidad. El ambiente previo a la votación estaba marcado por una gran dispersión: “Hay candidatos fuertes, pero mucha gente no sabe dónde dar el voto. Entonces elige cinco o seis como votos depósito”.

Esa estrategia hizo que, en un inicio, el entonces arzobispo de Buenos Aires recibiera algunos apoyos más por táctica que por convicción. De hecho, reveló que durante el cónclave anterior a ese ya había recibido unos 40 votos. Sin embargo, no fue hasta el miércoles por la tarde, tras tres rondas de votación, cuando notó que “la cosa se cocinaba”.

El momento decisivo y un gesto que marcó su pontificado

Durante la cuarta y quinta votación del 13 de marzo de 2013, Francisco percibió que algo cambiaba: “Ya cuando volvimos a la tarde, se cocina el pastel… en dos votaciones el cabo está todo”. Fue entonces cuando el cardenal brasileño Claudio Hummes, amigo cercano y figura clave en aquel proceso, le susurró: “No te preocupes, así obra el Espíritu Santo”. Después, al confirmarse su elección con los dos tercios necesarios, “me besó y me dijo: ‘No te olvides de los pobres’”. Ese consejo se convirtió en una brújula para su pontificado y en la inspiración directa del nombre que eligió: Francisco.

Pidió, fuera del protocolo, que le acompañaran dos amigos cardenales, lo que marcó el inicio de su relación algo peculiar con las normas del Vaticano

Uno de los aspectos más personales que compartió el papa en su relato fue la serenidad con la que vivió el proceso: “Tenía mucha paz… o diría esta inconsciencia”. Durante las votaciones, rezaba el rosario y sentía “que Dios quería eso”. Esa paz, aseguró, lo ha acompañado desde entonces. Tras aceptar, fue conducido a cambiar su sotana. También pidió, fuera del protocolo, que le acompañaran dos amigos cardenales, lo que marcó el inicio de su relación algo peculiar con las normas del Vaticano: “Ahí empezaron sus problemas con el protocolo”, dijo la entrevistadora con humor.

Improvisación, oración y sorpresa

Francisco confesó que no sabía lo que iba a decir cuando salió al balcón de la Basílica de San Pedro. Mientras se anunciaba su nombre, él estaba rezando en la Capilla Paulina. La improvisación, una constante en su estilo, ya se hizo presente desde ese primer instante como papa. Aquel 13 de marzo, mientras las cámaras y los fieles del mundo esperaban humo blanco, dentro de la Capilla Sixtina se vivía una jornada histórica de votos, discernimiento y emoción. Francisco la recordó con gratitud y una notable claridad emocional: “Pensando adentro… un regalo”.