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Cómo se caza a un 'topo' y otras notas de un veterano del CNI
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Los secretos de la contrainteligencia

Cómo se caza a un 'topo' y otras notas de un veterano del CNI

Jorge Gómez, que trabajó casi tres décadas en la inteligencia española, publica un libro donde aborda los grandes desafíos para la seguridad nacional, de Rusia a Marruecos

Foto: El exespía del CNI, Jorge Gómez. (Daniel Iriarte)
El exespía del CNI, Jorge Gómez. (Daniel Iriarte)
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Cuando un exespía como Jorge Gómez pone como lugar de encuentro unos grandes almacenes en la periferia de Madrid, a uno le vienen a la cabeza muchas cosas. Tras una primera intentona infructuosa en el centro, Gómez ha reubicado nuestra cita en este lugar. ¿Será por alguna cuestión operativa? Uno piensa en las novelas de espionaje de Charles Cumming, donde las reuniones clandestinas tienen lugar en edificios de este tipo — en concreto, en el Harrods de Londres — porque son perfectos para llevar a cabo un trabajo de contravigilancia. Pero, ¿por qué él — o yo — tendría motivos para desconfiar ante una simple entrevista periodística?

Al final, por supuesto, la cosa resulta ser de lo más prosaica: simplemente quiere aprovechar para comprarle un regalo a un pariente que cumple años. No diré que Gómez sea el tipo de persona que la mayoría consideraríamos "normal" — es imposible que alguien con su bagaje y su experiencia lo sea —, pero sí que, como en el caso de todo buen espía, jamás dirías que lo es. También que resulta alguien cálido y directo, colaborativo y cordial, aunque sus labios estén sellados acerca de tantas cosas.

Gómez acaba de publicar Los secretos de la contrainteligencia (Ed. La Esfera de los Libros), donde aborda las principales cuestiones que afectan a la seguridad nacional de España con la perspectiva de haberse dedicado durante casi tres décadas a protegerla. Cuestiones que van de la actividad de espías adversarios a la revolución tecnológica. Pensado como un manual introductorio al trabajo de inteligencia (y sobre todo, de contrainteligencia) desde el punto de vista de un profesional de campo, el libro es una auténtica mina de información, que aclara cómo operan realmente los servicios secretos, tanto españoles como extranjeros, y despeja numerosos malentendidos sobre su actividad. Todo ello trufado de ejemplos reales que van desde curiosidades históricas hasta eventos tan actuales como las guerras de Gaza y Ucrania.

Foto: Deepstatemap

"La idea del libro era escribir sobre contrainteligencia, de la que no se habla nunca. Entre los oficiales de contrainteligencia yo creo que soy de los pocos que da la cara, pero somos extremadamente discretos sobre lo que hacemos. Cuando tenemos éxito, no se entera nadie, pero cuando fracasamos se entera todo el mundo. O sea que es una labor compleja", nos dice.

Pero quizá estamos corriendo demasiado.

PREGUNTA. Para alguien que no sepa nada del tema, ¿qué es exactamente la contrainteligencia?

RESPUESTA. Diríamos que es enfrentarse a las labores de inteligencia de otros países o de grupos criminales o terroristas. Es decir, es una actividad defensiva, aunque la contrainteligencia también realiza operaciones ofensivas, pero básicamente se encarga de prevenir la actividad de espías en nuestro territorio, de evitar que se obtenga información sobre nuestras infraestructuras críticas. En una entrevista, al general Félix Sanz [que dirigió el CNI entre 2009 y 2019] le preguntaron: ‘¿Qué hacen ustedes realmente en el Servicio de Inteligencia?’ Y él contestó: ‘Garantizar que cuando usted abre el grifo salga agua y cuando le dé al interruptor se encienda la luz’. Esto, que parece una simpleza, no lo es. Garantizamos aquello que es básico.

Los enemigos de España, de Marruecos al terrorismo

P. ¿Qué países o servicios de inteligencia suponen un mayor desafío para España?

R. Aquellos países que son nuestros enemigos reales, en la medida que presentan un mayor riesgo para España. Marruecos es un país que no solo es enemigo sino también un competidor, con lo cual sus intereses en nuestra contra son muy grandes. No es tanto un enemigo militar — lo sería más de Argelia que de España —, pero sus intereses sobre determinados territorios de soberanía nacional lo convierten en nuestro enemigo fundamental.

P. ¿Qué tipo de operaciones llevan a cabo los servicios marroquíes en España?

R. Todos los servicios realizan una labor esencial, que es la de intentar influir sobre los países enemigos, sobre la población, sobre grandes empresarios españoles que tomen decisiones que les convengan a ellos, sobre los gobiernos…

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), se reúne con Mohamed VI de Marruecos. (EFE/Mariscal)

P. ¿Hay otros países en la lista?

R. Es nuestro enemigo Rusia, porque lo es de toda Europa, y también China, porque es su socio. Y también es nuestro enemigo Irán, porque promociona el terrorismo internacional. Y nosotros ya hemos sufrido los zarpazos del terrorismo, tanto el nacional, con ETA, como los atentados sufridos en Madrid por parte del terrorismo islámico. Este tipo de terrorismo, que no está centrado en un solo país, también es un enemigo a batir.

P. ¿Cuál es la diferencia entre contrainteligencia y antiterrorismo? En el caso de ETA o de organizaciones yihadistas transnacionales, como Al Qaeda o el Estado Islámico, tal vez está claro, pero la línea es más difusa cuando hablamos de grupos sobre los que a priori no consta que tengan intención de atentar en España, como puede ser Hamás o Hezbolá, o antaño las FARC…

R. La contrainteligencia actúa sobre todos los objetivos nacionales, excepto sobre el contraterrorismo, que es una actividad específica. Esto es un poco un tema de distribución interna, de las posibilidades y los medios. Por nuestra historia con ETA, la lucha contra el terrorismo se ha designado en España como una actividad específica porque lo hemos sufrido. Todos los servicios del mundo tienen un departamento específico de contraterrorismo.

Foto: La bandera de Hezbolá en una manifestación en Yemen. (EFE/Yahya Arhab)

En cambio, la contrainteligencia es una actividad que tiene muchos más objetivos, como el espionaje o la proliferación de armas de destrucción masiva. Pero la actividad en sí, la metodología, es la misma que la de la contrainteligencia, solo que en vez de contra un grupo terrorista se dirige contra una organización de espionaje extranjera, o contra un grupo criminal.

P. Para terminar de aclararlo, te pongo un ejemplo práctico: la reciente desarticulación por parte de la Guardia Civil de una red que suministraba drones a Hezbolá, ¿sería antiterrorismo o contrainteligencia?

R. Al ser una organización terrorista, lo llevará contraterrorismo. Ahora bien, contrainteligencia seguro que colaborará, porque en una operación no solo hay terroristas. Vamos a encontrarnos también con colaboradores, con empresarios…

Buscando al enemigo interno

P. ¿Cómo se caza a un topo?

R. Te respondo de forma sencilla: con otro topo. Habitualmente es así, porque en su organización tenemos a otra fuente que es el que nos informa. Esto es lo más habitual. De otro modo es muy complejo porque normalmente los profesionales realizan sus actividades de forma muy meticulosa. Si no, quizá lo podamos cazar porque se aleje de la profesionalidad y cometa excesos con el dinero, con vicios que nos den pistas. Y a partir de ahí investigas.

Suelen ser investigaciones muy complejas, y si se llega a la conclusión de que tenemos un topo entre las manos, lo peor viene después, que es demostrarlo. Y eso es complicado. A veces tenemos claro que Fulano es un topo que puede estar pasando información, pero no tenemos las pruebas para que podamos llevarlo ante la Justicia y que vaya a prisión. En otros países es más fácil, porque en el momento en que tú no te atienes a la legalidad vigente puedes torturar, puedes interrogar de forma tremenda.

P. ¿Nos puedes comentar algún caso real en el que hayas trabajado o del que hayas tenido conocimiento directo?

R. De los que he trabajado no puedo hablar. Y conocimiento directo, el de Roberto Flórez, que fue un topo ruso en el servicio [CNI]. Y ahora mismo tenemos en ciernes una investigación en la que al parecer los agentes vendían información a Estados Unidos.

Foto:  El presidente de España, Pedro Sánchez. (EFE/Alberto Valdés) Opinión

P. ¿Ha habido otros casos?

R. Seguro [sonríe de forma enigmática].

P. ¿El asesinato del piloto desertor ruso Maxim Kuzmínov fue un fallo de contrainteligencia del CNI?

R. Creo que no. Me atrevo a asegurar, no sé si el servicio español tendría conocimiento de que estaba en la zona, y de ser así sería más por sus fuentes que porque Ucrania se lo haya comunicado. Este chico entregó su helicóptero, cobró un dinero y a partir de ahí le dejaron actuar a su libre albedrío. Porque la elección del lugar, no sé, aquello está repleto hoy en día de rusos, de ucranianos y eslavos, y por lo tanto supone un riesgo inasumible. Desde luego, si a mí me encargaran de su seguridad no lo pondría ahí nunca.

P. Habría tenido más sentido ponerle en Cuenca, o en Toledo…

R. O en Galicia, en sitios donde estuviera mucho más controlado y donde no exista tanta población eslava, ¿no? Porque su muerte no es una operación de inteligencia selecta con bisturí: fue acribillado, que es una metodología de ejecución más relacionada con grupos criminales que con un grupo operativo de un servicio. Lo cual no quiere decir que no lo haya encargado un servicio de inteligencia: eso es factible, y seguro que fue así. Él no era muy prudente. Hablaba con su padre, con su novia. Parece que presumía mucho de lo que había hecho, que no es lo más sensato cuando además tiene tanta población hostil alrededor. No, eso es un desastre que no tiene el sello de los servicios españoles.

Saboteadores y criminales

P. En el caso de los sabotajes rusos, los ejecutores de muchas de estas operaciones son reclutados por los servicios de inteligencia rusos a través de ciertos canales de Telegram, donde se anima a que potenciales voluntarios interactúen con un bot. Aquellos que son seleccionados son redirigidos a otros canales más seguros, donde se culmina el reclutamiento. ¿Podemos asumir que el CNI monitoriza estas actividades?

R. Esto es una modificación de la actividad HUMINT [el acrónimo en inglés de ‘human intelligence’, o inteligencia de fuentes humanas]. Las nuevas plataformas de comunicación lo que nos generan son unas ventajas que antes no teníamos, y una es esta: cuando tú antes te tenías que acercar a una persona, tenías que hacer un esfuerzo de investigación físico y de todo tipo. Ahora gran parte de ese trabajo previo no hace falta, porque nos la aporta la red. Si yo te quiero estudiar a ti, seguramente en internet habrá mucha información de la que tú eres consciente y mucha otra de la que no eres consciente. Y eso me facilita el trabajo a mí, porque cuando yo llegue a sentarme contigo ya sabré mucho.

Además, en internet cometemos el error de que se pierde el sentido de la privacidad, y contamos cosas que igual en persona no las contaríamos. Y eso a nosotros nos resulta muy útil. Seguro que el servicio y la Policía están trabajando en esto. De hecho, algunas de las operaciones contra el terrorismo islámico empiezan por el control de las redes sociales. Otra cosa es que tengamos el control absoluto, que eso es imposible.

P. Otra tendencia creciente en este mundo es el uso de elementos criminales para llevar a cabo operaciones sucias en otros países. El caso más destacado es el de Irán, pero también lo hace Rusia, como muestra el asesinato de Kuzmínov, o China, que utiliza a organizaciones con presencia a ambos lados del Estrecho de Taiwán. ¿Cuál es la lógica detrás de esta práctica?

R. En general, tú tienes dos formas de penetrar una organización: el reclutamiento de uno de sus miembros o la infiltración de uno de los tuyos. Imaginemos que el objetivo es, no digo que esto se haga en España, pero el objetivo es matar a un individuo. Siempre se va a optar antes por el reclutamiento que por la penetración o la infiltración. ¿Por qué? Porque si esa acción la realizas, sale mal y el implicado es un funcionario, el Estado tiene un problema. Pero si tú lo que haces es reclutar a una persona externa a ti para que lo haga y ejecutas perfectamente esa acción para que un investigador o un periodista no pueda llegar a tu organización si sale mal, ese problema no existe.

Foto: Las protestas agrícolas mantienen cortadas grandes vías en seis comunidades autónomas. (EFE/Javier Cebollada)

Esta es una actividad que se realiza desde siempre. Otra cosa es que en España somos totalmente escrupulosos con la legalidad, sobre todo cuando implica cruzar líneas rojas como matar a alguien. Pero hay servicios que esa línea no la tienen como nosotros. Por eso cuando dicen cómo es el CNI comparado con otros servicios, es muy bueno, pero comparémonos en las mismas condiciones. No nos podemos comparar al Mossad, porque el Mossad mata, y en infinidad de ocasiones. Pero el servicio inglés también, o el francés. Entonces trabajamos en ligas diferentes en ese aspecto. Y hay muchos otros que ejecutan operaciones de eliminación que en España no se dan.

Un mundo donde no hay amigos

P. ¿Qué hay de China? Mientras en los últimos años se ha desenmascarado a cierto número de espías chinos en Reino Unido, Francia, Alemania y otros países europeos, en España no se ha hecho público ningún caso semejante. ¿No le interesamos a China, o simplemente es que estos casos son secretos?

R. Nuestros éxitos normalmente no los publicitamos. En el libro explico que normalmente cuando detectas y neutralizas a un oficial de inteligencia de otro país, lo haces por canales discretos: te pones en contacto con su servicio, se le expulsa, se le declara persona non grata y nada más. No se suele publicar en los medios para que esto cueste un conflicto internacional. Dicho esto, yo creo que el problema no es que no se publiciten, sino que China realmente no tiene mucho interés en España. Militarmente tampoco somos un objeto prioritario de atención. Otra cosa sería el espionaje industrial, que ahí sí creo que tienen actividades, y multinacionales nuestras sí son su objetivo.

China tiene aquí una población importante. Esto al final te permite siempre operar en territorio enemigo, porque tienes una red de nacionales de tu país que pueden favorecer muchísimo tus acciones: un alquiler, un coche, una tarjeta que no está a tu nombre… Pasa lo mismo con Marruecos, por cierto.

P. En el libro insistes varias veces en que en este mundo no hay amigos…

R. La palabra aliado no significa amigo, es decir, que nosotros seamos aliados de los franceses no significa que seamos amigos de los franceses, porque los franceses tienen unos intereses diferentes a los nuestros. Por tanto, seremos aliados en todo aquello que coincida con nuestros intereses. En aquello que empiezan a no coincidir seremos, no enemigos, pero sí adversarios. Francia, Italia, Alemania, tienen divergencias comerciales y empresariales con nosotros y eso les convierte también en nuestros adversarios, a pesar de que sean nuestros aliados. Pero me voy a mojar: ¿quién sería un enemigo parecido a Rusia? Estados Unidos. EEUU tiene sus intereses, y no son que Europa crezca y se convierta en una potencia que ellos no controlan.

Foto: Ingo Gerhartz (i), jefe de la Bundeswehr, y el canciller alemán, Olaf Scholz, en junio de 2023. (EFE/Clemens Bilan)

P. España también es campo de actuación de otros servicios muy potentes, no necesariamente hostiles, como pueden ser Pakistán, Israel o Turquía. ¿Debe el CNI prestar atención a estas actividades, y también a las de servicios considerados aliados?

R. No debe, lo hace. Hay un permanente seguimiento. Cuando digo que la contrainteligencia se dedica a detectar las actividades de oficiales de inteligencia en nuestro país, no me refiero sólo a los evidentes como Rusia o Irán, no. De todos los oficiales de inteligencia. Si el francés realiza actividades, pues también se le realiza un seguimiento, se realiza una labor de control de todas las posibles acciones de inteligencia en nuestro país. Lógicamente muchas veces trabajas en inferioridad de condiciones, porque no tienes personal para atender a tantos frentes.

Imagínate que vamos a los chinos, a los rusos, a los iraníes y ahora también a los colombianos, a los franceses, a los italianos. ¡Qué lista más grande! Entonces nunca tienes los recursos suficientes para todos. Pero se realizan por prioridades y por la valoración del daño que te pueden hacer. Realmente a lo mejor la actividad de un espía francés es más comercial que otra de recabar información sobre unidades del ejército, o de influencia política o de otro tipo, y no tiene el riesgo que tiene la actividad de un ruso, cuya actividad no va dirigida sólo a la información, sino que están permanentemente pensando en nuestra desestabilización.

Recursos limitados

P. Has mencionado el tema de los recursos, del que también hablas un poco en el libro. El CNI es servicio relativamente modesto comparado con otros, como los estadounidenses. ¿Cómo se gestiona esa limitación de los recursos? ¿Crees que es un problema?

R. Sí, claro. Pero nosotros tenemos los recursos necesarios para los problemas y objetivos españoles. El presupuesto que tiene la comunidad de inteligencia de Estados Unidos y el nuestro ni siquiera son comparables. Claro, sus objetivos también son muchos más de los que tenemos nosotros, porque tienen intereses estratégicos que nosotros no tenemos. Pero siempre falta gente para defendernos, siempre. Nosotros somos muy buenos, pero en la posición en la que ocupamos. Es decir, el ciudadano no puede pretender que el CNI sea la CIA o el MI6, que también tiene un presupuesto infinitamente más alto que el nuestro, o la DGSE francesa, porque no, no tenemos esas condiciones de personal, ni de medios económicos, ni de medios materiales, ni de ningún tipo. Peleamos en la liga que nos corresponde. Lo que pasa es que en el mundo, en este bloque en el que estamos, también es muy importante la colaboración. Lo que no podemos obtener nosotros lo conseguimos de la colaboración con otros países, y ellos obtienen cosas de nosotros. Y eso nos permite llegar a realizar operaciones muy importantes.

P. España se diferencia de otros servicios de inteligencia en que aglutina en una sola institución tanto la inteligencia interior como la exterior, a diferencia de EEUU, Francia, Reino Unido, Alemania… ¿Qué opinas de esta fórmula?

R. Si tú tienes dos servicios, trabajan sobre ámbitos diferentes y por tanto puedes dedicar más recursos a ellos. El problema yo creo que es meramente económico. El modelo de servicio es mucho más costoso, y nosotros quizás no estemos en condiciones de hacerlo. Aunque Portugal lo tiene. También es que aquí el servicio de inteligencia ha estado muy ligado a la actividad contra ETA. Ese era un tema interior, así que no se podía dejar el tema interior teníamos un enemigo interno. Eso ahora mismo ya no existe y yo sí abogaría por el modelo de doble servicio. Pero vuelvo a repetir, eso es mucho más caro.

Desconexión y sector privado

P. Ahora te has pasado al sector privado fundando tu propia consultoría de inteligencia, HSI Intelligence Consulting. ¿Cómo valoras el estado de este sector?

R. Bueno, el sector de la inteligencia privada en España está en un momento incipiente, donde todavía queda mucho por hacer. No hay muchas agencias de referencia, no hay regulación… Y creo que hace falta algo que también forma parte de la cultura de inteligencia, que es la colaboración público-privada. Tenemos que darnos cuenta de que hoy en el mundo hay empresas que disponen de más medios que muchos países. Por ejemplo, los satélites Starlink de Elon Musk están aportando información operativa a Ucrania. Por tanto, su poder, tanto económico como de información, es inmenso. Hay que olvidar esa idea de que solo los que hemos estado en servicio de inteligencia entendemos de esto para asumir que hay muchísima gente ahí afuera. Yo me he topado ya fuera del servicio con profesionales que no habían tenido relación con el CNI perfectamente preparados y con unos conocimientos tremendos.

Otra cosa es que se esté promoviendo algo que es falso. La actividad de inteligencia está basada en cuatro etapas del ciclo de inteligencia, que son la dirección y la planificación, la obtención de información, el análisis y la entrega de la información al cliente, al Estado o a quien sea. Pero de repente han aterrizado en esta profesión numerosos paracaidistas, hombres orquesta, que hacen un curso de análisis de inteligencia de seis meses y de repente se convierten en expertos de las cuatro fases.

Foto: Una manifestación en apoyo a Putin, en junio de 2023. (EFE/Sergei Ilnitsky)

Yo los veo en televisión, escucho cosas y digo: ¿en qué operación ha estado este hombre? Pero eso vende mucho, da titulares… Debería existir un proceso de filtrado, y no me refiero a una prohibición, sino que digo que hay que incorporar la inteligencia al sistema educativo, al sistema universitario, e incluso antes, en los institutos. Muchísimos empresarios no van a la universidad. ¿Cómo queremos que nos entiendan si no han escuchado unca nada de eso? El sector privado está complicado y tiene un modelo de crecimiento que debería ser regulado.

P. Tal y como la describes en el libro, la desconexión del servicio, el salir y tener que cortar totalmente con tus compañeros, suena a un proceso durísimo desde el punto de vista psicológico, ¿no?

R. Lo es. Es así. Creo que es un error del servicio no contar con sus ex. La realidad es que cuando uno sale por aquella puerta avanzas cinco metros y parece que no hayas estado nunca allí. En mi caso, tras 26 años, y en el de otras personas mucho más. Pero esa total desconexión es en ambos sentidos. Quiero decir, yo tengo acceso a muchísimas cosas en la vida empresarial que serían de interés, pero que resulta difícil compartir. Ese proceso que me dices es complejo y cada uno lo asume a su manera.

Pero sentir que ya no eres de un club y, por tanto, ya no tienes relaciones, ya nadie te atiende al teléfono, es duro. Parece que de repente te vas y te conviertes en un enemigo en vez de estar en una posición de poder apoyar. Mientras que en otros países los veteranos tienen una importancia tremenda porque están colocados en diferentes sitios y sería interesante poder colaborar con la seguridad nacional de otra forma, en España creo que no se gestiona bien. Es mi opinión personal, seguramente ellos tendrán otra.

Cuando un exespía como Jorge Gómez pone como lugar de encuentro unos grandes almacenes en la periferia de Madrid, a uno le vienen a la cabeza muchas cosas. Tras una primera intentona infructuosa en el centro, Gómez ha reubicado nuestra cita en este lugar. ¿Será por alguna cuestión operativa? Uno piensa en las novelas de espionaje de Charles Cumming, donde las reuniones clandestinas tienen lugar en edificios de este tipo — en concreto, en el Harrods de Londres — porque son perfectos para llevar a cabo un trabajo de contravigilancia. Pero, ¿por qué él — o yo — tendría motivos para desconfiar ante una simple entrevista periodística?

Centro Nacional de Inteligencia (CNI)
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