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Trump arranca a Putin apenas unas migajas de su cacareado alto el fuego en Ucrania
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Ataques a infraestructura esta noche

Trump arranca a Putin apenas unas migajas de su cacareado alto el fuego en Ucrania

EEUU quiere ya pasar de página hacia un escenario (todavía irreal) en el que se pueden volver a hacer jugosos negocios en Rusia. Putin no le deja

Foto: Foto de archivo de un encuentro entre Vladímir Putin y Donald Trump en 2019 (Reuters/Kevin Lamarque)
Foto de archivo de un encuentro entre Vladímir Putin y Donald Trump en 2019 (Reuters/Kevin Lamarque)
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"¡Si yo hubiera sido presidente, la guerra nunca hubiera empezado!; ¡Voy a traer la PAZ en 100 días!; ¡Buenas oportunidades para un ÉPICO alto el fuego, acabar con esta SANGRIENTA guerra!", dijo Donald Trump, en diferentes versiones, a lo largo del último mes y medio. Este martes el primer paso, un alto el fuego total, parecía a punto de hacerse realidad: para ello, el presidente estadounidense no había dudado en empujar a Volodímir Zelenski a una humillación en directo y a sus tropas a luchar a ciegas, en prometer levantar las sanciones económicas a Rusia y jugosos proyectos futuros, en hablar incluso ya de "intercambio de tierras y plantas nucleares" –según admitió Trump mismo horas antes de su llamada con Vladímir Putin–.

Y finalmente, tras más de dos horas de conversación telefónica entre ambos líderes, todo lo que el magnate consiguió arrancarle al ruso fue las migajas de un temporal cese de sus ataques sobre la infraestructura energética y un primer paso para implementar una iniciativa similar en el Mar Negro.

Por supuesto, Trump no lo vendió así. "Hemos acordado un inmediato Alto el Fuego en toda la infraestructura y energía, con el entendimiento de que trabajaremos rápidamente para tener un Alto el Fuego Completo y, en última instancia, ACABAR con esta muy horrible guerra entre Rusia y Ucrania", rezó el mensaje del mandatario en su perfil de Truth Social. Alto el fuego [parcial] para no decir que, en última instancia, Vladímir Putin rechazó la propuesta de Trump.

Y para sellarlo, apenas unas horas después, un ataque ruso contra la central energética de Sloviansk, en el Donbás controlado por Ucrania, dejó a la ciudad sin luz.

El movimiento del líder ruso tenía que ser delicado. Después de que Ucrania aceptara (aparentemente sin reservas) la propuesta estadounidense de un alto el fuego total de 30 días, Moscú arrastró los pies –"no hay necesidad de acelerarse [en la respuesta]", dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov–. Kreminólogos, analistas, filtraciones internas e incluso las agencias de inteligencia estadounidenses repetían una y otra vez que un alto el fuego no entraba en los planes del Kremlin para Ucrania. Pero tampoco es necesario alienar a Trump, que ya ha sacudido el tablero en unos términos muy favorables a Rusia, y presentarse como intransigente en el ansiado camino de Trump para la paz.

Una petición a la que Trump solo podía decir "no"

Así, Putin vuelve a colocar sus líneas rojas de máximos, ya no como precondición para la paz, sino incluso para el alto el fuego. En su comunicado posterior a la llamada, el Kremlin señalaba que "para poder garantizar un posible alto el fuego a lo largo de toda la línea del frente de combate", exigía "el cese total de la ayuda militar extranjera y el suministro de información de inteligencia a Kiev" (entre otros).

Una petición a la que Trump solo podía decir que no: no sólo ya acaba de reanudar los envíos de ayuda militar a Ucrania tras utilizarlo como herramienta para forzar a Zelenski a aceptar el alto el fuego, sino que, como mucho, solo podría responder por Estados Unidos, mientras que el resto de la ayuda militar a Kiev, casi la mitad, viene de Europa. Es decir: Rusia sabía que lo que pedía no era aceptable. Veremos ahora si Trump utiliza el poder de sus amenazas de guerra comercial para forzar a Europa a suspender su ayuda a Kiev, una decisión altamente improbable, al menos a corto y medio plazo.

Foto: Un ataque con drones de Rusia sobre Ucrania. (Reuters/Gleb Garanich)

El comunicado del Kremlin, en cualquier caso, es toda una obra maestra de cómo Vladímir Putin tiene pillada la medida a Trump. Todos los párrafos inciden en "la iniciativa del presidente de Estados Unidos", "el llamamiento de Trump", "su idea"... "Vladímir Putin expresó su gratitud a Donald Trump por su deseo de ayudar a lograr el noble objetivo de poner fin a las hostilidades y pérdidas humanas". El comunicado acaba casi con el ridículo: "Donald Trump apoyó la idea de Vladímir Putin de organizar partidos de hockey en EEUU y Rusia entre jugadores de ambos países".

"Es la táctica dilatoria probada y comprobada de Putin: una fingida voluntad de compromiso, destinada a convencer a Trump de su supuesta buena voluntad, involucrarlo más de cerca en el proceso de negociación y aumentar la presión sobre Kiev", apunta Alexander Dubowy, analista político en Center of International Studies (CIS) en redes sociales. "Putin sigue persiguiendo el objetivo de poner a toda Ucrania bajo su control y rediseñar radicalmente el orden de seguridad europeo. Nada ha cambiado respecto a las exigencias de Rusia. Para el Kremlin, la prioridad es acabar con el aislamiento internacional y mejorar las relaciones bilaterales con Estados Unidos, no un final rápido de la guerra. Por el contrario, Putin considera la guerra en Ucrania como un requisito esencial para el diálogo con Washington. Le están colgando a Trump la promesa de poner fin a la guerra como una zanahoria proverbial para mantenerlo en las negociaciones", estima.

Una apreciación que viene reforzada por lo que sabemos hasta ahora de las bambalinas del Kremlin. Hace dos días, el diario Washington Post obtuvo en exclusiva un documento, elaborado por un influyente think tank de expertos que trabaja para el Servicio de Seguridad ruso (FSB), en el que cataloga como "imposibles de realizar" el plan de Trump de obtener un acuerdo de paz en 100 días y propone a Moscú una estrategia de debilitar la posición negociadora de Estados Unidos sobre Ucrania avivando las tensiones entre la administración de Trump y otros países.

Lo obtenido en la llamada telefónica entre ambos líderes no es el cacareado gran y novedoso paso adelante que a nadie se le había ocurrido (excepto a Trump) para acabar con la guerra en Ucrania. "Ya se habían discutido acuerdos similares entre Ucrania y Rusia de manera relativamente reciente. Es muy posible que esta propuesta también haya sido acordada de antemano con Ucrania", apunta Dubowy. En sus declaraciones iniciales sobre un posible alto el fuego, Zelenski presentó la posibilidad de una pausa en las operaciones militares aéreas (incluyendo específicamente la infraestructura energética) y en el Mar Negro, manteniendo los combates terrestres en el frente. Esa "poca disposición" fue castigada con la suspensión de la ayuda militar estadounidense.

En el momento de escribir estas líneas, la reacción ucraniana ha venido en declaraciones de Zelenski diciendo que apoyaría la propuesta para detener los ataques a la infraestructura rusa, pero añadió que anunciará una decisión definitiva después de hablar con Donald Trump. Una llamada que se producirá este miércoles, según informó el mandatario. "Creo que será correcto que tengamos una conversación con el presidente Trump y sepamos en detalle qué ofrecieron los rusos a los estadounidenses o qué ofrecieron los estadounidenses a los rusos", dijo. También, en un ataque a un oleoducto en el Caúcaso norte.

'Nada ha cambiado'

No es probable que Ucrania rechace el acuerdo, que se ha tomado sin ella en la mesa. Pero también es interesante señalar que las migajas que ofrece Moscú son, precisamente, en las dos únicas áreas donde Kiev todavía tenía un elemento de ventaja y sorpresa: sus múltiples ataques a refinerías rusas y su inesperada victoria sobre el Mar Negro. Ambos, gracias a su nueva y potente industria local de drones, que aguijonean cada vez más dentro de territorio ruso y que acosan a los barcos militares de Moscú, forzándoles a regresar a puerto (y limitando, así, sus ataques sobre áreas costeras del sur de Ucrania, como Odesa).

La semana pasada, el Ejército de Kiev lanzó el mayor ataque con drones sobre Rusia. Más de 300 aviones no tripulados fueron lanzados contra Moscú, provocando la muerte de tres personas, el cierre de cuatro aeropuertos de la capital rusa y daños contra infraestructura civil, como una instalación petrolera.

Era un mensaje, entregado con una de las armas que depende enteramente de Ucrania, pero que se incluye en una estrategia más a largo plazo de decenas de continuos ataques contra refinerías rusas. Es rara la semana en la que no se informa de un incendio o explosión en esta o aquella provincia del país. "[El hecho de que] Putin quiera un alto el fuego solo en materia de energía e infraestructura es una señal de que estos ataques de Ucrania están teniendo un impacto real, y están preocupado", señala Phillips P. O’Brien, profesor de Estudios Estratégicos de la Universidad de St. Andrews en Escocia. "Este es el único ámbito en el que un alto el fuego beneficiaría más a Rusia que a Ucrania, dada la creciente capacidad de Kiev para realizar ataques con drones de largo alcance contra objetivos energéticos rusos", afirma por su parte Alexander Vershbow​, investigador del Scowcroft Center para Estrategia y Seguridad y exembajador estadounidense para la OTAN y Rusia.

Foto: 'Ninots' en Valencia representando a Trump acercándose a Putin (Reuters)

Los ataques con drones se han convertido en una amenaza para Rusia, pero también el mayor símbolo de la supervivencia ucraniana. El año pasado, ante la escasez de munición de artillería por el bloqueo de las ayudas militares en el Congreso de EEUU, las fuerzas de Kiev empezaron a utilizar drones en masa en sus ataques. También a producirlos: el año pasado, Ucrania fabricó más de 2 millones de drones FPV y varios miles más fueron de largo alcance. El ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, afirmó que el país se había convertido "en el mayor fabricante de drones del mundo".

Pero no sin un alto precio. La infraestructura energética civil ucraniana ha sido uno de los principales objetivos rusos desde noviembre del primer año de su invasión a gran escala: centenares de misiles, miles de drones han atacado prácticamente toda la red, dejando una ristra de apagones, transformadores quemados y una población agotada y con la moral minada. Según estimaciones, Rusia ya ha destruido más de la mitad de la capacidad de generación eléctrica de Ucrania y la mitad de su capacidad de producción de gas natural.

Trump, en la siguiente página

"Plan A, que se acaben los tiros", dijo el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, este domingo. Todas las señales que hemos visto desde Estados Unidos apuntan a que la intención de Trump está ya en la siguiente página, en un escenario todavía irreal en el que la guerra se ha acabado y Estados Unidos puede ya aprovechar esas "oportunidades históricas económicas y de inversión" con una Rusia restablecida en el escenario internacional, sin sanciones.

También, un escenario en el que Rusia juega su papel en la presión a Irán (el que será el próximo objetivo de Trump en su fiebre de gestionar acuerdos y esferas de influencia), como deja claro la referencia, aparentemente innecesaria, al respecto en el comunicado de la Casa Blanca tras la llamada Putin-Trump. "Ambos líderes hablaron ampliamente sobre Oriente Medio como una región de potencial colaboración para prevenir conflictos futuros" y "compartieron la visión de que Irán nunca debería estar en la posición de destruir Israel".

Moscú quiere ese regreso al tú a tú con EEUU, pero sin sacrificar antes la obliteración de una Ucrania independiente y soberana. El punto es cuán necesario será para Trump el paso previo de un alto el fuego y al menos un acuerdo de paz (que ya se podrá romper más adelante, como el de Israel en Gaza). La siguiente ronda de negociaciones tendrá lugar en Arabia Saudí el 23 de marzo, según anunció el enviado estadounidense Steve Witkoff.

En Sumy ya tienen dudas al respecto. Las llamas iluminan la noche: varios drones rusos han dado en sendos hospitales de la región.

"¡Si yo hubiera sido presidente, la guerra nunca hubiera empezado!; ¡Voy a traer la PAZ en 100 días!; ¡Buenas oportunidades para un ÉPICO alto el fuego, acabar con esta SANGRIENTA guerra!", dijo Donald Trump, en diferentes versiones, a lo largo del último mes y medio. Este martes el primer paso, un alto el fuego total, parecía a punto de hacerse realidad: para ello, el presidente estadounidense no había dudado en empujar a Volodímir Zelenski a una humillación en directo y a sus tropas a luchar a ciegas, en prometer levantar las sanciones económicas a Rusia y jugosos proyectos futuros, en hablar incluso ya de "intercambio de tierras y plantas nucleares" –según admitió Trump mismo horas antes de su llamada con Vladímir Putin–.

Conflicto de Ucrania Ucrania
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