Vietnam copia con éxito la estrategia de China de crear islas artificiales
Durante una década Pekín ha extendido su territorio naval construyendo en islotes y atolones. Ahora su vecino utiliza las mismas herramientas para contrarrestar su expansión
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Durante años, los vecinos de China y muchos otros países han visto con reticencia cómo esta nación tomaba posesión sobre ciertos islotes (muchos de ellos en disputa), expandía su masa territorial mediante el volcado masivo de arena, y finalmente construía en ellas infraestructuras logísticas y militares. De eso modo, el gigante asiático reclamaba de facto la propiedad de lo que antes apenas eran poco más que un puñado de peñascos deshabitados. Entre 2013 y 2017, China construyó siete islas artificiales en las Islas Spratly, para después concentrarse en la ampliación de las instalaciones sobre su superficie. Y dado que según la legislación internacional a la línea de costa le corresponde un cierto número de millas náuticas, para Pekín es una manera de establecer su control de forma efectiva sobre un amplio territorio naval.
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Pero ahora, China está comprobando que este es un juego al que también pueden jugar otros: desde hace dos años, Vietnam está copiando con éxito esta misma estrategia, ampliando exponencialmente su dominio de ciertas áreas marítimas en las islas Spratly, cuya soberanía se disputa no solo con China sino también con Taiwán y Filipinas. Según un reciente informe de la Iniciativa de Transparencia Marítima de Asia (AMTI), un proyecto del Centro de Estudios sobre Seguridad Internacional (CSIS) de Washington, "Vietnam ha expandido considerablemente sus puestos de avanzada en las islas Spratly en los últimos diez meses, completando un año récord de construcción de islas en 2024 y pasando a dragar en nuevas áreas mientras algunos elementos están cerca de su completa construcción".
Tan solo en este período, Vietnam ha creado alrededor de 259 hectáreas nuevas de tierra mediante este proceso de dragado, lo que se suma a todo lo acumulado desde que Hanoi empezó con este proceso en 2021. En total, el estado vietnamita controla ahora unas 1.343 hectáreas en áreas en disputa en el Mar del Sur de China (al que los vietnamitas, que rechazan esta denominación, se refieren como "mar del Este"). Esto supone un 71% de las 1.881 hectáreas que, en comparación, controla Pekín. "Con el proceso de rellenado de arena a punto de ser completado en diferentes puntos, la siguiente fase de la expansión de Vietnam en las Spratly probablemente incluirá la construcción de instalaciones de mayor calado en las islas", señala el informe de la ATMI.
Protestas de China
Además, según un estudio de la Universidad Oceánica de Guangdong y el Ministerio de Recursos Naturales de China, Vietnam ha dragado un canal de 299 metros en el llamado Arrecife de Barque Canada, uno de los más importantes de las Islas Spratly, lo que permitiría el atraque de grandes embarcaciones, como por ejemplo barcos de guerra. De acuerdo con ese mismo documento, las reclamaciones territoriales vietnamitas en esta zona se han multiplicado por diez desde 2022.
Durante varios años, Pekín se ha mantenido en silencio estas actividades, pero los últimos avances vietnamitas llevaron al Ministerio de Exteriores chino a expresar una protesta formal en febrero de este año, ante lo que considera una actividad "ilegal" en un área que China reclama como suya. "China siempre se opone a que países relevantes lleven a cabo actividades de construcción en islas y arrecifes ocupados ilegalmente", declaró entonces el portavoz de exteriores chino Guo Jaikun, después de que se hiciese público que Vietnam había construido una pista aérea de más de 2.400 metros de longitud en el arrecife de Barque Canada, suficiente como para permitir operar a aviones militares, y que había ampliado el arrecife de Pearson para albergar otra pista. También había desarrollado varias instalaciones portuarias en todo el archipiélago.
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"Los puertos suponen ahora casi la mitad [del territorio creado por Vietnam en las Spratly], una cifra que sugiere que una logística marítima mejorada es un componente central de los objetivos de expansión de Hanoi", dice el informe de la AMTI. "Este significativo incremento en las instalaciones portuarias permitirá al ejército y las fuerzas policiales vietnamitas operar en mayor número y durante mayores períodos de tiempo antes de regresar a la costa, la misma ventaja logística que China ha utilizado para mantener patrullas de varios años de duración en las Spratly", añade.
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Desafío estratégico para Pekín
Vietnam plantea esta expansión en términos defensivos. "Recurriremos a todos los medios posibles para asegurar que podemos defender y salvaguardar nuestros legítimos intereses en el Mar del Este", declaró Le Dinh Tinh, director general de planificación política en el Ministerio de Exteriores vietnamita, al diario Washington Post en agosto de 2024. Según este alto cargo vietnamita, las actividades de su país en las Islas Spratly están "totalmente dentro de sus legítimos derechos".
Por ahora, la respuesta china no ha pasado de una mera y poco firme protesta verbal. Esto contrasta con la dura actitud de enfrentamiento contra la marina de Filipinas por el control de un puñado de arrecifes durante gran parte de 2024, que convirtió esa zona marítima en uno de los mayores focos de tensión de todo el planeta. Algunos expertos se han interrogado sobre los motivos acerca de esa diferencia, y han especulado que podría deberse al hecho de que China y Vietnam mantienen relaciones mucho más cordiales que las que Pekín tiene con Filipinas, al que percibe como aliado y gran apoyo regional de su gran adversario, Estados Unidos. También al hecho de que la experiencia previa muestra que los vietnamitas tienden a plantar cara ante los intentos de coerción chinos, lo cual podría conducir a una escalada que nadie desea.
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De hecho, según Hanoi, las acciones chinas ante la armada filipina habrían sido uno de los catalizadores de la expansión vietnamita, al percibir la agresión de Pekín como un salto cualitativo en sus intentos de dominar toda la región. "Lo que Hanoi le está diciendo a China con esto es: ‘No nos presiones mucho’", dice Huong Le Thu, analista para Asia del International Crisis Group, en el mencionado artículo de The Washington Post.
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Las amistades peligrosas de Hanoi
Una de las principales preocupaciones chinas es la relación amistosa existente entre Hanoi y algunos de los rivales estratégicos de Pekín, y el potencial uso que estos podrían hacer de estas instalaciones, como el nuevo aeródromo en Barque Canada. Vietnam y EEUU restablecieron relaciones diplomáticas en 1995, y en 2023 incluso formaron un acuerdo de asociación estratégica. El comercio bilateral supera los 100.000 millones de dólares anuales, si bien es incierto hasta qué punto los aranceles impuestos por la Administración Trump, que han sacudido la economía vietnamita, podrían haber dañado esta relación.
"Dado el nivel existente de cooperación de seguridad entre EEUU y Vietnam, y entre Vietnam y Japón, este aeropuerto, una vez operativo y potencialmente accesible para las fuerzas estadounidenses y japonesas, podría contrarrestar las ventajas estratégicas y capacidades de largo alcance que Pekín obtuvo en el Mar del Sur de China entre 2013 y 2015" con su propia construcción de islas, aseguró el experto chino Wu Shicun, fundador del Instituto Nacional de Estudios del Mar del Sur de China, al diario South China Morning Post a mediados del pasado diciembre. "Si estos elementos se desarrollan bien, podrían […] incrementar la complejidad de la disputa marítima China-Vietnam", afirma por su parte Hu bo, director de un proyecto llamado la Iniciativa para Investigar la Situación Estratégica del Mar del Sur de China (SCSPI), en declaraciones al mismo diario.
Mientras tanto, las protestas chinas están cayendo en saco roto. Las reclamaciones de Pekín sobre estos accidentes geográficos son tomadas con escepticismo por otros países de la región, que recuerdan que en 2016 el Tribunal Internacional de Arbitraje de La Haya negó la soberanía china sobre las Spratly y falló a favor de Filipinas, a pesar de lo cual el régimen chino decidió, sin embargo, ignorar dicha decisión. La acumulación de este tipo de acciones previas por parte de China en la zona han desembocado en esta situación, donde algunos de sus vecinos parecen pensar que la mejor forma de contrarrestar las ambiciones chinas es utilizar sus mismas herramientas.
Durante años, los vecinos de China y muchos otros países han visto con reticencia cómo esta nación tomaba posesión sobre ciertos islotes (muchos de ellos en disputa), expandía su masa territorial mediante el volcado masivo de arena, y finalmente construía en ellas infraestructuras logísticas y militares. De eso modo, el gigante asiático reclamaba de facto la propiedad de lo que antes apenas eran poco más que un puñado de peñascos deshabitados. Entre 2013 y 2017, China construyó siete islas artificiales en las Islas Spratly, para después concentrarse en la ampliación de las instalaciones sobre su superficie. Y dado que según la legislación internacional a la línea de costa le corresponde un cierto número de millas náuticas, para Pekín es una manera de establecer su control de forma efectiva sobre un amplio territorio naval.