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Nuestro hombre en la OTAN avisa: "Los aliados tienen que llegar al 2% en defensa antes de junio"
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Nuestro hombre en la OTAN avisa: "Los aliados tienen que llegar al 2% en defensa antes de junio"

Colomina trae varios mensajes. Uno tranquilizador, sobre el compromiso de EEUU con la OTAN. Otro urgente, sobre aumentar la inversión en defensa. Y una advertencia a no descuidar los riesgos del Flanco Sur

Foto: El representante especial de la OTAN para los Países Vecinos del Sur, Javier Colomina, posa para El Confidencial. (Pepo Herrera)
El representante especial de la OTAN para los Países Vecinos del Sur, Javier Colomina, posa para El Confidencial. (Pepo Herrera)

Es nuestro diplomático de referencia en la OTAN y uno de los más influyentes en las estructuras del poder multilateral. Javier Colomina (Madrid, 1974) entró en la Alianza en 2017 como representante permanente adjunto de España, llegó a subsecretario general adjunto para Asuntos y Política de Seguridad en 2021 y es, desde el año pasado, el representante especial del secretario general para el Vecindario Sur. Ahora, el potencial repliegue estratégico y militar de Estados Unidos, las críticas del presidente Donald Trump a la OTAN y sus roces con algunos aliados han puesto en riesgo la confianza de muchos europeos en la solidez del vínculo transatlántico. ¿Qué les puede decir en nombre de la Alianza?

"De los muchos años que llevo dedicado a la diplomacia, nunca había visto un momento tan inestable en las relaciones internacionales. Por eso ahora la OTAN juega un papel más importante que nunca en garantizar la estabilidad y prosperidad en la región atlántica. El número de amenazas y retos ha aumentado en los últimos años dramáticamente. Si la OTAN no es relevante en estas circunstancias, no puedo imaginar cuándo lo va a ser", nos comenta en una entrevista durante el foro Desafíos Defensa 2025 organizado por El Confidencial en Córdoba.

Colomina trae varios mensajes a España en estos momentos turbulentos. Uno tranquilizador. sobre el compromiso de la Casa Blanca con la OTAN. Otro urgente, sobre el imperativo de aumentar la inversión en defensa. Y una advertencia a no descuidar los riesgos y amenazas que supone el Flanco Sur para los aliados mediterráneos.

placeholder Javier Colomina posa para EC. (Pepo Herrera)
Javier Colomina posa para EC. (Pepo Herrera)

P. Sin embargo, Trump ha sembrado dudas sobre el compromiso de Estados Unidos con la Alianza. ¿Cómo de sólido está el vínculo trasatlántico?

R. Entiendo perfectamente que hay ansiedad y un poco de congoja en Europa. Todos hemos leído, escuchado y visto cosas que no nos gustan. Pero la realidad es que en todas las reuniones que hemos tenido a puerta cerrada con los distintos responsables norteamericanos, desde el Presidente Trump hasta su consejero nacional de seguridad y los distintos secretarios, nos han confirmado su compromiso con una OTAN sólida y con el Artículo 5.

En lo que han insistido es en que los factores de la ecuación trasatlántica -Estados Unidos ponía mucho y Europa, más bien poco- tienen que cambiar. Ahora hay que invertir esa tendencia. Pero lo que pone Estados Unidos sigue siendo absolutamente esencial. Tan esencial que a dia de hoy no hay alternativa. ¿Y para qué vamos a buscar alternativas a algo que ha funcionado 75 años? Tenemos que hacer que siga funcionando a pesar de los pesares.

P: ¿Tendría sentido una OTAN sin Estados Unidos?

R. No. Perdería su razón de ser, su esencia. La OTAN depende en aspectos esenciales de Estados Unidos. Sin ellos, sería otra cosa; una cosa que, en mi opinión, no funcionaría. Ahora lo que debemos hacer es trabajar en reforzar el pilar europeo de la OTAN. Estados Unidos proporciona capacidades militares que solo tienen ellos y la cobertura nuclear, que es la esencia de nuestra disuasión. El único país europeo que tiene una capacidad nuclear autónoma es Francia, pero es limitada en número. Reino Unido tiene una capacidad nuclear vinculada y dependiente de la norteamericana. Solo Estados Unidos tiene la capacidad de disuadir nuclearmente, por dimensión y sofisticación de su arsenal, a otras potencias nucleares con capacidades similares, donde se ubica Rusia y en unos años, seguramente, China. ¿Seríamos capaces los europeos de generar una capacidad de disuasión nuclear propia? Seria complicado y abriría muchos debates nacionales.

Foto: Espada artesana de Toledo. (EFE/Ismael Herrero)

P. ¿Cómo está ahora mismo ese pilar europeo de la OTAN? ¿Podría asumir la seguridad continental ante una eventual retirada de los efectivos estadounidenses?

R. La salida de tropas norteamericanas fue algo que el presidente Trump repitió mucho en campaña electoral. Pero nosotros, a día de hoy, no hemos recibido ningún mensaje, ni hemos visto ningún elemento que nos haga pensar que se va a producir. Y el movimiento de tropas en las cantidades en las que se habló durante la campaña electoral implicaría muchos meses de preparación. Es cierto que hay mucha presencia norteamericana en Europa. En algunos sitios cumplen una función absolutamente estratégica de proyección de poder para Estados Unidos, como es el caso de España, Italia o el norte de Europa. Pero en otros casos quizás se podría producir una retirada de un número limitado de soldados para dar respuesta a sus propias promesas electorales. Pero de nuevo, no hay ningún síntoma, ningún mensaje de que por el momento se vaya a hacer.

P. ¿Podría Europa hacerse cargo de mantener un alto al fuego en Ucrania?

R. Los europeos están trabajando hoy muy seriamente en proporcionar garantías de seguridad para Ucrania, lo que podría tomar la forma de una fuerza de aseguramiento. Algunos países calculan que sería necesario entre 20.000 y 30.000 soldados; otros estiman que más bien 50.000 o 100.000, en función de las funciones y objetivos de esa fuerza. En cualquier caso, creemos que necesitarán que Estados Unidos contribuya de algún modo. Hay aspectos, insisto, en los que no cabe sustitución. La capacidad de disuasión de la que ya hemos hablado, pero también aspectos que serían esenciales para una misión sore el terreno, como son la inteligencia, el mando y control, la logística, y los facilitadores.

Europa seguramente tendría dificultades para desplegar, por ejemplo, 100.000 efectivos en Ucrania sin que ello afecte a su capacidad de despliegue en los otros frentes. Es necesario por ello, que la OTAN siga involucrada en las conversaciones en curso. Los europeos están haciendo lo que deben hacer, liderados por Francia y el Reino Unido. Pero es importante tener la visión de conjunto de todas nuestras amenazas de modo que nuestra defensa colectiva no se resienta.

Foto: Javier Colomina, representante especial del secretario general de la OTAN para los Páises Vecinos del Sur y subsecretario general adjunto de Asuntos Políticos y Política de seguridad. (Studio West)

P. Entre el 24-26 de junio se celebra la cumbre anual de la OTAN en La Haya. ¿Cuáles son los puntos clave en la agenda?

R: Es todavía pronto, y los aliados tendrán que sentarse a discutir sobre la agenda para la próxima Cumbre. Además, la nueva administración americana todavía no está completamente formada. Pero será difícil que los temas principales no sean Ucrania, industria e inversión en defensa. Sobre todo este último aspecto. En la Cumbre de Washington, en la que todavía estaba el presidente (Joe) Biden, se dijo claramente que el 2% (del PIB destinado a defensa) era un suelo y no un techo. El análisis de nuestras necesidades militares ya nos llevaba entonces a hablar claramente de más del 2%.

P. ¿Cuánto más, nos preguntamos todos?

R. Estará más cerca del 3% que del 2%. Y, posiblemente, por encima del 3%. Pero habrá una negociación, que no será fácil, sobre la cifra en sí, y cómo se calcula esa cifra, qué componentes tiene, qué tipo de contribuciones y equipamiento.

P. Países como España llevan mucho tiempo criticando la fórmula aliada para medir el esfuerzo en defensa. ¿Se podrá cambiar entonces?

R. Es imposible saber qué va a contener esa nueva ecuación, pero tendrá posiblemente nuevos elementos. Se mantendrán las verticales que había desde el compromiso de Gales y creo que se sofisticará un poco el cálculo para que todo el mundo se sienta cómodo. La cifra del 3% no solo es complicada para España, también para muchos otros como Italia o Canadá. Francia está en el 2% y subir al 3% supondría pasar de 50.000 millones a 75.000 millones aproximadamente. Los propios británicos, uno de los grandes países más comprometidos con la inversión en defensa, han anunciado el 2,5%, y el 3% solo para dentro de unos cuantos años, lo que quizás tampoco sea suficiente. Veremos cómo se da la conversación. Lo que sí hay que procurar es llegar al 2% antes de la cumbre y es un mensaje que el Secretario General ha trasladado a todos sus homólogos con claridad.

Foto: Intervención de Javier Colomina (OTAN).

P: ¿Antes?

R: Antes de la cumbre o, al menos, en el año 2025. Es lo que pide la propia Unión Europea. El plan parece claro. Hay 150.000 millones que vendrían, no se conocen todavía los detalles, de las instituciones europeas. Pero los 650.000 millones restantes es dinero que tiene que salir de las capitales. Bruselas está diciendo: tenéis que gastar más del 2. Solo con eso, se sumarían decenas de miles de millones de euros por parte de los países que aún no han alcanzado ese umbral. Eso ya sería un avance muy significativo. A partir de ahí, hay que seguir planificando la inversión en defensa para cumplir con los objetivos capacitarios que nosotros mismos hemos acordado en el marco de la OTAN.

P. La Unión Europea está inmersa en su propio plan de rearme. ¿Son estrategias paralelas? ¿Puede haber sinergias?

R. Debe haber sinergias. Tenemos muy buena relación con la Unión Europea. El secretario general Rutte ha sido durante 14 años primer ministro de un país que se sentaba en el Consejo Europeo. Conoce muy bien a sus colegas y las estructuras de la Unión Europea. El programa lanzado por la Comisión Europea tiene que formar parte de la estrategia trasatlántica. Más que una alternativa, un complemento a las capacidades trasatlánticas, y en particular norteamericanas.

Foto: industria-defensa-otan-europa-bra

P. El año pasado fue nombrado enviado especial del secretario general para la Vecindad Sur, lo que llamamos Flanco Sur, uno de los mayores desafíos de seguridad para España. ¿Cuál es la situación y cómo estás viendo la evolución?

R. Estoy convencido de que conviviremos la próxima década con esta inestabilidad en el Sahel y que esas amenazas empujarán a su vez al Magreb a una mayor fragilidad. Esta ya está llegando al Mediterráneo y nos seguirá afectando directamente en términos de terrorismo, migración irregular y todo tipo de tráficos ilícitos. Mucho de lo malo que pasa en el mundo, pasa en dimensiones terribles en el Sahel. No hay apenas control territorial del estado en muchos de los países sahelianos.

Sera importante por eso que los países que más empujaron por reconocer el Flanco Sur como una prioridad, en concreto España, Italia y Portugal, junto con el resto de aliados que hoy ya están convencidos de ello, sigan insistiendo de manera consistente en mantener esta dinámica. Es cierto que las amenazas en el Este, y en concreto la de Rusia, son las más inminentes desde el punto de vista convencional. Pero también es cierto que los países de esa región no dejan de insistir en ello permanentemente y de manera más consistente que los del sur, que somos quizás menos estratégicos a esos efectos y tenemos una cultura de defensa menor.

P. El repliegue estratégico de EEUU también podría reavivar viejas rencillas y venganzas, o alentar caudillos o permitir la penetración de otros rivales estratégicos, como Rusia o China. ¿Estamos preparados?

R: Hay infinidad de elementos en una crisis como la del Sahel. Pero uno importante fue que Occidente decidió dar un paso atrás. Y cuando eso sucede, suele estar Rusia esperando. También, y cada vez más, China o Irán. Y estos países no dan pasos atrás. Al revés, cuando ven que nosotros lo hacemos, ellos permanecen ahí, esperando en la puerta y con la voluntad de entrar con todo lo que sea necesario.

Estados Unidos, no nos engañemos, es el país con mayor capacidad de presencia geoestratégica global. Y si Estados Unidos tiene mucha más capacidad militar y hard power que nosotros, en soft power la distancia se duplica. Es evidente que decisiones como la retirada de USAID tendrán un impacto significativo en la presencia de Occidente en el sur global. Es importante que Estados Unidos siga comprometida, y habrá que trabajar en aspectos y ángulos de política exterior y defensa que sean suficientemente relevantes y encajen en las prioridades nacionales norteamericanas, como la lucha contra el terrorismo, Irán o China. Posiblemente el enfoque norteamericano pase a ser más transaccional, menos altruista, por así decirlo; pero su compromiso es esencial para el trabajo que podamos hacer en la OTAN con nuestro vecindario Sur.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (Euopra Press/Sierakowski Frederic)

P. ¿Corremos el riesgo de sobrerreaccionar?

R. El ruido estos días es enorme, y por supuesto dificulta mucho la toma de decisiones y el poder ver la situación con claridad, en particular cuando escuchamos cosas que nos resultan inaceptables o difíciles de digerir. Pero hay que seguir centrados en lo que es esencial, y para nosotros el vínculo trasatlántico lo es. Es comprensible, puesto que la ciudadanía y la vida política vive en lo inmediato, en ciclos electorales, y por tanto responde a impulsos mucho más rápidos de lo que una estrategia de seguridad y defensa necesita. En el ámbito de la geoestrategia y la defensa se mira a más largo plazo. Los ciclos de la industria de defensa, por ejemplo, son muy largos. Desde el punto de vista militar y de seguridad tiene poco sentido hacer por tanto planteamientos a tres o cuatro años. Debemos tratar de tener los pies en la tierra.

P. Se habla mucho de que las industrias, las fuerzas armadas y los países deben adaptarse a los tiempos y ser más flexibles. ¿Podría cambiar la OTAN en temas tan cruciales como la unanimidad?

R. No es necesario y no está encima de la mesa. La OTAN es una alianza y se basa en compartir una serie de valores superiores, como es la propia defensa y seguridad colectiva. Por tanto, la fuerza de la Alianza está en la capacidad que tenemos de tomar decisiones entre los 32 aliados. He sido parte y he presidido muchas negociaciones complejas en las que había momentos en los que parecía que era imposible llegar a un acuerdo. Pero al final, siempre se cede poniendo los intereses de la OTAN por encima de los nacionales.

P. ¿Podríamos llegar a ver a un europeo como jefe militar de la OTAN?

R. A día de hoy me parecería muy improbable, casi imposible que avanzáramos por ese camino. Un mando no estadounidense no podría tener la influencia y el poder sobre las capacidades militares que aporta Estados Unidos. Y sin el músculo militar de Estados Unidos, la propia esencia de la OTAN quedaría en entredicho.

Es nuestro diplomático de referencia en la OTAN y uno de los más influyentes en las estructuras del poder multilateral. Javier Colomina (Madrid, 1974) entró en la Alianza en 2017 como representante permanente adjunto de España, llegó a subsecretario general adjunto para Asuntos y Política de Seguridad en 2021 y es, desde el año pasado, el representante especial del secretario general para el Vecindario Sur. Ahora, el potencial repliegue estratégico y militar de Estados Unidos, las críticas del presidente Donald Trump a la OTAN y sus roces con algunos aliados han puesto en riesgo la confianza de muchos europeos en la solidez del vínculo transatlántico. ¿Qué les puede decir en nombre de la Alianza?

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