JD Vance visita Groenlandia... ¿y Dinamarca lo celebra? El tira y afloja en la isla ansiada por Trump
El plan inicial de la administración de EEUU no era este, pero durante esta semana los norteamericanos anunciaron un cambio en la agenda y una delegación más reducida
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El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, no es bienvenido en Groenlandia, ni por el gobierno interino de Nuuk ni por el Ejecutivo danés. Aun así, este viernes, Vance y su esposa, Usha Vance, visitarán la base militar de Pituffik, que el ejército estadounidense mantiene en la isla ártica.
Con esta visita, el gobierno de los EEUU redobla la presión sobre Groenlandia —y, de rebote, sobre Dinamarca— que empezó cuando el presidente Donald Trump llegó a la Casa Blanca, desde donde ha manifestado su obsesión por tomar el control del territorio ártico que hoy pertenece al reino danés: “EEUU debe hacer saber que necesitamos Groenlandia para la seguridad internacional. La necesitamos. Tenemos que tenerla”, volvió a insistir Trump este mismo miércoles.
El anuncio del vicepresidente JD Vance de viajar esta semana a la isla provocó inquietud tanto en Nuuk como en Copenhague, al interpretarse como una escalada significativa por parte de Estados Unidos en las crecientes tensiones diplomáticas entre ambos países. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, que hasta ahora había adoptado un tono más conciliador con la administración estadounidense, calificó la visita de “presión inaceptable”. Por su parte, el primer ministro groenlandés en funciones, Múte Egede, acusó a Washington de incurrir en “interferencias extranjeras” en los asuntos de su país.
La presencia de Vance hoy en Groenlandia, que no tiene carácter oficial, tiene por objetivo “evaluar la situación de seguridad” en la región ártica, por lo que el vicepresidente tiene previsto visitar a los 150 soldados de EEUU desplegados allí, según dijo él mismo en un video subido a X. El plan inicial de la administración de Trump no era este, pero durante esta semana los norteamericanos anunciaron un cambio en la agenda y una delegación más reducida enviada desde Washington. En Copenhague, este movimiento se ha leído como una victoria por parte de su diplomacia, al considerar que la visita de hoy es de un perfil más bajo que la planteada en un principio desde la Casa Blanca.
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Originalmente, Usha Vance tenía previsto estar cuatro días en Groenlandia y estar acompañada por el asesor en seguridad nacional, Michael Waltz, junto con el secretario de energía, Chris Wright. Desde Washington se había insistido en que el viaje se trataba de “una visita cultural de carácter privado”, pero el manifiesto interés de EEUU y la importancia geoestratégica de la isla hacían poner muy en duda entre el gobierno danés y el ejecutivo ártico que esta fuera la motivación principal de la delegación norteamericana.
Para los preparativos de la visita, el lunes aterrizaba en Nuuk un avión Hércules de las fuerzas aéreas estadounidenses que transportaban cuatro coches blindados y decenas de personal norteamericano que han estado toda la semana en Nuuk. La comitiva de los enviados de Trump tenía previsto, en un inicio, visitar tanto la capital ártica como la segunda ciudad más importante de la isla, Sisimiut, en donde se celebra este fin de semana la carrera anual de trineos tirados por perros en la nieve, al que Usha Vance tenía previsto asistir.
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Pero antes de la llegada de Vance, el avión Hércules con la delegación estadounidense fue enviado de regreso a Washington, para alivio del Ejecutivo danés. Así lo reconoció el ministro de Asuntos Exteriores, Lars Løkke Rasmussen: “Me parece muy positivo que los estadounidenses hayan cancelado su visita a la comunidad groenlandesa. En su lugar, visitarán su propia base en Pituffik, y no tenemos nada en contra de eso”, declaró a la emisora danesa DR.
Miedo a imágenes de Yankees go home
La base militar estadounidense de Pituffik se encuentra en el noroeste de Groenlandia, a 1.500 kilómetros de la capital, y es uno de los lugares más remotos del planeta. Ese aislamiento podría haber resultado conveniente para Washington, ya que, según informó esta semana el diario local Sermitsiaq, en Nuuk y Sisimiut se preparaban manifestaciones de rechazo a la delegación estadounidense. El analista Jakob Krogh lo explicó en DR: “En un principio, se había previsto un recorrido con figuras destacadas, muy cercanas al presidente, que visitarían ambas ciudades. Ahora, en cambio, lo que vemos es una presencia mucho más discreta: la del vicepresidente y su esposa en una base militar del extremo norte, alejada de los principales núcleos urbanos. La visita ha cambiado de naturaleza. Ya no genera la misma polémica que habría provocado una escala en Nuuk o Sisimiut”, señaló.
Para Marc Jacobsen, analista en la Academia de Defensa Danesa, “de repente, esas imágenes que en Estados Unidos se imaginaban perfectas para las redes sociales y los medios podrían quedar arruinadas por pancartas de Yankee go home”, fruto del rechazo popular tan generalizado con que se viven las ambiciones estadounidenses en Groenlandia.
Finalmente, el analista en política internacional en el periódico danés Berlignske, Jacob Heinel Jensen, cree que este episodio demuestra que “Trump ha intensificado el conflicto con Dinamarca”, aunque “la cancelación de la visita inicial representa una derrota para los EEUU, tampoco se puede desestimar el simbolismo de enviar al vicepresidente Vance”. Jensen termina diciendo que “normalmente no sería polémico que un vicepresidente norteamericano visite una base militar, pero en el escenario actual, todo lo es”.
El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, no es bienvenido en Groenlandia, ni por el gobierno interino de Nuuk ni por el Ejecutivo danés. Aun así, este viernes, Vance y su esposa, Usha Vance, visitarán la base militar de Pituffik, que el ejército estadounidense mantiene en la isla ártica.