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Cómo los europeos pueden influir entre EEUU y Rusia sobre Ucrania
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Guiando o entorpeciendo

Cómo los europeos pueden influir entre EEUU y Rusia sobre Ucrania

Los responsables políticos europeos tienen poca influencia directa sobre Moscú y Washington. Sin embargo, pueden usar ciertas herramientas como palanca para influir en las conversaciones sobre el futuro de Ucrania

Foto: Foto de archivo de la Cumbre de líderes europeos en Londres. (REUTERS)
Foto de archivo de la Cumbre de líderes europeos en Londres. (REUTERS)

Las recientes conversaciones entre Estados Unidos y Rusia preocupan a los europeos. Si bien existe la posibilidad de que las conversaciones lleven a un estado de calma la guerra de Rusia en Ucrania, la postura del presidente Donald Trump hace que no queden claras las razones de Estados Unidos para una intervención decisiva en el resultado del conflicto.

Ahora los europeos temen que las conversaciones produzcan resultados indeseados: un acuerdo bajo los términos de Rusia dejaría a Ucrania inestable, desprotegida e incapaz de defenderse. Por ello, Europa podría verse tentada a entorpecer un diálogo en el que no puede participar para asegurarse de que este no sea el desenlace, ni para Ucrania, ni para sí misma.

De hecho, existe el peligro de que, en cuanto Europa exprese (y actúe en función de) sus propias prioridades, tanto Rusia como Estados Unidos vean a los europeos como saboteadores de los pocos avances que creen haber conseguido. En lugar de eso, Europa debería usar todo el poder de negociación que tenga para asegurarse de que las conversaciones conduzcan al resultado deseado: preservar un Estado soberano y viable en Ucrania, que sea plenamente capaz de protegerse.

Foto: Mykhailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano. (Fermín Torrano)

Ninguna invitación para Europa

Un comunicado conjunto publicado tras la reunión entre funcionarios estadounidenses y ucranianos en Yida menciona la insistencia de Ucrania en involucrar a los europeos en el "proceso de paz". Sin embargo, es evidente que la parte estadounidense respondió a esta demanda con (en el mejor de los casos) indiferencia. A pesar de los esfuerzos de los líderes europeos por dialogar con Trump sobre su enfoque en las conversaciones con Ucrania y Rusia, la administración estadounidense no ha mostrado interés en lo que los europeos podrían aportar.

Las declaraciones rusas insistieron en el carácter bilateral de las primeras reuniones con Estados Unidos, presentando a Ucrania como solo uno de los muchos temas tratados durante la última llamada entre Trump y Vladímir Putin. Pero Putin se ha mostrado —aunque superficialmente— más abierto a reconocer que los europeos podrían desempeñar un papel en una fase posterior de las negociaciones. Por ejemplo, Rusia condicionó la entrada en vigor de un alto el fuego propuesto por EEUU en el mar Negro al levantamiento de todas las sanciones que afectan a sus exportaciones de productos agrícolas, algo que requiere la aprobación de la UE. Así, aunque los europeos estén fuera de las negociaciones actuales sobre el alto el fuego, aún disponen de varios instrumentos para influir en el resultado.

Sanciones y seguridad

Además de las sanciones contra Rusia, Europa puede usar su apoyo militar y financiero continuo a Ucrania como palanca en las negociaciones. En cada fase, Europa debe asegurarse de que Ucrania conserve la capacidad de rechazar las exigencias rusas y la certeza de que puede contar con el respaldo europeo.

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin, durante su reunión con el líder bielorruso, Alexander Lukashenko. (EFE/Maxim Shemetov)

El compromiso de los europeos con las futuras garantías de seguridad para Ucrania, la contribución financiera a su reconstrucción y su integración en la UE equivale a que Europa intervenga en el resultado de las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia. Los compromisos de Europa con Ucrania podrían impulsar al gobierno y a la opinión pública ucranianos a aceptar un acuerdo; si Kiev tiene la certeza de que Ucrania tiene un futuro seguro dentro de la UE, los ucranianos estarán más dispuestos a aceptar futuras concesiones difíciles.

Ahora es imprescindible que los europeos, en estrecha coordinación con Ucrania, definan el tipo de garantías que están dispuestos a proporcionar y aclaren las condiciones bajo las cuales podrían ofrecerlas. Luego, deben dejar claro a Estados Unidos que estas condiciones no solo son necesarias para que los ucranianos y otros europeos acepten cualquier acuerdo, sino también para que dicho acuerdo dure más de un par de años.

Foto: Foto de archivo de un encuentro entre Vladímir Putin y Donald Trump en 2019 (Reuters/Kevin Lamarque)

Naturalmente, este escenario requiere que la administración Trump busque una solución sostenible a la guerra, en la que EEUU integre la responsabilidad europea de garantizar un futuro seguro para Ucrania. Pero tras la primera ronda de conversaciones entre EEUU y Rusia, así como por filtraciones de conversaciones entre altos funcionarios de la administración Trump, los europeos dudan de las verdaderas intenciones de EEUU respecto a Ucrania y de su percepción sobre los socios europeos.

Si Trump opta por una nueva fase de acercamiento con Rusia, podría priorizar un acuerdo rápido antes que uno sostenible. Esto implicaría presionar a Ucrania para aceptar las condiciones rusas, ignorar cualquier exigencia de garantías de seguridad y, potencialmente, presionar a la UE para levantar las sanciones. Eso dejaría a Ucrania dividida y a Europa enfrentándose a un país inestable, inseguro y exhausto, cuya debilidad podría suponer nuevos desafíos para su propia seguridad.

Un futuro incierto

Si los ucranianos se ven forzados a aceptar un mal acuerdo, sin ninguna garantía para su seguridad futura, muchos cuestionarían la legitimidad del liderazgo político del país. Otros podrían optar por marcharse del país. Esto provocaría inestabilidad política en Ucrania y una nueva oleada migratoria, drenando a las partes más jóvenes y activas de su población y dejándola menos capaz de reconstruir su infraestructura o defenderse en el futuro. Para la UE, este escenario crearía un vacío justo en su frontera y abriría nuevas oportunidades para que Rusia vuelva a atacar Ucrania una vez que reconstruya sus fuerzas.

Foto: Policías de frontera patrullan en el puesto fronterizo de Vartius, Finlandia, en su frontera con Rusia (EFE)
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Los europeos, alarmados ante esta posibilidad, podrían verse tentados a desear el fracaso de las conversaciones entre Rusia y EEUU, con tal de mantener el statu quo. Esto les daría tiempo para reforzar sus propias capacidades de defensa, aunque fuera a costa del futuro de Ucrania.

Pero ganar tiempo no es una buena estrategia. Primero, el precio se pagará con vidas ucranianas, lo que hace moralmente difícil sabotear cualquier proceso que conduzca a un alto el fuego, incluso si las posibilidades de éxito son escasas. Segundo, muchos países fuera de Europa creen que Trump tiene más probabilidades que su predecesor de lograr la paz en Ucrania; les costaría entender por qué los europeos boicotearían deliberadamente las conversaciones sin ofrecer una vía alternativa.

Esto reforzaría la narrativa rusa de que Europa es belicista y dañaría la capacidad de Europa para desenvolverse en un nuevo entorno internacional en el que ya enfrenta aislamiento. También agravaría las divisiones internas entre las sociedades y gobiernos europeos, que tienen ideas distintas sobre cómo acabar con la guerra.

Que los europeos arruinen las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia para ganar tiempo solo tiene sentido si su intervención puede lograr un resultado más favorable. En la situación actual del conflicto, Ucrania mantiene la posición y los limitados avances de Rusia han tenido un coste enorme, pero sería ingenuo esperar que el ejército ruso se derrumbe hasta el punto de rendirse. Tampoco es prudente que los europeos esperen un cambio político radical en Moscú, ni que la administración Trump actúe únicamente en beneficio de Ucrania.

Foto: Soldados rusos en el frente de Kursk, en octubre de 2024. (EFE)

Los europeos deberían, en cambio, concordar en que su objetivo es preservar una Ucrania soberana y viable. Deberían esforzarse por mantener la capacidad de defensa del país y utilizar los diversos instrumentos a su disposición —sanciones, garantías de seguridad, reconstrucción e integración en la UE— para influir en las negociaciones. Deberían garantizar que Ucrania siempre tenga varias opciones entre las que elegir, en lugar de verse obligada a aceptar las condiciones de Rusia, y que las opciones de Rusia sean limitadas. Los europeos deberían estar dispuestos a arruinar la conversación para encaminarla en la dirección deseada.

Las recientes conversaciones entre Estados Unidos y Rusia preocupan a los europeos. Si bien existe la posibilidad de que las conversaciones lleven a un estado de calma la guerra de Rusia en Ucrania, la postura del presidente Donald Trump hace que no queden claras las razones de Estados Unidos para una intervención decisiva en el resultado del conflicto.

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