Mark Carney se convierte en el nuevo primer ministro de Canadá. Así ha resucitado Trump a su partido
Desde su regreso a la presidencia el pasado 20 de enero, Trump ha desatado un cataclismo en las relaciones con Canadá que ha traído consigo un inesperado efecto secundario: el renacer del Partido Liberal
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc56%2F63f%2F3bc%2Fc5663f3bce047ea876fc0e040c6438b8.jpg)
Canadá encara un nuevo tiempo político, y lo hace desde este viernes con el economista Mark Carney recién nombrado vigésimo cuarto primer ministro del país, tras prometer el cargo en una ceremonia en Ottawa. Poco antes de la toma de posesión de Carney, Justin Trudeau se reunió en privado con la gobernadora general del país, Mary Simon, que ejerce las funciones de jefa de Estado en representación del monarca británico, para formalizar su renuncia tras más de nueve años como primer ministro. Este viernes también asumieron el cargo ante Simon los integrantes de su nuevo gabinete que mantiene a muchos de los ministros del anterior Gobierno.
Hasta hace apenas unos meses, el Partido Liberal canadiense parecía resignado a sufrir una derrota histórica en las elecciones federales previstas para este año. Tras casi una década en el poder, la formación se hundía en mínimos históricos de popularidad mientras los conservadores de Pierre Poilievre ascendían imparables en las encuestas. Justin Trudeau, convertido en rostro visible del desgaste del progresismo en Canadá, anunció su renuncia a comienzos de año, abriendo paso a unas primarias internas para elegir un nuevo líder. Un proceso cuya única incógnita era saber quién asumiría la ingrata misión de conducir a la formación hacia un desastre electoral garantizado.
Y entonces Donald Trump llegó a la Casa Blanca. Y todo cambió.
Desde su regreso a los mandos de Estados Unidos el pasado 20 de enero, Trump ha desatado un cataclismo en las relaciones con su vecino del norte. Su ofensiva comercial, incluyendo un arancel del 25% sobre casi todas las importaciones canadienses y sus provocadoras declaraciones acerca de convertir al país en el "estado número 51", han provocado la indignación de país considerado hasta hace poco como el mayor aliado de Washington. Una transformación radical que ha traído consigo un inesperado efecto secundario: el renacer del Partido Liberal.
Basta echar una ojeada a las encuestas para entender la dimensión del giro. El pasado 6 de enero, el abismo de diferencia entre el Partido Conservador y el Partido Liberal era de 24 puntos. A día de hoy, la distancia entre ambas formaciones se ha reducido a menos de 8 puntos, con una tendencia en ascenso de los progresistas que nadie sabe cuándo terminará. El propio Trudeau, ampliamente considerado como un cadáver político, ha visto crecer su aprobación en 12 puntos desde que comenzó el año.
¿El motivo? A diferencia de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, quien ha optado por capear el temporal de los aranceles con una estrategia de conciliación hacia Trump, Trudeau y el Partido Liberal han elegido la confrontación directa.
Las declaraciones de Trump sobre la anexión de Canadá han dejado de ser vistas como meras fanfarronadas para convertirse en un motivo de preocupación genuina dentro del gobierno canadiense. Inicialmente interpretadas como provocaciones destinadas a presionar en negociaciones comerciales, la insistencia del presidente estadounidense en que la frontera entre ambos países es un "artificio" y su intención de revisar tratados fundamentales han encendido las alarmas en Ottawa.
Las recientes filtraciones de conversaciones entre altos funcionarios revelan que la administración liberal ha pasado a tratar estas advertencias con la más absoluta seriedad. El tono amenazante de Trump, combinado con el aumento de aranceles y e incluso la posibilidad de excluir a Canadá de alianzas estratégicas como el grupo de inteligencia Five Eyes ha consolidado la percepción de que Washington no solo ha dejado de ser un aliado, sino que puede convertirse en un adversario económico y geopolítico.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fad3%2F159%2Fbc7%2Fad3159bc77584f3cac0b8297fc0ccde7.jpg)
Esta confrontación ha dado sus frutos electorales. Las expresiones antiestadounidenses se han multiplicado rápidamente en Canadá, desde boicots espontáneos contra productos del país vecino hasta cancelaciones masivas de viajes al otro lado de la frontera e incluso abucheos al himno americano en partidos de hockey y baloncesto. Al mismo tiempo, el orgullo nacionalista canadiense vive hoy una efervescencia inédita en décadas y todos los demás temas que dominaban el discurso político del país parecen cosa del pasado. La pregunta central para los votantes ahora es: ¿quién puede defender mejor a Canadá frente a Trump?
En este contexto, la reciente elección de Mark Carney como nuevo líder del Partido Liberal no podría haber llegado en mejor momento. El exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, quien jamás había ocupado antes un cargo electo, ha hecho de la firmeza frente a Trump su principal bandera política. “Los estadounidenses quieren nuestros recursos, nuestra agua, nuestra tierra”, aseguró Carney durante su discurso de victoria el pasado domingo. “No pedimos esta pelea, pero los canadienses siempre estamos listos cuando alguien más arroja los guantes al hielo”, sentenció.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F577%2Fc49%2Fc2d%2F577c49c2d6f735fd00dba2600f55c74e.jpg)
Su perfil tecnocrático, en otras circunstancias un posible lastre, se ha convertido en una de sus mayores fortalezas. La credibilidad de Carney en asuntos económicos, forjada durante su paso por dos de los bancos centrales más importantes del mundo, le ha permitido rebatir los ataques conservadores sobre la supuesta debilidad de los liberales ante la embestida comercial de Trump. Además, su origen en Alberta, la provincia petrolera tradicionalmente conservadora, lo ayuda a conectar con votantes que hasta hace poco jamás habrían considerado apoyar a un progresista.
Este viernes, Carney ha asumido ya formalmente las riendas del partido en una ceremonia que marca el inicio de una nueva era para los liberales.
Según las encuestas, una mayoría de los canadienses percibe a Carney como la figura más capacitada para resistir la presión que llega desde la Casa Blanca. En cambio, el líder conservador Pierre Poilievre, cuya campaña llevaba meses centrada en atacar la gestión económica de Trudeau y denunciar una supuesta "Canadá rota", ahora se encuentra descolocado ante el desafío existencial planteado por Trump. Obligado a reaccionar, Poilievre ha sustituido su eslogan anterior por el de "Canadá primero", buscando subirse al tren del nacionalismo.
Sin embargo, el giro está resultando incómodo para los conservadores, atrapados en la contradicción de tener que defender implícitamente al gobierno liberal frente a los ataques del magnate estadounidense. Además, las comparaciones constantes entre Poilievre y Trump, promovidas por los liberales en campaña, han dañado la imagen del líder conservador, quien ahora lucha por distanciarse del presidente estadounidense.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F388%2F0e2%2Fb75%2F3880e2b75831318e8c1602da1a8cf662.jpg)
Carney, por su parte, ha comenzado a perfilar una estrategia de unidad nacional. Ha hecho llamados a la cooperación con provincias lideradas por conservadores, como Ontario y Alberta, para diseñar una respuesta coordinada a las políticas de Trump. También ha insistido en que su liderazgo no se limitará a reaccionar a la Casa Blanca, sino que buscará recuperar la confianza de los votantes con un programa económico sólido y socialmente progresista.
Con su debut oficial como líder, Carney encara el reto de consolidar el resurgimiento de los liberales y mantener el impulso hasta las elecciones. Aún está por verse si la ola de indignación contra Trump será suficiente para obrar el milagro definitivo de devolver a la formación al poder, pero lo que es seguro es que, contra todo pronóstico, el Partido Liberal ha vuelto.
Canadá encara un nuevo tiempo político, y lo hace desde este viernes con el economista Mark Carney recién nombrado vigésimo cuarto primer ministro del país, tras prometer el cargo en una ceremonia en Ottawa. Poco antes de la toma de posesión de Carney, Justin Trudeau se reunió en privado con la gobernadora general del país, Mary Simon, que ejerce las funciones de jefa de Estado en representación del monarca británico, para formalizar su renuncia tras más de nueve años como primer ministro. Este viernes también asumieron el cargo ante Simon los integrantes de su nuevo gabinete que mantiene a muchos de los ministros del anterior Gobierno.