"Vosotros sois las primeras víctimas": Canadá pasa a la ofensiva con una campaña en EEUU y boicot
Un total de doce estados republicanos como Florida, Georgia, Nevada, New Hampshire, Michigan y Ohio, entre otros, verán aparecer esta semana vallas publicitarias con el mensaje: "Los aranceles son un impuesto para los trabajadores estadounidenses"
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fbcb%2F750%2F1d7%2Fbcb7501d70be7458bc3d652c8e111c15.jpg)
- Donald Trump: lista completa de los aranceles de Estados Unidos a Europa, España y todos los países
- Un antiguo asesor de Putin da la clave: qué busca Trump con los aranceles
- Trump anuncia aranceles ajustados a cada país y tasas del 20% a productos importados de la UE
"Los aranceles son IMPUESTOS en tu factura de la compra", dice uno de los carteles que han aparecido esta última semana en las marquesinas de Washington DC. Cientos más han sido desplegados ya también en doce estados que votaron republicano de EEUU, como Florida, Georgia, Nevada, New Hampshire o Michigan, ante la estupefacción de los viandantes. Uno de los objetivos declarados del presidente estadounidense Donald Trump, tanto en la guerra arancelaria como en sus pretensiones de control imperialista, Canadá ha pasado a la acción. Esta campaña publicitaria, organizada por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá y con los trabajadores estadounidenses como blanco central, es sólo el último ejemplo.
Canadá "debe enviar un mensaje al pueblo estadounidense para que comprenda lo que está en juego", aseguró el Ministerio canadiense, dirigido por la joven política liberal Mélanie Joly, quien se refirió a los ciudadanos estadounidenses como "las primeras víctimas" de la guerra arancelaria desatada por Donald Trump. "Por favor, hablen con sus senadores, hablen con sus representantes en la Cámara", insiste Canadá, interpelando directamente, en las calles mientras toman el autobús o caminan hacia el trabajo, a sus vecinos del sur.
Para un país que vende su simpatía y estilo sosegado como su carta de presentación en el plano internacional, se trata de una campaña poco ortodoxa, pero tampoco han sido ortodoxos los ataques de Trump a su vecino desde su regreso a la Casa Blanca, y los aranceles son solo la punta del iceberg. En su discurso del Día de la Liberación, en el que el presidente estadounidense anunció una larguísima lista de aranceles ajustados países por país, Canadá no estaba en la lista (aunque sí fue mencionada en numerosísimas ocasiones durante la larga diatriba).
Según explicó la Casa Blanca más tarde, los aranceles sobre Canadá se mantienen sin cambios a los ya anunciados con anterioridad: un 25% general sobre todos los productos, excepto los incluidos en el actual Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), energía un 10%, y 25% sobre el acero y aluminio. También ayer se confirmó el arancel del 25% a todos los vehículos fabricados en el extranjero. Insistieron en vincular los aranceles al "flujo del fentalino e inmigrantes" desde Canadá, pese a que quienes vienen a través de la larguísima frontera (8.891 kilómetros) entre ambos países solo representan un 1,5% de los detenidos por entrar ilegalmente en EEUU y apenas se requisaron 20 kilos de fentanilo en 2024.
Whoa.
— José Díaz Briseño (@diazbriseno) March 26, 2025
The Govt of Canada fighting the trade war at bus stops in Washington, DC.
@ 21st & F St NW👇 pic.twitter.com/LeCv6XuUIq
El primer ministro canadiense, Mark Carney, en plena campaña electoral, prometió que Canadá pronto tomará represalias "con determinación y fuerza".
"[La campaña publicitaria de Canadá en EEUU] es una táctica muy particular, se sale totalmente de lo común" como parte de la respuesta canadiense a Donald Trump, asegura Catherine Ouellet, profesora adjunta del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Montreal. Pero las aspiraciones imperialistas declaradas de "hacer Canadá el estado número 51 de EEUU" representan también "la primera vez en la historia que la soberanía canadiense se ve amenazada" y la mayor crisis diplomática de su historia con quien hasta hace unos meses era su mejor aliado en el tablero internacional y su mayor socio comercial, continúa la académica, en entrevista con El Confidencial.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fad3%2F159%2Fbc7%2Fad3159bc77584f3cac0b8297fc0ccde7.jpg)
Una de las consecuencias inesperadas de la ofensiva Trump ha sido el despertar de un fuerte sentimiento de orgullo patrio — prácticamente inexistente hasta ahora por la especial configuración canadiense como estado, con sus particularidades anglo-francófonas —. La batalla diplomática marcada por las amenazas, los decretos inesperados, los cambios de postura repentinos... La sociedad canadiense asiste incrédula al desarrollo de los acontecimientos, que podría tener consecuencias especialmente graves en la economía del país, y la ciudadanía lo sabe.
Con una inflación desbocada desde la crisis del coronavirus y unos índices de productividad en bajos históricos, los vecinos del norte no están exactamente en su mejor posición para encajar el golpe orquestado por los republicanos. Según el Gobierno de Canadá, más de la mitad de ciudadanos tiene preocupaciones financieras y uno de cada tres dificultades para llegar a fin de mes. Los precios de los alimentos, la vivienda y la energía han aumentado significativamente desde 2020.
"Atravesamos un momento de gran incertidumbre, las imposiciones arancelarias añaden un nivel más de precariedad a la ciudadanía canadiense que ya estaba inmersa en una crisis de acceso a la vivienda, de inflación y de aumento del coste de vida", explica Ouellet. Industrias clave afectadas por los aranceles de Trump, como la del aluminio o la del automóvil, entre otras, generan casi medio millón de empleos en Canadá, directa e indirectamente. "Las exportaciones canadienses a Estados Unidos representan aproximadamente un 77% del total; se trata de dos economías hiperdependientes", añade Ouellet.
Una encuesta publicada por la empresa de sondeos Leger afirmaba que alrededor de un 40% de los canadienses estaba preocupado de perder su empleo como consecuencia de la guerra comercial con los Estados Unidos.
Así, el pueblo canadiense ha encajado el golpe como si de un ataque personal se tratase, una traición inesperada por parte de su aliado históricamente más fiel. Y ha pasado al boicot.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc56%2F63f%2F3bc%2Fc5663f3bce047ea876fc0e040c6438b8.jpg)
Según una encuesta llevada a cabo por el Angus Reid Institute a inicios del pasado mes de febrero, el sentimiento de orgullo nacional ha aumentado significativamente desde la toma de posesión de Trump. Incluso en la provincia de Québec, — conocida por sus inclinaciones soberanistas —, el sentimiento de pertenencia a Canadá se ha disparado. Antes de la guerra arancelaria, apenas un 40% de los quebequenses afirmaban sentirse orgullosos de ser canadienses. Tras la ofensiva comercial, el patriotismo ha saltado a casi un 60%, lo que supone casi un 20% de incremento en cuestión de días.
El país se sorprende ante el evento más unificador al que ha asistido desde la Segunda Guerra Mundial; la amenaza del enemigo común podría contribuir más a la cohesión del país que todos los intentos federales de las últimas décadas. Las ventas de productos canadienses se han disparado y los minoristas aprovechan el filón.
Boicot a EEUU
El boicot activo a las importaciones estadounidenses se ha convertido en la carta del pueblo canadiense para protestar contra los aranceles. En Ontario, el primer ministro provincial, Doug Ford, ha ordenado retirar todas las bebidas alcohólicas de origen estadounidense de los estantes de la LCBO, la empresa pública encargada de la venta minorista de alcohol en Ontario. En su página web aparece un llamativo mensaje en letras rojas: "Los productos estadounidenses ya no están disponibles en respuesta a los aranceles de EEUU aplicados a los productos canadienses".
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F752%2F3b9%2Fefa%2F7523b9efa0174a5aadc7c159d5676969.jpg)
Poco a poco, los comercios se llenan de etiquetas distintivas para que el consumidor pueda identificar rápidamente los productos canadienses a su disposición. Pegatinas y carteles dirigen hacia los productos ¨orgullosamente canadienses¨, que se convierten en la estrella principal de las estanterías de supermercados y demás comercios por todo el país.
Más allá del boicot, muchos canadienses dejarán de consumir productos estadounidenses debido al incremento de precios ocasionado por los aranceles impuestos por el gobierno liberal en respuesta a los aranceles estadounidenses. El gobierno canadiense decidió implementar una tarifa del 25% en ciertos productos procedentes del sur desde el pasado 4 de febrero y sus efectos ya se han notado.
"Es cierto que, con la identificación mejorada de los productos de Quebec y Canadá [...], los clientes pueden orientarse más fácilmente y hacer sus elecciones en función de sus valores, su presupuesto y sus preferencias", afirmaba hace unos días Geneviève Grégoire, responsable de comunicación de Metro, la mayor cadena de supermercados quebequense.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F8aa%2F82a%2Fb3f%2F8aa82ab3fc8826c100a26e5e5d032881.jpg)
Pero el boicot a los Estados Unidos va más allá del apoyo a la economía canadiense. Hasta hace unas semanas, EEUU era el principal destino turístico de los canadienses, con 20,4 millones de visitantes anuales, según la U.S. Travel Association.
Sin embargo, las reservas han caído más de un 70% para los próximos meses. Las cifras han alcanzado mínimos históricos. Una caída de solo un 10% en el turismo canadiense hacia EEUU podría provocar 2.100 millones de dólares en pérdidas económicas y destruir hasta 14.000 empleos.
Parece ser que los canadienses tienen claro que "la mejor forma de responder es perjudicando la economía estadounidense como consumidores, dejando de comprar sus productos y cambiando sus planes de viaje", insiste Ouellet. "Incluso hay quienes han decidido vender su segunda residencia en EEUU y regresar a Canadá tras los anuncios de Trump", añade.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F8d3%2F457%2F8eb%2F8d34578ebb99a270c0ab592a1e35425d.jpg)
Sin embargo, nadie tiene la última palabra en esta batalla diplomática. Las negociaciones continúan y el desenlace sigue siendo incierto. Muchos tratan de encontrar una explicación lógica a lo que, a todas luces, parece ser un tiro en el pie por parte de la administración Trump. ¿Buscan realmente enemistarse con Canadá o todo responde a una estrategia bien meditada?
Doblegar al país vecino para imponer la agenda estadounidense podría ser la razón latente detrás de semejante crisis. Los republicanos saben que Canadá atraviesa un momento difícil y, además, carece de los recursos para explotar el Ártico —tan codiciado por Washington—, lo que lo hace depender de Estados Unidos como socio clave para avanzar en ese cometido. Pero EEUU también tiene mucho en juego en esta pugna, ya que dependen en gran medida de los recursos energéticos provenientes de la provincia canadiense de Alberta, notablemente petróleo y gas licuado, así como del consumo canadiense.
“Trump ha llegado a mencionar indirectamente la anexión económica”, afirma Ouellet. “Es imposible prever dónde estaremos en seis meses; todo avanza con tal rapidez y es tan incierto que ni siquiera podemos anticipar qué pasará en unas semanas”, concluye.
- Donald Trump: lista completa de los aranceles de Estados Unidos a Europa, España y todos los países
- Un antiguo asesor de Putin da la clave: qué busca Trump con los aranceles
- Trump anuncia aranceles ajustados a cada país y tasas del 20% a productos importados de la UE
"Los aranceles son IMPUESTOS en tu factura de la compra", dice uno de los carteles que han aparecido esta última semana en las marquesinas de Washington DC. Cientos más han sido desplegados ya también en doce estados que votaron republicano de EEUU, como Florida, Georgia, Nevada, New Hampshire o Michigan, ante la estupefacción de los viandantes. Uno de los objetivos declarados del presidente estadounidense Donald Trump, tanto en la guerra arancelaria como en sus pretensiones de control imperialista, Canadá ha pasado a la acción. Esta campaña publicitaria, organizada por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá y con los trabajadores estadounidenses como blanco central, es sólo el último ejemplo.