Los gazatíes que protestan contra Hamás en Gaza: "Creen que soy un traidor por querer la paz con Israel"
Hablamos con algunos de los manifestantes que culpan a Hamás de la guerra y relatan un 'reino del terror' en los últimos diez años con torturas en las cárceles a las que apenas hay visibilidad en el panorama internacional
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El 23 de diciembre del año 2017 quedó marcado en la memoria de Ghassan Jawad. Era un día de 'clásico' en la Franja de Gaza. "Para nosotros el fútbol es un momento de desconexión. Con el fútbol nos olvidamos de todos los problemas que vivimos", recuerda en conversaciones por teléfono con El Confidencial. "Es una tradición. Antes de la guerra nos reuníamos a ver los partidos. Incluso ahora la gente dentro de la Franja los sigue como puede. Los de la liga española son los que más seguimos. Sobre todo los días de 'clásico'. Te sorprendería, pero seguimos más el futbol español que los discursos de Hamás".
En ese día invernal, Jawad se encontraba en una cafetería siguiendo con decenas de aficionados el partido a través de una gran pantalla. Un gol de Aleix Vidal en el minuto 93 remató la victoria del equipo azulgrana, sentenciando al equipo blanco con un resultado de 0-3. El pitido final del árbitro desató la locura en las calles gazatíes. "La gente comenzó a celebrar la victoria y a corear a su equipo", pero, "de repente, las fuerzas de Hamás irrumpieron entre la multitud, apagaron todas las televisiones que estaban retransmitiendo el partido, robaron las banderas de los fans y las quemaron", afirma Jawad. "Algunos intentaban defenderse, pero Hamás los golpeó y se llevó a algunos a las cárceles para castigarlos".
Tras esta situación, este gazatí declara que "Hamás impidió que hubiera cualquier aglomeración para ver los partidos durante un tiempo. Decían que era Haram. Es solo un ejemplo muy básico de cómo el grupo islamista nos ha impedido vivir. Son gente maligna y dañina. No creen ni en la paz ni en el civismo".
Aunque este episodio ocurrió hace ocho años, Jawad sostiene que la represión de Hamás se ha mantenido a lo largo de la última década. Ahora, con la reanudación de la guerra en Gaza, el descontento de los gazatíes hacia el grupo islamista ha crecido hasta el punto de manifestarse abiertamente en su contra. El pasado 26 de marzo —una semana después de la vuelta a la guerra—, cientos de manifestantes salieron de forma esporádica a las calles de la Franja para exigir la salida de Hamás del Gobierno. Coreando consignas como "fuera Hamás" y "terroristas", la población expresó su rechazo al grupo. "Queremos vivir una vida normal", gritaba uno de los manifestantes. Sin embargo, estas protestas no son nuevas en la Franja, pese al riesgo que implica participar en ellas.
Three messages from the Gazans to the world, and why the people will win this time:
— Dalia Ziada - داليا زيادة (@daliaziada) March 25, 2025
1. "Hamas are terrorists."
2. "We want peace."
3. "We want to live a normal life."
It is not the first time the people of #Gaza protested against Hamas rule. Similar protests have happened many… pic.twitter.com/HlngJLVTuM
"Antes de que Hamás controlara Gaza se nos permitía viajar a todas las partes de Palestina y el Ejército israelí trataba a nuestra gente mucho mejor que Hamás. Todo el pueblo de Gaza reza y pide a Dios que acabe con las autoridades de Hamás. Los gazatíes no somos Hamás. Ellos [los islamistas] solo sirven a los intereses de Irán y buscan aplicar sus políticas en toda la región de Oriente Medio", sentencia.
Desde el pasado martes, los habitantes de Gaza han salido a las calles durante tres días consecutivos para protestar abiertamente contra el grupo. Hamás ha minimizado la relevancia de estas manifestaciones, asegurando que "no reflejan la posición nacional general". En esa misma línea, la Oficina de Medios del Gobierno del grupo islamista afirmó en un comunicado que las protestas son, en realidad, "el resultado de la presión sin precedentes que sufre nuestro pueblo y de los continuos intentos de la ocupación por fomentar conflictos internos y desviar la atención de sus crímenes constantes".
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Pero, desde las calles de Gaza, parte de su población asegura que los palestinos no quieren a Hamás y lo consideran gran parte del problema del sufrimiento de los gazatíes. "Somos víctimas tanto de Hamás como de Israel, lo hemos perdido todo, nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro a causa de esta guerra", relata Haidir (nombre ficticio para preservar su identidad), médico de profesión, en una entrevista para el Confidencial. "Decir mi nombre aquí y posicionarme en contra de Hamás puede ponerme en serio peligro. En Gaza no existe ningún tipo de libertad de expresión".
"Al principio, cuando ganaron las elecciones, trataron a la sociedad gazatí normal sin problemas", relata. "Después de varios años la gente quería un cambio político, pero los miembros de Hamás se negaron y reprimieron cualquier tipo de disidencia. No quieren que ningún nuevo partido político gobierne Gaza. Son días muy difíciles porque Israel está ejecutando un genocidio contra nosotros como resultado de los ataques del 7 de octubre. Israel estableció la condición de que Hamás debe irse y que otro partido político venga a controlar y gobernar gaza. Eso es lo que buscamos ahora".
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"No podemos más. Salimos a las calles para exigir que Hamás se vaya y para detener este horrible genocidio", asegura. "Pero Hamás nos reprime y no nos deja hablar. Estamos muy agotados y tenemos todo el tiempo miedo a ser asesinados, a que uno de nuestros familiares sea asesinado o a que queden atrapados bajo los escombros".
Una retórica que también comparte Zaid, (nombre ficticio para preservar su seguridad) ya que, de utilizar su nombre real, "podría poner en peligro mi vida". Desde dentro de la Franja afirma a El Confidencial que Hamás "debe dimitir y entregar el Gobierno a la Liga Árabe. Estamos manifestándonos de forma pacífica contra el Gobierno", asegura. "Toda la comunidad palestina sentimos lo mismo. Hamás tiene que irse".
Desde que Hamás ganó las elecciones en el año 2006, el grupo, y, por ende, la Franja, han vivido diferentes crisis —junto con cuatro guerras de Israel— que han minado la moral de sus ciudadanos. Tras ganar las elecciones, Hamás intentó formar un gobierno junto a Fatah, liderado por Mahmoud Abbas. Sin embargo, las tensiones entre ambas facciones desembocaron en un conflicto interno que culminó en 2007 con la toma de control de la Franja de Gaza por parte del grupo islamista. Desde entonces, los territorios palestinos quedaron divididos: Cisjordania bajo el gobierno de la Autoridad Nacional Palestina, presidida por Abbas, y Gaza bajo el dominio exclusivo de Hamás. En respuesta a este nuevo escenario, Israel y Estados Unidos impusieron un bloqueo sobre Gaza.
"Pero Hamás nos reprime y no nos deja hablar. Estamos muy agotados y tenemos todo el tiempo miedo a ser asesinados"
Tras la guerra de 2008-2009, en la que murieron más de 1.400 palestinos y miles resultaron heridos, muchos habitantes de Gaza comenzaron a exigir la reconciliación entre Fatah y Hamás para formar un gobierno unificado y "enfrentar a Israel de manera conjunta". Sin embargo, la reacción de Hamás fue muy diferente, ya que presentaron el conflicto como una victoria, lo que generó aun más frustración entre la población. Para muchos, no tenía sentido hablar de triunfo con la muerte de miles de gazatíes y con una devastación "más que evidente".
El descontento creció cuando Hamás no mostró interés en alcanzar la reconciliación con Fatah, lo que llevó a la primera gran protesta contra su gobierno en marzo de 2011. A pesar de ello, con el paso de los años, la organización se consolidó en el poder, aumentando la presión sobre la población mediante una mayor carga fiscal contra su población y sin atender a las demandas sociales.
Torturas dentro de las cárceles
"Desde el 2012 hasta el año 2023 ha habido muchas escaladas. A todos los niveles", asegura a El Confidencial el periodista gazatí y activista por la paz Rami Aman. Este gazatí fue detenido por Hamás tras organizar un encuentro online entre israelíes y palestinos en el contexto de la pandemia del covid-19. Su intención, defiende, era conseguir una recaudación económica para paliar las consecuencias del covid en la población gazatí.
"Fui arrestado muchas veces. La última vez que estuve en la cárcel de Hamás fue durante seis meses y medio en 2020", señala. "Además de por el encuentro online, me arrestaron porque estaba organizando muchas protestas contra Hamás. Y no solo yo. Hamás arrestó a más de 15.000 palestinos en los últimos 10 años".
"Me consideraban un traidor por querer la paz con Israel"
Este gazatí asegura que durante los seis meses que estuvo en prisión vivió toda clase de torturas. "Me cubrieron la cara por completo, me vendaron los ojos, me golpearon por todo el cuerpo", recuerda. "Me obligaban a mantener los brazos levantados y me arrojaban cubos con agua helada. Sufrí todo tipo de malos tratos. Me consideraban un traidor por querer la paz con Israel".
"En 2014 comenzó otra guerra con Hamás con el secuestro de tres israelíes. Israel lanzó varios ataques sobre Gaza y asesinaron a 2.500 palestinos", la mayoría de ellos civiles. Los de Hamás lo consideraron una victoria porque las Fuerzas de Defensa Israelíes acabaron saliendo del enclave, pero "Israel comenzó a aumentar su poder dentro de Gaza y al mismo tiempo, los gazatíes perdieron la esperanza de encontrar alguna unidad entre los palestinos", ya que Hamás "rechazó todas las iniciativas de Egipto y de otros países árabes para hacer un gobierno palestino único".
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"La gente en 2017 y 2018 comenzó a protestar abiertamente contra Hamás. Así que te aseguro que estas no son las primeras protestas pero la realidad es que no se conocen fuera del territorio. Creemos que dentro de Gaza nuestras voces están ocultas en los medios porque solo tenemos dos tipos: los de Hamás y los de Abu Mazen. Ninguno nos representa".
Represión de Israel y Hamás
Entre 2018 y 2020, la situación en Gaza se tornó especialmente difícil. Muchos habitantes optaron por emigrar en busca de una vida mejor, saliendo primero hacia Egipto —como también hizo Aman—, para después intentar viajar hasta Turquía y, finalmente, conseguir llegar a Europa. El acceso al empleo era casi imposible para quienes no pertenecían a Hamás, ya que, según sus ciudadanos, no existían oportunidades laborales fuera del control de la organización.
En 2021, tras una nueva escalada del conflicto entre Hamás e Israel, la situación empeoró. Israel comenzó a otorgar permisos de trabajo para gazatíes, pero únicamente en el sector de la construcción, dejando fuera a profesionales calificados como médicos e ingenieros. A pesar de que, según Aman, esto benefició a algunos de los "200.000 trabajadores que habían perdido su empleo" tras la toma de poder de Hamás en 2006, el acceso a estos permisos fue muy limitado. En varias ocasiones, Israel los suspendió alegando "razones de seguridad".
En julio de 2023, el descontento con Hamás se manifestó con una protesta masiva en la que miles salieron a las calles exigiendo elecciones y un cambio de liderazgo. Al igual que en estos momentos, pedían la salida de Hamás de Gaza y que estos permitieran la participación de otros candidatos palestinos. Sin embargo, tras los ataques del 7 de octubre y la consiguiente guerra que ya se ha cobrado la vida de más de 50.000 palestinos, la situación en Gaza se ha vuelto aún más compleja para los gazatíes. A la guerra perpetrada por Israel en Gaza se le suma una nueva represión que hizo que expresar opiniones contrarias a Hamás fuera todavía más peligroso.
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"A pesar de ello, la mayoría de los habitantes de Gaza no apoyaron los ataques del 7 de octubre ni cualquier forma de asesinato, independientemente de la religión de las víctimas. La gente, por ejemplo, no sabe que también hay cristianos dentro de Gaza y que tenemos la tercera iglesia más antigua. La mayoría de la gente dentro de Gaza está en contra de cualquier asesinato, ya sea de cristianos, judíos o musulmanes", asegura Aman. "En Israel ven a todos los palestinos como terroristas, pero solamente somos personas normales con vidas y sueños".
Este gazatí teme que las manifestaciones contra Hamás evolucionen hacia una guerra interna. "No quiero ver a un palestino matando a otro palestino. Creo que Netanyahu y Hamás están alimentando esta situación para salvarse a sí mismos y están en contra de este tipo de voces, especialmente desde Gaza. Netanyahu quiere que todo el mundo fuera de la Franja crea que todos los gazatíes son terroristas, que todos sueñan con matar a un judío al día siguiente, y eso es mentira".
El 23 de diciembre del año 2017 quedó marcado en la memoria de Ghassan Jawad. Era un día de 'clásico' en la Franja de Gaza. "Para nosotros el fútbol es un momento de desconexión. Con el fútbol nos olvidamos de todos los problemas que vivimos", recuerda en conversaciones por teléfono con El Confidencial. "Es una tradición. Antes de la guerra nos reuníamos a ver los partidos. Incluso ahora la gente dentro de la Franja los sigue como puede. Los de la liga española son los que más seguimos. Sobre todo los días de 'clásico'. Te sorprendería, pero seguimos más el futbol español que los discursos de Hamás".