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La candidata liberal gana la elección judicial de Wisconsin, pese al millonario apoyo de Musk
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"El destino de la civilización"

La candidata liberal gana la elección judicial de Wisconsin, pese al millonario apoyo de Musk

Elon Musk había defendido que la elección, que decidía uno de los siete puestos de la Corte Suprema estatal, podía decidir "el destino de la humanidad"

Foto: Elon Musk, en un acto de campaña en Wisconsin (Reuters/Vincent Alban)
Elon Musk, en un acto de campaña en Wisconsin (Reuters/Vincent Alban)

Para Elon Musk, en la elección judicial de Wisconsin se jugaba el "destino de la humanidad". Y, la noche del martes al miércoles, la perdió. La candidata progresista, Susan Crawford, se hizo con el asiento en juego de la Corte Suprema estatal de Wisconsin, pese el millonario apoyo de Musk al candidato conservador, Brad Schimel, o la lealtad declarada de éste hacia Donald Trump. Con todos estos ingredientes, resultaba inevitable que la contienda se convirtiera en una suerte de referéndum sobre las medidas de Musk y su campaña de recortes en el Gobierno Federal.

Con una participación histórica para unos comicios que no implican directamente al Congreso o Senado estadounidense, Crawford surfeó con generoso margen en los resultados los 25 millones que Musk había inyectado a la campaña del candidato conservador. “Hoy, los habitantes de Wisconsin repelieron un ataque sin precedentes contra nuestra democracia, nuestras elecciones justas y nuestra Corte Suprema”, declaró Crawford, en su discurso de victoria el martes por la noche. "Wisconsin se puso de pie y dijo con fuerza que la justicia no tiene precio. Nuestros tribunales no están a la venta", arengó.

El dinero de Musk (o su increíble maquinaria de opinión pública en X) puede haberlo convertido en el más amado por los republicanos, pero no ha logrado dar la vuelta a un asiento de la Corte Suprema de este estado del cinturón del hierro. Al final, Musk es más "villano" de lo que Trump es un héroe.

El 'cheque' del apoyo del dueño de Tesla y X iba más allá de las simples donaciones, sino que se había implicado personalmente: el pasado domingo, durante un mitin con más de 2.000 asistentes en Green Bay, Musk sorteó dos cheques de un millón de dólares entre los asistentes. Antes, había ofrecido 100 dólares a cada habitante que firmara una petición en contra de los "jueces activistas" o 50 dólares si publicaban una foto de sí mismos en el momento de la votación. Insistió también en que el futuro de Estados Unidos "y de la civilización" dependía de esta elección en Wisconsin, aparentemente mucho más discreta que la que elige presidente cada cuatro años, y en la que Wisconsin atrae su buena dosis de protagonismo al tratarse de un "estado bisagra" que saltan de demócrata a republicano, y viceversa.

“Siento que esto es una de esas cosas que puede que no parezca que vaya a afectar todo el destino de la humanidad, pero creo que sí lo hará”, adelantó. Lo que se decidía, en última estancia, era si los conservadores lograban arrebatar la mayoría a los progresistas, que actualmente controlan la Corte Suprema estatal por un estrecho 4 a 3. Una misión que obsesiona a Musk y a gran parte del Partido Republicano porque, con una mayoría en el tribunal, podrían revertir una sentencia clave dictada en 2023 que ordenó redibujar el mapa electoral del estado, al considerar que la organización de los distritos favorecía de forma inconstitucional al Partido Republicano.

Foto: Foto de archivo de Elon Musk. (Reuters/Allison Robbert)

En un país donde un puñado de circunscripciones pueden decidir el control legislativo, una distribución de votantes más o menos favorable en Wisconsin adquiere una dimensión nacional. Como explicó sin rodeos el propio Musk durante su mitin: “Quien controla la Cámara, en gran medida, controla el país y a su vez dirige el curso de la civilización occidental”. También están en juego cuestiones como la legislación estatal sobre el aborto o derechos laborales.

Más allá del alcance trascendental casi apocalíptico que le atribuye el multimillonario, lo que realmente ha convertido esta elección en el centro de atención nacional es que funciona como el primer referéndum a la nueva administración de Donald Trump. Su segundo mandato ha arrancado con una oleada de medidas que han sacudido al país: despidos masivos en el funcionariado federal, recortes sin precedentes en la mayoría de programas sociales y educativos y una cruzada contra la inmigración que ha llevado a la deportación de personas que llevaban décadas en el país. Varias de esas decisiones —y el contorsionismo legal utilizado para justificarlas— terminarán siendo examinadas por los tribunales. Entre ellos, el de Wisconsin.

¿Kriptonita electoral?

De ahí el interés de Musk por la elección de este martes, no solo como empresario —Tesla mantiene una demanda abierta contra el estado de Wisconsin—, sino también como rostro visible del llamado Department of Government Efficiency (DOGE), la agencia creada por Trump para “depurar” la administración pública. Una misión a la que el magnate de origen sudafricano se ha entregado con entusiasmo, pero que empieza a inquietar al Partido Republicano, donde algunos temen que tantos recortes y despidos acaben siendo kriptonita electoral.

No ha sido tan así. En Florida, donde el martes se celebraban elecciones especiales al Congreso, los dos republicanos respaldados por Trump ganaron sus respectivos escaños, apuntalando la magra minoría del partido en la Cámara de Representantes. Si los demócratas se hubieran hecho con sendas victorias, rozarían con los dedos el ansiado sueño de dar la vuelta a la mayoría en la Cámara Baja y bloquear en el legislativo la agenda del presidente Trump. Ahora, se ha hecho un poco más cuesta arriba.

En cualquier caso, se esperaba que los escaños permanecieran republicanos: Trump ganó en ambos distritos por un margen de dos dígitos en noviembre. La victoria de los dos candidatos republicanos ha sido amplia, aunque se ha recortado a la mitad. Según las proyecciones de AP, el republicano Randy Fine superó a su rival demócrata en unos 14 puntos, pero menos de la mitad de la ventaja de los republicanos en noviembre, que superaron los 30-35. Los demócratas se han agarrado a ese clavo, calificando los resultados de sus candidatos como "una victoria increíble" y una "señal de advertencia" para Donald Trump.

Para Elon Musk, en la elección judicial de Wisconsin se jugaba el "destino de la humanidad". Y, la noche del martes al miércoles, la perdió. La candidata progresista, Susan Crawford, se hizo con el asiento en juego de la Corte Suprema estatal de Wisconsin, pese el millonario apoyo de Musk al candidato conservador, Brad Schimel, o la lealtad declarada de éste hacia Donald Trump. Con todos estos ingredientes, resultaba inevitable que la contienda se convirtiera en una suerte de referéndum sobre las medidas de Musk y su campaña de recortes en el Gobierno Federal.

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