El republicano que 'abandonó' a Trump y ahora ayuda a los demócratas a volver al poder: "Son un desastre"
El excongresista republicano forma parte de varias iniciativas políticas para recuperar los principios republicanos, socorrer a los demócratas y explicar la "amenaza en que se ha convertido mi antiguo partido"
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La trayectoria del antiguo congresista y político republicano Joe Walsh es una parábola de cómo el Viejo Gran Partido, el Partido de Lincoln, terminó en manos de un solo hombre, Donald Trump. Walsh llegó en 2010 a Washington a lomos de la rebelión populista del Tea Party, sirvió en la capital un mandato como representante de Illinois y en 2016 apoyó la candidatura de Donald Trump. Poco después, según sus palabras, Walsh se dio cuenta del tipo de persona que era Trump y decidió desafiarlo en unas primarias, poniendo punto final a su carrera política conservadora.
Antes de entrar en política, Walsh era trabajador social y después ha presentado varios programas de radio de tendencia conservadora a nivel nacional. Hoy tiene su pódcast, Social Contract with Joe Walsh, y es parte de varias iniciativas políticas para recuperar los principios republicanos, socorrer a los demócratas y explicar la “amenaza en que se ha convertido mi antiguo partido”. La entrevista, hecha por videollamada, ha sido ligeramente editada para potenciar la claridad.
PREGUNTA. En 2016 apoyaste a Donald Trump. ¿Cómo pasaste de apoyarlo a oponerte?
RESPUESTA. El cambio llegó cuando Trump ganó las elecciones. Realmente nunca le había prestado mucha atención cuando estaba de campaña. Yo era un locutor conservador de radio y excongresista del Tea Party. Sabía por qué le apoyaban mis seguidores. Pensaba que el sistema político estaba roto y que necesitaba disrupción. No le presté la suficiente atención. Luego, cuando empezó a gobernar, me di cuenta de que era un tipo malo, muy malo. Poco a poco empecé a oponerme y finalmente lo hice público en 2018. Y, en el momento en el que un republicano se opone a Trump, su carrera política se ha terminado.
P. ¿Cómo fue ese proceso? Trump controla las bases y las utiliza para atacar o marginar a quienes le critican. En tu caso, ¿cómo fue la reacción?
R. El partido es su partido, el partido de Trump. Ya era así en 2018 y ahora todavía más. Es el partido MAGA [Make America Great Again]. Así que, cuando uno se posiciona en contra de Trump, ya no encaja en el partido. Ya no te van a reelegir como republicano. Yo tenía un programa de radio nacional y lo perdí. Mis intervenciones en Fox News se terminaron. Y uno tiene que aguantar amenazas de muerte. Es muy duro. Por eso mis antiguos colegas republicanos nunca tomarán ese camino.
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P. Se suele considerar al Tea Party, una revuelta populista de las bases republicanas contra el establishment de Washington, la antesala del trumpismo. Digamos que la furia del Tea Party cristalizó en la figura de Trump. Tú llegaste al Congreso como miembro del Tea Party. ¿Por qué ha cambiado tanto el Partido Republicano?
R. El Partido Republicano está radicalizado. ¿Cómo hemos llegado a esta situación?. Ha sido un proceso largo, pero tienes razón, y yo esto lo he reconocido públicamente: el Tea Party, personas como yo, contribuimos a radicalizar a las bases. Ayudamos a inflamar a las bases. El Partido Republicano siempre ha estado formado, sobre todo, personas blancas mayores o de mediana edad. El Tea Party contribuyó a enfadarlas.
Yo nunca he sido un tipo del establishment, y el establishment, durante años, ignoró a las bases. A las bases les preocupaban cosas como la inmigración y la economía, pero el partido las ignoraba. Era una tormenta perfecta para que llegase un tipo como Trump. Y, en cuanto apareció, bajó las escaleras mecánicas [de la Torre Trump] y dijo: “¡Vamos a levantar un muro!”, y boom. Las bases dijeron: por fin alguien nos escucha. Así que todos ayudamos a que las bases llegaran adonde están ahora. Somos responsables del cambio y de la radicalización del Partido Republicano.
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P. Como has mencionado, el Partido Republicano se ha convertido en una especie de apéndice de Trump, que aprueba todo lo que este hace o dice. Pero, ¿cómo es entre bastidores? ¿Qué dicen los republicanos en privado?
R. Siempre ha habido una dicotomía entre los republicanos que, en privado, dicen una cosa, y, en público, dicen otra. Cuando me posicioné contra Trump en 2018, muchos de mis antiguos colegas me decían, Joe, estoy de acuerdo contigo, pero no puedo manifestarme. Lo mismo sucedía cuando desafié a Trump en las primarias en 2019: Joe, sé que Trump es una mala persona y un capullo, pero... Ahora es diferente. Aún quedan algunas de esas voces, pero la victoria de Donald Trump en 2024 convenció a casi todo el mundo de que el Partido Republicano tenía que embarcarse en el trumpismo, así que esa disidencia privada no es lo que solía ser.
P. Con un partido republicano amaestrado, ¿cuál es el rol del Congreso?
R. Nuestros padres fundadores nos legaron tres ramas independientes de gobierno. Llevo dos meses diciendo que estamos en una crisis constitucional porque ya no tenemos esas tres ramas, sino solo dos. La presidencia y, por suerte, los tribunales. La rama legislativa dejó de hacer su trabajo el día en que Trump fue investido presidente. El trabajo de un congresista es defender la Constitución. Ahora los republicanos piensan que su trabajo es defender a Trump. Lo único que hacen es asesorar al presidente. Esto es justo lo que temían nuestros fundadores.
"Para Trump, lo único importante es Trump"
Nuestro país se fundó en una rebelión contra un rey. ¡Un rey! Y eso es lo que ahora tenemos en la Casa Blanca, porque la rama legislativa ha claudicado. Si viviéramos en una democracia saludable, una semana después de la jura del cargo de Trump el Congreso habría obligado a Elon Musk a comparecer bajo juramento y le habría dicho: ¿Qué demonios estás haciendo, Elon Musk? Ese es el trabajo del Congreso.
P. Elon Musk dice que sus recortes del Gobierno federal, que están siendo hechos a toda velocidad y sin ningún proceso de auditoría, buscan la eficiencia y la transparencia. ¿No es un buen ejercicio para alguien que, como tú, ha defendido la necesidad de tener un gobierno limitado y fiscalmente responsable?
R. Soy un defensor del gobierno limitado. Creo en un gobierno pequeño. Creo que nuestro gobierno federal se encarga de muchas cosas de las que no debería encargarse. Pero estuve en el Tea Party porque creo en la Constitución por encima de todo. Lo que más miedo me da es un presidente fuerte. Así que, si bien quiero que se recorte el gasto público, esto tiene que hacerse siguiendo la Constitución. El Congreso es el único órgano responsable de aumentar o recortar el gasto, y de crear o eliminar agencias. Yo abogué desde siempre por la disolución del Departamento de Educación, pero, ¿qué dice la Constitución? Que solo el Congreso puede hacerlo. No el presidente. El Congreso creó la agencia y solo el Congreso puede disolverla.
P. Una novedad de esta administración es el tándem formado por Trump y por Musk. Algunas personas dicen que dos egos semejantes no durarán mucho tiempo juntos, o que, cuando la popularidad de Trump se empiece a resentir, este se librará de Musk para usarlo de chivo expiatorio. Al mismo tiempo, Musk es una persona muy poderosa de la que no sería fácil librarse. ¿Le ves mucha vida útil a este tándem?
R. Puedo imaginarme a los dos juntos por siempre jamás. Al mismo tiempo, la constante de Trump es que, para Trump, lo único importante es Trump. Todo lo demás le importa un carajo. Así que, si alguien está perjudicando a Trump o dañando su popularidad, él se librará de quien sea. Porque lo único que le interesa es Trump. Estoy de acuerdo en que Musk sería una pieza de la que sería difícil deshacerse, pero, si llega el día en que Musk daña políticamente a Trump, Trump también se librará de él. Pero, como digo, los veo muy unidos. No sé si llegará un momento de ruptura.
P. ¿Cuál crees que es el objetivo final de Trump y de Musk? Hay quien dice que tienen en mente un modelo como el húngaro, o como el saudí; hay quien dice que sólo les interesa ganar dinero y poder. ¿Cuál crees que es su visión?
R. No sé cuál es el objetivo final de Musk porque no creo que Musk tenga una filosofía. Él es uno de esos tecnócratas megamillonarios que se creen que son inteligentísimos, y que tienen un impulso autoritario. Donald Trump tampoco tiene una filosofía, pero quiere ser un dictador, un hombre fuerte. Y el Partido Republicano ha adoptado este autoritarismo. Quieren que los gobierne un autócrata.
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Algunas personas cercanas a Trump imaginan una Turquía o una Hungría, de ahí la amenaza a la democracia. Si me hubieran dado un dólar cada vez que, en los últimos seis años, un seguidor de Trump me ha dicho, Joe, me da igual que sea un rey, siempre y cuando me dé lo que pido... Ahí es donde está, ahora mismo, el Partido Republicano. Ése es el objetivo: ser una Turquía o una Hungría, donde el presidente puede acallar a los medios de comunicación y todo lo demás.
P. ¿Qué deberían hacer los demócratas?
R. Los demócratas son un puto desastre. Esto es, en gran parte, la razón por la que ganó Trump. La mayoría de las personas que votaron a Trump en noviembre sabían que este era un mal tipo. No todo el mundo está en la secta de Trump. Había muchos republicanos e independientes que lo votaron, y que me dijeron, Joe, sé que Trump es un mal tipo, pero los demócratas son una mierda. Sabían que Trump era malo, y aún así lo votaron; lo votaron porque el Partido Demócrata está totalmente fuera de sintonía con los americanos típicos de la clase trabajadora.
Se han convertido en un partido elitista, un partido de snobs que desprecian a la gente común. Así que América eligió al capullo antes que a los snobs. Los demócratas tienen que averiguar cómo comunicarse, de nuevo, con la gente común. También tienen que reconocer que, como en el resto del mundo, en América estamos viviendo un momento populista. Esto significa que la gente común está cabreada. Cabreada. Muchas veces de manera legítima. Los demócratas nunca reconocieron esto. No tienen populistas. Necesitan a un luchador populista. Trump es un populista, pero es un populista malvado. Los demócratas necesitan a un buen populista.
P. La congresista Alexandria Ocasio-Cortez y el senador Bernie Sanders, ambos demócratas de la facción socialista, acaban de estar de gira por los estados clave y parece que les ha ido muy bien. ¿No son estos los luchadores populistas que necesita el partido, o te refieres a un populista de centro, si eso es posible?
R. Para ganar, los demócratas necesitan populistas, pero tienen que desplazarse al centro. Adoro y respeto lo que hace Ocasio-Cortez. Está estimulando a las bases del partido, y me encanta. Es importante. Pero ni ella, ni Bernie, pueden llegar a la presidencia. La mayor parte de América no es ni de MAGA, ni de la facción izquierdista de Ocasio-Cortez y de Bernie. De alguna manera, los demócratas tienen que encontrar una manera de capitalizar este momento populista, moviéndose al centro, porque hay mucha gente como yo que está hasta las narices de los extremos. Los demócratas tiene una oportunidad de llegar a estos votantes.
La trayectoria del antiguo congresista y político republicano Joe Walsh es una parábola de cómo el Viejo Gran Partido, el Partido de Lincoln, terminó en manos de un solo hombre, Donald Trump. Walsh llegó en 2010 a Washington a lomos de la rebelión populista del Tea Party, sirvió en la capital un mandato como representante de Illinois y en 2016 apoyó la candidatura de Donald Trump. Poco después, según sus palabras, Walsh se dio cuenta del tipo de persona que era Trump y decidió desafiarlo en unas primarias, poniendo punto final a su carrera política conservadora.