¿Has criticado a Trump en redes sociales y eres europeo? Cuidado, tu visa puede correr peligro
EEUU denegó a principios de mes la entrada a un científico francés tras encontrar en su teléfono mensajes contra Donald Trump
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Seguramente, muy pocas personas puedan imaginar, antes de subirse a un avión con destino a Houston, que los mensajes que han intercambiado con sus colegas y amigos vayan a ser leídos por las autoridades estadounidenses en el aeropuerto. Es precisamente lo que le pasó a un investigador francés cuando aterrizó en la ciudad estadounidense, donde iba a asistir a un congreso. El problema no fue que los agentes leyeran sus mensajes como parte de un control aleatorio, sino que estos fueran críticos con las medidas del presidente, Donald Trump. Al académico se le rechazó la entrada al país y fue expulsado.
En los mensajes, el francés criticaba los recortes en ciencia llevados a cabo por el inquilino de la Casa Blanca. Según las autoridades, la razón de su deportación había sido expresar "mensajes de odio que podrían describirse como terrorismo" y "conspiranoicos" contra el mandatario. "La libertad de opinión, la libre investigación y la libertad académica son valores que seguiremos defendiendo con orgullo. Defenderé el derecho de todos los investigadores franceses a ser fieles a ellos, respetando la ley", dijo Philippe Baptiste, ministro de Educación Superior e Investigación de Francia, después de la expulsión del ciudadano francés.
Este caso, que sucedió el pasado 9 de marzo, ha sido el último de una larga lista de ciudadanos europeos que, en base a infracciones menores, han sido sometidos a interrogatorios violentos, detenidos y deportados. Los alemanes Fabian Schmidt, Jessica Brosche y Lucas Sielaff son las últimas víctimas de los controles en inmigración y el Gobierno alemán decidió endurecer sus advertencias sobre los viajes a EEUU en medio de la ola de deportaciones desatada por la nueva Administración, en la que los ciudadanos europeos ya no son la excepción.
La historia del científico francés acaparó los titulares de muchos medios internacionales y cada vez son más personas las que se preguntan si es seguro viajar a Estados Unidos. Varias universidades estadounidenses, como la de Yale y la de Brown, han emitido advertencias a los estudiantes internacionales para que reconsideren sus planes de viajar allí por temores a que no les dejen entrar en el país.
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"Con todo lo que está sucediendo en EEUU, ¿cuán seguras son las conferencias científicas para los participantes extranjeros? Creo que esto es algo que la comunidad científica debe debatir. Estoy dudando sobre si participar o no en reuniones en Estados Unidos debido a la situación de incertidumbre. ¿A alguien más le pasa lo mismo?", se pregunta Isabella Eckerle, directora del Centro para las Enfermedades Virales de Ginebra, en la red social Blue Sky.
Las respuestas a la publicación dan buena cuenta del clima de miedo que comienza a respirarse dentro y fuera del país, dentro y fuera de la comunidad científica. "No es seguro para la gente trans". "Yo no iría, nadie debería viajar a Estados Unidos". "América está actuando como la Gestapo". "Yo tengo una conferencia el próximo mes al lado de la Casa Blanca y me preocupa aun siendo un ciudadano blanco".
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Además, las autoridades también exigen ahora que la mayoría de los solicitantes de inmigración incluyan sus perfiles de redes sociales junto con la solicitud para entrar en el país, y han aumentado las búsquedas de contenido en los teléfonos celulares de las personas en los aeropuertos. "Creo que la probabilidad de que esto le suceda a alguien aún es baja, pero definitivamente recomiendo a la gente que tenga mucho cuidado con lo que publican en sus redes sociales y dispositivos", dijo Dan Berger, abogado de Boston que asesora a universidades y hospitales en asuntos de inmigración, a The Wall Street Journal.
'Como si hubiera estado secuestrada'
El miedo a someterse a las preguntas del control de inmigración que mayoritariamente habían experimentado ciudadanos de otros países árabes o latinoamericanos es ya extensible a los europeos. El ciudadano francés es solo uno de ellos. Esta misma semana, los medios británicos recogen el caso de la joven Rebecca Burke, retenida durante tres semanas por un malentendido con sus visados cuando intentaba cruzar desde Canadá a Estados Unidos. Su padre denunció el caso asegurando que su hija se encontraba privada de libertad en condiciones pésimas. La familia ha tenido que pedir ayuda para hacer frente a los más de 10.000 euros que ha costado su retorno a Reino Unido y la asistencia legal.
Por otro lado, el futuro de Fabian Schmidt todavía es una incógnita. Este ciudadano alemán, que cuenta con el permiso de residencia en Estados Unidos, suma más de dos semanas en un centro de Rhode Island. Regresaba a su casa con todos los papeles en regla cuando fue detenido en el aeropuerto de Boston. Su abogado asegura que su cliente se encuentra en un "limbo legal" y afirma que los agentes le coaccionaron para que renunciase a su tarjeta verde, que le ampara con la residencia permanente en el país.
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Su madre denuncia que ha sido torturado, que casi no le dan de comer, que ha sido sometido a privación del sueño e interrogado de forma violenta, hasta tal punto que ha tenido que ser trasladado al centro médico. Días antes, sus compatriotas Jessica Brosche y Lucas Sielaff también fueron detenidos por los funcionarios de inmigración durante 46 y 16 días, respectivamente. La primera con varios días en régimen de aislamiento. Cuentan que regresaron a Alemania tras ser deportados sin ninguna explicación, sin saber de qué les acusaban.
"Soy la canadiense que fue detenida por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) durante dos semanas. Sentí como si hubiera estado secuestrada". La actriz Jasmine Mooney hacía uno de sus habituales viajes de trabajo al país vecino cuando fue interrogada y detenida por los agentes norteamericanos. "No hubo explicación, tampoco avisos. En un minuto estaba en una oficina de inmigración hablando con un agente sobre mi visado, que había sido aprobado meses antes. Después, me dijeron que pusiera las manos contra la pared y me cachearon como a un criminal antes de enviarme a un centro de detención de ICE sin la oportunidad de hablar con un abogado", Así narra su experiencia en una columna en The Guardian.
Precaución para cruzar el charco
La ofensiva de Donald Trump con la inmigración a través de deportaciones masivas o de controles fronterizos estrictos llega hasta sus aliados. Reino Unido y Alemania reajustan los consejos de viajes transatlánticos a sus ciudadanos. "Las autoridades de EEUU establecen y aplican estrictamente las normas de entrada. Podría ser arrestado o detenido si incumple las normas", avisan desde Londres, según recoge Reuters.
Ante esta cascada de casos que en menos de un mes ha afectado a tres de sus nacionales, Alemania también ha actualizado su guía de recomendaciones de viajes al otro lado del Atlántico, subrayando que contar con una visa ya no es garantía de entrada para Estados Unidos. "Las personas previamente condenadas en los Estados Unidos, las declaraciones falsas sobre el propósito del viaje o incluso una ligera expiración de la visa pueden dar lugar a arrestos, detenciones y deportaciones al ingresar o salir del país", advirtió Annalena Baerbock, ministra de Asuntos Exteriores.
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La UE se ha convertido en casi una obsesión del tándem que conforman Donald Trump y Elon Musk. El propietario de Tesla y X se ha referido en varias ocasiones al proyecto europeo como dictatorial y como un régimen comunista. Hace poco más de un año, cuando todavía estaba lejos de regresar a la Casa Blanca, Trump cargó con fuerza contra el nuevo Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes (Etias, por sus siglas en inglés). Este sistema de visados estaba llamado a entrar en vigor en 2024, pero finalmente no lo hará hasta el próximo año.
En él, se exige el pago de siete euros por el permiso para acceder al espacio Schengen. EEUU pide 21 dólares a los europeos. "Wow. Los ciudadanos estadounidenses tendrán que pagar por una visa para viajar a Europa. Pensad en ello. Les damos todo: incluyendo protección militar y comercio, y ahora tenemos que pagar por ir allí. No respetan a los Estados Unidos. Como presidente, no permitiré que esto pase. Lo pararé inmediatamente", aseveró Trump a través de su red Truth Social.
Seguramente, muy pocas personas puedan imaginar, antes de subirse a un avión con destino a Houston, que los mensajes que han intercambiado con sus colegas y amigos vayan a ser leídos por las autoridades estadounidenses en el aeropuerto. Es precisamente lo que le pasó a un investigador francés cuando aterrizó en la ciudad estadounidense, donde iba a asistir a un congreso. El problema no fue que los agentes leyeran sus mensajes como parte de un control aleatorio, sino que estos fueran críticos con las medidas del presidente, Donald Trump. Al académico se le rechazó la entrada al país y fue expulsado.